Thursday, October 27, 2016

El Ranchero Parte 2

ADVERTENCIA:
Relato Erotico Gay. Mayores de 18 años Solamente. Lenguaje y fotografías EXPLICITAS. Contenido dirigido a una Audiencia ADULTA Gay!!



2 DIAS DESPUES. . .

Era de noche, estaba cayendo una tormenta impresionante, desnudo parado enfrente de mi ventana observaba como los árboles se estremecían con el viento y las ráfagas de lluvia.
El patio se iba convirtiendo en pequeños riachuelos de agua.


Hacia mucho que no llovía de ésta manera. El ruido estruendoso de la tormenta me había despertado.
Era de madrugada. Todos dormían.
Mañana llegaban la esposa de Don Enrique y sus hijas.

El sonido de alguien tocando a la puerta de mi cuarto aceleró mi corazón.
Acaso era Armando que había recordado mi oferta??
O acaso era Don Enrique??
Yo estaba encuerado, siempre dormía sin ropa.
Yo estaba listo para recibir a cualquiera de los dos...

Caminé hasta la puerta y la abrí, la casa estaba oscura.
Mi verga que estaba poniéndose dura, se me terminó de parar cuando lo vi.
La silueta de su cuerpo que se iluminó con la luz de la tormenta me estremeció, QUE CHULADA DE MACHO!!!!
PAPACITO mil veces PAPACITO!!!!

Nos quedamos en silencio por unos segundos, él me recorrió de arriba a hacia abajo, mi desnudez pareció gustarle. Su sonrisa tímida pero pervertida me lo confirmó.
No habló, entró a mi cuarto, cerró la puerta y le puso llave. Solamente traía un bóxer puesto, se veía tan PAPACITO, tan MACHO, tan SABROSO. Era el mismo Semental de siempre y a la misma vez era otro, un contraste imposible pero real.
Observé embobado su espalda amplia y desnuda, su pecho firme y fuerte, su cara que me atraía como un imån, Un Macho De Machos. No había palabras suficientes para describirlo, no había piropos ni frases que definieran la esencia de macho que irradiaba con cada uno de sus movimientos.

--"Se le ofrece algo?" le pregunté yo, ansioso por escuchar su respuesta.

Armando no respondió, solo caminó lentamente hasta la ventana. Su mirada perdida en la lluvia. Yo no podía dejar de mirarlo, él nunca había venido a mi cuarto y mucho menos con tan poca ropa, casi desnudo. RICURA DE HOMBRE. LOCURA MIA.
Yo caminé hasta la ventana y me paré a un lado de él. Nos quedamos observando la noche vestida de tormenta. Yo lo miraba de reojo, debajo de su bóxer se le notaba que traía la verga semi erecta; la mia estaba bien dura y él lo sabia.

--"No debo estar aquí..." exclamó él dando una media vuelta, parecía que se iba a ir, que se había arrepentido y yo lo detuve agarrándolo de un brazo.

--"No se vaya..." le pedí con vehemencia y le solté el brazo casi enseguida, no debía pasarme de atrevido, él era el yerno del Patrón, yo solo un empleado. Armando caminó hacia la puerta, parecía que había optado por irse. "Mire como me pone... todo éste pre semen que me escurre es por Usted..." exclamé yo mientras con mi dedo limpiaba el liquido que estaba chorreando de mi verga.

Con mis palabras logré que Armando se detuviera antes de quitarle el candado a la puerta, yo seguía limpiando mi pre semen que escurría abundantemente, él no dejaba de mirarme, de seguir cada uno de mis movimientos; Armando estaba luchando una guerra consigo mismo, debatiendo si se regresaba a su cuarto o se quedaba en el mío. La luz de la tormenta delineaba nuestros cuerpos haciendo que el momento fuera mas ardiente y más excitante... dos cuerpos desnudos y ardiendo de ganas por coger, de entregarse al deseo de la carne. Pero había barreras sociales difíciles de romper.
A mi las barreras nunca me habían detenido, pero obviamente a Armando si. Yo lo entendía, pero me dolía desearlo tanto y no poder tenerlo aunque fuera una sola vez más.
Yo quería, corrección: YO NECESITABA volver a sentir su cuerpo encima del mío, que me hiciera suyo, que me diera una revolcada hasta que no pudiera moverme de tanta verga. Que me doliera todo el cuerpo la mañana siguiente y no olvidar nunca que había sido él el culpable de mi dolor y mi placer.

--"Mañana llega mi esposa y yo no debo estar aquí..." afirmó él con voz entrecortada. "Pero sin embargo me falta voluntad para volver a mi cuarto." y empezó a caminar de regreso hacia mi. Yo me mordí los labios admirando aquel hermoso Semental que se acercaba a mi, un cuerpo de MACHO PERFECTO con su espada de carne bien dura y afilada debajo de su bóxer.

--"A mi también me falta voluntad para pedirle que se vaya..." le aseguré yo.

Y estaba siendo totalmente sincero. Mañana iba a llegar Sara, su esposa y ella siempre me había tratado bien a secas, pero bien; nunca me había faltado al respeto ni se había burlado de mi, sin embargo yo no podía luchar contra ésta calentura que sentía por su esposo. Cómo podía yo negarme el placer de estar otra vez con un hombre como Armando??
Lo abrazé sin pedirle permiso, sin importarme si estaba bien o estaba mal; el calor de su cuerpo me sacudió completamente, Armando estaba temblando de deseo y de ganas, exactamente igual que yo; su respiración agitada y su verga erecta me lo decían.

--"Hagámoslo una vez más y será la última..." me dijo y yo lo abrasé con más fuerza. Era la ultima vez y tenia que aprovechar el momento. Coloqué mi cabeza sobre su pecho fuerte, firme e imponente. Me embriagué de su olor de hombre, aun olía a jabón, no tenia mucho de haberse bañado, el aroma de su desodorante olía a limpio, a masculinidad incuestionable  y no me pude contener, le besé su torso suavemente y luego bajé hasta sus tetillas; se estremeció con mis besos lentos.

--"Si Usted dice que ésta es la última vez, quiero que sea inolvidable..." exclamé yo y le lamí un pezon luego el otro, después se los mordí suavemente y después mas fuerte.

--"Aahhhh... me gusta lo que estas haciendo." exclamó él y metió los dedos de su mano derecha entre mi cabello para restregarme con firmeza contra su pecho; entendí eso como una señal de que quería que se los chupara más fuerte, que se los mordiera sin miedo y así lo hice. Mamé sus deliciosos pezones, los llené de lengüetazos y de lamidas combinadas con mordiscos. Sus jadeos, sus gemidos me volvían loco.
Total y completamente loco.

Armando me sujetaba la cabeza con su mano derecha mientras yo continuaba mis chupadas sobre su pecho y con su mano izquierda me empezó a acariciar mi trasero; lentamente pero con decisión hasta casi introducirme un dedo por el culo. En respuesta yo le mordí ambas tetillas, haciendo que casi aullara de placer y excitación.


--"Es Usted todo un hombre entre los hombres..." le dije levantando mi mirada para verlo a la cara, él me estaba mirando también y me sonrío complacido por el piropo que le acaba de dar.

--"Te voy a pedir algo, pero no se lo digas a nadie..." me dijo y acerco mi cara a la suya, el se inclinó un poco, porque era más alto que yo.  "Chupame el culo, un amigo me dijo que su esposa se lo hace y que se siente riquísimo..." me susurró al oído. "Quiero probar y ver qué se siente... Te gustaría hacérmelo? "me  preguntó en voz baja, hablándome despacio como si alguien lo pudiera escuchar.

--"Yo le hago lo que Usted quiera." le contesté rápidamente. Se me quiso parar el corazón solamente de imaginármelo en 4 sobre mi cama o con su trasero al aire para que yo le pasara mi lengua por su raja de macho. PAPITO COMPLETO. PAPACITO PERFECTO.

Armando me tomó por la cintura y me llevó hasta mi cama.

--"Nunca le vayas a decir nada a nadie, me meterías en serios problemas con mi esposa."

--"No se preocupe, yo nunca le voy a decir nada a nadie." le aseguré mientras observaba como él se empezaba a quitar su bóxer, lentamente... provocándome.
Su actitud provocadora estaba haciendo que me faltara el aire. Esta iba a ser nuestra segunda vez... y la ultima también.

Poco a poco su deliciosa verga iba quedando al descubierto, aun recordaba su inigualable sabor. Y jamas lo iba poder olvidar. Nada de Armando lo iba a poder olvidar. Nada.


Yo sentia que el corazón se me iba a salir por la boca, quería arrodillarme y arrancarle su bóxer de un estirón, tomar entre mis manos su hermosa verga y empezar a mamar.


Y cuando su hermosa verga quedo libre y rebosante, llena de vida yo no pude controlar un gemido de placer, se me hacia agua la boca.
Hermosa verga. Divina verga. Verga de Macho. Verga de Armando.

--"Cómo quieres que me ponga?" me preguntó tratando de sonar normal, de no sentirse avergonzado.

--"Acuéstese en la cama... y relájese, yo haré todo el trabajo..." le contesté yo emocionado.

Armando se acomodó en el centro de mi cama y me hizo una señal para que yo también hiciera lo mismo.
Antes de subirme, le abrí un poco sus piernas para hacer espacio y meterme entre ellas. Yo quería besarlo de pies a cabeza y eso fue exactamente lo que empecé a hacer; comencé con sus pies, luego sus piernas. Armando me miraba maravillado.

--"Nunca nadie me ha hecho eso que estas haciendo..." exclamó él con cierta timidez y asombro.

--"Espero que les guste..." le dije yo y seguí mi viaje por su cuerpo lentamente, un recorrido de suaves besos y algunos mordiscos, su piel firme y masculina me estaba desquiciando.

--"Claro que me gusta... no te detengas, continua..." me pidió y yo continué. Al llegar a su entrepierna, lo sentí estremecerse sin que lo pudiera evitar y sus sonidos de Macho en celo me llegaron al fondo de mi alma. "Aaaaahhhh... "

Su verga estaba erecta, bien erecta y exigiendo atención, y atención le di. Le besé la puntita primero, luego recorrí su tronco con mis labios y mi lengua hasta llegar a sus bolas; estaban llenas, bien llenas y yo quería toda esa leche para mi solito.
Se las olí primero, que rico le olían, olor de hombre, olor de macho. Le olfatee esa área entre su verga y su culo por varios segundos. Luego le lamí sus bolas duras, se las chupé, se las llené de lengüetazos y de besos. Fueron muchos lengüetazos y muchos besos. Armando se merecía eso y mucho mas.

--"Oooohhhh.... que rico se siente..." exclamó entre jadeos reprimidos y ahogados. Era un hombre luchando contra sus deseos más escondidos. Un hombre que nunca había estado con otro hombre y no le era fácil rendirse al placer que le daba uno; yo subí la intensidad de mis lamidas y chupadas para ayudarlo a vencer su lucha de rendirse al placer que yo le estaba dando. Pasaron varios segundos  antes de que finalmente lo hiciera y abriera sus piernas completamente, estaba rindiéndose, estaba entregándose al placer que yo le estaba dando, abriendo sus piernas para MI, para mi lengua y mi boca.
Lo ayudé a levantar sus piernas hasta que casi rozar su pecho con ellas, Armando se resistió un poco, seguramente se sentía vulnerable en esa posición; quizá hasta menos hombre.

--"Así va a disfrutar mejor lo que me pidió..." le aseguré yo dandole un beso en la punta de su verga, él respiró profundo, como dándose valor y se agarro ambas piernas con sus manos.

Mi pulso estaba acelerado y el de él también, en anticipación de lo que venia, me fui acercando con mis lengua al área mas privada de su cuerpo, a su exquisita raja de Semental. Volví a olfatear esa área, olía a hombre limpio, se había bañado y limpiado su agujero muy bien antes de venir a mi cuarto. Se me hizo un nudo en el estomago y solté pre semen al imaginármelo dándose un baño para venir a verme, para venir a pedirme que le chupara el culo.  Ya no podía esperar ni un segundo más, le di un leve roce con la punta de mi lengua a su hermoso agujero, aquel leve contacto lo hizo arquearse de placer, ésto era solo un ensayo, el principio de lo que yo le tenia preparado.

--"Aaaaahhh....."

Le besé ambas nalgas, prolongando la espera, haciendo que esperara a que mi boca y me lengua regresaran a su culo. Atormentándolo premeditadamente. Que ricas y firmes nalgas tenia, se las lamí varias veces y volví a su culo, pasando mi lengua suavemente, lentamente... olía delicioso y su sabor era aun más delicioso.

--"Que rico le huele..." exclamé yo fascinado y embriagado de su olor; Armando se estremeció sobre la cama al sentir mi lengua acariciando su culito y el roce de mi nariz olfateando.

--"Ooooohhh... José, nunca me habían hecho algo así..." su voz era ronca como siempre pero ahogada en el placer que yo le estaba dando. Sus gemidos y palabras eran el incentivo que yo necesitaba para seguir haciendo mi mejor trabajo.

Le empecé a comer el culo con muchas ganas, las ganas que me dominaban por aquel delicioso hambre que estaba acostado en mi cama con su culo al aire.
Lengüetazos tras lengüetazos,
lamidas tras lamidas,
besos tronados y mojados.
Yo tenia que hacer de éste momento algo inolvidable para Armando, para que él JAMAS olvidara que  yo había sido el primero en darle éste placer que lo tenia gimiendo y jadeando.  No sabia si lo iba a lograr, pero él había asegurando que era nuestra ultima vez y tenia que ser chingonamente inolvidable... para él, para mi... para los dos.

Con cada chupada que le daba a su culo, Armando se fue relajando cada vez más y más, aquel cuerpo imponente de Macho se arqueaba de placer ante mi lengua y mi boca. Cosita Rica. PAPACITO.

Subi de intensidad mi invasión sobre su agujero perfecto, su agujero de hombre. Fueron minutos de invasión oral, de saborearlo, de disfrutarlo.
Lo escuché aullar como las bestias en brama y desbocadas. Fue la sinfonía mas completa y perfecta, sus aullidos de macho se mezclaban con los ruidos de la tormenta que azotaba la noche, nuestra ultima noche.

