Saturday, November 26, 2016

El Ranchero Parte 3

ADVERTENCIA:
Relato Erotico Gay. Mayores de 18 años Solamente. Lenguaje y fotografías EXPLICITAS. Contenido dirigido a una Audiencia ADULTA Gay!!

Terminé de hacer todos los pendientes y me fui a mi cuarto a darme un baño, tenia que estar limpio y fresco para irme a meter a la cama de Don Enrique, se me hacían eternos los minutos.
Salí de bañarme y no podía creer lo que estaba viendo. . . .

Estaba ahi, parado a un lado de mi cama, casi desnudo, solamente traía unos calzoncillos blancos que enmarcaban sus bien formadas y firmes nalgas.

--"No debo estar aqui... pero aquí estoy." me dijo recorriendo mi cuerpo con una mirada fija y penetrante, yo estaba envuelto en mi toalla.

Armando estaba tomado, se había emborrachado en la fiesta. Se veía cachondo, era un PAPACITO y nadie lo podía negar. Mi presión arterial debía estar a mil. Yo no supe que decir. . . no dije nada.

--"Lo que pasó, no debió pasar. . . no puedo dejar de pensar en lo que hicimos. . ." exclamó acercándose lentamente hacia mi. Y fue cuando me di cuenta que traía un sobre en su mano derecha.

--"Lo que pasó entre nosotros es lo mejor que me ha pasado. . ." le aseguré yo. "Y tampoco puedo dejar de pensar en Usted."

--"No entiendo lo que me está pasando, pero algo mas fuerte que yo me ha traído de vuelta a este cuarto. . . de vuelta a ti. . ." exclamó con voz ronca cuando estuvo frente a mi, a centímetros de mi. Yo podía percibir el aroma de su aliento, de alcohol. La verga se me alborotó.

Armando tomó mi mano derecha y me puso el sobre que traía.

--"Qué es esto?" pregunté yo intrigado.

--"Abrelo. . ."

Con manos temblorosas abri el sobre, eran 2 boletos de avión, uno a mi nombre y otro a su nombre.
Yo lo miré a los ojos confundido, sin entender nada.

--"No entiendo." exclamé yo.

--"Dentro de una semana es tu cumpleaños. . ." me dijo mientras se quitaba su bóxer, en segundos quedó completamente desnudo. "Y quiero hacer realidad tu segundo sueño. . ."

Yo queria correr a abrazarlo, pero permanecí inmóvil por la sorpresa y por la emoción. Nunca antes mi cumpleaños había sido importante para alguien. Armando había averiguado mi fecha de cumpleaños y ahora me hacia un regalo inesperado.

--"Quiero llevarte a conocer la tierra donde nacieron y crecieron tus padres. . ." me dijo mientras me mostraba su hermoso cuerpo. "No me merezco ni siquiera una abrazo, Cabrón??"

Yo me quité la toalla y la aventé al suelo. Lo abrazé con fuerza.

--"Uno y mil más..." le contesté yo con un nudo en la garganta.

Armando era mucho más alto que yo, con facilidad me me levantó para cargarme y yo me le acomodé sin perder tiempo, lo abrasé por el cuello con mis brazos y su cintura con mis piernas.

--"Esto es una locura. . . y voy a ser el loco mås loco." me susurró al oído.

--"Yo quiero enloquecer con Usted. . ." le dije abrazándolo con más fuerza.

Armando me cargó en sus brazos hasta el otro lado de mi cama.

--"Quiero que me hagas lo que me hiciste la ultima noche que estuvimos juntos. . ." me pidió al oído mientras nos dejamos caer en mi cama.

Don Enrique me esperaba en su cuarto, pero no iba a poder ir a verlo, algo tendría que inventarle después, ahorita lo más importante era el MACHO DE MACHOS que tenia arriba de mi.

--"Le voy a comer el culo toda la noche. . ." le contesté yo lleno de morbo y de deseo.

--"Toda la noche no, pero un buen rato si. . . porque luego te voy a dar verga hasta el amanecer por ese rico agujero que tienes, Cabrón. . ."

--"Yo me como el suyo a lengüetazos y mamadas y Usted me revienta el mio a puros vergazos. . ." susurré yo mientras sentía su cuerpo grande, fuerte y ardiente encima del mío.

--"Quiero que me lo chupes con esa manera intensa con que lo hiciste la otra vez." exclamó Armando con su mirada fija en mi, era de noche pero sus ojos brillaban de deseo, yo podía ver ese brillo, yo podía sentir su respiración agitada, su verga dura encima de la mía. "Cada noche antes de quedarme dormido mi mente y mi cuerpo se llenan de deseos por estar contigo, no lo puedo entender, nunca me había pasado, pero me gusta ver y sentirte temblar cuando estoy cerca de ti. . . a nadie le había causado ese efecto, ni siquiera a mi esposa."

--"Tiemblo porque Usted es único, porque tenerlo cerca hace que mi alma arda por adentro y por fuera." le dije con voz agitada. "Tenerlo así, arriba de mi es como hacer un viaje al cielo. . . Usted me sacude el cuerpo y no puedo evitarlo."

--"No quiero que lo evites, no quiero que escondas ninguna de tus emociones cuando estemos solos, quiero que conmigo te sientas libre. . . libre como me siento yo cuando estoy contigo." me susurró al oído y luego me lo mordió levemente. "Chupame el culo y luego te la meto."

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Armando y yo tuvimos nuestro tercer encuentro y fue, sin exagerar, mi tercer viaje al paraíso con él. Yo hubiera querido que se quedara a dormir en mi cuarto toda la noche, o mejor dicho, lo que quedaba de la madrugada; pero en cuestión de horas él tenia que regresar a la Ciudad... y con su esposa. Prefirió irse a su recamara a descansar. Yo no lo detuve, porque después de todo era mejor así; Don Enrique me estaba esperando.

Me estiré sobre mi cama, estaba cansado pero contento y satisfecho. El ruido silencioso de la noche era el eco de mi respiración, habían pasado casi 3 horas desde que Don Enrique me había invitado a su cuarto y habían pasado menos de 20 minutos que Armando se había ido del mío.
La imagen de Don Enrique acostado en su cama, desnudo y con su verga erecta se apoderó de mi. No podía ni debía dejarlo esperando, despreciarlo así era algo que no se merecía. Armando iba a regresar con su esposa a pasar unos días y no nos íbamos a ver hasta dos días antes de mi cumpleaños.
Mientras que Don Enrique iba a seguir en la hacienda. No lo pensé dos veces, porque la respuesta de lo que debería hacer era más que obvia.
Me levanté de la cama y me metí a bañar, estaba cansado, había sido un día largo y la noche iba a ser aun más larga, pero el morbo, la calentura y el deseo me impulsaban a ir a buscar más verga. Y no era cualquier verga, era la verga de mi Patrón. PAPITO DELICIOSO.

Después de darme un buen baño, me puse un short bien cortito, una camisa sin manga bien ajustada y unos guaraches, abrí la puerta de mi cuarto lentamente, tratando de no hacer ruido, la Casa Grande estaba en completa oscuridad; para llegar a la habitación de Don Enrique tenia que pasar por la de Armando. Caminé lo mas rápido posible pero sin hacer ruido, al pasar por el cuarto de Armando me detuve brevemente para ver si había luz encendida, observé por el espacio que había entre la puerta y el piso, no hacia ni 30 minutos que habíamos terminado de coger; todo estaba a oscuras y en silencio, debía estar profundamente dormido, también había sido un día y una noche muy ocupada para él. Y las cervezas que se había tomado lo debían tener durmiendo como bebé.

Al llegar a la habitación de Don Enrique abrí la puerta sin problema, estaba sin llave como EL me lo había prometido, entré y le puse llave, valía más prevenir que lamentar; no podíamos arriesgarnos a ser descubiertos, sobretodo por Armando, quien siempre había tenido la sospecha de que me gustaba su suegro.

Me detuve frente a la cama, la luz de luna que entraba por la ventana delineaba cachondamente el cuerpo fuerte, imponente y masculino de Don Enrique: Mi Patrón, uno de los 2 Rancheros más PAPACITOS de toda la región, el otro era Armando; no había nadie que fuera más hombre que ellos, al menos para mi.
MACHOS de MACHOS.

Tal y como lo había imaginado, Don Enrique estaba desnudo y con la verga semi erecta. Se me hizo agua la boca; EL estaba dormido, quizá se había cansado de esperarme. Pero yo lo iba a despertar para atenderlo como se merecía. Un hombre de su calibre se merecía todas las atenciones del mundo y yo se las iba a dar.
SABROSURA DE MACHO MADURO.

Me fui quitando la ropa mientras mi verga se iba poniendo mås y más dura. . . cuando estuve completamente desnudo, me metí en su cama. Ya no podía contenerme y con manos temblorosas lo empecé a acariciar desde sus piernas velludas y fuertes hasta llegar a su entrepierna, me incliné para besarle su verga que estaba semi erecta, al contacto de mis labios Don Enrique se estremeció, pero seguía dormido. Le di varios besos a aquella hermosa verga y luego abrí mi boca para lamerla con mi lengua, se fue poniendo dura, se la empecé a chupar lenta y suavemente, después de varios segundos sentí la mano de Don Enrique sobre mi cabeza, empujando hacia abajo para que me la comiera toda y toda me la comí.

--"Pensé que no ibas a venir. . ." exclamó Don Enrique en voz bajita. "Aaaah. . . Que ricooo. . . si cométela toda. . ."

--"Disculpe la demora, pero tuve que regresar a la cocina a terminar unas cosas que se me olvidaron." mentí yo, pero ni modo que le dijera la verdad.

--"No he tenido sexo desde que estuve contigo en el hotel. . ." me confesó Don Enrique y me sorprendió con sus palabras, o sea que no había cogido con su esposa antes de que ella regresara a la ciudad?? No podía hacer esa pregunta, pero la respuesta era obvia. Ahora entendía porque Doña Martita venia muy pocas veces a la hacienda; la vida sexual entre ellos era muy poca o a lo mejor ya ni existía. Mejor para mi, pensé egoístamente; de esa manera Don Enrique me iba a buscar más a mi.

--"Aqui estoy, Patron. . ." le di varias chupadas de garganta profunda, haciendo que se sacudiera de placer. "Y conmigo se puede quitar todas sus ganas. . ." le dije mientras tomaba un respiro y luego seguí mamando, nunca me iba a cansar de mamar aquella deliciosa verga de macho. NUNCA.

--"Eres una Potranca que quiero convertir en la mejor yegua. . ." me dijo y sus palabras resonaron en lo mas hondo de mi mente y de mi cuerpo, mi verga estaba dura y mi culo necesitaba que lo atendieran otra vez. "Y lo voy a  hacer como lo hacen los Potros de verdad. . ." susurró Don Enrique con la voz entrecortada y me tomó de los hombros para quedar frente a frente. "Quiero que me saques la leche que traigo guardada desde hace varios días, chupamela hasta que me exprimas todo. . . y luego te quedas a dormir conmigo lo que queda de la madrugada."

Yo podia sentir el aroma a alcohol de Don Enrique, su aliento provocador de hombre.

--"Le voy a sacar hasta la ultima gota, Patrón. . ." exclamé yo lleno de lujuria.

--"Y como recompensa mañana te vienes a dormir a mi cuarto para coger rico y sabroso. . ." me susurró al oído antes de empujarme hacia abajo, hasta llegar a su verga y empezar a comérmela a lengüetazos y lamidas otra vez.

--"Aaaaaahhh. . . que boca tan rica tienes, me gusta mucho como recorres mi verga con tu lengua. . ."

Yo hice mi mejor trabajo, le lamí su tronco desde los testiculos hasta la punta de su verga y luego me la metí hasta el fondo de mi garganta de un solo empujón, sentí que se me iban a salir las lagrimas, pero me aguanté y seguí succionando, tragando, devorando aquel delicioso trozo de carne, haciendo que Don Enrique se retorciera de placer sobre su cama; EL me tomó de las orejas para presionarme hacia abajo, para que me comiera toda su verga, que no quedara nada de fuera.
Así estuvimos varios minutos, los jadeos de placer de Don Enrique retumbaban en mi, haciendo que me calentara más.

--"No voy a poder resistir mucho rato más. . . la verga me andaba chorreando desde hace días, necesitaba que me la exprimieran así como lo estas haciendo tu. . ."

Y dicho y hecho, yo aceleré el ritmo de mis chupadas y no pasó mucho rato en que sentí el jugo tibio de Don Enrique llenar mi boca y mi garganta, su abundante leche me escurría por los labios.

--"Aaaaaahhhh. . . Oooohhh que ricooooo. . . ." sus gemidos me volvían loco.

Succioné su verga hasta tragarme toda su leche, hasta exprimirlo como EL me lo había pedido.

--"Me encanta su leche, Patrón!!" le dije yo mientras me aseguraba de tragarme hasta la ultima gota.

Don Enrique me volvió a tomar por los hombros y me acomodó a un lado de EL, su cuerpo fornido y fuerte se apoderó del mío en un abrazo por detrás.

--"Mañana cuando las muchachas de servicio se hayan ido a descansar, quiero que te vengas a dormir conmigo." me susurró al oído y luego me dio un leve mordisco. "Vamos a dormir un rato, ya casi amanece."

Al cabo de algunos minutos nos quedamos profundamente dormidos. Era una sensación imposible de poder describir con palabras, pero dormir abrazado a Don Enrique me hacia sentirme cuidado, protegido y hasta valorado.
Nunca había dormido abrazado a Armando, recordaba perfectamente las 3 veces que habíamos cogido, la primera en su cuarto, al terminar yo me había regresado al mío y las 2 ultimas había sido en el mío, y después de coger él se había regresado al suyo; pero el viaje que íbamos a hacer juntos estaba por llegar y entonces íbamos a compartir la cama toda la noche. . .

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La luz de un nuevo día había llegado.
Yo seguía en la cama de Don Enrique mientras EL había bajado a despedir a su yerno, era muy temprano.
En cualquier otra circunstancia yo me hubiera sentido muy triste por la partida de Armando, pero yo sabia que lo iba a ver muy pronto, era nuestro secreto y nadie lo podía saber. Me levanté de la cama y me asomé por la ventana para verlo partir.

