Saturday, November 26, 2016

El Ranchero Parte 3

ADVERTENCIA:
Relato Erotico Gay. Mayores de 18 años Solamente. Lenguaje y fotografías EXPLICITAS. Contenido dirigido a una Audiencia ADULTA Gay!!

Terminé de hacer todos los pendientes y me fui a mi cuarto a darme un baño, tenia que estar limpio y fresco para irme a meter a la cama de Don Enrique, se me hacían eternos los minutos.
Salí de bañarme y no podía creer lo que estaba viendo. . . .

Estaba ahi, parado a un lado de mi cama, casi desnudo, solamente traía unos calzoncillos blancos que enmarcaban sus bien formadas y firmes nalgas.

--"No debo estar aqui... pero aquí estoy." me dijo recorriendo mi cuerpo con una mirada fija y penetrante, yo estaba envuelto en mi toalla.

Armando estaba tomado, se había emborrachado en la fiesta. Se veía cachondo, era un PAPACITO y nadie lo podía negar. Mi presión arterial debía estar a mil. Yo no supe que decir. . . no dije nada.

--"Lo que pasó, no debió pasar. . . no puedo dejar de pensar en lo que hicimos. . ." exclamó acercándose lentamente hacia mi. Y fue cuando me di cuenta que traía un sobre en su mano derecha.

--"Lo que pasó entre nosotros es lo mejor que me ha pasado. . ." le aseguré yo. "Y tampoco puedo dejar de pensar en Usted."

--"No entiendo lo que me está pasando, pero algo mas fuerte que yo me ha traído de vuelta a este cuarto. . . de vuelta a ti. . ." exclamó con voz ronca cuando estuvo frente a mi, a centímetros de mi. Yo podía percibir el aroma de su aliento, de alcohol. La verga se me alborotó.

Armando tomó mi mano derecha y me puso el sobre que traía.

--"Qué es esto?" pregunté yo intrigado.

--"Abrelo. . ."

Con manos temblorosas abri el sobre, eran 2 boletos de avión, uno a mi nombre y otro a su nombre.
Yo lo miré a los ojos confundido, sin entender nada.

--"No entiendo." exclamé yo.

--"Dentro de una semana es tu cumpleaños. . ." me dijo mientras se quitaba su bóxer, en segundos quedó completamente desnudo. "Y quiero hacer realidad tu segundo sueño. . ."

Yo queria correr a abrazarlo, pero permanecí inmóvil por la sorpresa y por la emoción. Nunca antes mi cumpleaños había sido importante para alguien. Armando había averiguado mi fecha de cumpleaños y ahora me hacia un regalo inesperado.

--"Quiero llevarte a conocer la tierra donde nacieron y crecieron tus padres. . ." me dijo mientras me mostraba su hermoso cuerpo. "No me merezco ni siquiera una abrazo, Cabrón??"

Yo me quité la toalla y la aventé al suelo. Lo abrazé con fuerza.

--"Uno y mil más..." le contesté yo con un nudo en la garganta.

Armando era mucho más alto que yo, con facilidad me me levantó para cargarme y yo me le acomodé sin perder tiempo, lo abrasé por el cuello con mis brazos y su cintura con mis piernas.

--"Esto es una locura. . . y voy a ser el loco mås loco." me susurró al oído.

--"Yo quiero enloquecer con Usted. . ." le dije abrazándolo con más fuerza.

Armando me cargó en sus brazos hasta el otro lado de mi cama.

--"Quiero que me hagas lo que me hiciste la ultima noche que estuvimos juntos. . ." me pidió al oído mientras nos dejamos caer en mi cama.

Don Enrique me esperaba en su cuarto, pero no iba a poder ir a verlo, algo tendría que inventarle después, ahorita lo más importante era el MACHO DE MACHOS que tenia arriba de mi.

--"Le voy a comer el culo toda la noche. . ." le contesté yo lleno de morbo y de deseo.

--"Toda la noche no, pero un buen rato si. . . porque luego te voy a dar verga hasta el amanecer por ese rico agujero que tienes, Cabrón. . ."

--"Yo me como el suyo a lengüetazos y mamadas y Usted me revienta el mio a puros vergazos. . ." susurré yo mientras sentía su cuerpo grande, fuerte y ardiente encima del mío.

--"Quiero que me lo chupes con esa manera intensa con que lo hiciste la otra vez." exclamó Armando con su mirada fija en mi, era de noche pero sus ojos brillaban de deseo, yo podía ver ese brillo, yo podía sentir su respiración agitada, su verga dura encima de la mía. "Cada noche antes de quedarme dormido mi mente y mi cuerpo se llenan de deseos por estar contigo, no lo puedo entender, nunca me había pasado, pero me gusta ver y sentirte temblar cuando estoy cerca de ti. . . a nadie le había causado ese efecto, ni siquiera a mi esposa."

--"Tiemblo porque Usted es único, porque tenerlo cerca hace que mi alma arda por adentro y por fuera." le dije con voz agitada. "Tenerlo así, arriba de mi es como hacer un viaje al cielo. . . Usted me sacude el cuerpo y no puedo evitarlo."

--"No quiero que lo evites, no quiero que escondas ninguna de tus emociones cuando estemos solos, quiero que conmigo te sientas libre. . . libre como me siento yo cuando estoy contigo." me susurró al oído y luego me lo mordió levemente. "Chupame el culo y luego te la meto."

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Armando y yo tuvimos nuestro tercer encuentro y fue, sin exagerar, mi tercer viaje al paraíso con él. Yo hubiera querido que se quedara a dormir en mi cuarto toda la noche, o mejor dicho, lo que quedaba de la madrugada; pero en cuestión de horas él tenia que regresar a la Ciudad... y con su esposa. Prefirió irse a su recamara a descansar. Yo no lo detuve, porque después de todo era mejor así; Don Enrique me estaba esperando.

Me estiré sobre mi cama, estaba cansado pero contento y satisfecho. El ruido silencioso de la noche era el eco de mi respiración, habían pasado casi 3 horas desde que Don Enrique me había invitado a su cuarto y habían pasado menos de 20 minutos que Armando se había ido del mío.
La imagen de Don Enrique acostado en su cama, desnudo y con su verga erecta se apoderó de mi. No podía ni debía dejarlo esperando, despreciarlo así era algo que no se merecía. Armando iba a regresar con su esposa a pasar unos días y no nos íbamos a ver hasta dos días antes de mi cumpleaños.
Mientras que Don Enrique iba a seguir en la hacienda. No lo pensé dos veces, porque la respuesta de lo que debería hacer era más que obvia.
Me levanté de la cama y me metí a bañar, estaba cansado, había sido un día largo y la noche iba a ser aun más larga, pero el morbo, la calentura y el deseo me impulsaban a ir a buscar más verga. Y no era cualquier verga, era la verga de mi Patrón. PAPITO DELICIOSO.