--"Joseeee....." gritó mi nombre y mi nombre en su voz ronca alcanzo una magnitud que me sacudió el alma, nunca nadie había gritado mi nombre, nunca nadie se había sentido tan entregado a mi. Nunca nadie... solamente Armando.
Yo también grité su nombre en mi mente. En mi cuerpo, en mi verga.
ARMANDO con mayusculas. Armando con minúsculas.
PAPACITO Ajeno, PAPACITO Prohibido... pero en este momento era mío, solamente MIO.

Armando me tomó por la cabeza restregándola contra su raja de Macho. Yo hundí mi rostro en aquel delicioso trasero, devorando su rico agujero.

--"Ahora entiendo a mi amigo... por eso le gusta que su esposa le haga esto...!!!" murmuró entre suspiros entrecortados.  "Quiero venirme en tu boca...."

No estaba pidiéndome permiso, era una orden. Le di unas chupadas mas y me hice a un lado para que desdoblara sus piernas, de inmediato me acomodé entre ellas y él me metió su hermosa verga por la boca. Estaba bien dura, me la metió hasta el fondo, me calaba la garganta pero me aguanté, porque por Armando todo valía la pena, él me había venido a buscar, debió haber sido una decisión difícil pero había vencido sus prejuicios y sus miedos, lo menos que yo podía hacer era darle el placer mas grande que hasta ahora había conocido.
Me la clavaba incesantemente, sin tregua, yo estaba sediento, necesitaba su jugo blanco; le apreté sus bolas, estaban llenas.

--"Aaahhhh......" gritø mientras se venia adentro de mi boca. Yo necesitaba su jugo de macho y su jugo me dio. Sus chorros abundantes llenaron los canales de mi boca  y mi garganta,  era tanto jugo que hasta me chorreaba por los labios. Me tragué todo y succioné su verga con mi boca para asegurarme de exprimirlo bien, de que quedara vacío. Seco.

Armando temblaba de pies a cabeza, sus ojos cerrados, su cuerpo sudado. MACHO DE MACHOS.

--"Gracias..." me dijo cuando finalmente abrió sus ojos, yo ya estaba acariciándome mi verga que estaba bien dura y necesitaba alivio. Reclamaba atención.

Inesperadamente Armando tomó mi verga con sus manos. Algo que no esperaba, pero que obviamente me gustó.
Armando estaba nervioso, era evidente que andar tocando vergas de otros hombres no era parte de sus juegos sexuales, sin embargo sus caricias tímidas fueron suficientemente para hacerme vibrar, para hacer que me viniera a chorros sobre su pecho.

--"Gracias..." ahora fui yo quien le agradeció a él.

--"Esto no ha terminado, dame un rato para descansar y luego te la meto por atrás..." exclamó Armando guiñando el ojo.

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Después de limpiarnos el sudor y el semen que yo había derramando sobre el pecho de Armando, nos recostamos en la cama a descansar, nos quedamos dormidos arrullados por el ruido de la lluvia, la intensidad de la tormenta había aminorado, pero seguía lloviendo fuerte.

No sé cuanto tiempo había transcurrido, pero desperté al escuchar la voz bajita de Armando hablándome al oído.

--"Ya se me parø la verga otra vez... quiero metértela por el culito..."

Yo abrí los ojos y lo vi arriba de mi, sentí su verga dura sobre la mía que también estaba erecta.

--"Yo quiero su verga destrozando mi culito..." le contesté lleno de morbo.

--"Te lo voy a reventar y no vas a poder caminar por varios días, Cabrón." me advirtió con una sonrisa pervertida.

--"Quiero ver si eso es posible..." lo reté yo mientras abría mis piernas para que él se acomodara.

Armando se levantó para acomodarse bien y luego se escupió su verga varias veces para lubricarla bien.
Yo me escapî mano derecha y me la pase por el culo para lubricármelo con mi propia saliva.

--"Muestrame tu culito y pideme que te la meta, pideme verga..."

Yo me abrî mås y eché mis piernas al aire para mostrarle mi agujero.

--"Mire mi culo...necesito que lo llene de su verga...  métamela toda... deme verga...." le pedí yo con vehemencia y dominado por el deseo y la calentura.

Armando me agarrø ambas piernas y me las echó mas atrás hasta casi tocar mi pecho, me doblaba a la mitad para asegurar acceso completo de su verga a mi culo, para que me entrara toda y hasta el fondo.

--"Aqui te va toda, Cabrón..."

Y se volvió a escupir su hermosa verga varias veces y cuando estaba bien mojada, bien lubricada me la empezó a meter.

No había pasado ni dos horas y ya estábamos otra vez como animales cogiendo, disfrutando del placer de la carne, gozando el morbo y la lujuria del momento; con cada centímetro de su verga que se iba introduciendo adentro de mi yo sentía tocar el cielo con mis manos, volvía a tenerlo adentro de mi y si la primera vez había sido increíble, ésta vez era las sensaciones que recorrían mi cuerpo eran aun mas intensas y placenteras. 
Era un espectáculo contemplar aquel Macho dominante abriéndome el culo con su verga, Armando estaba concentrado en mi cuerpo, haciéndome suyo, su atención centrada en mi. Yo me estremecí al sentir toda su verga adentro, bien adentro de mi.

--"Estas bien?... me preguntó y se detuvo.

--"Si, estoy bien y no se detenga..." le pedí yo acariciando su pecho velludo y fuerte.

--"Te gusta mi verga?"

--"Me encanta... deme duro y tupido..." le supliqué yo.

Armando se empezó a mover primero con mesura, lento luego con mas velocidad, con locura absoluta.

--"Aaaaahhh..." sus embestidas me hicieron jadear de gozo desmedido, era nuestra ultima vez y me estaba dando lo mejor de si, rompiendo mi culo a vergazos. RICURA SIN FINAL.

Mis gemidos y sus gemidos eran continuos y naturales; union genuina de dos cuerpos que se complementaban perfectamente, era una ironía de la vida, una jugada del destino; los dos nos disfrutábamos mutuamente pero antes de acabar la noche cada quien iba a seguir con su vida.

Armando se calentaba mas y mas con mis gemidos desesperados y con mis caricias por su pecho, por su torso, por sus piernas.

--"Asi te gusta, verdad Cabrón? Duro, bien duro y sin parar...."

--"Siiiii.... revienteme el culo... quiero recordar esta noche para siempre..."

Armando me doblaba el cuerpo a la mitad mientras me embutía toda su verga. Cada embestida mas dura que la anterior.

--"Vamos a cambiar de posición..." me dijo sacando su verga, yo quise protestar, pero Armando me acomodó de lado sobre la cama con rapidez y se puso atrás de mi; me la metió otra vez, de una sola metida, yo aullé de calentura y placer. 

Con la nueva posición yo me empecé a mover mas libremente y por unos segundos me moví sobre su verga cogiéndome yo solo, él me daba de nalgadas, disfrutando el movimiento de mi cuerpo.

--"Que rico te mueves..." me dijo en voz baja y levantó mi brazo izquierdo para chuparme la axila, haciendo que yo me sacudiera, QUE RICO se sentía, nunca me lo habían hecho.

La cogida que Armando me estaba dando no me la había imaginado ni en la mejor de mis masturbadas en la soledad de mi cuarto, donde me la había jalado pensando en él, en lo formidable que debería ser coger con tremendo macho. 
Ahora cuando me masturbara pensando en él, lo iba a hacer recordando las dos veces que me había reventado el culo.

--"No creo aguantar mucho mas... tu culito se siente muy rico, me voy a venir pronto..." me susurró él al oído y sus bombardeos se hicieron mas intensos.

--"Siiii, así.... párteme el culo en dos.... duro, bien duro...." le pedí yo casi gritando.

Armando me levantó de la cama y me acomodó en posición de perrito y me la volvió a ensartar... toda.
Hasta el fondo. 
Me siguió dando verga, mientras me abrazaba por detrás y yo sentí un recorrido electrizante por todo mi cuerpo cuando su pecho me aprisionaba la espalda.

--"Nunca he tenido mi verga adentro de un culito así de rico como el tuyo..." me murmuró al oído derecho y luego me lo mordisqueó.

Yo no podia articular palabra de tanto placer, Armando me estaba taladrando el culo de una manera impresionante, dejándome saber que así cogen los  verdaderos Machos a sus hembras.
Nuestros pulsos estaban muy por arriba de lo permitido, una presión a punto de estallar.

--"Quiero que nunca olvides las 2 cogidas que te di. . . nunca nadie te volverá a dar verga de ésta manera. . . nunca."

El climax se acercaba, yo sentí su cuerpo estremecerse, me empecé a jalar mi verga mientras Armando me destrozaba el culo con la suya.
Nuestras respiraciones agitadas fueron el principio de los espasmos de placer que recorrieron nuestros cuerpos cuando los dos nos empezamos a chorrear, Armando en mi culo y yo sobre la cama.

--"Papacitooooo..." grité yo trastornado de placer y por primera vez lo llamé PAPACITO en voz alta. 

Armando me abrazó más fuerte mientras se chorreaba adentro de mi.

--"Siento tu leche caliente llenando mi culo... dámela toda Papacito..."

Nos quedamos inmóviles por varios segundos, Armando me empezó a sacar su verga y yo presioné los músculos de mi culo para sacarle hasta la ultima gota de leche.

--"Te esta escurriendo... tienes el culo lleno de mi leche. . ." exclamó él maravillado. 


Yo me pasé mi mano derecha por mi raja de macho para llenarme los dedos con su flechita y luego me los chupé, para probar por ultima vez su leche.
Este era nuestro ultima encuentro. Nuestra ultima vez. Así lo había decidido Armando.

--"Nunca voy a olvidar ni la primera noche que estuve con Usted, ni mucho menos ésta... nuestra última vez...." exclamé yo dándome una vuelta para quedar frente a frente. "Gracias por hacer realidad uno de mis 2 sueños..." le agradecí yo mirándolo fijamente.

--"Cuál es tu otro sueño?" quiso saber Armando y me sorprendió su interés.

--"Conocer la tierra donde nacieron mis padres..." le contesté yo.

En realidad eran 3 sueños, pero el tercero no se lo podía contar, porque se trataba de su suegro, de Don Enrique, de que Don Enrique me cogiera. Ya le había mamado la verga y me moría porque me la metiera por atrás.

La lluvia volvió a subir de intensidad. Armando caminó hasta la ventana, yo lo seguí con la mirada, deleitándome con su caminado de Macho, de Hombre Seguro de si mismo.
Después de disfrutar de aquella hermosa vista, que se hacia mas hermosa bajo la luz de la noche tormentosa, caminé lentamente hacia él, me detuve a un lado suyo, Armando me abrazó por detrás y yo restregué mi cuerpo en el suyo,  recargué mi cabeza en su pecho, segundos después Armando entrelazó sus manos con las mías y me las apretó.
Nos quedamos en silencio escuchando el himno melodioso de la lluvia, observando la naturaleza hacer despliegue de su fuerza.
La noche. . . la lluvia. . . testigos y cómplices de nuestra ultima vez.

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El Sol brillaba en todo su esplendor, solo la tierra mojada con charcos de agua era el recordatorio de la gran tormenta que había caído la noche anterior; el cielo estaba limpio y claro.
Yo había amanecido muy contento y como no estarlo después de la gran noche que había pasado en mi cama al lado de Armando.

--"Andas con una sonrisa de oreja a oreja." remarcó una de la muchachas que me ayudaba en la cocina.

Solo sonreí en respuesta, no tenia que darle explicaciones a nadie. Me enfoqué en preparar el desayuno para todos los trabajadores y la comida especial para recibir a Doña Martita y a sus hijas.
Don Enrique y Armando se habían ido a ver el ganado muy temprano y ni siquiera habían desayunado; tenían que estar de regreso a la hora de la comida para recibir a sus esposas. Los dos estaban emocionados por volver a verlas.

Mientras esperaba a que la comida saliera del horno, me puse a preparar el comedor principal, que la mesa estuviera inmaculada como le gustaba a Doña Martita.
Este lugar no se usaba todos los días, solamente cuando la Señora de la Casa estaba de visita; ella y Don Enrique habían decorado ésta área de la casa hacia mucho tiempo, tenia el toque de ellos dos, la mesa no era muy grande, para el dinero que tenían todo podía ser un poco mas lujoso, pero a Don Enrique le gustaba lo sencillo. A ella no tanto.
Yo había escuchado decir que la casa de la ciudad si era muy lujosa y elegante, que tenia  todo el toque de Doña Martita, pero que aquí en la hacienda ella había permitido que se decorara mas al gusto de su esposo.
Luego de que el comedor quedó listo, subí a las recamaras de Don Enrique y de Armando, traté de no distraerme pensando en la vez que Armando me había cogido en su cama y cuando se la había mamado a Don Enrique en la suya.
Hoy en la noche Armando iba a dormir con su esposa, le haría el amor hasta el amanecer. Hoy en la noche Don Enrique también haría lo mismo con la suya.
Fui a la recamara de la Señorita Samanta para asegurarme que las muchachas de la limpieza la hubieran dejado lista y arreglada. Cuando todo estaba en perfecto orden, bajé a la cocina; mientras bajaba las escaleras alcancé a escuchar las voces de Don Enrique y Armando que estaban en la sala.

--"Quieren algo de tomar mientras llega Doña Martita y sus hijas?" les pregunté yo tratando de sonar lo más normal posible. No podía distraerme mirando los cuerpos hermosos de aquellos dos sementales.

--"Yo quiero un vaso de agua fría." contestó Don Enrique con la misma seriedad de siempre.

--"Yo no, Gracias." contestó Armando sin mirarme, era obvio que estaba tratando de no verme.

Yo caminé hasta la cocina y podía sentir la mirada de uno de ellos clavada en mi trasero, pero no podía voltear para averiguar QUIEN era.
Regresé con el vaso de agua fría para Don Enrique lo más rápido que pude y al entrar a la sala Armando me recorrió con la mirada aprovechando que su suegro estaba distraído haciendo unas cuentas. Nuestras miradas se cruzaron brevemente y él esquivó la mirada haciendo como que buscaba algo en su celular.