--"Hasta Pronto, Papacito. . . Aqui te voy a estar esperando para escaparnos juntos por varios días." exclamé para mi mismo cuando lo vi alejarse en su camioneta. Lo seguí con mi mirada hasta que desapareció de mi vista.
 
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Estaba terminando de arreglar la cama y el cuarto de Don Enrique cuando EL entró y me agarra por detrás restregándome contra su cuerpo.

--"Voy a ir a cobrar el cheque de la cosecha y a comprar unas cabezas de ganado." me dijo mientras me abrazaba sobando su verga contra mi trasero. "Voy a regresar noche. Pero quiero encontrarte en mi cama encueradito y esperándome..." me pidió con voz ronca y bajita al oído.

--"Voy a contar las horas para su regreso." le contesté yo restregando mi trasero en su bulto, que aun debajo de su pantalón de mezclilla se podía sentir duro, bien duro. "Su Potranca lo va a estar esperando, recién bañada y limpiecita..."

--"Apagas la luz. . . tu Potro va a venir bien caliente y va a necesitar a su Potranca lista, puesta y dispuesta. . ." me aseguró Don Enrique y antes de irse me dio varias nalgadas. Lo vi caminar hasta la puerta y antes de abrirla se detuvo para mostrarme su enorme trozo de carne debajo del pantalón, se lo agarrø con ambas manos. "Todo esto será para ti a la noche. . . vamos a ver si me aguantas la cogida que te voy a dar, éste Potro va a relinchar toda la noche."

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Era un dia tranquilo en la hacienda, los trabajadores temporales se habían marchado hacia unas horas, felices por regresar con sus familias después de varios meses lejos, se habían ido contentos de haber recibido una buena remuneración por el trabajo realizado; la mayoría prometio volver el próximo año.
Don Enrique iba a estar ausente todo el día; atender a los trabajadores de planta no requería de mucho tiempo, las muchachas eran de gran ayuda.
Después del medio día salí a dar un paseo por los campos, respirar el aire limpio con esencia del cultivo recién cosechado era una de las cosas que más me gustaba de vivir en la hacienda.
Que divina era la naturaleza y que bella era esta tierra, años de fertilidad, de rendir frutos como si fuera la primera vez. Podía pasar horas y horas contemplando ésta bendita tierra y sus increíbles vistas.
Aqui había nacido y aquí me iba a morir. Jamás podría vivir en otra parte que no fuera en ésta hacienda.
Cerré los ojos volví a tomar un respiro profundo para disfrutar el aroma de mi tierra. Esta tierra era mi vida, aquí estaban Armando y Don Enrique. Aquí era mi lugar y mi destino.

Las palabras de Don Enrique retumbaban en mi mente y mis oídos:
"Vamos a ver si me aguantas la cogida que te voy a dar, éste Potro va a relinchar toda la noche."

Me mordi los labios de la puritita emoción, ya quería que la noche llegara, me moría por estar sin ropa en la cama de Don Enrique, esperando a que regresara; me estaba calentando y se me empezó a parar la verga.
Necesitaba que aquel tremendo Macho me taladrara el culo como solo EL sabia hacerlo, como lo había hecho en el hotel. . .y como me lo había prometido que lo iba a hacer de nuevo ésta noche.
Estaba tan distraído que no me percaté de que alguien se acercaba.

--"Buenas, Tardes!" era una voz masculina, de alguien joven.

Me di la media vuelta y lo vi.
Tragué saliva, me sorprendió verlo. No lo reconocí, no era uno de los trabajadores de la hacienda. Lo recorrí con la mirada, él también me estaba mirando, tragué saliva otra vez. Era joven, quizá unos dos  años mayor que yo, no pasaba de 25. Sus manos en la cintura hablaban de seguridad, de dominio, de masculinidad destilando por cada poro de su piel. Me gustaban los hombres con sombrero, él traía uno y le quedaba perfectamente, acentuaba su hombría.

--"Buenas Tardes!" contesté yo algo nervioso por la sorpresa y porque el desconocido era un hombre muy atractivo, tenia una mirada penetrante. "Quién es Usted?" quise saber yo.

--"Veo que no me recuerdas. Fuimos a la escuela juntos. Soy el hijo de Artemio el veterinario." contestó él y extendió su mano para saludarme. "Mi papá no pudo venir a vacunar el ganado bovino por razones familiares y me mandó a mi."

Yo extendí mi mano y él la estrechó con fuerza. La verdad no lo reconocía, pero si recordaba que Artemio el veterinario tenia un hijo que había ido a la misma escuela que yo, aunque estuvo en un grado escolar más avanzado que yo.

--"Yo soy José. . ." quise agregar que era el cocinero de la hacienda, pero por primera vez me dio vergüenza hacerlo; algo que me sorprendió a mi mismo.

--"Mucho gusto verte después de tantos años, José." su mirada era persistente, no dejaba de mirarme fijamente, por primera vez me di cuenta de que me había puesto un pantalón muy pegado al cuerpo y una camisa igual de ajustada. "Aun no me reconoces? Soy Sergio, tu estabas en Primero de Secundaria y yo estaba en tercero."

No recordaba su nombre, pero si recordaba que el hijo del veterinario era de los pocos que nunca se había burlado de mi y de los muchos que nunca me habían dirigido la palabra.
Recordaba también que era de "los caritas", de "los galanes" de la Secundaria. Y ahora se había puesto más atractivo que antes.

--"No recordaba tu nombre, pero si me acuerdo de ti, ibas en la escolta de la escuela." exclamé yo recordando con alegría ese detalle, también recordaba que siempre se ponía unos pantalones bien entallados, haciendo que todas las alumnas lo voltearan a ver, y claro, los gays como yo también. Siempre había tenido cuerpazo. Y lo seguía teniendo.

--"El otro día mi Papá comentó que las mejores recetas de comida mexicana las preparas tu."

Sus palabras me sorprendieron y me pregunté a mi mismo si él recordaba el apodo con el que me habían bautizado desde la escuela primaria: "José Mujer".

--"Gracias. Aprendi los secretos de cocina de mi madre. Ahora soy el cocinero de la hacienda." le dije yo y ésta vez no tuve vergüenza en decirlo; él podía ser todo un veterinario, la mayoría de los alumnos de la secundaria se había graduado de alguna carrera, yo era de los pocos que no había querido alejarse para ir a estudiar fuera del pueblo.

--"Es un trabajo respetable." aseguró él como dándose cuenta de que vacilé un poco. "Y si quieres mi opinión , es algo que requiere de mucha entrega, paciencia y dedicación. Mis respetos."

Sentí algo en la boca del estomago, aparte de ser un hombre guapo era educado.

--"Gracias otra vez." le dije con sinceridad.

--"Mi Papá me dijo que preguntara por Don Enrique o su yerno Armando, sabes dónde los puedo encontrar, nunca había venido a ésta hacienda, es enorme."

--"Ninguno de ellos se encuentra en estos momentos, pero te puedo llevar con el Capataz, él te puede ayudar y responder todas tus preguntas." le contesté yo tratando de sonar normal.

--"Si me haces ese favor, te lo voy agradecer." exclamó él con una sonrisa que me estremeció.

Yo me quedé inmóvil por unos segundos, Sergio me hizo una señal para que pasara yo primero y luego él. Mientras caminábamos hacia los corrales donde estaban las borregas no podía dejar de admirar el cuerpazo bien formado y fuerte que tenia.
Yo tenia que ser el más puto y calenturiento de todos los gays del mundo, anoche Armando me había dado una tremenda cogida, le había mamado la verga a Don Enrique hasta deslecharlo y me había prometido reventarme el culo a vergazos ésta noche y aun con todo eso, me estaba poniendo cachondo con el hijo del veterinario. . .
Casi al llegar a los corrales nos encontramos con el Capataz, no sé si para mi buena o mala suerte, pero ya no tuve que seguir atendiendo a Sergio. Me había puesto nervioso. Y era difícil despistar.

--"Gracias José!" exclamó él cuando lo dejé en manos del Capataz y me disponía a regresar a la Casa Grande. Me sorprendió que se despidiera de mano, me la estrechó fuerte, tenia manos grandes y rasposas.

--"De nada." contesté yo y me alejé rápidamente.

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Una vez más mi cita de todos los días con la noche.
Esta noche había una luna hermosa, una luna brillante; desde la ventana del cuarto de Don Enrique yo observaba el cielo oscuro que se iluminaba con la luz sublime y luminosa de la mágica luna.
Después de dormir un rato, me había dado un buen baño, me había puesto un poco de crema y perfume, la ropa no importaba porque tenia que estar desnudo esperando a Don Enrique, así que me había puesto un short y una camisa; cuando la casa estaba en completo silencio y las luces apagadas, yo había salido de mi cuarto y me había venido al del Patrón.
Estaba temblando de anticipación por lo que se acercaba, me fui despojando de mi ropa lentamente mientras mi verga se iba poniendo dura; la luz de la luna acariciaba mi cuerpo, pero yo lo que de verdad necesitaba eran las caricias de Don Enrique. . . ya no debía tardar en llegar.
Cuando estuve completamente desnudo, acomodé mi ropa en un sillón y estaba a punto de meterme a la cama, cuando vi la luz de una camioneta a lo lejos, tenia que ser Don Enrique. Hice la sabana a un lado y me acomodé en el medio de la cama, me puse en cuatro, con el trasero en el aire como lo hacen las Potrancas cuando andan en brama y quieren provocar al Potro para que se las meta; yo quería que Don Enrique viera a su Potranca lista y desesperada, ansiosa de recibirlo, para que no le quedara ninguna duda de que su Potranca andaba en celo. . . de que necesitaba a su Potro para que la calmara.


Los minutos se me hacían eternos, estaba ardiendo en calentura, mi piel me quemaba, mientras jugueteaba con mi verga para hacer menos tormentosa la espera, finalmente la puerta de la recamara se abrió, Don Enrique entró lentamente y le puso llave.
Caminó sin prisas y se detuvo en la orilla de la cama, pude ver que traia la camisa desabrochada.

--"Que chingon se siente que lo reciban a uno así. . ."  exclamó EL con voz ronca y se quitó la camisa. "Que sabrosa se ve mi Potranca empinada esperando a su Potro. . . mostrando su agujero"

Yo podia ver el tremendo paquete que se le marcaba debajo del pantalón, quería irmele encima y bajarcelo para empezar a mamarlo, tuve que hacer un gran esfuerzo para quedarme quieto, Don Enrique pareció adivinar mis intenciones y me dio unas nalgadas.

--"Anda bien caliente mi Potranca y quiere la verga de su Potro, que no?"

--"Siii. . . quiero la verga grande y gruesa de mi Potro. . ." le contesté yo agarrando mis nalgas y abriendo mi trasero para que me viera bien el culo.

Don Enrique se desnudo rápidamente y caminó hasta la cabecera de la cama, yo lo seguí con la mirada; EL también me miraba fijamente, miradas cruzadas, miradas fijas, era un Potro caliente y yo una Potranca en celo. . . su mirada era pentrante, estaba deleitándose con la posición provocativa de mi cuerpo, luego me sonrío con esa manera tan suya de hacerlo, se agarrø su verga en una forma cachonda, ofreciéndomela, yo me chupé los dedos de mi mano izquierda. . .
Don Enrique y yo seguíamos los movimientos de cada uno sin perder detalle, EL se sobaba su verga dura, gruesa y grande y yo me chupaba los dedos, tentándolo; era como un cortejo en el cual el Potro quiere asegurarse de que la Potranca está con ganas, que de verdad lo necesita y que se le puede acercar. Sus gemidos eran como los relinchos de un Potro, llenos de energía, prolongados y calientes.
Don Enrique era en estos momentos un Potro completo, de eso no había ninguna duda, mi verga me estaba chorreando pre semen, me lo limpié con los dedos humedecidos que me había estado chupando y me los volví a meter a la boca, probé el sabor de mi propio jugo, Don Enrique me miraba maravillado; lo vi pasar su mano derecha por entre su pierna restregándola contra sus testiculos y luego se la puso en su nariz para olerla, yo también quería olerla, debía oler riquísimo después de todo un día largo de trabajo. Saqué mi lengua en una señal de que me acercara su mano, Don Enrique entendió a la perfección y me la puso cerca de mi cara para que la olfateara y así lo hice, me impregné de su esencia de macho y luego se la lamí, haciendo que EL jadeara de placer. . . se acercó más a donde estaba yo y se inclinó para morderme la oreja derecha y luego me sopló un airecito que hizo que se me erizara la piel del cuerpo completo, me llegó su aliento a tequila hasta el fondo de alma, hasta la punta de mi verga y mi culo se empezó a dilatar de las ganas y de la calentura. . . Don Enrique empezó a olfatear mi pelo, mi cuello, levantó un brazo para olfatear mi axila. . . después de unos segundos me la lamió, me la besø.

--"Aaaaaahhhh. . ." gemí yo de lujuria total.

EL siguió con su conquista, esa conquista elegante de un Potro decido a volver loca a la  Potranca que se le ofrecía sin ningún limite como me le ofrecía yo. . . Un Potro seguro de si mismo que se las sabe de todas todas para hacer que su Potranca caiga rendida a sus pies. . .y a su verga.
Por varios minutos ninguno de los dos habló, no eran necesarias las palabras. Nuestros deseos mas primitivos estaban hablando atreves de nuestros cuerpos y de nuestros movimientos.

--"Que chulada de Potranca tengo para mi solo ésta noche. . ."me susurró al oído y luego se subió a la cama lentamente, haciéndome esperar, alargando mi tortura de sentirlo adentro de mi, haciéndome perder la noción del mundo real y sumergiéndome en la calentura del momento mágico que estábamos viviendo.
Se acomodó atras de mi y me pasó una mano por ambas nalgas, un recorrido suave y a la misma vez electrizante, sus manos grandes y rasposas me excitaban sobremanera. Me estremecí cuando se inclinó a olfatearme el culo tal y como lo hacen los Potros cuando encuentran a una Potranca en celo y dispuesta a someterse; lo primero que hacen es asegurarse que de verdad esté lista y eso mismo estaba haciendo Don Enrique conmigo. Yo estaba mas que listo.