Después de darme un buen baño, me puse un short bien cortito, una camisa sin manga bien ajustada y unos guaraches, abrí la puerta de mi cuarto lentamente, tratando de no hacer ruido, la Casa Grande estaba en completa oscuridad; para llegar a la habitación de Don Enrique tenia que pasar por la de Armando. Caminé lo mas rápido posible pero sin hacer ruido, al pasar por el cuarto de Armando me detuve brevemente para ver si había luz encendida, observé por el espacio que había entre la puerta y el piso, no hacia ni 30 minutos que habíamos terminado de coger; todo estaba a oscuras y en silencio, debía estar profundamente dormido, también había sido un día y una noche muy ocupada para él. Y las cervezas que se había tomado lo debían tener durmiendo como bebé.

Al llegar a la habitación de Don Enrique abrí la puerta sin problema, estaba sin llave como EL me lo había prometido, entré y le puse llave, valía más prevenir que lamentar; no podíamos arriesgarnos a ser descubiertos, sobretodo por Armando, quien siempre había tenido la sospecha de que me gustaba su suegro.

Me detuve frente a la cama, la luz de luna que entraba por la ventana delineaba cachondamente el cuerpo fuerte, imponente y masculino de Don Enrique: Mi Patrón, uno de los 2 Rancheros más PAPACITOS de toda la región, el otro era Armando; no había nadie que fuera más hombre que ellos, al menos para mi.
MACHOS de MACHOS.

Tal y como lo había imaginado, Don Enrique estaba desnudo y con la verga semi erecta. Se me hizo agua la boca; EL estaba dormido, quizá se había cansado de esperarme. Pero yo lo iba a despertar para atenderlo como se merecía. Un hombre de su calibre se merecía todas las atenciones del mundo y yo se las iba a dar.
SABROSURA DE MACHO MADURO.

Me fui quitando la ropa mientras mi verga se iba poniendo mås y más dura. . . cuando estuve completamente desnudo, me metí en su cama. Ya no podía contenerme y con manos temblorosas lo empecé a acariciar desde sus piernas velludas y fuertes hasta llegar a su entrepierna, me incliné para besarle su verga que estaba semi erecta, al contacto de mis labios Don Enrique se estremeció, pero seguía dormido. Le di varios besos a aquella hermosa verga y luego abrí mi boca para lamerla con mi lengua, se fue poniendo dura, se la empecé a chupar lenta y suavemente, después de varios segundos sentí la mano de Don Enrique sobre mi cabeza, empujando hacia abajo para que me la comiera toda y toda me la comí.

--"Pensé que no ibas a venir. . ." exclamó Don Enrique en voz bajita. "Aaaah. . . Que ricooo. . . si cométela toda. . ."

--"Disculpe la demora, pero tuve que regresar a la cocina a terminar unas cosas que se me olvidaron." mentí yo, pero ni modo que le dijera la verdad.

--"No he tenido sexo desde que estuve contigo en el hotel. . ." me confesó Don Enrique y me sorprendió con sus palabras, o sea que no había cogido con su esposa antes de que ella regresara a la ciudad?? No podía hacer esa pregunta, pero la respuesta era obvia. Ahora entendía porque Doña Martita venia muy pocas veces a la hacienda; la vida sexual entre ellos era muy poca o a lo mejor ya ni existía. Mejor para mi, pensé egoístamente; de esa manera Don Enrique me iba a buscar más a mi.

--"Aqui estoy, Patron. . ." le di varias chupadas de garganta profunda, haciendo que se sacudiera de placer. "Y conmigo se puede quitar todas sus ganas. . ." le dije mientras tomaba un respiro y luego seguí mamando, nunca me iba a cansar de mamar aquella deliciosa verga de macho. NUNCA.

--"Eres una Potranca que quiero convertir en la mejor yegua. . ." me dijo y sus palabras resonaron en lo mas hondo de mi mente y de mi cuerpo, mi verga estaba dura y mi culo necesitaba que lo atendieran otra vez. "Y lo voy a  hacer como lo hacen los Potros de verdad. . ." susurró Don Enrique con la voz entrecortada y me tomó de los hombros para quedar frente a frente. "Quiero que me saques la leche que traigo guardada desde hace varios días, chupamela hasta que me exprimas todo. . . y luego te quedas a dormir conmigo lo que queda de la madrugada."

Yo podia sentir el aroma a alcohol de Don Enrique, su aliento provocador de hombre.

--"Le voy a sacar hasta la ultima gota, Patrón. . ." exclamé yo lleno de lujuria.

--"Y como recompensa mañana te vienes a dormir a mi cuarto para coger rico y sabroso. . ." me susurró al oído antes de empujarme hacia abajo, hasta llegar a su verga y empezar a comérmela a lengüetazos y lamidas otra vez.

--"Aaaaaahhh. . . que boca tan rica tienes, me gusta mucho como recorres mi verga con tu lengua. . ."

Yo hice mi mejor trabajo, le lamí su tronco desde los testiculos hasta la punta de su verga y luego me la metí hasta el fondo de mi garganta de un solo empujón, sentí que se me iban a salir las lagrimas, pero me aguanté y seguí succionando, tragando, devorando aquel delicioso trozo de carne, haciendo que Don Enrique se retorciera de placer sobre su cama; EL me tomó de las orejas para presionarme hacia abajo, para que me comiera toda su verga, que no quedara nada de fuera.
Así estuvimos varios minutos, los jadeos de placer de Don Enrique retumbaban en mi, haciendo que me calentara más.

--"No voy a poder resistir mucho rato más. . . la verga me andaba chorreando desde hace días, necesitaba que me la exprimieran así como lo estas haciendo tu. . ."

Y dicho y hecho, yo aceleré el ritmo de mis chupadas y no pasó mucho rato en que sentí el jugo tibio de Don Enrique llenar mi boca y mi garganta, su abundante leche me escurría por los labios.

--"Aaaaaahhhh. . . Oooohhh que ricooooo. . . ." sus gemidos me volvían loco.

Succioné su verga hasta tragarme toda su leche, hasta exprimirlo como EL me lo había pedido.

--"Me encanta su leche, Patrón!!" le dije yo mientras me aseguraba de tragarme hasta la ultima gota.

Don Enrique me volvió a tomar por los hombros y me acomodó a un lado de EL, su cuerpo fornido y fuerte se apoderó del mío en un abrazo por detrás.

--"Mañana cuando las muchachas de servicio se hayan ido a descansar, quiero que te vengas a dormir conmigo." me susurró al oído y luego me dio un leve mordisco. "Vamos a dormir un rato, ya casi amanece."

Al cabo de algunos minutos nos quedamos profundamente dormidos. Era una sensación imposible de poder describir con palabras, pero dormir abrazado a Don Enrique me hacia sentirme cuidado, protegido y hasta valorado.
Nunca había dormido abrazado a Armando, recordaba perfectamente las 3 veces que habíamos cogido, la primera en su cuarto, al terminar yo me había regresado al mío y las 2 ultimas había sido en el mío, y después de coger él se había regresado al suyo; pero el viaje que íbamos a hacer juntos estaba por llegar y entonces íbamos a compartir la cama toda la noche. . .

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La luz de un nuevo día había llegado.
Yo seguía en la cama de Don Enrique mientras EL había bajado a despedir a su yerno, era muy temprano.
En cualquier otra circunstancia yo me hubiera sentido muy triste por la partida de Armando, pero yo sabia que lo iba a ver muy pronto, era nuestro secreto y nadie lo podía saber. Me levanté de la cama y me asomé por la ventana para verlo partir.