Yo le di el vaso de agua a Don Enrique y sentí una sacudida electrizante cuando sus dedos rozaron mi mano.

--"Mañana quiero que vayas conmigo al pueblo." me dijo Don Enrique antes de darle un trago al vaso de agua. "Nos vamos a ir temprano porque tenemos mucho que hacer."

Me dieron ganas de preguntar por qué quería que yo fuera, pero no lo consideré prudente y solo asentí con la cabeza. Don Enrique era el patrón, yo el empleado.
Cuando me di la vuelta para regresar a la cocina no pude evitar ver a Armando y lo sorprendí mirándome, se veía tan CHULO, chingonamente HOMBRE con su ropa de vaquero y su sombrero; ésta vez fui yo quien esquivó su mirada porque sino iba a terminar corriendo a abrazarlo, a besarlo, a arrancarle la camisa y el pantalón; salí de la sala rápidamente mientras imágenes de lo que habíamos hecho él y yo anoche me llenaban la mente y me sacudían el cuerpo.

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Las campanadas del reloj central de la Casa Grande marcaban las 4 de la tarde. Era un reloj muy grande y muy antiguo, sus campanadas se escuchaban por toda la casa; a pesar de ser una reliquia funcionaba como si fuera nuevo.
Doña Martita y sus hijas ya habían llegado y después de comer se habían retirado a sus cuartos a descansar. Yo me encontraba limpiando los muebles que estaban en la terraza de la planta alta de la casa, preparando todo para que cuando Doña Martita saliera a tomar el té, encontrara todo limpio como a ella le gustaba.
Ella decía que ésta era el área de la casa que más le gustaba porque desde aquí se apreciaba una vista panorámica fascinante de la hacienda y sus alrededores.
Estaba a punto de terminar de limpiar cuando escuché las carcajadas de una mujer, provenían del patio, me asomé con discreción y eran las carcajadas de Sara, la esposa de Armando, estaba con él y se preparaban para salir en su camioneta.
Me sudaron las manos cuando lo vi a él. QUE MACHO MAS CACHONDO. Por donde se le viera era perfecto. Se había cambiado de ropa, ahora traía puesto un pantalón más ajustado y una camisa negra. Del lado derecho se veía bien PAPACITO.
Del lado izquierdo se veía bien PAPACITO, por donde lo miraras era un un Semental,
Me volvían loco sus tremendas nalgas y sus piernas que parecían de acero.

Anoche yo me había dado gusto besando, lamiendo, chupando y acariciando ese cuerpo perfecto de semejante Macho.
PAPACITO, mil veces PAPACITO.

Sentí algo feo en la boca del estomago, ya nunca lo volvería a tener en mi cama temblando de deseo y de placer como lo tuve hacia menos de 24 horas. Tenia sus gemidos de Macho calenturiento grabados en mi, sus caricias se habían quedado tatuadas en mi piel.
Lo vi abrazar a su esposa y darle un beso, luego le abrió la puerta para que se subiera a la camioneta; en cuestión de minutos desaparecieron de mi vista. Que suerte tenia Sara y que mala suerte tenia yo.

--"Gracias por la comida, José..." la voz de Doña Martita me regresó a la realidad. La Señora acababa de entrar a la sala de la terraza y yo ni me había dado cuenta. "Todo excelente como siempre."

--"De nada, Doña Martita." le contesté yo sinceramente. La observé mientras ella caminaba por la terraza, no sé si estaba revisando que todo estuviera limpio o si simplemente estaba admirando la belleza del lugar. Era una mujer mayor pero no anciana, muy guapa y elegante, se veía muy bella con  su vestido blanco y su mascada de color rosa al cuello, un maquillaje leve y discreto, una Señora de la clase alta que contrastaba enormemente con Don Enrique. Los dos juntos se veían muy bien, pero por separado jamás nadie los hubiera imaginado como una pareja. Tenían muchos años de casados. Y cómo no ser feliz con un hombre como Don Enrique a su lado; a su edad seguía siendo un Semental y las fotos que yo había visto de cuando era joven había sido un PAPITO en toda la extension de la palabra.

--"Admiro tu entrega y disciplina, José. Tienes todo en perfecto orden, ésta casa funciona Gracias a Tî." exclamó ella al terminar su recorrido por la terraza. "Podrías traer el té con 3 tazas, mi esposo y mi hija Samanta tomaran el té conmigo."

--"Si Doña Martita, ahorita regreso." le dije yo y bajé a la cocina.

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Era de noche, a mi me gustaba la noche.
Y por la noche me gustaba mirar desde mi ventana como la oscuridad cubría de un color misterioso cada rincón de la hacienda.
La noche también me gustaba porque sentía que el sol me cuidaba a través de la luz de la luna.
Para mi el sol era mi Papá que me cuidaba desde el cielo y lo hacia todo el día
y la luna era mi Mamá que me cuidaba desde el cielo y lo hacia toda la noche.


Era fascinante ver la majestuosidad de la luna en medio de las nubes, el cielo oscuro era el complemento ideal. Me podía pasar horas mirando ésta vista inigualable de la naturaleza. Pero hoy estaba cansado.
Había sido un dia largo y no había dormido casi nada la noche anterior, pero había valido la pena. Por Armando cualquier cosa valía la pena. Jamás iba a olvidar las 2 veces que me había cogido, las 2 veces que había conocido el placer más grande que puede alcanzar un ser humano.
Durante la cena no lo había visto ni a él ni a Sara, no sé a donde habían ido pero aun no regresaban. También durante la cena Don Enrique me había confirmado la hora en la que íbamos a salir para el pueblo. Después de un merecido baño y de observar un rato la noche me metí en mi cama a descansar.
Abrasé la almohada que Armando había usado ayer, aun tenia su olor, su esencia, me dormí abrazado a ella toda la noche. Era como estar abrazado a él, soñar no cuesta nada.

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Don Enrique ya me estaba esperando afuera de la casa en la mañana, todo estaba en silencio, era aun muy temprano.

--"Buenos Dias, José." me saludó mientras me ayudaba a ponerle llave a la puerta principal de la Casa Grande.

--"Buenos Dias!! Disculpe si estoy atrasado." exclamé yo nervioso de tenerlo tan cerca; el señor tenia un magnetismo que lo hacia imponente. Era de estatura alta y cuerpo fornido, imposible de ignorar.

--"Es buena hora." me aseguró él. "Estamos en buen tiempo."

Caminamos juntos hasta su camioneta, yo disimuladamente busqué la de Armando para ver si había regresado; y si, estaba estacionada al lado del carro lujoso e importado de su esposa Sara. Yo no los había escuchado llegar, el cansancio me había vencido.

--"No me vas a preguntar a qué vamos al pueblo?" me preguntó Don Enrique cuando nos subíamos a su camioneta.

--"Queria preguntarle eso desde ayer pero no me atreví, yo soy su empleado y..." Don Enrique no me dejó terminar porque me interrumpió.

--"José, tu eres más que un empleado. Si trabajas en la hacienda es porque así lo decidiste tu mismo." me recordó EL con la firmeza que lo caracterizaba. "Tus padres fueron una parte importante de mi familia, por ellos yo estaba dispuesto a pagarte una carrera universitaria."

--"Lo sé y se lo agradezco. Pero el campo y la hacienda son todo para mi." le aseguré con completa sinceridad. "Aquí nací y crecí, no podría vivir en otra parte."

--"Nunca vuelvas a decir que eres solo un empleado." me pidió él y arrancó su camioneta. "Hazme la pregunta."

--"A qué vamos al pueblo?" pregunté yo intrigado y lleno de curiosidad.

Don Enrique me miró de reojo conteniendo una sonrisa, Don Enrique era muy serio, pero aun así era muy atractivo, pero cuando sonreía era completamente irresistible.

--"Vamos a comprarte un carro." exclamó y volteo a ver mi reacción.

Y mi reacción fue de asombro e incredulidad. Un carro para mi?? Pero yo no sabia manejar, para qué necesitaba un carro??

--"No entiendo..." exclamé yo asombrado.

--"Te he estado observando por mucho tiempo y me he dado cuenta que nunca sales a ninguna parte. Eres muy joven y no es normal que siempre estés encerrado en la hacienda." me dijo e inesperadamente me dio una palmada en el hombro izquierdo. "Llegué a la conclusión de que no vas al pueblo los Domingos con los demás trabajadores porque algunos se burlan de ti y te dicen José Mujer."

Yo me puse tenso y EL se dio cuenta.

--"No quiero que te sientas avergonzado ni ofendido. Yo te acepto y te respeto como eres. Quiero que lo tengas muy claro." y me extendió su mano derecha en señal de apoyo, yo no supe qué hace por unos segundos, pero reaccioné de inmediato y la estreché con la mía.

--"No se preocupe Don Enrique, no me ofende ni me avergüenzo tampoco." respondí yo con seguridad. Don Enrique me estrechó la mano con fuerza. Me sentí bien, me sentí apoyado y por absurdo que parezca, también protegido.

--"Con el carro vas a poder ir al pueblo solo y cuando tu quieras."

--"Pero yo no sé manejar."

--"Armando o yo mismo te podemos enseñar." me prometió EL y mi corazón palpitaba aceleradamente al imaginarme a cualquiera de los dos enseñándome a manejar. "No será un carro del año, pero casi nuevo y a tu gusto." me dijo guiñando un ojo.

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Era muy tarde cuando regresábamos a la hacienda, habíamos pasado todo el día viendo carros, en el pueblo de nosotros no encontramos lo que buscábamos, tuvimos que ir a otro que estaba mas retirado, después de buscar y buscar, finalmente y encontramos uno que nos gustara a los dos. Porque de acuerdo a Don Enrique yo iba a elegirlo, pero yo no sabia nada de coches, así que su opinión y conocimiento era importante y decisiva para mi elección.

A lo lejos se miraba un enorme fuego y el trafico sobre la carretera se iba deteniendo y haciéndose muy lento. Algunos vehículos hasta se estaban dando la vuelta para regresarse.

--"Parece que hay un accidente muy grande." exclamó Don Enrique.

El ruido de ambulancias y camiones de bomberos se escuchaban cada vez más cerca, Don Enrique hizo su camioneta a un lado para que pasaran.
Estuvimos detenidos esperando a que el trafico avanzara, pero llegamos a un punto en que se detuvo completamente.
Cada vez eran más los vehículos que se estaban regresando, Don Enrique le hizo una señal a un carro de policía para averiguar que estaba pasando.
Las noticias no eran buenas, un trailer de 18 ruedas que transportaba petróleo se había volcado e incendiado, la carretera iba a estar cerrada por tiempo indefinido, mínimo toda la noche.
La via alterna para regresar a la hacienda era un camino de 4 horas.

--"No vamos a poder regresar a casa, estoy cansado, está oscureciendo y no me gusta manejar de noche." aseveró Don Enrique. "Voy a llamar a la casa para avisar." y tomó su teléfono celular para llamar.

Yo me preguntaba en dónde íbamos a pasar la noche. Mi pregunta quedó respondida cuando EL le contestaron su llamada en la hacienda.

--"No te preocupes mujer, nosotros estamos bien, simplemente no hay manera de cruzar el área del accidente y no voy a manejar tantas horas de noche. Al amanecer si no se ha despejado la carretera entonces haremos el viaje por la vía alterna." le informó Don Enrique a su esposa. "Nos quedaremos a dormir en uno de los hoteles que están a la salida del pueblo."

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Estábamos muy lejos de la hacienda, pero no estábamos lejos del segundo pueblo al que habíamos ido a buscar el carro; encontrar un hotel no fue difícil.


Don Enrique rentó un cuarto con 2 camas dobles. Ya habíamos cenado, así que lo único que quedaba por hacer era ver un rato la TV y dormir.

Don Enrique estuvo haciendo unas llamadas a sus trabajadores y yo no podía dejar de mirarlo despistadamente, para su edad se mantenía estupendamente, ya quisieran muchos llegar a su edad y verse así de bien.
Me mordí los labios cuando lo vi por detrás, recordé la vez que le había chupado la verga en su cuarto. Inevitablemente me empecé a calentar. Quería volver a mamarcela, pero no sabia como dar el primer paso.
Se me vino una idea a la mente.
Me metí a bañar mientras Don Enrique seguía hablando por teléfono. El agua recorriendo mi cuerpo desnudo me calmó un poco las ganas de macho que traía. Del otro lado de la pared estaba un Macho maduro que me aceleraba la presión, me sentí mal por desearlo, porque Doña Martita no se merecía esto que yo sentía por su esposo.

Terminé de bañarme, antes de salir del cuarto de baño me envolví en una toalla de la cintura para abajo; cuando abrí la puerta no se escuchaba el ruido de la TV, estaba apagada y el cuarto estaba oscuro. Dónde estaba Don Enrique??
Giré a la derecha y lo vi, se había quitado su camisa y me estaba sonriendo.
PAPITO. RICURA. DELICIA.

--"Ahora me toca bañarme a mi..." me dijo mientras recorría mi cuerpo semidesnudo con la mirada. Yo me hice a un lado para que pasara, EL pasó a mi lado y me susurró al oído: "Terminaste de bañarte muy rápido." y se metió a bañar.

Yo me quedé inmóvil por unos segundos, electrizado con su cercanía y con sus palabras. Mi primer impulso fue ir tras de EL y bañarnos juntos, pero mejor opté por quitarme la toalla, la aventé sobre una silla, prendî una de las lamparas que estaban en los buros y me metí a la cama a esperarlo, boca abajo, para que cuando saliera del cuarto de baño lo primero que viera fuera mi trasero.
La espera se me hizo eterna, pero Don Enrique no demoró en salir, lo miré de reojo y estaba completamente encuerado y con la verga semi erecta.
PAPACITO metemela toda, pensé yo.