--"Que rico le huele el agujero a mi Potranca. . . Mmmmmhhh. . . ricura de culo. . ." murmuró mientras seguía olfateando mi trasero y su bigote y su barba me raspaban deliciosamente. "Que agujero tan cachondo. . ." me dijo y me dio un lengüetazo.

--"Aaaaahhhh. . ." gemî yo de placer infinito. Me siguió olfateando el culo por varios segundos mas y luego continuo mas hacia abajo para llegar a mis bolas.

--"Que rica que está mi Potranca, me vuelve loco y me pone bien caliente. . ." susurró EL mientras olfateaba mi zona genital y luego me la empezó a lamer.

--"Aaaaaaaahhhhh. . . Oooohhhhhh. . ." mis gemidos eran ruidos de animal en celo. Don Enrique me estaba lengüeteando mi zona genital con una habilidad impresionante, los sonidos de su lengua me tenían trastornado, me agarré ambas nalgas para abrirme bien, para darle acceso completo a mi agujero, era mi señal de sumisión completa.

--"Mi Potranca esta lista para su Potro. . ." murmuró con voz enronquecida y me dio unos leves mordiscos en ambas nalgas.

--"Lista, completamente lista para recibirlo bien adentro de mi. . ." exclamé yo sintiendo como se me dilataba mi agujero.

--"Todo el día estuve pensando en éste momento." exclamó EL tomándome por la cintura para levantarme y restregarme contra su pecho, yo descansé mi cabeza sobre su hombro derecho. "Huele bien rico mi Potranca." me susurró al oído.

--"Su Potranca también estuvo pensando en Usted todo el día." le aseguré yo mientras me estremecía al contacto de su pecho fuerte y velludo sobre mi espalda. Su verga dura estaba acomodada en la raja de mi trasero, me volví a estremecer.

--"Anduve con la verga bien dura y chorreando pre semen nomas de pensar que ibas a estar en mi cuarto esperándome así. . ." me murmuró al oído y luego me dio un beso en el cuello, me llegó su aliento a tequila otra vez y eso me calentó bastante, sentí que mi culo se abría más.

--"Quiero que me la meta, Patrón. . . ya no aguanto más, me estoy volviendo loco de ganas por tenerlo adentro de mi."

--"Yo sé. . ." me dijo metiéndome un dedo por el culo. "Se te abre y se te cierra de las ganas."

--"Ganas enormes por Usted. . ."

--"Aquí te va mi verga..." susurró Don Enrique escupiendo una mano para lubricarse su verga y luego se la escupió otra vez para lubricarme el culo.

Cerré mis ojos y sentí un estremecimiento de pies a cabeza cuando me la empezó a meter, lentamente, empujando hacia adentro con delicadeza pero con consistencia, sin detenerse.

--"Ooooh siiiii. . . . así que ricooooo. . . métamela toda, quiero sentir toda su verga adentro de mi agujero. . ."

--"Que rico agujero tiene mi Potranca. . . que rico se traga mi verga por ese culo sabroso. . ."

Con cada centimetro de su verga que se iba enterrando en mi culo yo me sacudía de placer y de gozo.

--"Aaaaaaahhhh.... Oooooohhhh. . . Que rica verga tiene mi Potro. . . la quiero todita para mi . . ."

--"Cometela toda. . . hasta bien adentro. . . así es como le gusta a mi Potranca. . ."

--"Deme duro y fuerte. . .no tenga piedad de mi. . ."

--"Quieres que te reviente el culo a vergazos. . . te gusta que te duela con cada vergazo que te doy. . ."

--"Siiiii. . . quiero quedar adolorido y que con cada paso que de mañana acordarme de cuando tenia su verga bien enterrada en mi agujero. . ."

Don Enrique me estuvo bombardeando el culo por varios minutos, su cuerpo estaba sudando y el mío también, movimientos frenéticos y descontrolados; los dos relinchando de deseo y de lujuria.

--"Te quiero chupar el culito, quiero probar el sabor de culito abierto y recién cogido." me susurró al oído y yo sentí que me iba a desvanecer de placer. Me sacó la verga de un solo y me empinó sobre la cama para chuparme el culo.

El sonido de sus lengüetazos me volvía loco pero más loco me volvía sentir su lengua tibia y experta comiendo mi culo recién cogido, abierto y hambriento.

--"Le gusta mi culo, Patron?" quise saber yo enloquecido de morbo.

--"Me encanta, nadie tiene el culo que tiene mi Potranca. . . rico y con sabor a mi verga." me contestó EL acelerando sus lamidas y lengüetazos.

--"Nadie me ha comido el culo como lo hace mi Potro. . ."

--"Culito de Potranca tierna y calenturienta. . ." exclamó Don Enrique mientras seguía comiendo mi agujero a lengüetazos profundos y chupadas intensas.

Después de varios minutos su lengua ya no fue suficiente, necesitaba que me la metiera otra vez.

--"Metamela otra vez. . .  necesito a mi Potro adentro de mi." le pedí yo agarrándome las nalgas, abriéndome para que me la volviera a ensartar. Y luego de unas lamidas más se escupir su verga para lubricarla bien y toda hasta el fondo me la ensartó, yo grité de dolor y placer; una mezcla deliciosa que te hace alcanzar la gloria por un segundo. Aquel hermoso trozo de carne enterrado en mi agujero era el PARAISO REAL.

--"Que rica Potranca me estoy cogiendo. . . te gusta tener mi verga bien enterrada, que no?"

--"Me gusta mucho, bien dura, grande y bien adentro de mi, partiendo mi agujero en dos. . . Préñeme mi Potro hermoso. . . quiero que me escurra su leche por el culo."

--"Te lo voy a llenar, traigo bastante leche que guardé solo para ti. . ."

--"Explote adentro, bien adentro de mi y préñeme con toda su leche, hasta que se vacíe completamente. . ."

--"Que pinche golosa es mi Potranca. . ." susurró Don Enrique mientras empezaba a pisotear su verga adentro de mi culo.

--"Siiii. . . asiiiiii . . . que rico sentirlo adentro de miiii. . . reviente mi culoooo. . ."

El ruido de la cama era la prueba contundente de que nos estábamos moviendo como los hacen el Potro y su Potranca cuando alcanzan la union sagrada del placer, cuando no importan las reglas y solo se hace caso al deseo del instinto salvaje.

--"Ayyyy. . . Oooooh siiiii. . . que rico culo. . . asiiii. . . me gusta como me aprietas la verga y luego sueltas. . . y vuelves a apretármela con los túneles de tu agujero. . . Oooooh que ricura de Potranca me estoy chingando a purititos vergazos. . . ."

--"Y el Potro mås chingon de toda la región me destrozando el culo como nunca nadie lo había hecho antes. . . deme duro, bien durooooo. . . no pare por favor se lo pido. . ."

--"Te voy a preñar. . . ya no aguanto más, tu agujero se siente bien rico, mi verga va a explotar. . .Aaaaaahhhh. . . Ayyyy que ricooooooo. . ."

--"Quiero toda su leche. . . Oooooh si la quiero todaaaaaa. . ."

Don Enrique aceleró sus embestidas y explotó adentro de mi, llenando cada rincón de mi agujero con su abundante, tibia y rica leche. Un Potro completo saciando las ganas de hembra.
Me abrazó con fuerza por atrás mientras se desechaba total y completamente adentro de mi. Yo aceleré las jaladas sobre mi verga y exploté relinchando como las Potrancas, con la verga de mi Potro bien enterrada mientras EL me llenaba de caricias el cuerpo y me besaba el cuello.

Después de unos segundos me dejé caer sobre la cama y la leche de mi Potro me escurría por el culo. Los ojos de Don Enrique brillaban con infinita lujuria y desmedido morbo, se mordió los labios como si estuviera contendiendo su depravación.

Y sin poder contenerse, acarició mi culo que no dejaba de escurrir su leche.

--"Chulada de Potranca, con su agujero rosa rojo, abierto e hinchado de verga de su Macho. . ."

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==========


Era aun muy temprano pero yo ya estaba despierto, el cielo se vestía de un amanecer hermoso y era un deleite para la vista disfrutar de un escenario así. Me gustaba levantarme temprano, pero hoy lo había hecho por una razón especial: Preparar el desayuno favorito de Don Enrique. Anoche había vivido una de la experiencias más calientes y cachondas de toda mi vida; EL había sido mi Potro y YO había sido su Potranca.
Mientras caminaba desde los corrales a la cocina con el queso fresco y leche recién ordeñada, el dolor en mi trasero era un recordatorio placentero de la cogida intensa que me había dado el patrón. La verga y la mente se me alborotaban solamente de acordarme.
Cuando entré a la cocina mi cara de felicidad no pasó desapercibida para las muchachas del servicio, pero ninguna dijo nada, bien sabían que yo no divulgaba detalles de mi vida privada. Ellas conocían   mi orientación sexual, sabían que me gustaba acostarme con hombres, pero lo que no sabían ni debían saber era que me estaba acostando con 2 de los hombres más atractivos y cachondos del planeta: Don Enrique y su yerno Armando.

El reloj grande marcaba las 7am en punto cuando Don Enrique bajó de su recamara directo al comedor, la mesa ya estaba lista y no perdí tiempo en servirle su desayuno favorito.
QUE MACHO TAN SABROSO era mi Patrón. Su pantalón entallado y su camisa de cuadros parecían que se le iban a romper con la fuerza de su cuerpo y de sus músculos. P A P A C I T O.

--"Buenos Dias, José" me saludó EL con la misma amabilidad de siempre, pero su mirada fija en mi me decía que estaba feliz y contento por lo que había pasado anoche. Yo también estaba muy feliz y muy contento. "Que rico huele el desayuno y el café, nadie lo prepara como tu." exclamó cuando le terminé de servir. EL estaba sentado y yo a un lado de pie, la cercanía me ponía nervioso, pero a la misma vez me excitaba inmensamente sin que lo pudiera evitar. "Pero nada huele mejor que el aroma de tu agujero, mi Potranca chula." y me dio una nalgada.

--"Que bueno que le gusta el desayuno, Patrón." exclamé yo nervioso.

--"Me gusta el desayuno y todo lo que preparas." contestó EL levantando su cara para verme fijamente. "Pero más me gustas tu. Gracias por otra gran noche." me dijo guiñando el ojo.

Era increíblemente emocionante para mi escuchar aquellas palabras de Don Enrique, eran palabras sinceras, honestas y me hacia sentirme bien.

--"Yo le doy las Gracias a Usted." le dije yo sinceramente. "Le quiero pedir permiso para faltar a trabajar unos días a próxima semana. Es mi cumpleaños y quiero ir a conocer la tierra donde nacieron y crecieron mi papás."

Don Enrique se me quedó mirando sorprendido.

--"Me da gusto que quieras hacer un viaje, no recuerdo que hayas salido por varios días fuera de ésta hacienda nunca." exclamó EL y le dio un trago a su café. "Quién va contigo?"

Yo no podia decirle la verdad.

--"Voy solo." le contesté yo mientras le acomodaba la canasta con las tortillas para que no se le fueran a enfriar.

Don Enrique seguia mirándome incredulo.

--"Esta muy lejos para que vayas solo y sin conocer a nadie por allá. Debiste haberme dicho antes y yo hubiera cambiado algunos planes para acompañarte."

Me sentí mal, pero no podía decirle que iba a ir con su yerno.

--"Contacté a unos familiares que viven allá, ellos me van a recibir en la central de autobuses y me voy a quedar con ellos. Todo va a estar bien, no se preocupe." le dije yo inventando una mentira para que no se inquietara por mi culpa.

Mi mentira pareció tranquilizarlo.

--"Cuantos dias vas a estar fuera?" quiso saber EL.

--"6 dias. Es un día completo en autobus y otro para regresar. Me voy éste Lunes que viene."

--"Yo te llevo a la Central de autobuses del pueblo." me dijo EL. "No quiero que dejes tu carro tantos días desatendido en el estacionamiento de la Central, le pueden hacer algún daño.

--"Gracias, Patron." le agradecí con honestidad.

==========
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Era Viernes por la noche, la casa estaba tranquila, Don Enrique se había ido a dormir temprano, había tenido un día muy largo, el ganado nuevo que había adquirido hacia días finalmente estaba ya en los corrales de la hacienda.
Yo me encontraba descansando en mi cuarto, leyendo una historia de acción y misterio cuando me llegó un mensaje de texto.
No reconocí el número.

[[[Hola José,
soy Armando. Ya
quiero que sea Lunes.
Guarda mi número en
tu lista de contactos.]]]

Me sacudí de la emoción, yo también me moría porque llegara el Lunes para volver a verlo. Guardé su número en mi lista de contactos y luego le contesté.

[[[Yo también espero
con ansias que llegue
el Lunes.]]]

En menos de 2 minutos me respondió.

[[[Estoy solo en mi casa,
ando bien caliente.
Me podrías mandar una
foto sexy tuya??]]]

Inmediatamente se me alborotó la verga a leer aquel mensaje.

[[[No tengo ninguna,
pero ahorita me tomo
una y se la mando.]]]

Dejé el libro que estaba leyendo a un lado, aquella conversación por mensaje de texto me había excitado. Con mi celular en mano me levanté de la cama, caminé al closet a buscar una tanga y luego me fui al cuarto de baño.

[[[Gracias, la voy
a estar esperando.]]]

Me desnudé y me puse la tenga de hilo dental color negro, a mi me gustaba ponérmela, ojalá que a Armando le gustara como se me veia. Después de varios intentos, finalmente quedó una foto que me gusto para enviarla.

[[[Aqui está la foto,
especialmente para
Usted. Espero que
le guste. . .
Me gustaría tener una de Usted.]]]

No supe si me estaba pasando de atrevido, pero ya le había enviado el texto pidiéndole una foto suya. Me moría por saber si le iba a gustar mi foto.

[[[Chiquito, que ricura
de trasero que tienes. Ya
quiero estar contigo desnudo
en una cama para comerte
completo.]]]

Yo me puse feliz al recibir su mensaje y me calenté aun más. Empecé a jugar con mi verga.
Llegó otro mensaje:

[[[Ahorita te mando
una foto mia.]]]