--"Hasta Pronto, Papacito. . . Aqui te voy a estar esperando para escaparnos juntos por varios días." exclamé para mi mismo cuando lo vi alejarse en su camioneta. Lo seguí con mi mirada hasta que desapareció de mi vista.
 
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Estaba terminando de arreglar la cama y el cuarto de Don Enrique cuando EL entró y me agarra por detrás restregándome contra su cuerpo.

--"Voy a ir a cobrar el cheque de la cosecha y a comprar unas cabezas de ganado." me dijo mientras me abrazaba sobando su verga contra mi trasero. "Voy a regresar noche. Pero quiero encontrarte en mi cama encueradito y esperándome..." me pidió con voz ronca y bajita al oído.

--"Voy a contar las horas para su regreso." le contesté yo restregando mi trasero en su bulto, que aun debajo de su pantalón de mezclilla se podía sentir duro, bien duro. "Su Potranca lo va a estar esperando, recién bañada y limpiecita..."

--"Apagas la luz. . . tu Potro va a venir bien caliente y va a necesitar a su Potranca lista, puesta y dispuesta. . ." me aseguró Don Enrique y antes de irse me dio varias nalgadas. Lo vi caminar hasta la puerta y antes de abrirla se detuvo para mostrarme su enorme trozo de carne debajo del pantalón, se lo agarrø con ambas manos. "Todo esto será para ti a la noche. . . vamos a ver si me aguantas la cogida que te voy a dar, éste Potro va a relinchar toda la noche."

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Era un dia tranquilo en la hacienda, los trabajadores temporales se habían marchado hacia unas horas, felices por regresar con sus familias después de varios meses lejos, se habían ido contentos de haber recibido una buena remuneración por el trabajo realizado; la mayoría prometio volver el próximo año.
Don Enrique iba a estar ausente todo el día; atender a los trabajadores de planta no requería de mucho tiempo, las muchachas eran de gran ayuda.
Después del medio día salí a dar un paseo por los campos, respirar el aire limpio con esencia del cultivo recién cosechado era una de las cosas que más me gustaba de vivir en la hacienda.
Que divina era la naturaleza y que bella era esta tierra, años de fertilidad, de rendir frutos como si fuera la primera vez. Podía pasar horas y horas contemplando ésta bendita tierra y sus increíbles vistas.
Aqui había nacido y aquí me iba a morir. Jamás podría vivir en otra parte que no fuera en ésta hacienda.
Cerré los ojos volví a tomar un respiro profundo para disfrutar el aroma de mi tierra. Esta tierra era mi vida, aquí estaban Armando y Don Enrique. Aquí era mi lugar y mi destino.

Las palabras de Don Enrique retumbaban en mi mente y mis oídos:
"Vamos a ver si me aguantas la cogida que te voy a dar, éste Potro va a relinchar toda la noche."

Me mordi los labios de la puritita emoción, ya quería que la noche llegara, me moría por estar sin ropa en la cama de Don Enrique, esperando a que regresara; me estaba calentando y se me empezó a parar la verga.
Necesitaba que aquel tremendo Macho me taladrara el culo como solo EL sabia hacerlo, como lo había hecho en el hotel. . .y como me lo había prometido que lo iba a hacer de nuevo ésta noche.
Estaba tan distraído que no me percaté de que alguien se acercaba.

--"Buenas, Tardes!" era una voz masculina, de alguien joven.

Me di la media vuelta y lo vi.
Tragué saliva, me sorprendió verlo. No lo reconocí, no era uno de los trabajadores de la hacienda. Lo recorrí con la mirada, él también me estaba mirando, tragué saliva otra vez. Era joven, quizá unos dos  años mayor que yo, no pasaba de 25. Sus manos en la cintura hablaban de seguridad, de dominio, de masculinidad destilando por cada poro de su piel. Me gustaban los hombres con sombrero, él traía uno y le quedaba perfectamente, acentuaba su hombría.

--"Buenas Tardes!" contesté yo algo nervioso por la sorpresa y porque el desconocido era un hombre muy atractivo, tenia una mirada penetrante. "Quién es Usted?" quise saber yo.

--"Veo que no me recuerdas. Fuimos a la escuela juntos. Soy el hijo de Artemio el veterinario." contestó él y extendió su mano para saludarme. "Mi papá no pudo venir a vacunar el ganado bovino por razones familiares y me mandó a mi."

Yo extendí mi mano y él la estrechó con fuerza. La verdad no lo reconocía, pero si recordaba que Artemio el veterinario tenia un hijo que había ido a la misma escuela que yo, aunque estuvo en un grado escolar más avanzado que yo.

--"Yo soy José. . ." quise agregar que era el cocinero de la hacienda, pero por primera vez me dio vergüenza hacerlo; algo que me sorprendió a mi mismo.

--"Mucho gusto verte después de tantos años, José." su mirada era persistente, no dejaba de mirarme fijamente, por primera vez me di cuenta de que me había puesto un pantalón muy pegado al cuerpo y una camisa igual de ajustada. "Aun no me reconoces? Soy Sergio, tu estabas en Primero de Secundaria y yo estaba en tercero."

No recordaba su nombre, pero si recordaba que el hijo del veterinario era de los pocos que nunca se había burlado de mi y de los muchos que nunca me habían dirigido la palabra.
Recordaba también que era de "los caritas", de "los galanes" de la Secundaria. Y ahora se había puesto más atractivo que antes.

--"No recordaba tu nombre, pero si me acuerdo de ti, ibas en la escolta de la escuela." exclamé yo recordando con alegría ese detalle, también recordaba que siempre se ponía unos pantalones bien entallados, haciendo que todas las alumnas lo voltearan a ver, y claro, los gays como yo también. Siempre había tenido cuerpazo. Y lo seguía teniendo.

--"El otro día mi Papá comentó que las mejores recetas de comida mexicana las preparas tu."

Sus palabras me sorprendieron y me pregunté a mi mismo si él recordaba el apodo con el que me habían bautizado desde la escuela primaria: "José Mujer".

--"Gracias. Aprendi los secretos de cocina de mi madre. Ahora soy el cocinero de la hacienda." le dije yo y ésta vez no tuve vergüenza en decirlo; él podía ser todo un veterinario, la mayoría de los alumnos de la secundaria se había graduado de alguna carrera, yo era de los pocos que no había querido alejarse para ir a estudiar fuera del pueblo.

--"Es un trabajo respetable." aseguró él como dándose cuenta de que vacilé un poco. "Y si quieres mi opinión , es algo que requiere de mucha entrega, paciencia y dedicación. Mis respetos."

Sentí algo en la boca del estomago, aparte de ser un hombre guapo era educado.

--"Gracias otra vez." le dije con sinceridad.

--"Mi Papá me dijo que preguntara por Don Enrique o su yerno Armando, sabes dónde los puedo encontrar, nunca había venido a ésta hacienda, es enorme."

--"Ninguno de ellos se encuentra en estos momentos, pero te puedo llevar con el Capataz, él te puede ayudar y responder todas tus preguntas." le contesté yo tratando de sonar normal.

--"Si me haces ese favor, te lo voy agradecer." exclamó él con una sonrisa que me estremeció.