Se estaba deleitando con mi trasero, me estaba mirando de la misma manera que me había visto por primera vez desnudo en las regaderas de la hacienda. Caminó lentamente hasta mi cama. Yo estaba temblando, ahogado en la sensación de morbo y lujuria, esa sensación de lo prohibido, de saber que estas a unos centímetros de distancia de un hombre desnudo que esta caliente por ti y tu por él. La tensión sexual al máximo y la calentura comiéndonos por dentro.

--"Tienes unas nalgas hermosas, José..." exclamó EL parado a la orilla de la cama, su voz masculina y ronca. "No he podido dejar de pensar en la vez que te vi desnudo por primera vez en las regaderas."  me confesó y yo me moría porque me tocara, porque me acariciara mi trasero. "Me he sentido culpable por pensar en ti de ésta manera y cuando me la mamaste en mi cuarto aquella noche solamente sirvió para confirmarme a mi mismo que soy un sucio y un depravado..."

--"Ni es sucio ni es depravado..." lo interrumpí yo, las manos me sudaban y el corazón se me iba a salir por la boca. "Yo le ofrezco mi cuerpo porque es mi decisión, Usted no me obliga a nada que yo no quiera hacer..." le dije yo con la respiración entrecortada.

Don Enrique pasó una de sus manos por encima de mis nalgas, una caricia lenta, suave y provocadora; hizo que se me erizara la piel. Su mano era grande, fuerte y rasposa, mano de hombre de campo, de hombre entregado a su trabajo. Tragué saliva y mi cuerpo ardía.

--"Tienes una piel suave, joven y magnética..." exclamó EL con la respiración también entrecortada; también estaba ardiendo de ganas como lo estaba yo. Y la caricia lenta, suave y provocadora fue subiendo de intensidad para convertirse en una caricia firme, decidida y posesiva.

Yo necesitaba más,  necesitaba aquel cuerpo de hombre maduro y cachondo a un lado del mío, arriba del mío, adentro del mío. Levanté mi mirada para verlo a la cara, PAPACITO LINDO, su rostro reflejaba la misma calentura que yo, la lujuria en cada una de sus expresiones. Nos miramos fijamente, se metió un dedo en la boca, lo sacó con abundante saliva y me lo metió en el culo.


--"Ya conocí el placer que da tu boca, ahora quiero conocer el placer que da tu culito..."

Sus palabras me estaban desquiciando y su dedo adentro de mi me electrizaba con un dominio perfecto.

--"Yo quiero que Usted conozca ese placer, porque yo me muero por conocer el que da su verga también..."

Mis palabras lo estaban desquiciando; sentí los vellos de su brazo y su mano sobre mis piernas y mis nalgas, me estremecí de pies a cabeza y Don Enrique aprovechó para meterme otro dedo, aumentando al doble mi sensación de placer.

--"Quiero comerte un rato el culito... Puedo??" me preguntó con esa caballerosidad que lo caracterizaba.
PAPITO. MACHO.

--"No me tiene que pedir permiso..." le contesté yo levantando mi trasero. "Es todo suyo, Patrón..." exclamé yo totalmente extasiado y eso que aun no me metía la verga. Esto era solo el principio.

Don Enrique me sacó lentamente sus dos dedos, luego me dio un apretón en ambas nalgas.

--"El Patron tiene hambre de culo y se las va a quitar ahorita mismo..." murmuró mientras se inclinaba para empezar a comerme mi raja de hombre; su bigote tocó mi trasero antes que sus labios, y yo gemí como las fieras en celo. Y cuando sus labios y su lengua comenzaron a lamer una nalga primero y luego la otra tuve que agarrar una almohada para morderla y no gritar, porque no me podía arriesgar a que me oyeran los del cuarto de enseguida. Me estuvo torturando por varios segundos antes de lamerme el culo y cuando finalmente lo hizo el efecto fue avasallador, su lengua tibia me lengüeteaba mi raja mientras sus manos me masajeaban las nalgas y los testiculos.

--"Mmmmm....." gemidos y mas gemidos, los suyos y los míos en una mezcla de sincronia intensa, no ensayada ni pensada; mezcla de almas poseídas por el deseo, el morbo, la locura de la carne.

Yo seguia acostado boca abajo sobre la cama y EL a la orilla, moví mis manos para acariciarle sus piernas velludas y fuertes, lo hice sacudirse con mis caricias; lo que también hizo que aumentara sus lamidas sobre mi culo convirtiéndose en chupadas ruidosas, el Patrón estaba hambriento y estaba saciando sus ganas conmigo.

--"Quiero que me la meta... quiero que mi culo se llene de su verga, Patrón..." le pedí yo con desesperación mientras tomaba su verga dura y hermosa con mi mano derecha.

--"Te la voy a meter, pero déjame comerte el culito por un rato más..." exclamó EL limpiándose la saliva que le escurría por la barbilla, estaba disfrutando de su banquete a manos llenas y su banquete era Yo... Yo que estaba conociendo caminos del placer que nunca nadie me había enseñado antes. Levanté otra vez mi trasero y Don Enrique aprovecho para meter una mano por debajo de mi cuerpo y apretarme la verga.

--"Oooooh...." yo ahogué mi grito mordiendo la almohada, que ricura sentir su mano en mi verga mientras seguía comiendo mi culo a mordidas y chupadas, su barba me raspaba las nalgas pero era un placer indescriptible, un placer que yo no quería que se terminara. Mi raja de hombre humedecida por su saliva.

--"Creo que ya estas listo para que te la meta, ha llegado el momento de que mi verga conozca el placer de tu culo..."

--"Y de que mi culo conozca el placer de su verga..." exclamé yo como perra en brama. Don Enrique me pasó su lengua por toda mi raja de hombre antes de acercarme su verga a mi cara, yo la seguia sujetando con mi mano, como si se me fuera a ir. "Chupamela un ratito y luego te la meto..." me pidió y yo inmediatamente me le fui encima para devorar aquel hermoso trozo de carne que babeaba pre semen a doquier.

--"Se la voy a chupar hasta dejarla bien lubricada para que me la meta, Patrón..." susurré yo y seguí chupando, lamiendo, saboreando su deliciosa verga; haciendo que Don Enrique se sacudiera de infinito placer.

--"Aaaaahhhh.... si, así que rico sigue no pares...." me pedía mientras me metía su dedo lleno de saliva por mi culo.  "Tu culito esta más que listo para recibirme..."

Le segui mamando la verga por unos minutos más mientras EL me seguía deseando, asegurándose de que mi agujero estuviera abierto y lubricado para recibirlo.
Yo ya no podia esperar más, me estaba muriendo por sentir su verga adentro de mi culo, estaba temblando de emoción, por primera vez Don Enrique me la iba a clavar, parecía un sueño pero era una realidad.

--"Metamela... ya no puedo esperar más, Patrón..." le supliqué yo.

--"Yo tampoco puedo esperar más..." me aseguró EL antes de meterse en la cama, yo me moví un poco para hacerle espacio.

--"Quiero que te montes arriba de mi verga, que me cabalgues la reata..." me susurró al oído mientras me acariciaba el trasero y la espalda. "soy tu Potro... montate arriba de mi..."

--"Usted es Mi Potro y yo su yegua..." exclamé yo trastornado de morbo y calentura.

Don Enrique me acariciaba todo el cuerpo, luego se acomodó en el centro de la cama agarrándose su verga, mostrándomela para que viera bien lo que estaba a punto de comerme por el culo; se echó saliva en su mano derecha y se la frotó sobre su grueso trozo de carne, la saliva escurría por todas parte, su verga esta lista y mi culo también.
Yo me acomodé para subirme arriba de EL, para cabalgarlo, para montar aquel Macho que se moría por penetrarme.

--"Ooooohhhh......" casi grité cuando me entró la cabeza de su verga, Don Enrique era un caballero y gran amante, me la fue metiendo despacio mientras me acariciaba la cintura, las nalgas y el pecho, sus manos fuertes y duras sobre mi piel desnuda me ayudaron a relajarme y me fui comiendo poco a poco su gruesa y hermosa verga.

--"Si... así poquito a poquito, despacito cométela toda...." me susurraba con su voz ronca de Macho. Mi culo se fue adaptando, acostumbrando aquella invasión. Don Enrique me empezó a chupar los dedos de mi mano izquierda haciendo que yo me incendiara por dentro, haciendo que yo me empezara a mover sobre su verga ardiendo de hambre, de ganas de verga insaciables.

--"Aaaayyy. . . tengo toda su verga adentro de mi, Patrón. . ." exclamé yo extasiado mientras iba subiendo de intensidad mi cabalgata sobre la verga del hombre maduro más Macho que yo conocía.

--"Que rico te mueves. . .  que rico te la comes toda, José. . ." susurró Don Enrique agarrándome de la cintura con firmeza, yo tenia su verga bien ensartada y los dedos de mis pies curveados del placer que estaba sintiendo. "Sigue así, cabalgando la verga de tu Potro..." me dijo y luego me dio varias nalgadas.

--"Asi, siiiiii... deme más nalgadas, Patrón...!!" le pedí yo con voz entrecortada. Don Enrique me siguió nalgueando, yo no podía dejar de mirarlo, sus gestos de placer y de gozo me hacían moverme con mucha mas entrega y deseo. "Deme más fuerte. . . quiero que me deje las nalgas rojas. . ."

--"Mi yegua anda desbocada, necesita que la ponga en su lugar. . ." exclamó EL mientras me daba nalgadas mas duras y fuertes.

--"Así mero Patrón. . ." grité yo sin importarme si había gente en los cuartos de a lado, yo no podía callar éste inmenso gozo que estaba sintiendo; seguí montando al Potro maduro más sabroso que había en todos los alrededores.

Pasaron segundos, muchos segundos; pasaron minutos muchos minutos de su verga bien adentro de mi culo, de respiraciones entrecortadas y de cuerpos calientes y sudados; de rechinados de cama, de morbo desmedido y de calentura descontrolada.

--"Mi yegua ya hizo mucho trabajo, ahora le toca a su Potro hacer lo que falta..." susurró Don Enrique  tomándome de la cintura y preparándose para cambiar de posición. "No quiero que éste momento se acabe nunca..." me dijo y de un movimiento cuidado y preciso sin sacarme la verga me colocó sobre la cama, yo quedé abajo y EL arriba. QUE SENSACION MARAVILLOSA sentí con ese cambio de posición, me sentí indefenso contra la fuerza de aquel hombre, pero a la misma vez protegido y cuidado.

Ni el mejor de mis sueños, ni en la mejor de las masturbadas me había imaginado que así de intensa seria mi primera vez con Don Enrique. . .

--"No me la saque nunca, Patrón. . .!!" y aquel MACHOTE fuerte y sabroso me la metió toda cuando me tuvo abajo de EL, sometido, rendido.

--"Que rico tienes el culo, José. . ." exclamó Don Enrique mientras acomodaba mis piernas sobre sus hombros; el sudor le escurría por su cara, se lo limpió con su mano derecha y yo sin perder tiempo se la agarré para llevármela a la boca y chuparla, chupar y lamer su sudor, luego le soplé aire para secarla, hasta limpiarla. Don Enrique se sacudió de placer.

--"Desde aquella vez que te vi el trasero en las regaderas, una idea pervertida se me metió en la cabeza y me atormentaba. . ." me confesó mientras seguía con sus embestidas deliciosas. "Desde ésta noche ya no me va atormentar mas, porque es un placer que vale la pena vivir aunque sea una vez..."

--"Cuando Usted quiera volver a vivirlo, yo estaré siempre dispuesto..."

Don Enrique se empezó a mover con más fuerza, con locura.

--"Que rico que estas, Cabrón..." susurró y con su mano derecha me empezó a acariciar mi verga, yo me sacudí completamente.

--"Deme bien duro. . . que sus bolas reboten en mi raja, Patron. . ." aullé como aullar las lobas en la majada cuando las arrincona su lobo.

--"Muerdeme la verga con tu culito, aprieta y afloja. . ." me pidió mientras me complacía dándome mas duro, sus bolas rebotaban en mi trasero.
DELICIA COMPLETA.
DELICIA TOTAL.

Yo le empecé a morder, a apretar su verga con los músculos de mi culo. Nuestros cuerpos estaban unidos, compenetrados. Yo me retorcí sobre la cama y Don Enrique me la ensartó hasta el fondo, volví aullar; me agarré mis nalgas para abrirme mejor, para asegurarme que me la metiera toda, completamente toda.

--"Así, Patrón. . . durooooo. . . bien durooooooo, reviente mi agujero. . ." le pedí yo fuera de control.

Don Enrique seguia sus bombardeos sin ninguna clemencia, su vitalidad me tenia maravillosamente sorprendido. Sabia coger como los verdaderos Sementales; mis piernas y pies descansaban sobre sus hombros y se me erizó la piel de todo el cuerpo cuando me empezó a chupar los dedos de los pies.

--"Estoy cerca de venirme. . . no creo aguantar mucho mas, tu culo se siente demasiado sabroso para aguantar mas. . ." exclamó EL cuando terminó de chuparme los pies, pero sin bajar la intensidad de sus bombardeos anales.

--"Quiero toda su leche. . . quiero que se explote adentro de mi culo. . ." le supliqué yo con vehemencia.

--"Estas seguro?"

--"Si. . . quiero toda la leche de mi Potro. . . demela toda que su yegua esta lista y necesitada. . ."

Fueron unos minutos de prolongados e intensos bombardeos, de sensaciones recorriendo nuestros cuerpos en torbellinos de placer, de gozo, de felicidad. . . y llegó ese instante fugaz por el cual todos hacemos lo que sea por vivirlo, por experimentarlo una y otra vez, el instante donde ya no hay regreso. . . Don Enrique ejecutó varios bombardeos finales al mismo tiempo que con su mano derecha me jalaba la verga.

--"Aaaaaaaahh........  Aqui le va toda mi leche a mi yegua sabrosa, su Potro la va a llenar como a ella le gusta..... Ooooooooh...... "

Los 2 explotamos al mismo tiempo, EL adentro de mi culo y yo en mi pecho. Gritamos y gemimos de placer, alcanzando el alivio que nuestra calentura necesitaba.
Nuestras respiraciones aceleradas, nuestras miradas fijas una en el otro; contentos, satisfechos. El bullicio de la gente que caminaba por el pasillo del hotel se escuchaba a lo lejos.
Don Enrique me fue sacando su verga lentamente, sentí un vacío pero cuando EL se acostó a mi lado y me abrazó por atrás me volví a sentir completo.