Me quité la tanga y regresé a mi cama. Me acosté completamente desnudo.

[[[Aquî esta mi foto,
guardala y que nadie
la vea. Es solamente
para ti.



















Yo me quedé embobado mirando aquella foto, se me hizo agua la boca, necesitaba tener aquella hermosa verga otra vez en mi boca. . . y en mi culo.

Me llegó otro texto.

[[[Te gustó mi foto, José??]]]

Por supuesto que me gustaba, mejor dicho me había FASCINADO.

[[[Claro que si, me estoy
masturbando viendo su foto.]]]

Le contesté yo mientras aceleraba las jaladas sobre mi verga.

[[[Yo también me la estoy
jalando viendo la tuya. Ya
no tarda en llegar mi esposa.
Te escribo mañana.]]]

No pasaron muchos minutos y me vine a chorros de semen sobre mi estomago.

--"Armandooooooo. . ." grité su nombre mientras espasmos de placer me sacudían el cuerpo. El Lunes lo iba a tener para mi solito y por varios días.

==========
==========

El Lunes me levanté temprano, casi no había podido dormir de los nervios y la emoción. Nunca había hecho un viaje tan lejos, pero al lado de Armando no sentía ningun miedo y ni temor. Don Enrique había prometido llevarme a la Central De Autobuses del Pueblo. Yo caminaba de un lado al otro de la sala esperando a que regresara de los corrales, había ido a hacer su recorrido de rutina, el cual era importante para asegurarse que todo estuviera en orden, especialmente ahora que tenia al nuevo ganado que estaba adaptandose al estilo de vida de la hacienda.

Finalmente después de casi media hora de espera, Don Enrique regresó, pero no venia solo, venia acompañado de Sergio, el hijo del Veterinario.

--"Buenos Dias, José." me saludó Don Enrique haciendo que yo me estremeciera, hoy se veía divinamente guapo, el color de camisa verde que traía puesto lo hacia verse cachondo y provocador. "Una de la nuevas cabezas de ganado adelantó su parto y se puso mal, tuve que hablarle a Artemio el veterinario; necesitamos más medicina y su hijo Sergio va ir al pueblo a traerla. Le pedí que te lleve y te deje en la Central de Autobuses. Yo me tengo que quedar aquí por si algo pasa. Una disculpa por no poder llevarte yo."

Don Enrique estaba realmente afligido por no poder llevarme EL, pero yo entendía perfectamente la situación y traté de calmarlo.

--"No se preocupe, Patron. Yo entiendo." le aseguré yo sinceramente.

--"Buenos Dias, José. Voy a llevar tu maleta a mi camioneta. Ahí te espero." exclamó Sergio y salió de la Casa Grande.

--"Gracias. No me tardo." le dije yo.

Cuando Sergio había salido y cerrado la puerta, Don Enrique se me acercó.

--"De verdad me hubiera gustado ser yo quien te llevara." me susurró tomando mi cara entre sus manos. "Pero sea como sea, yo iré a levantarte a la Central de Autobuses cuando regreses." me prometio mirándome fijamente a los ojos.

--"Gracias, Patron." le contesté yo y no pude aguantarme las ganas de abrazarlo al tenerlo tan cerca de mi; EL correspondió al abrazo inmediatamente.

--"Que te diviertas mucho, José." me dijo terminando el abrazo después de varios segundos. "Toma, esto es para ti..." exclamó sacando varios billetes de dinero de su cartera.

--"No hace falta, Patron. Yo tengo mi propio dinero." le dije yo conmovido y a la vez sorprendido por su detalle de quererme ayudar aun mas de lo que ya había hecho por mi desde que mis padre habían fallecido.

--"Acéptalo. Por favor." me pidió El de una manera tan sublime y genuina que no pude seguir negándome.

--"Esta bien. Pero si no lo necesito, Usted lo va a tener que aceptar de regreso."

Don Enrique asintió con la cabeza y se volvió a acercar a mi.

--"Te voy a extrañar. . . cuando regreses quiero hacerte relinchar en mi cama todo la noche otra vez." me susurró al oído y luego me acompañó hasta la camioneta de Sergio. M temblaba todo el cuerpo solo de recordar la ultima vez que había cogido con EL.
POR SUPUESTO que yo quería volver a ser su Potranca toda la noche!!

--"Buen Viaje, Muchacho." exclamó Don Enrique cuando yo me había subido a la camioneta. "Yo estaré esperándote en una semana en la Central de Autobuses." dijo y levantó su mano despidiéndose.

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El silencio que se había formado en la camioneta entre Sergio y yo, finalmente terminó cuando íbamos saliendo de los limites territoriales de la hacienda de Don Enrique.

--"José. . ." me dijo Sergio con su voz masculina interrumpiendo mis pensamientos, en los cuales me había perdido ante la falta de conversación.

--"Si. Dime. . ." exclamé yo volteando a mirarlo, él también volteo a mirarme. Sus impresionantes ojos resaltaban aun más ésta mañana.

--"Han pasado muchos años desde nuestra época en la Secundaria, pero quiero pedirte una disculpa si alguna vez te ofendí o me burlé de ti."

Por unos segundos no pude reaccionar ante sus inesperadas palabras. Me quedé mirándolo sin saber que decirle. No me gustaba recordar el pasado y mucho menos mi época de estudiante en la Secundaria.

--"Tu nunca te burlaste de mi." exclamé yo. Sergio había sido de los pocos que nunca me había insultado, eso lo recordaba perfectamente.

--"Pero tampoco hice nada para defenderte cuando los demás lo hacían." me dijo él presionando sus manos sobre el volante de la camioneta.

--"Yo no le guardo ningún rencor a nadie, éramos todos muy inmaduros." le aseguré yo mientras trataba de sonar normal y seguro.

--"No te defendí por miedo a tener represalias de los compañeros, a que se burlaran de mi por defenderte."

--"Eso ya no importa, Sergio. No te voy a negar que las burlas me dolieron y mucho, pero yo no me avergüenzo de lo que soy y uno aprende a ser feliz sin importarle lo que digan o piensen los demás."

--"Me da gusto escucharte hablar así. Se nota que eres feliz. Pero desde que nos reencontramos el otro día en los campos de trigo, yo quería pedirte una disculpa."

--"No hay nada que disculpar." le dije yo y de verdad sentía lo que le estaba diciendo.

Así continuó nuestra platica, eran cerca de 30 minutos hasta la Central de Autobuses, tuve la oportunidad de conocer detalles de la vida de Sergio; de sus años después de que terminó la Secundaria y se mudó a la capital del estado a continuar con sus estudios, su éxito como Veterinario en uno de los hospitales de animales más prestigiados de todo el estado, su decisión de regresar al pueblo para ayudar a su padre con su consultorio, Don Artemio ya estaba grande y a punto de retirarse. Sergio iba a continuar con el negocio.

--"Te gustaría intercambiar numero de teléfonos celulares?" me preguntó él mientras se estacionaba en la Central de Autobuses. Otra vez me volvió a sorprender y no supe que decir. "Es bueno que tengas mi numero por si algo sucede y Don Enrique no puede venir a levantarte cuando regreses de tu viaje."

No pude evitar sonreír. Era lo que me estaba imaginando?? Estaba Sergio tratando de ligar conmigo??
Intercambiamos nuestros numeros y me despedí de él.

--"Me gustaría que se diera una amistad entre nosotros que no pudimos tener en nuestra adolescencia. Buen viaje, José. Que te diviertas." exclamó Sergio mientras me ayudaba a bajar la maleta.

--"Gracias, Sergio." le contesté yo.

Sergio extendió su mano para despedirse y al contacto sentí un nudo en la boca del estomago; era un hombre joven y muy guapo, la fuerza de su juventud era latente cuando estrechó mi mano.

==========
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El plan que Armando había hecho para nuestro viaje, era que yo iba a viajar en autobús del Pueblo hasta la capital del estado, un viaje que tomaría aproximadamente unas 4 horas, tomando en cuenta que el autobús iba a realizar paradas en varias rancherías y pueblos. Al llegar a la capital, yo tomaría un taxi que me iba a llevar hasta el aeropuerto donde él me iba a estar esperando y de ahí íbamos a volar a la ciudad donde habían nacido y crecido mis padres.

[[[Ya faltan pocas
horas para volver
a vernos.]]]

Era un mensaje de texto de Armando. Me puse feliz como una lombriz. Ni en el mejor de mis sueños me hubiera imaginado lo que me estaba sucediendo, iba a pasar una semana al lado de Armando, solos los dos.

[[[Ya lo quiero ver.]]]

Le contesté yo en mensaje de texto.

[[[Te iba a esperar
en el aeropuerto, pero
mejor te esperaré en
la central de autobuses
y de ahi nos vamos
juntos al aeropuerto.]]]

Me contestó él. Y eso me gustó y me tranquilizó mucho. Yo no conocía bien la Capital de nuestro estado.

==========
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En toda mi vida solamente había visitado la Capital 2 veces, la primera con mis padres cuando era un niño y la segunda cuando la boda de Sara y Armando, ya yo era el cocinero oficial de la hacienda y Doña Martita había pedido que yo viniera a ayudar con la cena que se sirvió en la boda. Había sido una gran evento familiar y social. Una boda por todo lo alto, digna del nivel socioeconómico de las familias a la que pertenecían los novios.
Jamas hubiera imaginado que un día yo iba a tener la oportunidad de escaparme con el novio a solas y por una semana.
Jamas hubiera imaginado que mi tercera visita a la gran ciudad seria para encontrarme con Armando.

El chofer del autobus anunció que nos estábamos acercando a la Central y ultima parada del viaje. Yo podía sentir mi propia respiración agitada; eran los nervios y la emoción de volver a ver a Armando, de sentir su olor, de sentir su cuerpo fuerte y cálido, de perderme en el océano de sus ojos.

Desde el asiento del autobús se podía ver el congestionamiento de trafico y escuchar el ruido incesante típico de las grandes ciudades. Un contraste completo con el ambiente del campo.
Por eso yo amaba la hacienda. Por eso jamas podría vivir en la ciudad.

Cuando finalmente el autobus se estacionó en su área asignada de la Central, yo fui de los últimos pasajeros en bajar, me había tocado uno de los asientos en la parte trasera.

--"Necesitas ayuda. . .???"

Era su voz y me hizo estremecer, levanté la mirada y lo vi frente a mi, regalándome su mejor sonrisa.

--"La ayuda que necesito no me la puede dar aquí. . ." le contesté yo guiñando un ojo.

Armando se acercó más.

--"Pero cuando estemos solos voy a darte toda la ayuda que necesites." me susurró en voz baja y tomó mi maleta con su mano izquierda. "Afuera esta mi camioneta, de ahí nos vamos al aeropuerto."

Se veia tan guapo, tan PAPACITO, pero eso no era ninguna novedad, la interesante era su emoción al verme y lo contento que estaba con nuestro viaje.

--"Gracias por regalarme éste viaje." le agradecí yo mientras caminábamos hacia afuera de la Central.

--"No me agradezcas nada hasta que no regresemos y de verdad hayas disfrutado el viaje." exclamó él mientras yo lo seguía con rumbo al estacionamiento.

--"Yo sé que lo voy a disfrutar porque Usted va a ir conmigo." le aseguré yo. Armando volteo a verme complacido con mis palabras.

Al llegar a la camioneta, Armando colocó mi maleta a un lado de la suya y luego abrió la puerta para que yo subiera, antes de subirme me dio un apretón de nalgas.

--"Nos van a ver!!!" exclamé yo nervioso.

--"Que importa, nadie nos conoce. . . ." contestó él con una sonrisa picara y juguetona de oreja a oreja. "Conté cada día para que llegara éste momento." cuando ya estaba yo sentado. "Y te prometo que no te vas a arrepentir de haber aceptado, de confiar en mi." me dijo y cerró la puerta.

Lo vi dar vuelta para subir a su camioneta por el otro lado, era hermoso, era un MACHO, un PAPASOTE.
Claro que NO me iba a arrepentir de haber aceptado hacer un viaje con él. Claro que confiaba en él porque él confiaba en mi, en que su secreto conmigo estaba bien cuidado.

Armando se subió a la camioneta y antes de encender el motor, tomó mi mano izquierda y me la apretó.

--"Me cuesta mucho trabajo mentirle a mi esposa e inventar una historia para estar lejos una semana contigo." exclamó él mientras su mirada estaba perdida en el volante y volvió a apretar mi mano otra vez. Yo se le apreté de regreso porque yo entendía lo que estaba pasando, yo entendía la avalancha de sentimientos encontrados que estaba viviendo.

--"Yo sé. Y mi agradecimiento es doble porque sé que no es fácil." le dije yo mientras nuestras manos seguían entrelazadas.

--"Cuando te vi bajar del autobús quise correr a abrazarte. . . y yo mismo me sorprendí. Nunca me había pasado esto con ningún hombre." me dijo con voz ronca y volteo a verme. Nuestras miradas se clavaron uno en el otro.

--"Yo nunca voy a decir nada. Su secreto conmigo esta bien cuidado." le prometí yo.

Mi telefono que yo había puesto en el asiento en medio de los dos, empezó a sonar interrumpiendo la magia del momento.

Armando me soltó la mano y bajó su mirada para ver la pantalla de mi celular, en la cual el nombre de Sergio apareció como la persona que me estaba llamando.
La mirada de Armando iba de mi telefono a mi, esperando qué era lo que yo iba a hacer???

--"Quién es Sergio?" me preguntó cuando vio que yo no contestaba. "Por qué no le contestas?" y el tono de su voz me decía lo que él no me estaba diciendo con palabras; estaba enojado, celoso. . . estaba yo entendiendo bien el tono de su voz?? O me estaba equivocando??

El telefono dejó de sonar y la mirada de Armando estaba fija en mi, mejor dicho estaba clavada en mi, como un cuchillo en la mitad de mi ser. Se hizo un silencio por varios segundos que se interrumpió cuando el teléfono volvió a sonar. Era Sergio otra vez.

--"Por qué no contestas?"

Y esta vez no me quedaba duda, Armando estaba celoso, me lo decían sus ojos, me lo decía el tono de su voz.


C O N T I N U A R A. . . No te pierdas el final.