Yo me quedé inmóvil por unos segundos, Sergio me hizo una señal para que pasara yo primero y luego él. Mientras caminábamos hacia los corrales donde estaban las borregas no podía dejar de admirar el cuerpazo bien formado y fuerte que tenia.
Yo tenia que ser el más puto y calenturiento de todos los gays del mundo, anoche Armando me había dado una tremenda cogida, le había mamado la verga a Don Enrique hasta deslecharlo y me había prometido reventarme el culo a vergazos ésta noche y aun con todo eso, me estaba poniendo cachondo con el hijo del veterinario. . .
Casi al llegar a los corrales nos encontramos con el Capataz, no sé si para mi buena o mala suerte, pero ya no tuve que seguir atendiendo a Sergio. Me había puesto nervioso. Y era difícil despistar.

--"Gracias José!" exclamó él cuando lo dejé en manos del Capataz y me disponía a regresar a la Casa Grande. Me sorprendió que se despidiera de mano, me la estrechó fuerte, tenia manos grandes y rasposas.

--"De nada." contesté yo y me alejé rápidamente.

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Una vez más mi cita de todos los días con la noche.
Esta noche había una luna hermosa, una luna brillante; desde la ventana del cuarto de Don Enrique yo observaba el cielo oscuro que se iluminaba con la luz sublime y luminosa de la mágica luna.
Después de dormir un rato, me había dado un buen baño, me había puesto un poco de crema y perfume, la ropa no importaba porque tenia que estar desnudo esperando a Don Enrique, así que me había puesto un short y una camisa; cuando la casa estaba en completo silencio y las luces apagadas, yo había salido de mi cuarto y me había venido al del Patrón.
Estaba temblando de anticipación por lo que se acercaba, me fui despojando de mi ropa lentamente mientras mi verga se iba poniendo dura; la luz de la luna acariciaba mi cuerpo, pero yo lo que de verdad necesitaba eran las caricias de Don Enrique. . . ya no debía tardar en llegar.
Cuando estuve completamente desnudo, acomodé mi ropa en un sillón y estaba a punto de meterme a la cama, cuando vi la luz de una camioneta a lo lejos, tenia que ser Don Enrique. Hice la sabana a un lado y me acomodé en el medio de la cama, me puse en cuatro, con el trasero en el aire como lo hacen las Potrancas cuando andan en brama y quieren provocar al Potro para que se las meta; yo quería que Don Enrique viera a su Potranca lista y desesperada, ansiosa de recibirlo, para que no le quedara ninguna duda de que su Potranca andaba en celo. . . de que necesitaba a su Potro para que la calmara.


Los minutos se me hacían eternos, estaba ardiendo en calentura, mi piel me quemaba, mientras jugueteaba con mi verga para hacer menos tormentosa la espera, finalmente la puerta de la recamara se abrió, Don Enrique entró lentamente y le puso llave.
Caminó sin prisas y se detuvo en la orilla de la cama, pude ver que traia la camisa desabrochada.

--"Que chingon se siente que lo reciban a uno así. . ."  exclamó EL con voz ronca y se quitó la camisa. "Que sabrosa se ve mi Potranca empinada esperando a su Potro. . . mostrando su agujero"

Yo podia ver el tremendo paquete que se le marcaba debajo del pantalón, quería irmele encima y bajarcelo para empezar a mamarlo, tuve que hacer un gran esfuerzo para quedarme quieto, Don Enrique pareció adivinar mis intenciones y me dio unas nalgadas.

--"Anda bien caliente mi Potranca y quiere la verga de su Potro, que no?"

--"Siii. . . quiero la verga grande y gruesa de mi Potro. . ." le contesté yo agarrando mis nalgas y abriendo mi trasero para que me viera bien el culo.

Don Enrique se desnudo rápidamente y caminó hasta la cabecera de la cama, yo lo seguí con la mirada; EL también me miraba fijamente, miradas cruzadas, miradas fijas, era un Potro caliente y yo una Potranca en celo. . . su mirada era pentrante, estaba deleitándose con la posición provocativa de mi cuerpo, luego me sonrío con esa manera tan suya de hacerlo, se agarrø su verga en una forma cachonda, ofreciéndomela, yo me chupé los dedos de mi mano izquierda. . .
Don Enrique y yo seguíamos los movimientos de cada uno sin perder detalle, EL se sobaba su verga dura, gruesa y grande y yo me chupaba los dedos, tentándolo; era como un cortejo en el cual el Potro quiere asegurarse de que la Potranca está con ganas, que de verdad lo necesita y que se le puede acercar. Sus gemidos eran como los relinchos de un Potro, llenos de energía, prolongados y calientes.
Don Enrique era en estos momentos un Potro completo, de eso no había ninguna duda, mi verga me estaba chorreando pre semen, me lo limpié con los dedos humedecidos que me había estado chupando y me los volví a meter a la boca, probé el sabor de mi propio jugo, Don Enrique me miraba maravillado; lo vi pasar su mano derecha por entre su pierna restregándola contra sus testiculos y luego se la puso en su nariz para olerla, yo también quería olerla, debía oler riquísimo después de todo un día largo de trabajo. Saqué mi lengua en una señal de que me acercara su mano, Don Enrique entendió a la perfección y me la puso cerca de mi cara para que la olfateara y así lo hice, me impregné de su esencia de macho y luego se la lamí, haciendo que EL jadeara de placer. . . se acercó más a donde estaba yo y se inclinó para morderme la oreja derecha y luego me sopló un airecito que hizo que se me erizara la piel del cuerpo completo, me llegó su aliento a tequila hasta el fondo de alma, hasta la punta de mi verga y mi culo se empezó a dilatar de las ganas y de la calentura. . . Don Enrique empezó a olfatear mi pelo, mi cuello, levantó un brazo para olfatear mi axila. . . después de unos segundos me la lamió, me la besø.

--"Aaaaaahhhh. . ." gemí yo de lujuria total.

EL siguió con su conquista, esa conquista elegante de un Potro decido a volver loca a la  Potranca que se le ofrecía sin ningún limite como me le ofrecía yo. . . Un Potro seguro de si mismo que se las sabe de todas todas para hacer que su Potranca caiga rendida a sus pies. . .y a su verga.
Por varios minutos ninguno de los dos habló, no eran necesarias las palabras. Nuestros deseos mas primitivos estaban hablando atreves de nuestros cuerpos y de nuestros movimientos.

--"Que chulada de Potranca tengo para mi solo ésta noche. . ."me susurró al oído y luego se subió a la cama lentamente, haciéndome esperar, alargando mi tortura de sentirlo adentro de mi, haciéndome perder la noción del mundo real y sumergiéndome en la calentura del momento mágico que estábamos viviendo.
Se acomodó atras de mi y me pasó una mano por ambas nalgas, un recorrido suave y a la misma vez electrizante, sus manos grandes y rasposas me excitaban sobremanera. Me estremecí cuando se inclinó a olfatearme el culo tal y como lo hacen los Potros cuando encuentran a una Potranca en celo y dispuesta a someterse; lo primero que hacen es asegurarse que de verdad esté lista y eso mismo estaba haciendo Don Enrique conmigo. Yo estaba mas que listo.