--"Gracias..." me susurro al oído. "Tenemos que bañarnos otra vez. Pero ésta vez juntos. . ."

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DIAS DESPUES. . .

La cena con los platillos favoritos de Doña Martita y sus hijas había sido un éxito, ellas habían quedado encantadas con mi sazón.

--"Nadie sabe cocinar como lo haces Tu." aseguró Doña Martita al terminar la cena. "Solamente tu Mamá y de ella heredaste su destreza para la cocina."

Mañana se regresaban a la ciudad y ellas se merecían que yo me esmerara en atenderlas. También había preparado los platillos favoritos de Don Enrique y Armando; ellos también se merecían que los atendiera bien, por las "razones" que Ustedes ya conocen... je je je
Ambos me habían agradecido el detalle de manera normal pero sin mirarme a los ojos; lo cual yo entendía perfectamente, porque yo tampoco me atrevía a mirarlos fijamente delante de sus esposas.

Mientras las muchachas de la limpieza me ayudaban a limpiar el comedor, vi a las dos parejas  retirarse a sus respectivas recamaras. No podía dejar de mirar a Don Enrique y Armando, QUE SABROSOS se veían con sus pantalones cortos y sus camisas sin manga, recién bañados...listos para irse a dormir.
Excepto que yo estaba seguro que no iban a dormir mucho, porque seguramente tenían que hacer el amor con sus esposas, ellas se iban mañana y no las iban a ver en varias semanas.
Sacudi mi cabeza, no debía estar pensando en esas cosas. Lo que pasara ésta noche en esas dos habitaciones era normal y lógico. Sin embargo sentí un vacío en la boca de mi estomago. Salí rápidamente del comedor y regresé a la cocina, mi lugar favorito de la hacienda.


Y no me fui a mi cuarto hasta que quedó todo limpio y en orden. Exageré limpiando, pero necesitaba despejar mi mente, no podía dejar de pensar lo que estaba pasando en la recamara de Don Enrique, tampoco podía dejar de pensar lo que estaba pasando en la recamara de Armando.
Fue una larga noche, porque no me podía quedar dormido, después de bañarme me la jalé 2 veces, una recordando la ultima vez que Armando y yo habíamos cogido y la otra recordando la primera y única vez que Don Enrique me había cogido en el cuarto de hotel. Cerca de la madrugada pude conciliar el sueño.

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2 MESES DESPUES. . .

Las largas jornadas de trabajo habían terminado, la época de cosecha había sido exitosa y fructífera. Don Enrique estaba muy contento y para celebrarlo hoy se estaba llevando acabo la acostumbrada fiesta que ponía fin a la temporada laboral más importante de todo el año.

La musica de Mariachi animaba la gran cena que yo había preparado con la ayuda de las muchachas. Había mucha cerveza y mucho vino.
Yo observaba todo desde una de las ventanas de la Casa Grande. Durante los siguientes días todos los trabajadores temporales iban a regresar a sus pueblos, con sus familias.
Mañana Armando iba a regresar a la Ciudad con su esposa, eso me tenia muy triste, porque aunque nunca habíamos vuelto a coger, yo me reconfortaba mirándolo todos los días; él había cumplido su palabra y no me había vuelto a buscar. Don Enrique tampoco había propiciado ningún encuentro entre nosotros.

Esta noche yo andaba caliente, necesitaba mamar verga y que me la metieran, mi cuerpo me lo pedía, lo necesitaba. Ya había aprendido a manejar, mañana tenia que ir al pueblo a buscar algo de diversión.; aunque quería ir ahora, no podía, tenia que estar al pendiente de que todo saliera bien en la fiesta.

Era ya muy entrada la madrugada cuando la fiesta terminó, estaba tan ocupado que no me di cuenta cuando Armando se había retirado a su cuarto.

--"Gracias por todo, José. Una gran fiesta como siempre." me dijo Don Enrique antes de irse a su cuarto.

--"De nada, Patron." exclamé yo sinceramente.

No había nadie, todos se habían ido a descansar; estábamos EL y yo solamente.

--"Si quieres ir a mi cuarto después de que te bañes, voy a dejar la puerta sin llave..." me dijo en voz baja y me dio una nalgada. "Ando con ganas de montarme una yegua..."

No me dio tiempo de contestar porque desapareció de mi vista, a mi se me puso dura la verga y se me acelero el corazón, desde temprano yo andaba caliente y con ganas de coger; para mi buena suerte no iba a tener que esperar hasta mañana que fuera al pueblo, porque en unos minutos me iba a quitar las ganas con Don Enrique.

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Terminé de hacer todos los pendientes y me fui a mi cuarto a darme un baño, tenia que estar limpio y fresco para irme a meter a la cama de Don Enrique, se me hacían eternos los minutos.
Salí de bañarme y no podía creer lo que estaba viendo. . .

Estaba ahi, parado a un lado de mi cama, casi desnudo, solamente traía unos calzoncillos blancos que enmarcaban sus bien formadas y firmes nalgas.

--"No debo estar aqui... pero aquí estoy." me dijo recorriendo mi cuerpo con una mirada fija y penetrante, yo estaba envuelto en mi toalla.

Armando estaba tomado, se había emborrachado en la fiesta. Se veía cachondo, era un PAPACITO y nadie lo podía negar. Mi presión arterial debía estar a mil. Yo no supe que decir, no dije nada.

--"Lo que pasó, no debió pasar. . . no puedo dejar de pensar en lo que hicimos. . ." me dijo acercándose lentamente hacia mi. Y fue cuando me di cuenta que traía un sobre en su mano derecha.

--"Lo que pasó entre nosotros es lo mejor que me ha pasado. . ." le aseguré yo. "Y tampoco puedo dejar de pensar en Usted."

--"No entiendo lo que me esta pasando, pero algo mas fuerte que yo me ha traído de vuelta a este cuarto. . . de vuelta a ti." exclamó con voz ronca cuando estuvo frente a mi, a centímetros de mi. Yo podía percibir el aroma de su aliento, de alcohol. La verga se me alborotó.

Armando tomó mi mano derecha y me puso el sobre que traía en la suya.

--"Qué es esto?" pregunté yo intrigado.

--"Abrelo. . ."

Con manos temblorosas abri el sobre, eran 2 boletos de avión, uno a mi nombre y otro a su nombre.
Yo lo miré a los ojos confundido, sin entender nada.

--"No entiendo nada." exclamé yo.

--"Dentro de una semana es tu cumpleaños. . ." me dijo mientras se quitaba su bóxer, en segundos quedó completamente desnudo. "Y quiero hacer realidad tu segundo sueño. . ."

Yo queria correr a abrazarlo, pero permanecí inmóvil por la sorpresa y por la emoción. Nunca antes mi cumpleaños había sido importante para alguien. Armando había averiguado mi fecha de cumpleaños y ahora me hacia un regalo inesperado.

--"Quiero llevarte a conocer la tierra donde nacieron y crecieron tus padres. . ." me dijo mientras me mostraba su hermoso cuerpo. "No me merezco ni siquiera una abrazo, Cabrón??"

Yo me quité la toalla y la aventé al suelo. Lo abrazé con fuerza.

--"Uno y mil más..." le contesté yo con un nudo en la garganta.

Armando era mucho más alto que yo, con facilidad me me levantó para cargarme y yo me le acomodé sin perder tiempo, lo abrasé por el cuello con mis brazos y su cintura con mis piernas.

--"Esto es una locura. . .y voy a ser el loco mås loco." me susurró al oído.

--"Yo quiero enloquecer con Usted. . ." le dije yo abrazándolo con más fuerza.

Armando me cargó en sus brazos hasta el otro lado de mi cama.

--"Quiero que me hagas lo que me hiciste la ultima noche que estuvimos juntos. . ." me pidió al oído mientras nos dejamos caer en mi cama.

Don Enrique me esperaba en su cuarto, pero no iba a poder ir a verlo, algo tendría que inventarle después, ahorita lo más importante era el MACHO DE MACHOS que tenia arriba de mi.

--"Le voy a comer el culo toda la noche. . ." le contesté yo lleno de morbo y de deseo.

--"Toda la noche no, pero un buen rato si. . . porque luego te voy a dar verga hasta el amanecer por ese rico agujero que tienes, Cabrón. . ."

C O N T i N U A R A










Tuesday, October 11, 2016

El Ranchero Parte 1

ADVERTENCIA:
Relato Erotico Gay. Mayores de 18 años Solamente. Lenguaje y fotografías EXPLICITAS. Contenido dirigido a una Audiencia ADULTA Gay!!


Antes que nada, Muchas Gracias por hacer un tiempo para leer mi relato. Voy a empezar por presentarme, me llamo José y tengo 20 años, soy huérfano desde los 12 años. Mi vida no ha sido fácil, pero aunque quedé huérfano siendo muy chico, tampoco me puedo quejar, porque no me ha faltado ni techo ni comida; todo eso Gracias a Don Enrique, el dueño de la hacienda donde trabajaban mis padres y donde vivo desde que ellos fallecieron. Gracias a él terminé la escuela primaria y la secundaria. Yo fui el que decidí no seguir estudiando, porque nunca he sido muy brillante para los estudios. Desde que terminé la Secundaria trabajo de tiempo completo en la hacienda.

Fisicamente no soy ni alto ni chaparro, una estatura media, ni flaco ni gordo, se podría decir que tengo todo decentemente distribuido, aquí les comparto unas fotos mias para que se den una idea de cómo soy.
Me gusto y acepto tal como soy, pero si tengo que elegir lo que más me gusta de mi cuerpo, les puedo decir que es mi trasero. Obviamente soy gay y como ya se habrán dado cuenta, sexualmente soy pasivo.

Soy algo afeminado, o quizá bastante... ja ja ja ja
Así soy y no me traumo ni me siento menos. Recuerdo que desde la primaria varios de mis compañeros de burlaban de mi por mi manera de ser, pero yo lejos de sentirme mal o dejarme humillar los enfrentaba.
Hasta la fecha, estoy consiente de que mucha gente habla y se burla de mi, la mayoría a mis espaldas obviamente, pero a mi me sigue valiendo un pito lo que la gente diga de mi.

Habiendo tenido la oportunidad de seguir mis estudios y hasta graduarme de una carrera, todo esto con el apoyo financiero de Don Enrique, fue mi decisión no hacerlo, lo que a mi de verdad me apasiona en la vida es cocinar, sí, leyeron bien, cocinar y desde muy chico empezé a trabajar en la cocina de la hacienda primero ayudando a mi madre y al faltar ella, a todas las demás cocineras, hasta que yo me quedé al mando de todo lo relacionado con las actividades domesticas de la hacienda. No hay persona que no haya probado un platillo preparado por mi que no le haya gustado, se puede decir que es "un don" que heredé de mi madre.

La hacienda en la que trabajo se llama Villa Del Real y está ubicada en uno de los estados del norte más prósperos de nuestro país. No estoy seguro de si la hacienda es la más grande y rica de nuestro estado, pero si puedo asegurar que está entre las 3 mas importantes.
La actividad productiva de la hacienda es la cría de ganado y la siembra de trigo.
Don Enrique ha hecho crecer la hacienda de una manera impresionante, el señor tiene una visión única para los negocios. Era un hombre de buen corazón pero era estricto, decidido, trabajador y muy disciplinado.
Todos los años en la época de cosecha, ocupaba a mucha gente que venia del sur del país a trabajar al norte, la mayoría hombres.
Era también la época más ocupada en la cocina porque había que preparar el desayuno, comida y cena para todos los empleados. Don Enrique les daba las tres comidas del día de forma gratuita; algo que casi nadie hace, pero es una tradición que él mantiene viva y que se inició desde sus antepasados.
Y es justo en esa época del año que inicia lo mas importante que les quiero compartir de mi relato.

Apesar del gran esfuerzo que implicaba hacer las grandes porciones de comida 3 veces al día, a mi no me importaba porque de verdad me gustaba lo que hacia. Y aunque mucha gente me criticaba por ser gay, la mayoría agradecía y le gustaba mi sazón para cocinar.

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La esposa de Don Enrique, cuyo nombre es Martha, pero yo de cariño le digo "Doña Martita" era buena onda conmigo, pero casi no pasaba tiempo en la casa de la hacienda, ella era mujer de la ciudad, de cuna de oro y vivía en la capital del estado junto a sus hijas, Sara y Samanta.
Sara ya se había casado hacia unos años y lo había hecho con un hombre muy pero muy guapo que se llama Armando, él venia a la hacienda más seguido que las propias hijas de Don Enrique.
Le gusta mucho montar a caballo y se lleva muy bien con su suegro, aparte de que le ayudaba mucho con la hacienda, creo que Don Enrique lo veía como el hijo que nunca tuvo y Armando se había sabido ganar ese respeto y esa preferencia.

Armando tenia un porte y una masculinidad que era imposible no voltear a verlo. Conmigo siempre se habia portado muy amable y educado, nunca me ha faltado al respeto. Y eso lo hacia más atractivo. Debía tener como unos 37 o 38 años, estaba en su mero punto. Que envidia me daba Sara, con semejante hombre  a su lado.

Las manos me sudaban cuando vi que Don Enrique y Armando se acercaban hacia la casa grande montando en sus caballos después de ir a recorrer los campos de cultivo. Eran 2 ejemplares masculinos en toda la extensión de la palabra. Uno maduro y sabroso y el otro más joven pero igual de sabroso,

Me imagino que para ahorita ustedes ya se pudieron dar cuenta de que los dos me gustan bastante, cada uno en su tipo y con su diferencia de edad, eran simplemente irresistibles. Daría lo que fuera por estar con uno de los dos... lo que fuera!!

--"Ya está la comida?" me preguntó Don Enrique mientras se bajaba de su caballo y uno de los empleados se lo llevaba a las caballerizas.