Thursday, October 27, 2016

El Ranchero Parte 2

ADVERTENCIA:
Relato Erotico Gay. Mayores de 18 años Solamente. Lenguaje y fotografías EXPLICITAS. Contenido dirigido a una Audiencia ADULTA Gay!!



2 DIAS DESPUES. . .

Era de noche, estaba cayendo una tormenta impresionante, desnudo parado enfrente de mi ventana observaba como los árboles se estremecían con el viento y las ráfagas de lluvia.
El patio se iba convirtiendo en pequeños riachuelos de agua.


Hacia mucho que no llovía de ésta manera. El ruido estruendoso de la tormenta me había despertado.
Era de madrugada. Todos dormían.
Mañana llegaban la esposa de Don Enrique y sus hijas.

El sonido de alguien tocando a la puerta de mi cuarto aceleró mi corazón.
Acaso era Armando que había recordado mi oferta??
O acaso era Don Enrique??
Yo estaba encuerado, siempre dormía sin ropa.
Yo estaba listo para recibir a cualquiera de los dos...

Caminé hasta la puerta y la abrí, la casa estaba oscura.
Mi verga que estaba poniéndose dura, se me terminó de parar cuando lo vi.
La silueta de su cuerpo que se iluminó con la luz de la tormenta me estremeció, QUE CHULADA DE MACHO!!!!
PAPACITO mil veces PAPACITO!!!!

Nos quedamos en silencio por unos segundos, él me recorrió de arriba a hacia abajo, mi desnudez pareció gustarle. Su sonrisa tímida pero pervertida me lo confirmó.
No habló, entró a mi cuarto, cerró la puerta y le puso llave. Solamente traía un bóxer puesto, se veía tan PAPACITO, tan MACHO, tan SABROSO. Era el mismo Semental de siempre y a la misma vez era otro, un contraste imposible pero real.
Observé embobado su espalda amplia y desnuda, su pecho firme y fuerte, su cara que me atraía como un imån, Un Macho De Machos. No había palabras suficientes para describirlo, no había piropos ni frases que definieran la esencia de macho que irradiaba con cada uno de sus movimientos.

--"Se le ofrece algo?" le pregunté yo, ansioso por escuchar su respuesta.

Armando no respondió, solo caminó lentamente hasta la ventana. Su mirada perdida en la lluvia. Yo no podía dejar de mirarlo, él nunca había venido a mi cuarto y mucho menos con tan poca ropa, casi desnudo. RICURA DE HOMBRE. LOCURA MIA.
Yo caminé hasta la ventana y me paré a un lado de él. Nos quedamos observando la noche vestida de tormenta. Yo lo miraba de reojo, debajo de su bóxer se le notaba que traía la verga semi erecta; la mia estaba bien dura y él lo sabia.

--"No debo estar aquí..." exclamó él dando una media vuelta, parecía que se iba a ir, que se había arrepentido y yo lo detuve agarrándolo de un brazo.

--"No se vaya..." le pedí con vehemencia y le solté el brazo casi enseguida, no debía pasarme de atrevido, él era el yerno del Patrón, yo solo un empleado. Armando caminó hacia la puerta, parecía que había optado por irse. "Mire como me pone... todo éste pre semen que me escurre es por Usted..." exclamé yo mientras con mi dedo limpiaba el liquido que estaba chorreando de mi verga.

Con mis palabras logré que Armando se detuviera antes de quitarle el candado a la puerta, yo seguía limpiando mi pre semen que escurría abundantemente, él no dejaba de mirarme, de seguir cada uno de mis movimientos; Armando estaba luchando una guerra consigo mismo, debatiendo si se regresaba a su cuarto o se quedaba en el mío. La luz de la tormenta delineaba nuestros cuerpos haciendo que el momento fuera mas ardiente y más excitante... dos cuerpos desnudos y ardiendo de ganas por coger, de entregarse al deseo de la carne. Pero había barreras sociales difíciles de romper.
A mi las barreras nunca me habían detenido, pero obviamente a Armando si. Yo lo entendía, pero me dolía desearlo tanto y no poder tenerlo aunque fuera una sola vez más.
Yo quería, corrección: YO NECESITABA volver a sentir su cuerpo encima del mío, que me hiciera suyo, que me diera una revolcada hasta que no pudiera moverme de tanta verga. Que me doliera todo el cuerpo la mañana siguiente y no olvidar nunca que había sido él el culpable de mi dolor y mi placer.

--"Mañana llega mi esposa y yo no debo estar aquí..." afirmó él con voz entrecortada. "Pero sin embargo me falta voluntad para volver a mi cuarto." y empezó a caminar de regreso hacia mi. Yo me mordí los labios admirando aquel hermoso Semental que se acercaba a mi, un cuerpo de MACHO PERFECTO con su espada de carne bien dura y afilada debajo de su bóxer.

--"A mi también me falta voluntad para pedirle que se vaya..." le aseguré yo.

Y estaba siendo totalmente sincero. Mañana iba a llegar Sara, su esposa y ella siempre me había tratado bien a secas, pero bien; nunca me había faltado al respeto ni se había burlado de mi, sin embargo yo no podía luchar contra ésta calentura que sentía por su esposo. Cómo podía yo negarme el placer de estar otra vez con un hombre como Armando??
Lo abrazé sin pedirle permiso, sin importarme si estaba bien o estaba mal; el calor de su cuerpo me sacudió completamente, Armando estaba temblando de deseo y de ganas, exactamente igual que yo; su respiración agitada y su verga erecta me lo decían.

--"Hagámoslo una vez más y será la última..." me dijo y yo lo abrasé con más fuerza. Era la ultima vez y tenia que aprovechar el momento. Coloqué mi cabeza sobre su pecho fuerte, firme e imponente. Me embriagué de su olor de hombre, aun olía a jabón, no tenia mucho de haberse bañado, el aroma de su desodorante olía a limpio, a masculinidad incuestionable  y no me pude contener, le besé su torso suavemente y luego bajé hasta sus tetillas; se estremeció con mis besos lentos.

--"Si Usted dice que ésta es la última vez, quiero que sea inolvidable..." exclamé yo y le lamí un pezon luego el otro, después se los mordí suavemente y después mas fuerte.

--"Aahhhh... me gusta lo que estas haciendo." exclamó él y metió los dedos de su mano derecha entre mi cabello para restregarme con firmeza contra su pecho; entendí eso como una señal de que quería que se los chupara más fuerte, que se los mordiera sin miedo y así lo hice. Mamé sus deliciosos pezones, los llené de lengüetazos y de lamidas combinadas con mordiscos. Sus jadeos, sus gemidos me volvían loco.
Total y completamente loco.

Armando me sujetaba la cabeza con su mano derecha mientras yo continuaba mis chupadas sobre su pecho y con su mano izquierda me empezó a acariciar mi trasero; lentamente pero con decisión hasta casi introducirme un dedo por el culo. En respuesta yo le mordí ambas tetillas, haciendo que casi aullara de placer y excitación.


--"Es Usted todo un hombre entre los hombres..." le dije levantando mi mirada para verlo a la cara, él me estaba mirando también y me sonrío complacido por el piropo que le acaba de dar.

--"Te voy a pedir algo, pero no se lo digas a nadie..." me dijo y acerco mi cara a la suya, el se inclinó un poco, porque era más alto que yo.  "Chupame el culo, un amigo me dijo que su esposa se lo hace y que se siente riquísimo..." me susurró al oído. "Quiero probar y ver qué se siente... Te gustaría hacérmelo? "me  preguntó en voz baja, hablándome despacio como si alguien lo pudiera escuchar.

--"Yo le hago lo que Usted quiera." le contesté rápidamente. Se me quiso parar el corazón solamente de imaginármelo en 4 sobre mi cama o con su trasero al aire para que yo le pasara mi lengua por su raja de macho. PAPITO COMPLETO. PAPACITO PERFECTO.

Armando me tomó por la cintura y me llevó hasta mi cama.

--"Nunca le vayas a decir nada a nadie, me meterías en serios problemas con mi esposa."

--"No se preocupe, yo nunca le voy a decir nada a nadie." le aseguré mientras observaba como él se empezaba a quitar su bóxer, lentamente... provocándome.
Su actitud provocadora estaba haciendo que me faltara el aire. Esta iba a ser nuestra segunda vez... y la ultima también.

Poco a poco su deliciosa verga iba quedando al descubierto, aun recordaba su inigualable sabor. Y jamas lo iba poder olvidar. Nada de Armando lo iba a poder olvidar. Nada.


Yo sentia que el corazón se me iba a salir por la boca, quería arrodillarme y arrancarle su bóxer de un estirón, tomar entre mis manos su hermosa verga y empezar a mamar.


Y cuando su hermosa verga quedo libre y rebosante, llena de vida yo no pude controlar un gemido de placer, se me hacia agua la boca.
Hermosa verga. Divina verga. Verga de Macho. Verga de Armando.

--"Cómo quieres que me ponga?" me preguntó tratando de sonar normal, de no sentirse avergonzado.

--"Acuéstese en la cama... y relájese, yo haré todo el trabajo..." le contesté yo emocionado.

Armando se acomodó en el centro de mi cama y me hizo una señal para que yo también hiciera lo mismo.
Antes de subirme, le abrí un poco sus piernas para hacer espacio y meterme entre ellas. Yo quería besarlo de pies a cabeza y eso fue exactamente lo que empecé a hacer; comencé con sus pies, luego sus piernas. Armando me miraba maravillado.

--"Nunca nadie me ha hecho eso que estas haciendo..." exclamó él con cierta timidez y asombro.

--"Espero que les guste..." le dije yo y seguí mi viaje por su cuerpo lentamente, un recorrido de suaves besos y algunos mordiscos, su piel firme y masculina me estaba desquiciando.

--"Claro que me gusta... no te detengas, continua..." me pidió y yo continué. Al llegar a su entrepierna, lo sentí estremecerse sin que lo pudiera evitar y sus sonidos de Macho en celo me llegaron al fondo de mi alma. "Aaaaahhhh... "

Su verga estaba erecta, bien erecta y exigiendo atención, y atención le di. Le besé la puntita primero, luego recorrí su tronco con mis labios y mi lengua hasta llegar a sus bolas; estaban llenas, bien llenas y yo quería toda esa leche para mi solito.
Se las olí primero, que rico le olían, olor de hombre, olor de macho. Le olfatee esa área entre su verga y su culo por varios segundos. Luego le lamí sus bolas duras, se las chupé, se las llené de lengüetazos y de besos. Fueron muchos lengüetazos y muchos besos. Armando se merecía eso y mucho mas.

--"Oooohhhh.... que rico se siente..." exclamó entre jadeos reprimidos y ahogados. Era un hombre luchando contra sus deseos más escondidos. Un hombre que nunca había estado con otro hombre y no le era fácil rendirse al placer que le daba uno; yo subí la intensidad de mis lamidas y chupadas para ayudarlo a vencer su lucha de rendirse al placer que yo le estaba dando. Pasaron varios segundos  antes de que finalmente lo hiciera y abriera sus piernas completamente, estaba rindiéndose, estaba entregándose al placer que yo le estaba dando, abriendo sus piernas para MI, para mi lengua y mi boca.
Lo ayudé a levantar sus piernas hasta que casi rozar su pecho con ellas, Armando se resistió un poco, seguramente se sentía vulnerable en esa posición; quizá hasta menos hombre.

--"Así va a disfrutar mejor lo que me pidió..." le aseguré yo dandole un beso en la punta de su verga, él respiró profundo, como dándose valor y se agarro ambas piernas con sus manos.

Mi pulso estaba acelerado y el de él también, en anticipación de lo que venia, me fui acercando con mis lengua al área mas privada de su cuerpo, a su exquisita raja de Semental. Volví a olfatear esa área, olía a hombre limpio, se había bañado y limpiado su agujero muy bien antes de venir a mi cuarto. Se me hizo un nudo en el estomago y solté pre semen al imaginármelo dándose un baño para venir a verme, para venir a pedirme que le chupara el culo.  Ya no podía esperar ni un segundo más, le di un leve roce con la punta de mi lengua a su hermoso agujero, aquel leve contacto lo hizo arquearse de placer, ésto era solo un ensayo, el principio de lo que yo le tenia preparado.

--"Aaaaahhh....."

Le besé ambas nalgas, prolongando la espera, haciendo que esperara a que mi boca y me lengua regresaran a su culo. Atormentándolo premeditadamente. Que ricas y firmes nalgas tenia, se las lamí varias veces y volví a su culo, pasando mi lengua suavemente, lentamente... olía delicioso y su sabor era aun más delicioso.

--"Que rico le huele..." exclamé yo fascinado y embriagado de su olor; Armando se estremeció sobre la cama al sentir mi lengua acariciando su culito y el roce de mi nariz olfateando.

--"Ooooohhh... José, nunca me habían hecho algo así..." su voz era ronca como siempre pero ahogada en el placer que yo le estaba dando. Sus gemidos y palabras eran el incentivo que yo necesitaba para seguir haciendo mi mejor trabajo.

Le empecé a comer el culo con muchas ganas, las ganas que me dominaban por aquel delicioso hambre que estaba acostado en mi cama con su culo al aire.
Lengüetazos tras lengüetazos,
lamidas tras lamidas,
besos tronados y mojados.
Yo tenia que hacer de éste momento algo inolvidable para Armando, para que él JAMAS olvidara que  yo había sido el primero en darle éste placer que lo tenia gimiendo y jadeando.  No sabia si lo iba a lograr, pero él había asegurando que era nuestra ultima vez y tenia que ser chingonamente inolvidable... para él, para mi... para los dos.

Con cada chupada que le daba a su culo, Armando se fue relajando cada vez más y más, aquel cuerpo imponente de Macho se arqueaba de placer ante mi lengua y mi boca. Cosita Rica. PAPACITO.

Subi de intensidad mi invasión sobre su agujero perfecto, su agujero de hombre. Fueron minutos de invasión oral, de saborearlo, de disfrutarlo.
Lo escuché aullar como las bestias en brama y desbocadas. Fue la sinfonía mas completa y perfecta, sus aullidos de macho se mezclaban con los ruidos de la tormenta que azotaba la noche, nuestra ultima noche.