--"Que rico le huele el agujero a mi Potranca. . . Mmmmmhhh. . . ricura de culo. . ." murmuró mientras seguía olfateando mi trasero y su bigote y su barba me raspaban deliciosamente. "Que agujero tan cachondo. . ." me dijo y me dio un lengüetazo.

--"Aaaaahhhh. . ." gemî yo de placer infinito. Me siguió olfateando el culo por varios segundos mas y luego continuo mas hacia abajo para llegar a mis bolas.

--"Que rica que está mi Potranca, me vuelve loco y me pone bien caliente. . ." susurró EL mientras olfateaba mi zona genital y luego me la empezó a lamer.

--"Aaaaaaaahhhhh. . . Oooohhhhhh. . ." mis gemidos eran ruidos de animal en celo. Don Enrique me estaba lengüeteando mi zona genital con una habilidad impresionante, los sonidos de su lengua me tenían trastornado, me agarré ambas nalgas para abrirme bien, para darle acceso completo a mi agujero, era mi señal de sumisión completa.

--"Mi Potranca esta lista para su Potro. . ." murmuró con voz enronquecida y me dio unos leves mordiscos en ambas nalgas.

--"Lista, completamente lista para recibirlo bien adentro de mi. . ." exclamé yo sintiendo como se me dilataba mi agujero.

--"Todo el día estuve pensando en éste momento." exclamó EL tomándome por la cintura para levantarme y restregarme contra su pecho, yo descansé mi cabeza sobre su hombro derecho. "Huele bien rico mi Potranca." me susurró al oído.

--"Su Potranca también estuvo pensando en Usted todo el día." le aseguré yo mientras me estremecía al contacto de su pecho fuerte y velludo sobre mi espalda. Su verga dura estaba acomodada en la raja de mi trasero, me volví a estremecer.

--"Anduve con la verga bien dura y chorreando pre semen nomas de pensar que ibas a estar en mi cuarto esperándome así. . ." me murmuró al oído y luego me dio un beso en el cuello, me llegó su aliento a tequila otra vez y eso me calentó bastante, sentí que mi culo se abría más.

--"Quiero que me la meta, Patrón. . . ya no aguanto más, me estoy volviendo loco de ganas por tenerlo adentro de mi."

--"Yo sé. . ." me dijo metiéndome un dedo por el culo. "Se te abre y se te cierra de las ganas."

--"Ganas enormes por Usted. . ."

--"Aquí te va mi verga..." susurró Don Enrique escupiendo una mano para lubricarse su verga y luego se la escupió otra vez para lubricarme el culo.

Cerré mis ojos y sentí un estremecimiento de pies a cabeza cuando me la empezó a meter, lentamente, empujando hacia adentro con delicadeza pero con consistencia, sin detenerse.

--"Ooooh siiiii. . . . así que ricooooo. . . métamela toda, quiero sentir toda su verga adentro de mi agujero. . ."

--"Que rico agujero tiene mi Potranca. . . que rico se traga mi verga por ese culo sabroso. . ."

Con cada centimetro de su verga que se iba enterrando en mi culo yo me sacudía de placer y de gozo.

--"Aaaaaaahhhh.... Oooooohhhh. . . Que rica verga tiene mi Potro. . . la quiero todita para mi . . ."

--"Cometela toda. . . hasta bien adentro. . . así es como le gusta a mi Potranca. . ."

--"Deme duro y fuerte. . .no tenga piedad de mi. . ."

--"Quieres que te reviente el culo a vergazos. . . te gusta que te duela con cada vergazo que te doy. . ."

--"Siiiii. . . quiero quedar adolorido y que con cada paso que de mañana acordarme de cuando tenia su verga bien enterrada en mi agujero. . ."

Don Enrique me estuvo bombardeando el culo por varios minutos, su cuerpo estaba sudando y el mío también, movimientos frenéticos y descontrolados; los dos relinchando de deseo y de lujuria.

--"Te quiero chupar el culito, quiero probar el sabor de culito abierto y recién cogido." me susurró al oído y yo sentí que me iba a desvanecer de placer. Me sacó la verga de un solo y me empinó sobre la cama para chuparme el culo.

El sonido de sus lengüetazos me volvía loco pero más loco me volvía sentir su lengua tibia y experta comiendo mi culo recién cogido, abierto y hambriento.

--"Le gusta mi culo, Patron?" quise saber yo enloquecido de morbo.

--"Me encanta, nadie tiene el culo que tiene mi Potranca. . . rico y con sabor a mi verga." me contestó EL acelerando sus lamidas y lengüetazos.

--"Nadie me ha comido el culo como lo hace mi Potro. . ."

--"Culito de Potranca tierna y calenturienta. . ." exclamó Don Enrique mientras seguía comiendo mi agujero a lengüetazos profundos y chupadas intensas.

Después de varios minutos su lengua ya no fue suficiente, necesitaba que me la metiera otra vez.

--"Metamela otra vez. . .  necesito a mi Potro adentro de mi." le pedí yo agarrándome las nalgas, abriéndome para que me la volviera a ensartar. Y luego de unas lamidas más se escupir su verga para lubricarla bien y toda hasta el fondo me la ensartó, yo grité de dolor y placer; una mezcla deliciosa que te hace alcanzar la gloria por un segundo. Aquel hermoso trozo de carne enterrado en mi agujero era el PARAISO REAL.

--"Que rica Potranca me estoy cogiendo. . . te gusta tener mi verga bien enterrada, que no?"

--"Me gusta mucho, bien dura, grande y bien adentro de mi, partiendo mi agujero en dos. . . Préñeme mi Potro hermoso. . . quiero que me escurra su leche por el culo."

--"Te lo voy a llenar, traigo bastante leche que guardé solo para ti. . ."

--"Explote adentro, bien adentro de mi y préñeme con toda su leche, hasta que se vacíe completamente. . ."

--"Que pinche golosa es mi Potranca. . ." susurró Don Enrique mientras empezaba a pisotear su verga adentro de mi culo.

--"Siiii. . . asiiiiii . . . que rico sentirlo adentro de miiii. . . reviente mi culoooo. . ."

El ruido de la cama era la prueba contundente de que nos estábamos moviendo como los hacen el Potro y su Potranca cuando alcanzan la union sagrada del placer, cuando no importan las reglas y solo se hace caso al deseo del instinto salvaje.

--"Ayyyy. . . Oooooh siiiii. . . que rico culo. . . asiiii. . . me gusta como me aprietas la verga y luego sueltas. . . y vuelves a apretármela con los túneles de tu agujero. . . Oooooh que ricura de Potranca me estoy chingando a purititos vergazos. . . ."

--"Y el Potro mås chingon de toda la región me destrozando el culo como nunca nadie lo había hecho antes. . . deme duro, bien durooooo. . . no pare por favor se lo pido. . ."

--"Te voy a preñar. . . ya no aguanto más, tu agujero se siente bien rico, mi verga va a explotar. . .Aaaaaahhhh. . . Ayyyy que ricooooooo. . ."

--"Quiero toda su leche. . . Oooooh si la quiero todaaaaaa. . ."