--"Si. Ya está." le contesté poniéndome una mano en la frente para cubrirme del sol que estaba en su máximo esplendor.

--"Yo también tengo mucha hambre." exclamó Armando cuando se había bajado de su caballo.

--"Ahorita voy a pedir que les sirvan." le dije yo y me di la media vuelta para dirigirme a la cocina.

--"Espera José..." era la voz de Don Enrique.

--"Si, dígame Señor." contesté yo dándome otra media vuelta para quedar frente a él.

--"Hablé con mi esposa, va a venir dentro de 2 semanas, ella y mis hijas. Para que les preparen las habitaciones y recibirlas como se merecen."

--"Si, no se preocupe, todo estará listo para su llegada." le aseguré yo y tuve que tragar saliva cuando Don Enrique pasó a un lado mío, su presencia era imposible de ser ignorada, su perfume mezclado con su esencia de hombre me alborotaron la verga y el culo.

--"Vamos a comer, porque tengo mucha hambre." exclamó Armando pasando a mi lado siguiendo a su suegro.
Mi verga que se había alborotado con Don Enrique, se terminó de poner semi erecta con Armando. Aquellos dos hombres me calentaban, se me hacia agua la boca, deseaba bajarles los pantalones, arrodillarme y mamarles la verga. Los dos eran tremendos hombres y deberían tener tremendas vergas. Que suerte tenia Doña Martita de tener un esposo como Don Enrique. De igual manera yo envidiaba la suerte de su hija Sara por tener un esposo como Armando. Me mordí los labios observando a semejantes Machazos por detrás... Que espaldas tan amplias y bien formadas tenían, unas nalgas abultadas y unas piernas que parecían de acero.
#PAPACITOS

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Desde el balcón de mi cuarto que estaba en el segundo piso de la casa grande, al final de la parte derecha de la misma, pude ver las camionetas que iban llenas con todos los empleados que se dirigían hacia el pueblo.
Era Domingo y era su único día libre, la jornada de cosecha no era larga pero si era intensa, se tenia que trabajar 6 días a la semana para obtener un buen resultado. Pero el Domingo era sagrado, nadie trabajaba.
La casa estaba en completo silencio, creo que yo era el único que había decidido no ir al pueblo, la camioneta de Don Enrique tampoco estaba, seguramente se había ido temprano con su yerno a visitar a algún familiar a alguno de los ranchos de los alrededores. Era otro día soleado y hacia mucha calor.

Salí de mi cuarto y efectivamente, la casa estaba sola. Fui al jardín a regar las plantas, cocinar era mi trabajo en la hacienda, pero cuidar las plantas era mi pasatiempo favorito.
Doña Martita siempre me llenaba de halagos cuando venia de visita y me decía que debería dedicarme a la jardinería, que en la ciudad había gente que tenia empresas que se dedicaban a diseñar jardines para las residencias de la gente rica, que ella misma tenia alguien que había diseñado y cuidado el de su casa, inclusive varias veces me había invitado a ir para que le diera ideas; pero yo era feliz aquí en el campo, la ciudad no representaba ningún atractivo para mi. Nunca acepté ninguna de sus invitaciones.
Pero ella y sus hijas iban a venir de visita en 2 semanas y yo quería que el jardín de la hacienda estuviera en excelentes condiciones.
Después de varias horas podando y regando las plantas, terminé bien sudado, necesitaba darme un buen baño. Me quité la camisa y me fui hasta las regaderas al aire libre que había en la hacienda y que estaban ubicadas cerca de donde estaban las casas donde se quedaban los empleados temporales que ayudaban con la cosecha. Me quité el pantalón, el bóxer y prendî la regadera, el agua fresca sobre mi cuerpo era un alivio para el inmenso calor que hacia.
Estas regaderas las usaban los empleados, pero cuando no había nadie, a mi me gustaba venir aquí, se sentía muy rico bañarse al aire libre.
De pronto se me vino una imagen a la mente de los trabajadores bañándose, muchos de ellos eran guapos, debería ser un espectáculo fascinante ver a tanto hombre desnudo, me empecé a calentar y la presión del agua sobre mi cuerpo, pero específicamente sobre mi verga, hizo que se me pusiera bien dura.
Me la empecé a jalar, el jabón ayudó para aumentar las sensaciones exquisitas de mi mano sobre mi verga, luego de varios minutos de estarme dando placer a mi mismo, el momento climax llegó cuando cerré mis ojos y mi mente se lleno de imágenes de Don Enrique y Armando, imaginando lo cachondo que debería ser sus cuerpos sin ropa, completamente desnudos, imaginando lo sabroso que debería ser darles una buena mamada de verga, no pasó mucho tiempo y me vine a chorros de leche; me temblaban las piernas del gran climax que había tenido. Apagué la regadera y me recargué contra la pared para recuperar la calma. De pronto se escuchó el ruido de alguien que se acercaba, me asomé por una rendija para ver de quién se trataba; el corazón se me quería salir por la boca cuando vi quién era.
Era Don Enrique. Busqué una toalla para secarme y fue cuando me di cuenta que no había ninguna. Por unos breves segundos no supe que hacer, me puse mi gorra, Don Enrique estaba cada vez más cerca, de pronto se hizo un silencio y una idea se formó en mi cabeza.
No me puse mi ropa, quería que Don Enrique me viera encuerado, nunca me había visto así y ésta era mi oportunidad, me calentó la idea de que me viera sin ropa, yo no tenia idea de qué iba a ganar con ésto, pero la idea me pareció perfectamente morbosa y excitante. El silencio se me hizo muy largo, seguía sin escuchar ningún ruido, se me hizo extraño y me volví a asomar por la rendija, ya no vi a nadie. Dónde estaba Don Enrique??
Caminé hasta la orilla de la pared de madera de las regaderas y fue cuando lo vi, se había quitado su ropa y estaba completamente desnudo, mi presión arterial se aceleró.
Don Enrique se sorprendió al verme, no esperaba encontrarse a nadie, quizá pensaba que estaba solo en la hacienda, así como yo también lo había asumido, el señor se veía divinamente sabroso, era un hombre mayor pero estaba cachondamente apetecible, por alguna razón se había dejado el sombrero puesto y eso lo hacia verse mas rico,  no habían pasado ni 5 minutos de que me la había jalado  y ya se me había vuelto a poner dura la verga otra vez. Don Enrique también andaba caliente porque también estaba con la verga dura y afilada.
Nos quedamos mirando el uno al otro sin saber qué hacer o decir.
Fueron varios segundos de mirarnos fijamente, yo estaba nervioso, quise agachar mi cabeza, pero la calentura fue más fuerte y no lo hice, le sostuve la mirada.
Don Enrique fue el primero en recorrerme de arriba a abajo. Nunca me había mirado así, mi verga se terminó de poner bien dura y mi presión arterial estaba a punto de estallar, tener aquel semental completamente encuerado frente a mi me enloquecía, me trastornaba, por primera vez lo podia ver sin ropa, totalmente desnudo.  QUE HOMBRE TAN SABROSO, me quede maravillado viendo su verga, QUE HERMOSA Y SABROSA se veía su verga.
Yo queria probarla, saborearla, mamarla.

--"No sabia que había alguien aquí..." exclamó Don Enrique a modo de disculpa.

--"Ya terminé de bañarme, pero no me fijé que no había toallas." le dije yo para explicar mi desnudez.

--"Voy a dejarte solo para que te vistas..." me dijo EL pero no se movía ni dejaba de mirarme. Su verga seguía erecta.

 Yo caminé lentamente hasta donde estaba mi ropa, podia sentir la fuerza de su mirada sobre mi cuerpo, yo sabia que me estaba observando.

--"Voy a ir a la Casa a traer toallas para que Usted tenga con que secarse cuando termine de bañarse..." exclamé yo mientras me ponía la ropa sobre mi cuerpo mojado, obviamente mi camisa y mi short se me pegaron al cuerpo que aun le escurría el agua. "Ahorita regreso." le dije con voz temblorosa.

Don Enrique no dejaba de mirarme, cuando yo me le quedé mirando fijamente, EL esquivó la mirada; creo que quizá en ese momento se dio cuenta de que estaba haciendo algo que nunca había hecho antes??
Mirar a un hombre desnudo??
Mirarme a mi??
Qué estaria pasando por su cabeza??
Su verga seguia dura y afilada y me sorprendió que no estuviera haciendo ningún esfuerzo por esconder su erecciøn.

--"No te preocupes, José. Solo me voy a dar un baño rápido para refrescarme, hace mucho calor, no corre nada de aire, creo que ponerme la ropa sobre mi cuerpo recién bañado me ayudará a combatir éste calor que está haciendo." me dijo Don Enrique pero ésta vez sin mirarme y quitándose su sombrero para meterse a la regadera.

Yo me quedé hipnotizado mirando como el agua de la regadera recorría su hermoso y masculino cuerpo, como desearía ser yo el que lo recorriera con mi lengua, con mi boca. Sacudí mi cabeza.

--"Pero se puede enfermar, mi mamá decía que no era bueno no secarse después de bañarse..." le dije antes de alejarme. Tenia que alejarme o iba a terminar corriendo a abrazarlo por detrás y regalármele como la más puta de las putas.

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Cuando llegué a la Casa Grande, seguía vacía y en silencio, nadie había regresado de el pueblo. Me quité mi ropa, me sequé rápido para no enfermarme y regresé a las regaderas con toallas limpias, para que Don Enrique se secara.
Pero EL ya no estaba, sentí una frustración enorme, no debí haber perdido tiempo secándome, debí haber regresado de inmediato. Que coraje sentía conmigo mismo!!
Pero qué esperaba lograr?? Provocar a Don Enrique para que me la clavara?? De verdad creía eso??
Que tonteria de mi parte.
Don Enrique era un hombre heterosexual, casado, con familia y no le gustaban los hombres.
Pero entonces por qué me había visto de la manera como lo había hecho??
Me quedaba muy claro que NUNCA me había visto antes así... sin embargo no me quedaba claro el significado de esa mirada.

Acomodé las toallas, las cuales iban a ser usadas por los trabajadores más tarde cuando regresaran del pueblo o mañana antes de irse a trabajar a los campos de cultivo.

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Lo noche se acercaba,
el sol estaba escondiéndose,
mis ganas de Macho se desbordaban,
necesitaba sentir el cuerpo de un hombre sobre el mío.

Desde mi cama donde me había pasado largo rato leyendo, podia ver la bella vista que escenificaba la puesta del sol, era una de las cosas que mas me gustaba de vivir en el campo. Ya era tarde y la casa seguía en silencio, aun no regresaba nadie. Yo andaba bien caliente, masturbarme no era suficiente, necesitaba un Macho.
Justo estaba pensando en dónde andarían Don Enrique y su yerno Armando cuando se escucharon ruidos en la planta baja de la casa, debía ser Don Enrique que finalmente estaba de regreso, habían pasado varias horas desde que lo había visto en las regaderas. Los Domingos yo no cocinaba, pero me pareció lo correcto bajar a preguntarle si quería cenar.
Ni siquiera me percaté de que andaba con una camisa bien ajustada y unos shorts cortos y entallados, esa no era una ropa apropiada para andar por la casa, pero cuando me di cuenta ya estaba a mitad de las escaleras.
Cuando llegué a la sala, no fue a Don Enrique a quien encontré, sino a su yerno Armando. Me estremecí de pies a cabeza cuando lo vi con sus pantalones vaqueros azules y su camisa desabrochada... PAPACITO RICO!!

Armando estaba hablando con alguien en su teléfono celular, él no me había visto ni oído bajar las escaleras, por lo que me quedé inmóvil, esperando a que terminara la llamada para preguntarle si quería cenar.

--"No seas malita, muñeca... tomate una foto encueradita y me la mandas, hace dos semanas que no nos vemos..."

Por la manera en la que hablaba, debía estar hablando con su esposa Sara.

--"Quiero ver esas chiches sabrosas que tienes... andale, no seas malita...complaceme..."

Sus palabras y su tono de voz me estaban excitando sin poderlo evitar. Y tampoco ayudaba que me había quedado bien caliente desde que había visto a Don Enrique desnudo en las regaderas. La voz de Armando era ronca y masculina, pero la forma de como le hacia la petición a su esposa aceleró mi respiración.

--"Qué te cuesta? No seas así, estoy aquí solo, te necesito chiquita..."

No cabía duda de que andaba bien tomado y bien caliente. Algo que no era una buena combinación cuando tu pareja no estaba cerca. Le estuvo diciendo cosas ricas a su esposa pero ni así la convenció de que le mandara una foto sin ropa, al contrario, ella lo mandó a bañarse y a dormir. Cuando terminó la llamada, se dio la vuelta y me vio parado al pie de las escaleras.
Me recorrió con la mirada de arriba hacia abajo. Yo nunca había andado por la casa con ropa tan provocativa, pero me gustó que me mirara como lo hizo.

--"Holaa... José..." me saludó mientras se acercaba a mi y por su forma de caminar me di cuenta de que estaba medio borracho. Yo nunca lo había visto así antes. Pero se veía tan cachondo, tan hombre, tan Papacito.

--"Hola." le contesté yo medio nervioso. "Quiere que le prepare algo de cenar?" le pregunté.

Armando reflejó una sonrisa media picara y media cachonda en su rostro, una combinación de un galán, de un hombre seguro de si mismo, dueño del momento y se acercó a mi.

--"Dónde está mi suegro?" me preguntó y pude sentir el olor de la cerveza en su aliento, algo que no sé como explicar, pero me calentó percibir ese aroma de macho con alcohol. Papaíto, mil veces Papacito.

--"No lo he visto en todo el día, pensé que andaba con Usted..." mentí yo.

--"Yo me fui solo a dar la vuelta al pueblo..." me contestó acercándose más a mi. "No quiero cenar pero si quiero que me subas unas cervezas a mi cuarto." me pidió y sin que yo lo imaginara me dio una nalgada. "Apurate, Cabrón!!"