--"Joseeee....." gritó mi nombre y mi nombre en su voz ronca alcanzo una magnitud que me sacudió el alma, nunca nadie había gritado mi nombre, nunca nadie se había sentido tan entregado a mi. Nunca nadie... solamente Armando.
Yo también grité su nombre en mi mente. En mi cuerpo, en mi verga.
ARMANDO con mayusculas. Armando con minúsculas.
PAPACITO Ajeno, PAPACITO Prohibido... pero en este momento era mío, solamente MIO.

Armando me tomó por la cabeza restregándola contra su raja de Macho. Yo hundí mi rostro en aquel delicioso trasero, devorando su rico agujero.

--"Ahora entiendo a mi amigo... por eso le gusta que su esposa le haga esto...!!!" murmuró entre suspiros entrecortados.  "Quiero venirme en tu boca...."

No estaba pidiéndome permiso, era una orden. Le di unas chupadas mas y me hice a un lado para que desdoblara sus piernas, de inmediato me acomodé entre ellas y él me metió su hermosa verga por la boca. Estaba bien dura, me la metió hasta el fondo, me calaba la garganta pero me aguanté, porque por Armando todo valía la pena, él me había venido a buscar, debió haber sido una decisión difícil pero había vencido sus prejuicios y sus miedos, lo menos que yo podía hacer era darle el placer mas grande que hasta ahora había conocido.
Me la clavaba incesantemente, sin tregua, yo estaba sediento, necesitaba su jugo blanco; le apreté sus bolas, estaban llenas.

--"Aaahhhh......" gritø mientras se venia adentro de mi boca. Yo necesitaba su jugo de macho y su jugo me dio. Sus chorros abundantes llenaron los canales de mi boca  y mi garganta,  era tanto jugo que hasta me chorreaba por los labios. Me tragué todo y succioné su verga con mi boca para asegurarme de exprimirlo bien, de que quedara vacío. Seco.

Armando temblaba de pies a cabeza, sus ojos cerrados, su cuerpo sudado. MACHO DE MACHOS.

--"Gracias..." me dijo cuando finalmente abrió sus ojos, yo ya estaba acariciándome mi verga que estaba bien dura y necesitaba alivio. Reclamaba atención.

Inesperadamente Armando tomó mi verga con sus manos. Algo que no esperaba, pero que obviamente me gustó.
Armando estaba nervioso, era evidente que andar tocando vergas de otros hombres no era parte de sus juegos sexuales, sin embargo sus caricias tímidas fueron suficientemente para hacerme vibrar, para hacer que me viniera a chorros sobre su pecho.

--"Gracias..." ahora fui yo quien le agradeció a él.

--"Esto no ha terminado, dame un rato para descansar y luego te la meto por atrás..." exclamó Armando guiñando el ojo.

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Después de limpiarnos el sudor y el semen que yo había derramando sobre el pecho de Armando, nos recostamos en la cama a descansar, nos quedamos dormidos arrullados por el ruido de la lluvia, la intensidad de la tormenta había aminorado, pero seguía lloviendo fuerte.

No sé cuanto tiempo había transcurrido, pero desperté al escuchar la voz bajita de Armando hablándome al oído.

--"Ya se me parø la verga otra vez... quiero metértela por el culito..."

Yo abrí los ojos y lo vi arriba de mi, sentí su verga dura sobre la mía que también estaba erecta.

--"Yo quiero su verga destrozando mi culito..." le contesté lleno de morbo.

--"Te lo voy a reventar y no vas a poder caminar por varios días, Cabrón." me advirtió con una sonrisa pervertida.

--"Quiero ver si eso es posible..." lo reté yo mientras abría mis piernas para que él se acomodara.

Armando se levantó para acomodarse bien y luego se escupió su verga varias veces para lubricarla bien.
Yo me escapî mano derecha y me la pase por el culo para lubricármelo con mi propia saliva.

--"Muestrame tu culito y pideme que te la meta, pideme verga..."

Yo me abrî mås y eché mis piernas al aire para mostrarle mi agujero.

--"Mire mi culo...necesito que lo llene de su verga...  métamela toda... deme verga...." le pedí yo con vehemencia y dominado por el deseo y la calentura.

Armando me agarrø ambas piernas y me las echó mas atrás hasta casi tocar mi pecho, me doblaba a la mitad para asegurar acceso completo de su verga a mi culo, para que me entrara toda y hasta el fondo.

--"Aqui te va toda, Cabrón..."

Y se volvió a escupir su hermosa verga varias veces y cuando estaba bien mojada, bien lubricada me la empezó a meter.

No había pasado ni dos horas y ya estábamos otra vez como animales cogiendo, disfrutando del placer de la carne, gozando el morbo y la lujuria del momento; con cada centímetro de su verga que se iba introduciendo adentro de mi yo sentía tocar el cielo con mis manos, volvía a tenerlo adentro de mi y si la primera vez había sido increíble, ésta vez era las sensaciones que recorrían mi cuerpo eran aun mas intensas y placenteras. 
Era un espectáculo contemplar aquel Macho dominante abriéndome el culo con su verga, Armando estaba concentrado en mi cuerpo, haciéndome suyo, su atención centrada en mi. Yo me estremecí al sentir toda su verga adentro, bien adentro de mi.

--"Estas bien?... me preguntó y se detuvo.

--"Si, estoy bien y no se detenga..." le pedí yo acariciando su pecho velludo y fuerte.

--"Te gusta mi verga?"

--"Me encanta... deme duro y tupido..." le supliqué yo.

Armando se empezó a mover primero con mesura, lento luego con mas velocidad, con locura absoluta.

--"Aaaaahhh..." sus embestidas me hicieron jadear de gozo desmedido, era nuestra ultima vez y me estaba dando lo mejor de si, rompiendo mi culo a vergazos. RICURA SIN FINAL.

Mis gemidos y sus gemidos eran continuos y naturales; union genuina de dos cuerpos que se complementaban perfectamente, era una ironía de la vida, una jugada del destino; los dos nos disfrutábamos mutuamente pero antes de acabar la noche cada quien iba a seguir con su vida.

Armando se calentaba mas y mas con mis gemidos desesperados y con mis caricias por su pecho, por su torso, por sus piernas.

--"Asi te gusta, verdad Cabrón? Duro, bien duro y sin parar...."

--"Siiiii.... revienteme el culo... quiero recordar esta noche para siempre..."

Armando me doblaba el cuerpo a la mitad mientras me embutía toda su verga. Cada embestida mas dura que la anterior.

--"Vamos a cambiar de posición..." me dijo sacando su verga, yo quise protestar, pero Armando me acomodó de lado sobre la cama con rapidez y se puso atrás de mi; me la metió otra vez, de una sola metida, yo aullé de calentura y placer. 

Con la nueva posición yo me empecé a mover mas libremente y por unos segundos me moví sobre su verga cogiéndome yo solo, él me daba de nalgadas, disfrutando el movimiento de mi cuerpo.

--"Que rico te mueves..." me dijo en voz baja y levantó mi brazo izquierdo para chuparme la axila, haciendo que yo me sacudiera, QUE RICO se sentía, nunca me lo habían hecho.

La cogida que Armando me estaba dando no me la había imaginado ni en la mejor de mis masturbadas en la soledad de mi cuarto, donde me la había jalado pensando en él, en lo formidable que debería ser coger con tremendo macho. 
Ahora cuando me masturbara pensando en él, lo iba a hacer recordando las dos veces que me había reventado el culo.

--"No creo aguantar mucho mas... tu culito se siente muy rico, me voy a venir pronto..." me susurró él al oído y sus bombardeos se hicieron mas intensos.

--"Siiii, así.... párteme el culo en dos.... duro, bien duro...." le pedí yo casi gritando.

Armando me levantó de la cama y me acomodó en posición de perrito y me la volvió a ensartar... toda.
Hasta el fondo. 
Me siguió dando verga, mientras me abrazaba por detrás y yo sentí un recorrido electrizante por todo mi cuerpo cuando su pecho me aprisionaba la espalda.

--"Nunca he tenido mi verga adentro de un culito así de rico como el tuyo..." me murmuró al oído derecho y luego me lo mordisqueó.

Yo no podia articular palabra de tanto placer, Armando me estaba taladrando el culo de una manera impresionante, dejándome saber que así cogen los  verdaderos Machos a sus hembras.
Nuestros pulsos estaban muy por arriba de lo permitido, una presión a punto de estallar.

--"Quiero que nunca olvides las 2 cogidas que te di. . . nunca nadie te volverá a dar verga de ésta manera. . . nunca."

El climax se acercaba, yo sentí su cuerpo estremecerse, me empecé a jalar mi verga mientras Armando me destrozaba el culo con la suya.
Nuestras respiraciones agitadas fueron el principio de los espasmos de placer que recorrieron nuestros cuerpos cuando los dos nos empezamos a chorrear, Armando en mi culo y yo sobre la cama.

--"Papacitooooo..." grité yo trastornado de placer y por primera vez lo llamé PAPACITO en voz alta. 

Armando me abrazó más fuerte mientras se chorreaba adentro de mi.

--"Siento tu leche caliente llenando mi culo... dámela toda Papacito..."

Nos quedamos inmóviles por varios segundos, Armando me empezó a sacar su verga y yo presioné los músculos de mi culo para sacarle hasta la ultima gota de leche.

--"Te esta escurriendo... tienes el culo lleno de mi leche. . ." exclamó él maravillado. 


Yo me pasé mi mano derecha por mi raja de macho para llenarme los dedos con su flechita y luego me los chupé, para probar por ultima vez su leche.
Este era nuestro ultima encuentro. Nuestra ultima vez. Así lo había decidido Armando.

--"Nunca voy a olvidar ni la primera noche que estuve con Usted, ni mucho menos ésta... nuestra última vez...." exclamé yo dándome una vuelta para quedar frente a frente. "Gracias por hacer realidad uno de mis 2 sueños..." le agradecí yo mirándolo fijamente.

--"Cuál es tu otro sueño?" quiso saber Armando y me sorprendió su interés.

--"Conocer la tierra donde nacieron mis padres..." le contesté yo.

En realidad eran 3 sueños, pero el tercero no se lo podía contar, porque se trataba de su suegro, de Don Enrique, de que Don Enrique me cogiera. Ya le había mamado la verga y me moría porque me la metiera por atrás.

La lluvia volvió a subir de intensidad. Armando caminó hasta la ventana, yo lo seguí con la mirada, deleitándome con su caminado de Macho, de Hombre Seguro de si mismo.
Después de disfrutar de aquella hermosa vista, que se hacia mas hermosa bajo la luz de la noche tormentosa, caminé lentamente hacia él, me detuve a un lado suyo, Armando me abrazó por detrás y yo restregué mi cuerpo en el suyo,  recargué mi cabeza en su pecho, segundos después Armando entrelazó sus manos con las mías y me las apretó.
Nos quedamos en silencio escuchando el himno melodioso de la lluvia, observando la naturaleza hacer despliegue de su fuerza.
La noche. . . la lluvia. . . testigos y cómplices de nuestra ultima vez.

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El Sol brillaba en todo su esplendor, solo la tierra mojada con charcos de agua era el recordatorio de la gran tormenta que había caído la noche anterior; el cielo estaba limpio y claro.
Yo había amanecido muy contento y como no estarlo después de la gran noche que había pasado en mi cama al lado de Armando.

--"Andas con una sonrisa de oreja a oreja." remarcó una de la muchachas que me ayudaba en la cocina.

Solo sonreí en respuesta, no tenia que darle explicaciones a nadie. Me enfoqué en preparar el desayuno para todos los trabajadores y la comida especial para recibir a Doña Martita y a sus hijas.
Don Enrique y Armando se habían ido a ver el ganado muy temprano y ni siquiera habían desayunado; tenían que estar de regreso a la hora de la comida para recibir a sus esposas. Los dos estaban emocionados por volver a verlas.

Mientras esperaba a que la comida saliera del horno, me puse a preparar el comedor principal, que la mesa estuviera inmaculada como le gustaba a Doña Martita.
Este lugar no se usaba todos los días, solamente cuando la Señora de la Casa estaba de visita; ella y Don Enrique habían decorado ésta área de la casa hacia mucho tiempo, tenia el toque de ellos dos, la mesa no era muy grande, para el dinero que tenían todo podía ser un poco mas lujoso, pero a Don Enrique le gustaba lo sencillo. A ella no tanto.
Yo había escuchado decir que la casa de la ciudad si era muy lujosa y elegante, que tenia  todo el toque de Doña Martita, pero que aquí en la hacienda ella había permitido que se decorara mas al gusto de su esposo.
Luego de que el comedor quedó listo, subí a las recamaras de Don Enrique y de Armando, traté de no distraerme pensando en la vez que Armando me había cogido en su cama y cuando se la había mamado a Don Enrique en la suya.
Hoy en la noche Armando iba a dormir con su esposa, le haría el amor hasta el amanecer. Hoy en la noche Don Enrique también haría lo mismo con la suya.
Fui a la recamara de la Señorita Samanta para asegurarme que las muchachas de la limpieza la hubieran dejado lista y arreglada. Cuando todo estaba en perfecto orden, bajé a la cocina; mientras bajaba las escaleras alcancé a escuchar las voces de Don Enrique y Armando que estaban en la sala.

--"Quieren algo de tomar mientras llega Doña Martita y sus hijas?" les pregunté yo tratando de sonar lo más normal posible. No podía distraerme mirando los cuerpos hermosos de aquellos dos sementales.

--"Yo quiero un vaso de agua fría." contestó Don Enrique con la misma seriedad de siempre.

--"Yo no, Gracias." contestó Armando sin mirarme, era obvio que estaba tratando de no verme.

Yo caminé hasta la cocina y podía sentir la mirada de uno de ellos clavada en mi trasero, pero no podía voltear para averiguar QUIEN era.
Regresé con el vaso de agua fría para Don Enrique lo más rápido que pude y al entrar a la sala Armando me recorrió con la mirada aprovechando que su suegro estaba distraído haciendo unas cuentas. Nuestras miradas se cruzaron brevemente y él esquivó la mirada haciendo como que buscaba algo en su celular.