Don Enrique aceleró sus embestidas y explotó adentro de mi, llenando cada rincón de mi agujero con su abundante, tibia y rica leche. Un Potro completo saciando las ganas de hembra.
Me abrazó con fuerza por atrás mientras se desechaba total y completamente adentro de mi. Yo aceleré las jaladas sobre mi verga y exploté relinchando como las Potrancas, con la verga de mi Potro bien enterrada mientras EL me llenaba de caricias el cuerpo y me besaba el cuello.

Después de unos segundos me dejé caer sobre la cama y la leche de mi Potro me escurría por el culo. Los ojos de Don Enrique brillaban con infinita lujuria y desmedido morbo, se mordió los labios como si estuviera contendiendo su depravación.

Y sin poder contenerse, acarició mi culo que no dejaba de escurrir su leche.

--"Chulada de Potranca, con su agujero rosa rojo, abierto e hinchado de verga de su Macho. . ."

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Era aun muy temprano pero yo ya estaba despierto, el cielo se vestía de un amanecer hermoso y era un deleite para la vista disfrutar de un escenario así. Me gustaba levantarme temprano, pero hoy lo había hecho por una razón especial: Preparar el desayuno favorito de Don Enrique. Anoche había vivido una de la experiencias más calientes y cachondas de toda mi vida; EL había sido mi Potro y YO había sido su Potranca.
Mientras caminaba desde los corrales a la cocina con el queso fresco y leche recién ordeñada, el dolor en mi trasero era un recordatorio placentero de la cogida intensa que me había dado el patrón. La verga y la mente se me alborotaban solamente de acordarme.
Cuando entré a la cocina mi cara de felicidad no pasó desapercibida para las muchachas del servicio, pero ninguna dijo nada, bien sabían que yo no divulgaba detalles de mi vida privada. Ellas conocían   mi orientación sexual, sabían que me gustaba acostarme con hombres, pero lo que no sabían ni debían saber era que me estaba acostando con 2 de los hombres más atractivos y cachondos del planeta: Don Enrique y su yerno Armando.

El reloj grande marcaba las 7am en punto cuando Don Enrique bajó de su recamara directo al comedor, la mesa ya estaba lista y no perdí tiempo en servirle su desayuno favorito.
QUE MACHO TAN SABROSO era mi Patrón. Su pantalón entallado y su camisa de cuadros parecían que se le iban a romper con la fuerza de su cuerpo y de sus músculos. P A P A C I T O.

--"Buenos Dias, José" me saludó EL con la misma amabilidad de siempre, pero su mirada fija en mi me decía que estaba feliz y contento por lo que había pasado anoche. Yo también estaba muy feliz y muy contento. "Que rico huele el desayuno y el café, nadie lo prepara como tu." exclamó cuando le terminé de servir. EL estaba sentado y yo a un lado de pie, la cercanía me ponía nervioso, pero a la misma vez me excitaba inmensamente sin que lo pudiera evitar. "Pero nada huele mejor que el aroma de tu agujero, mi Potranca chula." y me dio una nalgada.

--"Que bueno que le gusta el desayuno, Patrón." exclamé yo nervioso.

--"Me gusta el desayuno y todo lo que preparas." contestó EL levantando su cara para verme fijamente. "Pero más me gustas tu. Gracias por otra gran noche." me dijo guiñando el ojo.

Era increíblemente emocionante para mi escuchar aquellas palabras de Don Enrique, eran palabras sinceras, honestas y me hacia sentirme bien.

--"Yo le doy las Gracias a Usted." le dije yo sinceramente. "Le quiero pedir permiso para faltar a trabajar unos días a próxima semana. Es mi cumpleaños y quiero ir a conocer la tierra donde nacieron y crecieron mi papás."

Don Enrique se me quedó mirando sorprendido.

--"Me da gusto que quieras hacer un viaje, no recuerdo que hayas salido por varios días fuera de ésta hacienda nunca." exclamó EL y le dio un trago a su café. "Quién va contigo?"

Yo no podia decirle la verdad.

--"Voy solo." le contesté yo mientras le acomodaba la canasta con las tortillas para que no se le fueran a enfriar.

Don Enrique seguia mirándome incredulo.

--"Esta muy lejos para que vayas solo y sin conocer a nadie por allá. Debiste haberme dicho antes y yo hubiera cambiado algunos planes para acompañarte."

Me sentí mal, pero no podía decirle que iba a ir con su yerno.

--"Contacté a unos familiares que viven allá, ellos me van a recibir en la central de autobuses y me voy a quedar con ellos. Todo va a estar bien, no se preocupe." le dije yo inventando una mentira para que no se inquietara por mi culpa.

Mi mentira pareció tranquilizarlo.

--"Cuantos dias vas a estar fuera?" quiso saber EL.

--"6 dias. Es un día completo en autobus y otro para regresar. Me voy éste Lunes que viene."

--"Yo te llevo a la Central de autobuses del pueblo." me dijo EL. "No quiero que dejes tu carro tantos días desatendido en el estacionamiento de la Central, le pueden hacer algún daño.

--"Gracias, Patron." le agradecí con honestidad.

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Era Viernes por la noche, la casa estaba tranquila, Don Enrique se había ido a dormir temprano, había tenido un día muy largo, el ganado nuevo que había adquirido hacia días finalmente estaba ya en los corrales de la hacienda.
Yo me encontraba descansando en mi cuarto, leyendo una historia de acción y misterio cuando me llegó un mensaje de texto.
No reconocí el número.

[[[Hola José,
soy Armando. Ya
quiero que sea Lunes.
Guarda mi número en
tu lista de contactos.]]]

Me sacudí de la emoción, yo también me moría porque llegara el Lunes para volver a verlo. Guardé su número en mi lista de contactos y luego le contesté.

[[[Yo también espero
con ansias que llegue
el Lunes.]]]

En menos de 2 minutos me respondió.

[[[Estoy solo en mi casa,
ando bien caliente.
Me podrías mandar una
foto sexy tuya??]]]

Inmediatamente se me alborotó la verga a leer aquel mensaje.

[[[No tengo ninguna,
pero ahorita me tomo
una y se la mando.]]]

Dejé el libro que estaba leyendo a un lado, aquella conversación por mensaje de texto me había excitado. Con mi celular en mano me levanté de la cama, caminé al closet a buscar una tanga y luego me fui al cuarto de baño.

[[[Gracias, la voy
a estar esperando.]]]

Me desnudé y me puse la tenga de hilo dental color negro, a mi me gustaba ponérmela, ojalá que a Armando le gustara como se me veia. Después de varios intentos, finalmente quedó una foto que me gusto para enviarla.

[[[Aqui está la foto,
especialmente para
Usted. Espero que
le guste. . .
Me gustaría tener una de Usted.]]]

No supe si me estaba pasando de atrevido, pero ya le había enviado el texto pidiéndole una foto suya. Me moría por saber si le iba a gustar mi foto.

[[[Chiquito, que ricura
de trasero que tienes. Ya
quiero estar contigo desnudo
en una cama para comerte
completo.]]]

Yo me puse feliz al recibir su mensaje y me calenté aun más. Empecé a jugar con mi verga.
Llegó otro mensaje:

[[[Ahorita te mando
una foto mia.]]]