Me quedé sorprendido sin saber que decir, me sorprendió esa actitud de Armando, él se fue a su cuarto y yo a la cocina a buscarle sus cervezas; el corazón me palpitaba a millón por segundo.
Su nalgada me había erizado la piel, yo estaba consciente de que me había mirado detalladamente el cuerpo, sobretodo mis nalgas y mis piernas.
Subi a su cuarto lo mas rápido que pude, al llegar toqué a la puerta, estaba temblando, el apretón de nalgas que me había dado me había gustado y me había gustado mucho.
Estaba emocionado. Y estaba caliente.
 Muy caliente y alborotado.

--"Pasale..." exclamó Armando desde el baño de su recamara.

Yo entré con las cervezas y las puse sobre uno de los muebles que estaban al lado de la cama.

--"Aqui le dejo sus cervezas." le dije yo. "Si necesita algo mas, me dice."

Armando salió del baño, sin camisa y con el pantalón desabrochado. Tragué saliva dos veces.
UN PAPITO TOTAL.

--"Como ya te diste cuenta ando bien tomado, me podrías ayudar a quitarme las botas?"

Que rico pecho tenia, firme, plano y velludo, sus brazos fuertes y duros.
Armando se sentø a la orilla de la cama y yo me acomodé en el suelo para quitarle sus botas, primero la de su pierna derecha y después la izquierda, tuve que hacer un gran esfuerzo para no quedarme viendo su cuerpo que estaba mitad sin ropa, pero sin embargo mis esfuerzos de actuar "normal" no pasaron desapercibidos para él.

--"Por qué esquivas mi mirada?" me preguntó cuando le había quitado la ultima bota.

--"Yo...??"

--"Si, TU..." me contestó poniéndose de pie y sin más se empezó a desabrochar el pantalón.


Yo no podia dejar de verlo, de seguir cada uno de sus movimientos. Que envidia sentí de su esposa que podia tener un macho tan hermoso como él a la hora que ella quisiera. Pero aun  con semejante Machote, ella se había negado a enviarle las fotos que él le había pedido. Yo no podia creer que alguien le pudiera negar algo a un hombre como éste semental que yo tenia enfrente de mi.


Armando se desabrochó completamente su pantalón dejando al descubierto su enorme, suculenta y gruesa verga.
Una verga deliciosamente apetecible y que estaba semi erecta. Levanté mi mirada para verlo fijamente a los ojos y lo que él me dijo me dejó mudo...

--"Te he sorprendido mirándome muchas veces."

Yo agaché mi mirada sin saber qué decir, había sido descubierto.

Armando se acercó a mi y con su mano derecha tomó la mía para llevarcela hasta su verga.

--"Ando bien caliente y yo sé que a ti te gustan los hombres, te dicen José Mujer..."

Por unos segundos yo me quedé inmóvil y frío. Yo había escuchado a varia gente llamarme así, pero Armando nunca me había faltado al respeto. Yo retiré su mano de la mía y aunque me moría de ganas por estar con él, no supe qué hacer. Me sentí insultado. Armando se dio cuenta inmediatamente de mi reacción.

--"Yo no te quiero ofender, nunca lo he hecho." me dijo y volvió a tomar mi mano con la suya. "Pero mira como ando..." y me hizo que le diera un agarrón a su verga que ya estaba bien dura. Que rica sensación tener su verga tibia y erecta en mi mano. "Estamos solos, no hay nadie en la casa..."  me susurró al oído.

Y con la otra mano que tenia libre me tomó por la cintura para acercarme contra él.

--"Tienes un buen trasero, y ese shorts que traes puesto hacen que tus nalgas se la paren a cualquiera..." y me mordió la oreja.

Esta era la oportunidad perfecta para coger con el yerno de Don Enrique. Esta era la ocasión que no debía desaprovechar.  Desde que lo había conocido me había gustado, era un semental perfecto y yo me moría por estar con él.
Me tenia restregado contra su cuerpo y ya no podia seguir negándome a semejante placer. Seria estupido de mi parte negarme. Nadie en mi lugar lo haría.

--"Me gusta desde que lo conocí, desde aquella primera vez que Sara lo trajo a conocer la hacienda..." le confesé y él me dio un apretón de nalgas. Le había gustado mi respuesta.

--"Cuando estaba en la preparatoria me dejé chupar la verga por un primo de mi mejor amigo, es una de las mejores mamadas de verga que me han dado..." me confesó él. "Quiero que me la mames y me saques toda la leche que traigo guardada desde hace varios días." y me dio una nalgada. " Me la quieres chupar?"

--"Si quiero." le contesté al instante. Escuchar su respiración agitada me ponía más caliente de lo que ya estaba; el calor de su cuerpo me volvía loco.

--"Quítate la camisa..." me pidió y yo obedecí en el acto.

--"Acuéstate en la cama..." exclamé yo, y sin perder tiempo, Armando hizo lo que le pedí.

Con movimientos temblorosos tomé su hermosa verga entre mis manos, que rico trozo de carne tenia y estaba dura, bien dura.
Era grande,
era gruesa como me gustaban a mi.
DELICIA MONUMENTAL.

Era maravilloso escuchar los gemidos de aquel Macho por toda la habitación mientras yo le llenaba su verga de lamidas y lengüetazos. No me cansaré de decirlo: Que ricura de verga tenia y me estaba dejando que se la chupara!!!!

--Te gusta mi reata, Cabrón?" me preguntó mientras con su mano izquierda me jalaba la cabeza hacia abajo para que me metiera toda su verga en mi boca.

--"Gustarme es poco... me encanta." le contesté y me la volví a meter por la boca. Succionando, disfrutando, mamando, lamiendo y chupando.

--"Me está babeando la reata un chingo, hace mucho que no me pasaba es y es por esa manera tan exquisita de como me la estas mamando, Cabrón..."

--"Es que tiene una verga bien sabrosa..." le contesté y me le fui encima otra vez para devorar su pre semen, no debía ni quería desperdiciar aquel preciado liquido; eran los jugos mas ricos que yo había probado, jugo de macho, jugo de semental.

--"Aaahhhh... Que rico chupas, Cabrón... sigue así no pares... Oooooh.... si, así..." sus gemidos eran un estimulo para continuar comiéndome su verga. Armando jadeaba de placer y de calentura.

--"Que rico sabor de verga tiene..." exclamé yo sin poder creer lo que estaba pasando. Mis palabras le gustaban, así como a mi me gustaban las que él me decía. "Que envidia le tengo a Sara de ser la dueña de esta verga tan rica que Usted tiene..."

--"Por ahorita es solo tuya..." me dijo él arqueándose de placer sobre la cama. "Toda tuya...Ooohhh siiii... que rico chupas la verga, sácame toda la leche...." y de un movimiento natural me la ensartó toda y hasta el fondo por la boca, invadiendo mi garganta, pero no se detuvo hasta que me la tragué toda. "Cométela toda, Cabrón!!"

Y me empezó a coger por la boca, invadiendo una y otra vez mi garganta, yo me la tragaba toda.

--"Come verga hasta que llenes, Cabrón... si, así mero...Uufff que rico siento..."

No recuerdo cuantos minutos estuve comiéndome aquel delicioso trozo de carne, pero mi hambre por un Macho no se iba a llenar con solo mamar verga, yo quería ese trozo de carne llenando mi culo, pero no sabia cómo hacerle para que Armando me la metiera. Seguí de rodillas chupando y chupando. No podia dejar de mamar aquella verga que era mía por un rato. Me quité mi shorts sin dejar de atender aquel regalo delicioso que era lo que significaba para mi el momento que estaba viviendo al lado de Armando.

--"No pares, sigue comiéndote mi verga, Cabrón..." me ordenó cuando hice una breve pausa para recuperar fuerzas y tomar un poco de aire. Sus ruidos de placer me estremecían y me tenían con la calentura desbordada por todo mi cuerpo, con una mano le acariciaba su pecho firme y velludo, con la otra recorría lentamente sus piernas, haciendo que se le erizara la piel, haciendo que se volviera loco de placer, estaba cerca de alcanzar el climax, de venirse. Tenia las bolas llenas de leche. Yo quería toda esa leche para calmar un poco mi sed y mis ganas de estar con un macho.

--"Quiero toda su lechita... deme hasta la ultima gota, Papito." le pedí yo. Sin ningún pudor ni recato, comportándome como la más puta de todas la putas.

--"Ya estoy cerca, si sigues así no voy a tardar mucho en venirme..." me dijo acelerando sus metidas y sacadas sobre mi boca y mi garganta. "Tienes una manera de chupar que deberías darle unas clases a mi mujer." me dijo

Y en cuestión de 1 o 2 minutos Armando se vino adentro de mi boca, un abundante y tibio liquido salado pero delicioso fue el premio, el trofeo que yo recibía de tremendo machote que era Armando. Me bebí toda su leche. Ricura de leche.
Ricura de Macho.
Su cuerpo se estremeció de pies a cabeza.
Se hizo un silencio.
Su respiración agitada hacia eco con la mía.

El silencio continuaba. Armando no decía nada, ni tampoco se movía, yo tampoco sabia que decir; pero si supe que hacer, me dejé llevar por mis instintos y le di un beso a su verga, haciendo que él se estremeciera.
Finalmente él se movió y se sentó a la orilla de la cama. Se me quedó viendo fijamente a los ojos.

--"Te encueraste mientras me la mamabas... sé que estas bien caliente, tienes la verga dura." me dijo abriendo sus piernas y tomándome por el cuello me metió entre ellas. "Yo no mamo verga..." exclamó en voz baja pero sin dejar de mirarme.

--"Yo no quiero que me la mame, yo lo que quiero es que me la meta por atrás..." le dije sosteniéndole la mirada. Sus ojos brillaban. Vi el morbo, la lujuria y la perversion en su rostro.

--"Nunca se la he metido a ningún hombre, pero te he visto con tus pantalones apretados y tienes buen trasero... y con ese short que traías puesto mostrabas todo el culo, Cabrón..."

--"Mi culo quiere su verga..." le aseguré yo poniéndome de pie. Armando no dejaba de mirarme. Me di la vuelta para que me viera el trasero ahora completamente desnudo; él me dio varias nalgadas.

--"Ahora entiendo porque te dicen José Mujer... por atrás tienes mejor cintura y nalgas abultadas que ya quisieran muchas mujeres." y me volvió a nalguear. "Se me esta poniendo dura otra vez." me dijo y me tomó por la cintura para acercarme a él. Me sorprendió y me estremecí cuando su bigote rozó mis nalgas. "Tu piel joven y tersa es delicada y suave."

--"Pero mi cuerpo aguanta verga mejor que una mujer... haga conmigo lo que quiera para que vea que si aguanto..." le dije restregándole mi trasero en su cara, Armando me mordió ambas nalgas y yo casi aullé como aúllan las perras cuando andan en brama.

--"De ésto no puedes hablar con NADIE. Me meterías en serios problemas." me advirtió.

--"A mi no me conviene perder mi trabajo, nunca diré nada." le contesté mientras él me mordía otra vez las dos nalgas.

--"Eres bien pinche putito, pero tienes el culo para conseguirte la verga que quieras."

--"La unica verga que quiero es la suya."

Armando me abrazó por atras y me aventa sobre la cama y de un movimiento audaz quedó arriba de mi, su aliento a cerveza me calentaba, me derretía.

--"Verga quieres y verga te voy a dar, Cabrón."

Armando me lubricó mi agujero con su saliva y la mia, dedeando, abriendo camino, yo estaba bien caliente y no fue ningún problema tenerme listo para metérmela. Me hizo aullar de placer con su manera de prepararme el culo.

--"Me he cojido a varias putas por el culo y tu vas a ser el primer hombre al que se la meta..." me dijo mientras jugueteaba con su verga que estaba dura otra vez. Ricura. Sabrosura.

--"Mi culo le va a gustar más, porque yo si le voy a aguantar que me la ensarte toda."

--"Se te abre y se te cierra, tu culito ya esta listo para que se la meta."

--"Si... ya no me haga esperar..." le pedí yo casi en una suplica.

Armando me escupió el culo varias veces y lentamente me la fue metiendo, al principio me dolió, porque era una verga grande, pero él fue paciente y poco a poco me la metió.

--"Que rico se siente... Uff estas bien estrecho, Cabrón..."

Nuestros cuerpos se fueron complementando de una manera sorprendente, su fuerza contrastaba con la mía, su dominio sobre mi era perfecto y yo adoraba someterme ante un Macho como Armando.
Me dejé hacer todo lo que el quería hacerme, me movía a su total voluntad. Me la metía y me la sacaba con perfecta sincronía.
Yo estaba en el cielo. Porque así tenia que ser el cielo.
Dos cuerpos satisfaciendo uno al otro.


Parecía un sueño, pero no lo era.
Estaba en la cama con Armando, el yerno de Don Enrique.
Me estaba destrozando el culo, me estaba cogiendo como nunca yo lo hubiera podido llegar a imaginar.

Era obvio que en su casa la esposa no le deba el sexo frecuente y apasionado que necesitaba. Eso me quedaba claro. Porque estaba taladrando mi culo sin tregua alguna, sin cansarse, sin pausa, sin vacilación.
Me tenia abrazado mientras me embestía a vergazos y con cada una de sus embestidas me abrazaba más fuerte y me susurraba groserías que me calentaban bastante.

--"Eres como las perritas callejeras, que van provocando a los perros dejando sus orines en donde pueden, hasta llevarlos a un rincón para que se las claven, así eres tu al andar casi encuerado por toda la casa provocando, porque esa ropa que traías puesta era para provocar a mi suegro y a mi... a mi no me vas a engañar"

Sus palabras sucias me excitaban demasiado.

--"Su suegro es un hombre muy interesante y cualquiera como yo daría lo que fuera por estar con él." le contesté mientras me seguía dando verga como un desquiciado, haciendo que la cama rechinara con cada clavada que me daba.

--"Pero mi suegro ya esta viejo y no le gustan los hombres... a mi tampoco pero un culito es un culito y después de unas cervezas todos se vale..." me dijo y me la metió mas hondo y mas fuerte.

--"Don Enrique está mayor pero se ve que es un tigre en la cama..." le dije con voz ronca de placer, hacia tanto que no me la metían así de duro y de fuerte.