Yo le di el vaso de agua a Don Enrique y sentí una sacudida electrizante cuando sus dedos rozaron mi mano.

--"Mañana quiero que vayas conmigo al pueblo." me dijo Don Enrique antes de darle un trago al vaso de agua. "Nos vamos a ir temprano porque tenemos mucho que hacer."

Me dieron ganas de preguntar por qué quería que yo fuera, pero no lo consideré prudente y solo asentí con la cabeza. Don Enrique era el patrón, yo el empleado.
Cuando me di la vuelta para regresar a la cocina no pude evitar ver a Armando y lo sorprendí mirándome, se veía tan CHULO, chingonamente HOMBRE con su ropa de vaquero y su sombrero; ésta vez fui yo quien esquivó su mirada porque sino iba a terminar corriendo a abrazarlo, a besarlo, a arrancarle la camisa y el pantalón; salí de la sala rápidamente mientras imágenes de lo que habíamos hecho él y yo anoche me llenaban la mente y me sacudían el cuerpo.

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Las campanadas del reloj central de la Casa Grande marcaban las 4 de la tarde. Era un reloj muy grande y muy antiguo, sus campanadas se escuchaban por toda la casa; a pesar de ser una reliquia funcionaba como si fuera nuevo.
Doña Martita y sus hijas ya habían llegado y después de comer se habían retirado a sus cuartos a descansar. Yo me encontraba limpiando los muebles que estaban en la terraza de la planta alta de la casa, preparando todo para que cuando Doña Martita saliera a tomar el té, encontrara todo limpio como a ella le gustaba.
Ella decía que ésta era el área de la casa que más le gustaba porque desde aquí se apreciaba una vista panorámica fascinante de la hacienda y sus alrededores.
Estaba a punto de terminar de limpiar cuando escuché las carcajadas de una mujer, provenían del patio, me asomé con discreción y eran las carcajadas de Sara, la esposa de Armando, estaba con él y se preparaban para salir en su camioneta.
Me sudaron las manos cuando lo vi a él. QUE MACHO MAS CACHONDO. Por donde se le viera era perfecto. Se había cambiado de ropa, ahora traía puesto un pantalón más ajustado y una camisa negra. Del lado derecho se veía bien PAPACITO.
Del lado izquierdo se veía bien PAPACITO, por donde lo miraras era un un Semental,
Me volvían loco sus tremendas nalgas y sus piernas que parecían de acero.

Anoche yo me había dado gusto besando, lamiendo, chupando y acariciando ese cuerpo perfecto de semejante Macho.
PAPACITO, mil veces PAPACITO.

Sentí algo feo en la boca del estomago, ya nunca lo volvería a tener en mi cama temblando de deseo y de placer como lo tuve hacia menos de 24 horas. Tenia sus gemidos de Macho calenturiento grabados en mi, sus caricias se habían quedado tatuadas en mi piel.
Lo vi abrazar a su esposa y darle un beso, luego le abrió la puerta para que se subiera a la camioneta; en cuestión de minutos desaparecieron de mi vista. Que suerte tenia Sara y que mala suerte tenia yo.

--"Gracias por la comida, José..." la voz de Doña Martita me regresó a la realidad. La Señora acababa de entrar a la sala de la terraza y yo ni me había dado cuenta. "Todo excelente como siempre."

--"De nada, Doña Martita." le contesté yo sinceramente. La observé mientras ella caminaba por la terraza, no sé si estaba revisando que todo estuviera limpio o si simplemente estaba admirando la belleza del lugar. Era una mujer mayor pero no anciana, muy guapa y elegante, se veía muy bella con  su vestido blanco y su mascada de color rosa al cuello, un maquillaje leve y discreto, una Señora de la clase alta que contrastaba enormemente con Don Enrique. Los dos juntos se veían muy bien, pero por separado jamás nadie los hubiera imaginado como una pareja. Tenían muchos años de casados. Y cómo no ser feliz con un hombre como Don Enrique a su lado; a su edad seguía siendo un Semental y las fotos que yo había visto de cuando era joven había sido un PAPITO en toda la extension de la palabra.

--"Admiro tu entrega y disciplina, José. Tienes todo en perfecto orden, ésta casa funciona Gracias a Tî." exclamó ella al terminar su recorrido por la terraza. "Podrías traer el té con 3 tazas, mi esposo y mi hija Samanta tomaran el té conmigo."

--"Si Doña Martita, ahorita regreso." le dije yo y bajé a la cocina.

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Era de noche, a mi me gustaba la noche.
Y por la noche me gustaba mirar desde mi ventana como la oscuridad cubría de un color misterioso cada rincón de la hacienda.
La noche también me gustaba porque sentía que el sol me cuidaba a través de la luz de la luna.
Para mi el sol era mi Papá que me cuidaba desde el cielo y lo hacia todo el día
y la luna era mi Mamá que me cuidaba desde el cielo y lo hacia toda la noche.


Era fascinante ver la majestuosidad de la luna en medio de las nubes, el cielo oscuro era el complemento ideal. Me podía pasar horas mirando ésta vista inigualable de la naturaleza. Pero hoy estaba cansado.
Había sido un dia largo y no había dormido casi nada la noche anterior, pero había valido la pena. Por Armando cualquier cosa valía la pena. Jamás iba a olvidar las 2 veces que me había cogido, las 2 veces que había conocido el placer más grande que puede alcanzar un ser humano.
Durante la cena no lo había visto ni a él ni a Sara, no sé a donde habían ido pero aun no regresaban. También durante la cena Don Enrique me había confirmado la hora en la que íbamos a salir para el pueblo. Después de un merecido baño y de observar un rato la noche me metí en mi cama a descansar.
Abrasé la almohada que Armando había usado ayer, aun tenia su olor, su esencia, me dormí abrazado a ella toda la noche. Era como estar abrazado a él, soñar no cuesta nada.

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Don Enrique ya me estaba esperando afuera de la casa en la mañana, todo estaba en silencio, era aun muy temprano.

--"Buenos Dias, José." me saludó mientras me ayudaba a ponerle llave a la puerta principal de la Casa Grande.

--"Buenos Dias!! Disculpe si estoy atrasado." exclamé yo nervioso de tenerlo tan cerca; el señor tenia un magnetismo que lo hacia imponente. Era de estatura alta y cuerpo fornido, imposible de ignorar.

--"Es buena hora." me aseguró él. "Estamos en buen tiempo."

Caminamos juntos hasta su camioneta, yo disimuladamente busqué la de Armando para ver si había regresado; y si, estaba estacionada al lado del carro lujoso e importado de su esposa Sara. Yo no los había escuchado llegar, el cansancio me había vencido.

--"No me vas a preguntar a qué vamos al pueblo?" me preguntó Don Enrique cuando nos subíamos a su camioneta.

--"Queria preguntarle eso desde ayer pero no me atreví, yo soy su empleado y..." Don Enrique no me dejó terminar porque me interrumpió.

--"José, tu eres más que un empleado. Si trabajas en la hacienda es porque así lo decidiste tu mismo." me recordó EL con la firmeza que lo caracterizaba. "Tus padres fueron una parte importante de mi familia, por ellos yo estaba dispuesto a pagarte una carrera universitaria."

--"Lo sé y se lo agradezco. Pero el campo y la hacienda son todo para mi." le aseguré con completa sinceridad. "Aquí nací y crecí, no podría vivir en otra parte."

--"Nunca vuelvas a decir que eres solo un empleado." me pidió él y arrancó su camioneta. "Hazme la pregunta."

--"A qué vamos al pueblo?" pregunté yo intrigado y lleno de curiosidad.

Don Enrique me miró de reojo conteniendo una sonrisa, Don Enrique era muy serio, pero aun así era muy atractivo, pero cuando sonreía era completamente irresistible.

--"Vamos a comprarte un carro." exclamó y volteo a ver mi reacción.

Y mi reacción fue de asombro e incredulidad. Un carro para mi?? Pero yo no sabia manejar, para qué necesitaba un carro??

--"No entiendo..." exclamé yo asombrado.

--"Te he estado observando por mucho tiempo y me he dado cuenta que nunca sales a ninguna parte. Eres muy joven y no es normal que siempre estés encerrado en la hacienda." me dijo e inesperadamente me dio una palmada en el hombro izquierdo. "Llegué a la conclusión de que no vas al pueblo los Domingos con los demás trabajadores porque algunos se burlan de ti y te dicen José Mujer."

Yo me puse tenso y EL se dio cuenta.

--"No quiero que te sientas avergonzado ni ofendido. Yo te acepto y te respeto como eres. Quiero que lo tengas muy claro." y me extendió su mano derecha en señal de apoyo, yo no supe qué hace por unos segundos, pero reaccioné de inmediato y la estreché con la mía.

--"No se preocupe Don Enrique, no me ofende ni me avergüenzo tampoco." respondí yo con seguridad. Don Enrique me estrechó la mano con fuerza. Me sentí bien, me sentí apoyado y por absurdo que parezca, también protegido.

--"Con el carro vas a poder ir al pueblo solo y cuando tu quieras."

--"Pero yo no sé manejar."

--"Armando o yo mismo te podemos enseñar." me prometió EL y mi corazón palpitaba aceleradamente al imaginarme a cualquiera de los dos enseñándome a manejar. "No será un carro del año, pero casi nuevo y a tu gusto." me dijo guiñando un ojo.

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Era muy tarde cuando regresábamos a la hacienda, habíamos pasado todo el día viendo carros, en el pueblo de nosotros no encontramos lo que buscábamos, tuvimos que ir a otro que estaba mas retirado, después de buscar y buscar, finalmente y encontramos uno que nos gustara a los dos. Porque de acuerdo a Don Enrique yo iba a elegirlo, pero yo no sabia nada de coches, así que su opinión y conocimiento era importante y decisiva para mi elección.

A lo lejos se miraba un enorme fuego y el trafico sobre la carretera se iba deteniendo y haciéndose muy lento. Algunos vehículos hasta se estaban dando la vuelta para regresarse.

--"Parece que hay un accidente muy grande." exclamó Don Enrique.

El ruido de ambulancias y camiones de bomberos se escuchaban cada vez más cerca, Don Enrique hizo su camioneta a un lado para que pasaran.
Estuvimos detenidos esperando a que el trafico avanzara, pero llegamos a un punto en que se detuvo completamente.
Cada vez eran más los vehículos que se estaban regresando, Don Enrique le hizo una señal a un carro de policía para averiguar que estaba pasando.
Las noticias no eran buenas, un trailer de 18 ruedas que transportaba petróleo se había volcado e incendiado, la carretera iba a estar cerrada por tiempo indefinido, mínimo toda la noche.
La via alterna para regresar a la hacienda era un camino de 4 horas.

--"No vamos a poder regresar a casa, estoy cansado, está oscureciendo y no me gusta manejar de noche." aseveró Don Enrique. "Voy a llamar a la casa para avisar." y tomó su teléfono celular para llamar.

Yo me preguntaba en dónde íbamos a pasar la noche. Mi pregunta quedó respondida cuando EL le contestaron su llamada en la hacienda.

--"No te preocupes mujer, nosotros estamos bien, simplemente no hay manera de cruzar el área del accidente y no voy a manejar tantas horas de noche. Al amanecer si no se ha despejado la carretera entonces haremos el viaje por la vía alterna." le informó Don Enrique a su esposa. "Nos quedaremos a dormir en uno de los hoteles que están a la salida del pueblo."

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Estábamos muy lejos de la hacienda, pero no estábamos lejos del segundo pueblo al que habíamos ido a buscar el carro; encontrar un hotel no fue difícil.


Don Enrique rentó un cuarto con 2 camas dobles. Ya habíamos cenado, así que lo único que quedaba por hacer era ver un rato la TV y dormir.

Don Enrique estuvo haciendo unas llamadas a sus trabajadores y yo no podía dejar de mirarlo despistadamente, para su edad se mantenía estupendamente, ya quisieran muchos llegar a su edad y verse así de bien.
Me mordí los labios cuando lo vi por detrás, recordé la vez que le había chupado la verga en su cuarto. Inevitablemente me empecé a calentar. Quería volver a mamarcela, pero no sabia como dar el primer paso.
Se me vino una idea a la mente.
Me metí a bañar mientras Don Enrique seguía hablando por teléfono. El agua recorriendo mi cuerpo desnudo me calmó un poco las ganas de macho que traía. Del otro lado de la pared estaba un Macho maduro que me aceleraba la presión, me sentí mal por desearlo, porque Doña Martita no se merecía esto que yo sentía por su esposo.

Terminé de bañarme, antes de salir del cuarto de baño me envolví en una toalla de la cintura para abajo; cuando abrí la puerta no se escuchaba el ruido de la TV, estaba apagada y el cuarto estaba oscuro. Dónde estaba Don Enrique??
Giré a la derecha y lo vi, se había quitado su camisa y me estaba sonriendo.
PAPITO. RICURA. DELICIA.

--"Ahora me toca bañarme a mi..." me dijo mientras recorría mi cuerpo semidesnudo con la mirada. Yo me hice a un lado para que pasara, EL pasó a mi lado y me susurró al oído: "Terminaste de bañarte muy rápido." y se metió a bañar.

Yo me quedé inmóvil por unos segundos, electrizado con su cercanía y con sus palabras. Mi primer impulso fue ir tras de EL y bañarnos juntos, pero mejor opté por quitarme la toalla, la aventé sobre una silla, prendî una de las lamparas que estaban en los buros y me metí a la cama a esperarlo, boca abajo, para que cuando saliera del cuarto de baño lo primero que viera fuera mi trasero.
La espera se me hizo eterna, pero Don Enrique no demoró en salir, lo miré de reojo y estaba completamente encuerado y con la verga semi erecta.
PAPACITO metemela toda, pensé yo.

Se estaba deleitando con mi trasero, me estaba mirando de la misma manera que me había visto por primera vez desnudo en las regaderas de la hacienda. Caminó lentamente hasta mi cama. Yo estaba temblando, ahogado en la sensación de morbo y lujuria, esa sensación de lo prohibido, de saber que estas a unos centímetros de distancia de un hombre desnudo que esta caliente por ti y tu por él. La tensión sexual al máximo y la calentura comiéndonos por dentro.