Me quité la tanga y regresé a mi cama. Me acosté completamente desnudo.

[[[Aquî esta mi foto,
guardala y que nadie
la vea. Es solamente
para ti.



















Yo me quedé embobado mirando aquella foto, se me hizo agua la boca, necesitaba tener aquella hermosa verga otra vez en mi boca. . . y en mi culo.

Me llegó otro texto.

[[[Te gustó mi foto, José??]]]

Por supuesto que me gustaba, mejor dicho me había FASCINADO.

[[[Claro que si, me estoy
masturbando viendo su foto.]]]

Le contesté yo mientras aceleraba las jaladas sobre mi verga.

[[[Yo también me la estoy
jalando viendo la tuya. Ya
no tarda en llegar mi esposa.
Te escribo mañana.]]]

No pasaron muchos minutos y me vine a chorros de semen sobre mi estomago.

--"Armandooooooo. . ." grité su nombre mientras espasmos de placer me sacudían el cuerpo. El Lunes lo iba a tener para mi solito y por varios días.

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El Lunes me levanté temprano, casi no había podido dormir de los nervios y la emoción. Nunca había hecho un viaje tan lejos, pero al lado de Armando no sentía ningun miedo y ni temor. Don Enrique había prometido llevarme a la Central De Autobuses del Pueblo. Yo caminaba de un lado al otro de la sala esperando a que regresara de los corrales, había ido a hacer su recorrido de rutina, el cual era importante para asegurarse que todo estuviera en orden, especialmente ahora que tenia al nuevo ganado que estaba adaptandose al estilo de vida de la hacienda.

Finalmente después de casi media hora de espera, Don Enrique regresó, pero no venia solo, venia acompañado de Sergio, el hijo del Veterinario.

--"Buenos Dias, José." me saludó Don Enrique haciendo que yo me estremeciera, hoy se veía divinamente guapo, el color de camisa verde que traía puesto lo hacia verse cachondo y provocador. "Una de la nuevas cabezas de ganado adelantó su parto y se puso mal, tuve que hablarle a Artemio el veterinario; necesitamos más medicina y su hijo Sergio va ir al pueblo a traerla. Le pedí que te lleve y te deje en la Central de Autobuses. Yo me tengo que quedar aquí por si algo pasa. Una disculpa por no poder llevarte yo."

Don Enrique estaba realmente afligido por no poder llevarme EL, pero yo entendía perfectamente la situación y traté de calmarlo.

--"No se preocupe, Patron. Yo entiendo." le aseguré yo sinceramente.

--"Buenos Dias, José. Voy a llevar tu maleta a mi camioneta. Ahí te espero." exclamó Sergio y salió de la Casa Grande.

--"Gracias. No me tardo." le dije yo.

Cuando Sergio había salido y cerrado la puerta, Don Enrique se me acercó.

--"De verdad me hubiera gustado ser yo quien te llevara." me susurró tomando mi cara entre sus manos. "Pero sea como sea, yo iré a levantarte a la Central de Autobuses cuando regreses." me prometio mirándome fijamente a los ojos.

--"Gracias, Patron." le contesté yo y no pude aguantarme las ganas de abrazarlo al tenerlo tan cerca de mi; EL correspondió al abrazo inmediatamente.

--"Que te diviertas mucho, José." me dijo terminando el abrazo después de varios segundos. "Toma, esto es para ti..." exclamó sacando varios billetes de dinero de su cartera.

--"No hace falta, Patron. Yo tengo mi propio dinero." le dije yo conmovido y a la vez sorprendido por su detalle de quererme ayudar aun mas de lo que ya había hecho por mi desde que mis padre habían fallecido.

--"Acéptalo. Por favor." me pidió El de una manera tan sublime y genuina que no pude seguir negándome.

--"Esta bien. Pero si no lo necesito, Usted lo va a tener que aceptar de regreso."

Don Enrique asintió con la cabeza y se volvió a acercar a mi.

--"Te voy a extrañar. . . cuando regreses quiero hacerte relinchar en mi cama todo la noche otra vez." me susurró al oído y luego me acompañó hasta la camioneta de Sergio. M temblaba todo el cuerpo solo de recordar la ultima vez que había cogido con EL.
POR SUPUESTO que yo quería volver a ser su Potranca toda la noche!!

--"Buen Viaje, Muchacho." exclamó Don Enrique cuando yo me había subido a la camioneta. "Yo estaré esperándote en una semana en la Central de Autobuses." dijo y levantó su mano despidiéndose.

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El silencio que se había formado en la camioneta entre Sergio y yo, finalmente terminó cuando íbamos saliendo de los limites territoriales de la hacienda de Don Enrique.

--"José. . ." me dijo Sergio con su voz masculina interrumpiendo mis pensamientos, en los cuales me había perdido ante la falta de conversación.

--"Si. Dime. . ." exclamé yo volteando a mirarlo, él también volteo a mirarme. Sus impresionantes ojos resaltaban aun más ésta mañana.

--"Han pasado muchos años desde nuestra época en la Secundaria, pero quiero pedirte una disculpa si alguna vez te ofendí o me burlé de ti."

Por unos segundos no pude reaccionar ante sus inesperadas palabras. Me quedé mirándolo sin saber que decirle. No me gustaba recordar el pasado y mucho menos mi época de estudiante en la Secundaria.

--"Tu nunca te burlaste de mi." exclamé yo. Sergio había sido de los pocos que nunca me había insultado, eso lo recordaba perfectamente.

--"Pero tampoco hice nada para defenderte cuando los demás lo hacían." me dijo él presionando sus manos sobre el volante de la camioneta.

--"Yo no le guardo ningún rencor a nadie, éramos todos muy inmaduros." le aseguré yo mientras trataba de sonar normal y seguro.

--"No te defendí por miedo a tener represalias de los compañeros, a que se burlaran de mi por defenderte."

--"Eso ya no importa, Sergio. No te voy a negar que las burlas me dolieron y mucho, pero yo no me avergüenzo de lo que soy y uno aprende a ser feliz sin importarle lo que digan o piensen los demás."

--"Me da gusto escucharte hablar así. Se nota que eres feliz. Pero desde que nos reencontramos el otro día en los campos de trigo, yo quería pedirte una disculpa."

--"No hay nada que disculpar." le dije yo y de verdad sentía lo que le estaba diciendo.

Así continuó nuestra platica, eran cerca de 30 minutos hasta la Central de Autobuses, tuve la oportunidad de conocer detalles de la vida de Sergio; de sus años después de que terminó la Secundaria y se mudó a la capital del estado a continuar con sus estudios, su éxito como Veterinario en uno de los hospitales de animales más prestigiados de todo el estado, su decisión de regresar al pueblo para ayudar a su padre con su consultorio, Don Artemio ya estaba grande y a punto de retirarse. Sergio iba a continuar con el negocio.

--"Te gustaría intercambiar numero de teléfonos celulares?" me preguntó él mientras se estacionaba en la Central de Autobuses. Otra vez me volvió a sorprender y no supe que decir. "Es bueno que tengas mi numero por si algo sucede y Don Enrique no puede venir a levantarte cuando regreses de tu viaje."