--"Yo soy más macho que mi suegro y mañana cuando no puedas caminar de la destrozada de culo de hoy, lo vas a comprobar..." y me agarro del cabello mientras continuaba sus embestidas fuertes y feroces, decidido a dejarme bien claro que él era más macho y mejor amante que su suegro.

--"Asiiii... dame mas duro, papito.... Ooooh siiii..." grité yo sucumbiendo ante aquel Semental que me estaba atacando el culo sin piedad. Era el ataque más delicioso del universo.

--"Yo se que nos traías ganas a mi Suegro y a mi... te sorprendí infinidad de veces mirándonos, sobretodo la entrepierna." y me dio una leve bofetada, como castigo por andar mirando los paquetes de su suegro y el suyo.

--"A los dos se les veían tremendos paquetes debajo del pantalón... se me hacia agua la boca nomas de verlos."

--"Y el culo se te abria imaginando que te lo íbamos a reventar a vergazos...."

Armando continuó bombeando, sacando y metiendo su verga haciendo que yo gritara de placer y de lujuria.
Nuestros cuerpos estaban empapados de sudor de tanto movimiento, de la manera bestial con que estábamos cogiendo.
Un volcan en erupción imposible de apagar.

--"Quieres mi leche en tu agujero?"

--"Si, demela toda, vacíe su carga de leche adentro de mi culo..." le contesté apretando su verga con los músculos de mi culo, haciendo que él lanzara gemidos de gozo y placer. "Quiero hasta la ultima gota, Papacito..."

--"Eres bien goloso, Cabrón..." me dijo acelerando sus metidas y sacadas de verga, asegurándose de que con cada embestida mi cuerpo se estremeciera y yo tocara el cielo y las estrellas. Armando era un Macho en toda la extension de la palabra y sabia coger, moverse como tigre en sus dominios, marcando territorio y yo quería que me marcara con sus mecos, que me llenara de leche el culo hasta que se vaciara completamente adentro de mi.

--"Si... asi deme mas duro, mas duro y no pare hasta que me llene el culo con su leche... quiero toda su carga blanca..."

--"Te la voy a dar toda, Cabrón...tu culo apretadito y chiquito está sediento y lo voy a llenar con mi leche..." exclamó Armando subiendo aun mas de intensidad sus clavadas de verga.

--"Oh si, Papito... sigue así dándome duro y sin parar...." le pedí yo trastornado de deseo y calentura. "Más duro, más durooooo... siiii asíiiii...."

--"Eres un pinche putito que se vuelve loco con una verga adentro de su agujero..." me susurró al oído  y luego me mordisqueó la oreja. "Estoy a punto de venirme."

Yo me empecé a jalar mi verga, Armando aumentó la fiereza de sus embestidas. Los dos estábamos a punto de chorrearnos, de explotar.
Nuestros gemidos y jadeos hacían unísono con los rechinados de la cama.

--"Aqui te va toda mi leche, pero esta vez por el culo, te lo voy a llenar hasta que te escurra, Cabrón...."

Y juntos explotamos en una abundancia de semen, de leche preciada.
Que experiencia indescriptible era venirse al tiempo que te taladraban el culo, era lo máximo y yo lo estaba viviendo con un hombre de ensueño.

--"Ooohhh siiii.... que ricoooo chorrearme adentro de ti...." exclamó Armando restregándome contra su cuerpo con una fuerza brutal.

Mi semen llenó su pecho y era como un pegamento que unía nuestros cuerpos de manera sublime.

--"Si llega a necesitar una boca o un culo donde chorrearse, no dude en buscarme..." le ofrecí yo guiñando el ojo.  "Siempre dejo la puerta de mi cuarto sin llave..."

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1 SEMANA DESPUES...

Después de aquella buena revolcada que me había dado Armando, todo siguió como antes entre nosotros, él era el yerno del dueño y yo el empleado.
Yo no podia quitarme de mi mente cada momento vivido a su lado aquella noche de Domingo, noche de borrachera para él y de una deliciosa cogida para mi.
No sé si él recordaba la oferta que le había hecho yo aquella noche:

"Si llega a necesitar una boca o un culo donde chorrearse, no dude en buscarme..." 
 "Siempre dejo la puerta de mi cuarto sin llave..."

Quizá no la recordaba porque no había venido a mi cuarto a buscarme o quizá era muy pronto para repetir la experiencia conmigo. Quizá había sido locura de una noche solamente. Pero yo no podia dejar de pensar en él.
Tampoco podia borrar de mi mente la imagen de Don Enrique desnudo en las regaderas. De cierta manera había saciado mis ganas de estar con su yerno, pero no se me había dado la oportunidad con Don Enrique y cada vez que lo veía era más difícil disimular mi atracción por él. Porque aunque Armando me gustaba, Don Enrique me trastornaba, me desquiciaba y hacia que mi sangre me hirviera de deseo, un deseo que jamas antes había sentido.

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Era una tarde del Jueves, cuando yo estaba terminado de limpiar la recamara de Don Enrique para la próxima visita de su esposa y sus hijas, cuando lo vi entrar, era muy temprano para que EL estuviera de regreso en la casa.

--"Pasó algo?" le pregunté yo. Estaba pálido y sudando.

--"Traigo fiebre. Hace días me corté una pierna con un alambre de una cerca y pensé que era algo sin importancia, pero aparentemente se me infectó, fui a ver al Doctor y me dio unos antibióticos para curarme." me contestó EL y me acerqué para ayudarlo a que se recostara en su cama.

--"Esta ardiendo en fiebre." exclamé yo cuando le pasé una mano por su frente, como lo hacia mi mamá cuando yo me enfermaba.

--"Tengo mucha calor..." me dijo desabrochándose la camisa. "Voy a estar bien, me tomé dos pastillas cuando llegué; el doctor me dijo que se me va pasar en un rato."

Don Enrique estaba enfermo pero yo no pude evitar deleitarme con su pecho descubierto.

--"Necesita algo?" le pregunté yo.

Era un hombre fuerte y muy independiente, no le gustaba que nadie le ayudara, no le gustaba depender de nadie.

--"Una jarra de agua con mucho hielo..." me pidió y yo salí rápido de su recamara para ir a la cocina a buscar lo que me pedía.

Cuando regresé, Don Enrique estaba recostado sobre su cama, completamente desnudo y se había quedado dormido.
Me le quedé viendo por varios segundos, que guapo era y que cachondo se veía desnudo sobre su cama, estaba sudando, tenia la temperatura corporal bien alta;
por estar de morboso y lujurioso no me había fijado que tenia la parte de su pierna derecha, arriba de la rodilla vendada.
Cuándo se había herido??

Dejé la jarra de agua con hielo en uno de los buros al lado de la cama. Lo seguí observando, era un hombre entre los hombres. Se veía tan vulnerable, ardiendo de fiebre, pero a la misma vez su imponente masculinidad le brotaba por cada parte de su cuerpo.

Fui al cuarto de baño de su recamara y remojé una toalla con agua fría y se la puse en la frente, para ayudarlo a que le bajara la temperatura.

Algo estaba mal conmigo porque no podia dejar de mirarlo, de recorrer su cuerpo desnudo de arriba a abajo, mi verga estaba alborotandose.
Era la hora de preparar la cena. Contra mi voluntad bajé a la cocina. Yo quería quedarme a cuidar a Don Enrique, pero EL estaba dormido, se había tomado su pastilla, yo le había puesto la toalla con agua fría, solo quedaba esperar a que la medicina y el remedio dieran resultado.

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Cuando volví al cuarto de Don Enrique, todo estaba en completa oscuridad. Encendí una de la lamparas que estaba a cada lado de la cama.
Don Enrique seguía profundamente dormido, pero la temperatura parecía haber regresado a la normalidad.
Y no podia dejar de mirarle la verga, estaba semi erecta. Que Cosa tan rica!!

Le retiré la toalla de su frente.
Tuve que hacer un esfuerzo enorme para no inclinarme a darle un beso en los labios, esos labios de Macho tan provocativos que tenia.
Era de noche y todo estaba en silencio. Le puse llave a la puerta.
Apagué la lampara.
Me subi a la cama. Esta noche yo me iba a quedar a cuidar a mi patron, EL no me lo había pedido, pero a mi me nacía hacerlo.
La luz de la luna se filtraba por las 2 enormes ventanas de la habitación. A lo lejos se escuchaba el aullido de los coyotes.
Cerca de mi estaba Don Enrique completamente desnudo, era fascinante ver como la luz de la luna iluminaba su cuerpo de semental, su verga erecta hizo que se me hiciera agua la boca.
Me estaba muriendo por chuparcela. Cerré mis manos en dos puños para tratar de controlarme. Don Enrique seguía dormido pero con la verga bien parada.
Era una misión imposible quedarme dormido con semejante tentación a mi lado.

--"Te la quieres poner en la boca?"

Pensé que lo estaba soñando, pero Don Enrique se había despertado; yo estaba tan ocupado viéndole la verga que no me había dado cuenta de que me había descubierto.

--"Yo...." me quedé mudo unos segundos sin saber que contestar.

--"Pensé que lo había imaginado cuando los dos estábamos desnudos en las regaderas, pero ahora que te encuentro en mi cama... que te metiste a mi cama mientras yo dormía, me queda claro lo que buscas..." me dijo Don Enrique en voz baja y frotándose la verga. "Acércate" me ordenó.

Yo me movî sobre la cama de manera provocativa, acercando mi cuerpo al suyo.

--"Yo sé lo que tu haces por ahi a escondidas..." me dijo y abriendo mis piernas con su cuerpo grande y fuerte para subirse arriba de mi. "Quieres mi verga en tu boca?" me volvió a preguntar.

--"Si..." era la única respuesta que yo le podia dar.

--"No se lo puedes decir a NADIE." me pidió y se movió sobre la cama con cuidado pero con rapidez  a pesar de que traía una pierna lastimada, era obvio que estaba mejorando, que la medicina había surtido su efecto. "Chupamela".  exclamó cuando se había acomodado enfrente de mi, con su verga erecta. Una verga que pedía atención y yo se la iba a dar.

--"Es la verga que mas he soñado con probar..." le confesé yo.

--"Pruébala entonces.... Pontela en la boca..."
Y en la boca me la puse, agarré sus huevos con mis manos para acariciarlos y la punta de su verga con mis labios y mi lengua.
Don Enrique hizo unos sonidos que indicaban placer; y eso que solamente le estaba chupando la cabezita de su verga. El corazón me quería explotar de la emoción.

--"Aaahhhh....." gemidos de hombre caliente, de Macho en celo.

Se la empecé a mamar lentamente, con suavidad mientras le acariciaba los huevos logrando que se estremeciera. La luz de la luna iluminaba la escena, nadie en la hacienda podia imaginar lo que estaba sucediendo en el cuarto de el patron.

--"Me gusta como me la estas chupando... Cométela toda.... hace mucho que nadie me la chupa..."

Los pelos de los huevos de Don Enrique me hacían cosquillas en mi cara, pero esa sensación erotica  me puso más caliente. Aumenté el ritmo de mis lengüetazos, los dos estábamos ardiendo de fiebre, pero una fiebre del deseo que nace del morbo, de la necesidad de ser tocado, atendido.
Mi mamada sobre aquella hermosa verga fue subiendo de velocidad haciendo que Don Enrique se fuera consumiendo de ganas y de calentura.
Abandonandose al placer mas grande y antiguo del universo.
Ese placer se lo estaba dando yo con mi boca, con mis labios. Aquel Macho Sabroso estaba rendido ante mi.
Pasaron varios minutos donde me di gusto saboreando, disfrutando y devorando la verga de mi Patron; EL estaba tan caliente y necesitaba encontrar un alivio que me tomó por el cuello y la cabeza para acelerar mis movimientos orales y en cuestión de segundos me estaba cogiendo por la boca con decision y urgencia.

--"Quisiera que éste momento durara bastante... que rico se siente tener mi verga adentro de tu boca..." exclamó Don Enrique, yo sabia que no iba a tardar en venirse.

La verga de Don Enrique estaba toda, completamente toda adentro de mi boca y mi garganta, mi saliva me escurría por la comisura de mis labios hasta resbalar por mi barbilla y mi cuello.
Yo no podia hablar porque tenia la boca llena, llena de verga, pero quería decirle muchas cosas, decirle que el momento no podia dura mucho tiempo, pero sin embrago SI podíamos repetir muchos momentos así.

Don Enrique empezó a moverse dentro de mi boca con mas fuerza y en cuestión de segundos leche calientita caía sobre mi lengua y mi boca.
Era tanto semen que Don Enrique me llenó la cara, pero yo no iba a desperdiciar ni una gota de su leche, con los dedos me la metí a la boca para tragármela toda.

--"Lo que acaba de pasar aquí no se lo puedes decir a nadie..." me ordenó en voz baja.

Yo no respondi porque tenia la boca llena de leche.

--"Ya me siento mejor... me voy a dar un baño." me dijo mientras se alejaba de la cama. "Puedes irte a tu cuarto a descansar."

Yo salté de la cama y antes de caminar hasta la puerta, me acerqué a EL.

--"Si llega a necesitar una boca o un culo donde chorrearse, no dude en buscarme..." le ofrecí susurandole al oído.  "Siempre dejo la puerta de mi cuarto sin llave..."

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2 DIAS DESPUES....

Era de noche, estaba cayendo una tormenta impresionante, desnudo parado enfrente de mi ventana observaba como los árboles se estremecían con el viento y las ráfagas de lluvia.

Hacia mucho que no llovía de ésta manera. El ruido estruendoso de la tormenta me había despertado.
Era de madrugada. Todos dormían.
Mañana llegaban la esposa de Don Enrique y sus hijas.

El ruido de alguien tocando a la puerta de mi cuarto aceleró mi corazón.
Acaso era Armando que había recordado mi oferta??
O acaso era Don Enrique??
Yo estaba encuerado, siempre dormía sin ropa...
Yo estaba listo para recibir a cualquiera de los dos...


C O N T I N U A R A??????