No pude evitar sonreír. Era lo que me estaba imaginando?? Estaba Sergio tratando de ligar conmigo??
Intercambiamos nuestros numeros y me despedí de él.

--"Me gustaría que se diera una amistad entre nosotros que no pudimos tener en nuestra adolescencia. Buen viaje, José. Que te diviertas." exclamó Sergio mientras me ayudaba a bajar la maleta.

--"Gracias, Sergio." le contesté yo.

Sergio extendió su mano para despedirse y al contacto sentí un nudo en la boca del estomago; era un hombre joven y muy guapo, la fuerza de su juventud era latente cuando estrechó mi mano.

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El plan que Armando había hecho para nuestro viaje, era que yo iba a viajar en autobús del Pueblo hasta la capital del estado, un viaje que tomaría aproximadamente unas 4 horas, tomando en cuenta que el autobús iba a realizar paradas en varias rancherías y pueblos. Al llegar a la capital, yo tomaría un taxi que me iba a llevar hasta el aeropuerto donde él me iba a estar esperando y de ahí íbamos a volar a la ciudad donde habían nacido y crecido mis padres.

[[[Ya faltan pocas
horas para volver
a vernos.]]]

Era un mensaje de texto de Armando. Me puse feliz como una lombriz. Ni en el mejor de mis sueños me hubiera imaginado lo que me estaba sucediendo, iba a pasar una semana al lado de Armando, solos los dos.

[[[Ya lo quiero ver.]]]

Le contesté yo en mensaje de texto.

[[[Te iba a esperar
en el aeropuerto, pero
mejor te esperaré en
la central de autobuses
y de ahi nos vamos
juntos al aeropuerto.]]]

Me contestó él. Y eso me gustó y me tranquilizó mucho. Yo no conocía bien la Capital de nuestro estado.

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En toda mi vida solamente había visitado la Capital 2 veces, la primera con mis padres cuando era un niño y la segunda cuando la boda de Sara y Armando, ya yo era el cocinero oficial de la hacienda y Doña Martita había pedido que yo viniera a ayudar con la cena que se sirvió en la boda. Había sido una gran evento familiar y social. Una boda por todo lo alto, digna del nivel socioeconómico de las familias a la que pertenecían los novios.
Jamas hubiera imaginado que un día yo iba a tener la oportunidad de escaparme con el novio a solas y por una semana.
Jamas hubiera imaginado que mi tercera visita a la gran ciudad seria para encontrarme con Armando.

El chofer del autobus anunció que nos estábamos acercando a la Central y ultima parada del viaje. Yo podía sentir mi propia respiración agitada; eran los nervios y la emoción de volver a ver a Armando, de sentir su olor, de sentir su cuerpo fuerte y cálido, de perderme en el océano de sus ojos.

Desde el asiento del autobús se podía ver el congestionamiento de trafico y escuchar el ruido incesante típico de las grandes ciudades. Un contraste completo con el ambiente del campo.
Por eso yo amaba la hacienda. Por eso jamas podría vivir en la ciudad.

Cuando finalmente el autobus se estacionó en su área asignada de la Central, yo fui de los últimos pasajeros en bajar, me había tocado uno de los asientos en la parte trasera.

--"Necesitas ayuda. . .???"

Era su voz y me hizo estremecer, levanté la mirada y lo vi frente a mi, regalándome su mejor sonrisa.

--"La ayuda que necesito no me la puede dar aquí. . ." le contesté yo guiñando un ojo.

Armando se acercó más.

--"Pero cuando estemos solos voy a darte toda la ayuda que necesites." me susurró en voz baja y tomó mi maleta con su mano izquierda. "Afuera esta mi camioneta, de ahí nos vamos al aeropuerto."

Se veia tan guapo, tan PAPACITO, pero eso no era ninguna novedad, la interesante era su emoción al verme y lo contento que estaba con nuestro viaje.

--"Gracias por regalarme éste viaje." le agradecí yo mientras caminábamos hacia afuera de la Central.

--"No me agradezcas nada hasta que no regresemos y de verdad hayas disfrutado el viaje." exclamó él mientras yo lo seguía con rumbo al estacionamiento.

--"Yo sé que lo voy a disfrutar porque Usted va a ir conmigo." le aseguré yo. Armando volteo a verme complacido con mis palabras.

Al llegar a la camioneta, Armando colocó mi maleta a un lado de la suya y luego abrió la puerta para que yo subiera, antes de subirme me dio un apretón de nalgas.

--"Nos van a ver!!!" exclamé yo nervioso.

--"Que importa, nadie nos conoce. . . ." contestó él con una sonrisa picara y juguetona de oreja a oreja. "Conté cada día para que llegara éste momento." cuando ya estaba yo sentado. "Y te prometo que no te vas a arrepentir de haber aceptado, de confiar en mi." me dijo y cerró la puerta.

Lo vi dar vuelta para subir a su camioneta por el otro lado, era hermoso, era un MACHO, un PAPASOTE.
Claro que NO me iba a arrepentir de haber aceptado hacer un viaje con él. Claro que confiaba en él porque él confiaba en mi, en que su secreto conmigo estaba bien cuidado.

Armando se subió a la camioneta y antes de encender el motor, tomó mi mano izquierda y me la apretó.

--"Me cuesta mucho trabajo mentirle a mi esposa e inventar una historia para estar lejos una semana contigo." exclamó él mientras su mirada estaba perdida en el volante y volvió a apretar mi mano otra vez. Yo se le apreté de regreso porque yo entendía lo que estaba pasando, yo entendía la avalancha de sentimientos encontrados que estaba viviendo.

--"Yo sé. Y mi agradecimiento es doble porque sé que no es fácil." le dije yo mientras nuestras manos seguían entrelazadas.

--"Cuando te vi bajar del autobús quise correr a abrazarte. . . y yo mismo me sorprendí. Nunca me había pasado esto con ningún hombre." me dijo con voz ronca y volteo a verme. Nuestras miradas se clavaron uno en el otro.

--"Yo nunca voy a decir nada. Su secreto conmigo esta bien cuidado." le prometí yo.

Mi telefono que yo había puesto en el asiento en medio de los dos, empezó a sonar interrumpiendo la magia del momento.

Armando me soltó la mano y bajó su mirada para ver la pantalla de mi celular, en la cual el nombre de Sergio apareció como la persona que me estaba llamando.
La mirada de Armando iba de mi telefono a mi, esperando qué era lo que yo iba a hacer???

--"Quién es Sergio?" me preguntó cuando vio que yo no contestaba. "Por qué no le contestas?" y el tono de su voz me decía lo que él no me estaba diciendo con palabras; estaba enojado, celoso. . . estaba yo entendiendo bien el tono de su voz?? O me estaba equivocando??

El telefono dejó de sonar y la mirada de Armando estaba fija en mi, mejor dicho estaba clavada en mi, como un cuchillo en la mitad de mi ser. Se hizo un silencio por varios segundos que se interrumpió cuando el teléfono volvió a sonar. Era Sergio otra vez.

--"Por qué no contestas?"

Y esta vez no me quedaba duda, Armando estaba celoso, me lo decían sus ojos, me lo decía el tono de su voz.


C O N T I N U A R A. . . No te pierdas el final.