--"Tienes unas nalgas hermosas, José..." exclamó EL parado a la orilla de la cama, su voz masculina y ronca. "No he podido dejar de pensar en la vez que te vi desnudo por primera vez en las regaderas."  me confesó y yo me moría porque me tocara, porque me acariciara mi trasero. "Me he sentido culpable por pensar en ti de ésta manera y cuando me la mamaste en mi cuarto aquella noche solamente sirvió para confirmarme a mi mismo que soy un sucio y un depravado..."

--"Ni es sucio ni es depravado..." lo interrumpí yo, las manos me sudaban y el corazón se me iba a salir por la boca. "Yo le ofrezco mi cuerpo porque es mi decisión, Usted no me obliga a nada que yo no quiera hacer..." le dije yo con la respiración entrecortada.

Don Enrique pasó una de sus manos por encima de mis nalgas, una caricia lenta, suave y provocadora; hizo que se me erizara la piel. Su mano era grande, fuerte y rasposa, mano de hombre de campo, de hombre entregado a su trabajo. Tragué saliva y mi cuerpo ardía.

--"Tienes una piel suave, joven y magnética..." exclamó EL con la respiración también entrecortada; también estaba ardiendo de ganas como lo estaba yo. Y la caricia lenta, suave y provocadora fue subiendo de intensidad para convertirse en una caricia firme, decidida y posesiva.

Yo necesitaba más,  necesitaba aquel cuerpo de hombre maduro y cachondo a un lado del mío, arriba del mío, adentro del mío. Levanté mi mirada para verlo a la cara, PAPACITO LINDO, su rostro reflejaba la misma calentura que yo, la lujuria en cada una de sus expresiones. Nos miramos fijamente, se metió un dedo en la boca, lo sacó con abundante saliva y me lo metió en el culo.


--"Ya conocí el placer que da tu boca, ahora quiero conocer el placer que da tu culito..."

Sus palabras me estaban desquiciando y su dedo adentro de mi me electrizaba con un dominio perfecto.

--"Yo quiero que Usted conozca ese placer, porque yo me muero por conocer el que da su verga también..."

Mis palabras lo estaban desquiciando; sentí los vellos de su brazo y su mano sobre mis piernas y mis nalgas, me estremecí de pies a cabeza y Don Enrique aprovechó para meterme otro dedo, aumentando al doble mi sensación de placer.

--"Quiero comerte un rato el culito... Puedo??" me preguntó con esa caballerosidad que lo caracterizaba.
PAPITO. MACHO.

--"No me tiene que pedir permiso..." le contesté yo levantando mi trasero. "Es todo suyo, Patrón..." exclamé yo totalmente extasiado y eso que aun no me metía la verga. Esto era solo el principio.

Don Enrique me sacó lentamente sus dos dedos, luego me dio un apretón en ambas nalgas.

--"El Patron tiene hambre de culo y se las va a quitar ahorita mismo..." murmuró mientras se inclinaba para empezar a comerme mi raja de hombre; su bigote tocó mi trasero antes que sus labios, y yo gemí como las fieras en celo. Y cuando sus labios y su lengua comenzaron a lamer una nalga primero y luego la otra tuve que agarrar una almohada para morderla y no gritar, porque no me podía arriesgar a que me oyeran los del cuarto de enseguida. Me estuvo torturando por varios segundos antes de lamerme el culo y cuando finalmente lo hizo el efecto fue avasallador, su lengua tibia me lengüeteaba mi raja mientras sus manos me masajeaban las nalgas y los testiculos.

--"Mmmmm....." gemidos y mas gemidos, los suyos y los míos en una mezcla de sincronia intensa, no ensayada ni pensada; mezcla de almas poseídas por el deseo, el morbo, la locura de la carne.

Yo seguia acostado boca abajo sobre la cama y EL a la orilla, moví mis manos para acariciarle sus piernas velludas y fuertes, lo hice sacudirse con mis caricias; lo que también hizo que aumentara sus lamidas sobre mi culo convirtiéndose en chupadas ruidosas, el Patrón estaba hambriento y estaba saciando sus ganas conmigo.

--"Quiero que me la meta... quiero que mi culo se llene de su verga, Patrón..." le pedí yo con desesperación mientras tomaba su verga dura y hermosa con mi mano derecha.

--"Te la voy a meter, pero déjame comerte el culito por un rato más..." exclamó EL limpiándose la saliva que le escurría por la barbilla, estaba disfrutando de su banquete a manos llenas y su banquete era Yo... Yo que estaba conociendo caminos del placer que nunca nadie me había enseñado antes. Levanté otra vez mi trasero y Don Enrique aprovecho para meter una mano por debajo de mi cuerpo y apretarme la verga.

--"Oooooh...." yo ahogué mi grito mordiendo la almohada, que ricura sentir su mano en mi verga mientras seguía comiendo mi culo a mordidas y chupadas, su barba me raspaba las nalgas pero era un placer indescriptible, un placer que yo no quería que se terminara. Mi raja de hombre humedecida por su saliva.

--"Creo que ya estas listo para que te la meta, ha llegado el momento de que mi verga conozca el placer de tu culo..."

--"Y de que mi culo conozca el placer de su verga..." exclamé yo como perra en brama. Don Enrique me pasó su lengua por toda mi raja de hombre antes de acercarme su verga a mi cara, yo la seguia sujetando con mi mano, como si se me fuera a ir. "Chupamela un ratito y luego te la meto..." me pidió y yo inmediatamente me le fui encima para devorar aquel hermoso trozo de carne que babeaba pre semen a doquier.

--"Se la voy a chupar hasta dejarla bien lubricada para que me la meta, Patrón..." susurré yo y seguí chupando, lamiendo, saboreando su deliciosa verga; haciendo que Don Enrique se sacudiera de infinito placer.

--"Aaaaahhhh.... si, así que rico sigue no pares...." me pedía mientras me metía su dedo lleno de saliva por mi culo.  "Tu culito esta más que listo para recibirme..."

Le segui mamando la verga por unos minutos más mientras EL me seguía deseando, asegurándose de que mi agujero estuviera abierto y lubricado para recibirlo.
Yo ya no podia esperar más, me estaba muriendo por sentir su verga adentro de mi culo, estaba temblando de emoción, por primera vez Don Enrique me la iba a clavar, parecía un sueño pero era una realidad.

--"Metamela... ya no puedo esperar más, Patrón..." le supliqué yo.

--"Yo tampoco puedo esperar más..." me aseguró EL antes de meterse en la cama, yo me moví un poco para hacerle espacio.

--"Quiero que te montes arriba de mi verga, que me cabalgues la reata..." me susurró al oído mientras me acariciaba el trasero y la espalda. "soy tu Potro... montate arriba de mi..."

--"Usted es Mi Potro y yo su yegua..." exclamé yo trastornado de morbo y calentura.

Don Enrique me acariciaba todo el cuerpo, luego se acomodó en el centro de la cama agarrándose su verga, mostrándomela para que viera bien lo que estaba a punto de comerme por el culo; se echó saliva en su mano derecha y se la frotó sobre su grueso trozo de carne, la saliva escurría por todas parte, su verga esta lista y mi culo también.
Yo me acomodé para subirme arriba de EL, para cabalgarlo, para montar aquel Macho que se moría por penetrarme.

--"Ooooohhhh......" casi grité cuando me entró la cabeza de su verga, Don Enrique era un caballero y gran amante, me la fue metiendo despacio mientras me acariciaba la cintura, las nalgas y el pecho, sus manos fuertes y duras sobre mi piel desnuda me ayudaron a relajarme y me fui comiendo poco a poco su gruesa y hermosa verga.

--"Si... así poquito a poquito, despacito cométela toda...." me susurraba con su voz ronca de Macho. Mi culo se fue adaptando, acostumbrando aquella invasión. Don Enrique me empezó a chupar los dedos de mi mano izquierda haciendo que yo me incendiara por dentro, haciendo que yo me empezara a mover sobre su verga ardiendo de hambre, de ganas de verga insaciables.

--"Aaaayyy. . . tengo toda su verga adentro de mi, Patrón. . ." exclamé yo extasiado mientras iba subiendo de intensidad mi cabalgata sobre la verga del hombre maduro más Macho que yo conocía.

--"Que rico te mueves. . .  que rico te la comes toda, José. . ." susurró Don Enrique agarrándome de la cintura con firmeza, yo tenia su verga bien ensartada y los dedos de mis pies curveados del placer que estaba sintiendo. "Sigue así, cabalgando la verga de tu Potro..." me dijo y luego me dio varias nalgadas.

--"Asi, siiiiii... deme más nalgadas, Patrón...!!" le pedí yo con voz entrecortada. Don Enrique me siguió nalgueando, yo no podía dejar de mirarlo, sus gestos de placer y de gozo me hacían moverme con mucha mas entrega y deseo. "Deme más fuerte. . . quiero que me deje las nalgas rojas. . ."

--"Mi yegua anda desbocada, necesita que la ponga en su lugar. . ." exclamó EL mientras me daba nalgadas mas duras y fuertes.

--"Así mero Patrón. . ." grité yo sin importarme si había gente en los cuartos de a lado, yo no podía callar éste inmenso gozo que estaba sintiendo; seguí montando al Potro maduro más sabroso que había en todos los alrededores.

Pasaron segundos, muchos segundos; pasaron minutos muchos minutos de su verga bien adentro de mi culo, de respiraciones entrecortadas y de cuerpos calientes y sudados; de rechinados de cama, de morbo desmedido y de calentura descontrolada.

--"Mi yegua ya hizo mucho trabajo, ahora le toca a su Potro hacer lo que falta..." susurró Don Enrique  tomándome de la cintura y preparándose para cambiar de posición. "No quiero que éste momento se acabe nunca..." me dijo y de un movimiento cuidado y preciso sin sacarme la verga me colocó sobre la cama, yo quedé abajo y EL arriba. QUE SENSACION MARAVILLOSA sentí con ese cambio de posición, me sentí indefenso contra la fuerza de aquel hombre, pero a la misma vez protegido y cuidado.

Ni el mejor de mis sueños, ni en la mejor de las masturbadas me había imaginado que así de intensa seria mi primera vez con Don Enrique. . .

--"No me la saque nunca, Patrón. . .!!" y aquel MACHOTE fuerte y sabroso me la metió toda cuando me tuvo abajo de EL, sometido, rendido.

--"Que rico tienes el culo, José. . ." exclamó Don Enrique mientras acomodaba mis piernas sobre sus hombros; el sudor le escurría por su cara, se lo limpió con su mano derecha y yo sin perder tiempo se la agarré para llevármela a la boca y chuparla, chupar y lamer su sudor, luego le soplé aire para secarla, hasta limpiarla. Don Enrique se sacudió de placer.

--"Desde aquella vez que te vi el trasero en las regaderas, una idea pervertida se me metió en la cabeza y me atormentaba. . ." me confesó mientras seguía con sus embestidas deliciosas. "Desde ésta noche ya no me va atormentar mas, porque es un placer que vale la pena vivir aunque sea una vez..."

--"Cuando Usted quiera volver a vivirlo, yo estaré siempre dispuesto..."

Don Enrique se empezó a mover con más fuerza, con locura.

--"Que rico que estas, Cabrón..." susurró y con su mano derecha me empezó a acariciar mi verga, yo me sacudí completamente.

--"Deme bien duro. . . que sus bolas reboten en mi raja, Patron. . ." aullé como aullar las lobas en la majada cuando las arrincona su lobo.

--"Muerdeme la verga con tu culito, aprieta y afloja. . ." me pidió mientras me complacía dándome mas duro, sus bolas rebotaban en mi trasero.
DELICIA COMPLETA.
DELICIA TOTAL.

Yo le empecé a morder, a apretar su verga con los músculos de mi culo. Nuestros cuerpos estaban unidos, compenetrados. Yo me retorcí sobre la cama y Don Enrique me la ensartó hasta el fondo, volví aullar; me agarré mis nalgas para abrirme mejor, para asegurarme que me la metiera toda, completamente toda.

--"Así, Patrón. . . durooooo. . . bien durooooooo, reviente mi agujero. . ." le pedí yo fuera de control.

Don Enrique seguia sus bombardeos sin ninguna clemencia, su vitalidad me tenia maravillosamente sorprendido. Sabia coger como los verdaderos Sementales; mis piernas y pies descansaban sobre sus hombros y se me erizó la piel de todo el cuerpo cuando me empezó a chupar los dedos de los pies.

--"Estoy cerca de venirme. . . no creo aguantar mucho mas, tu culo se siente demasiado sabroso para aguantar mas. . ." exclamó EL cuando terminó de chuparme los pies, pero sin bajar la intensidad de sus bombardeos anales.

--"Quiero toda su leche. . . quiero que se explote adentro de mi culo. . ." le supliqué yo con vehemencia.

--"Estas seguro?"

--"Si. . . quiero toda la leche de mi Potro. . . demela toda que su yegua esta lista y necesitada. . ."

Fueron unos minutos de prolongados e intensos bombardeos, de sensaciones recorriendo nuestros cuerpos en torbellinos de placer, de gozo, de felicidad. . . y llegó ese instante fugaz por el cual todos hacemos lo que sea por vivirlo, por experimentarlo una y otra vez, el instante donde ya no hay regreso. . . Don Enrique ejecutó varios bombardeos finales al mismo tiempo que con su mano derecha me jalaba la verga.

--"Aaaaaaaahh........  Aqui le va toda mi leche a mi yegua sabrosa, su Potro la va a llenar como a ella le gusta..... Ooooooooh...... "

Los 2 explotamos al mismo tiempo, EL adentro de mi culo y yo en mi pecho. Gritamos y gemimos de placer, alcanzando el alivio que nuestra calentura necesitaba.
Nuestras respiraciones aceleradas, nuestras miradas fijas una en el otro; contentos, satisfechos. El bullicio de la gente que caminaba por el pasillo del hotel se escuchaba a lo lejos.
Don Enrique me fue sacando su verga lentamente, sentí un vacío pero cuando EL se acostó a mi lado y me abrazó por atrás me volví a sentir completo.

--"Gracias..." me susurro al oído. "Tenemos que bañarnos otra vez. Pero ésta vez juntos. . ."

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DIAS DESPUES. . .

La cena con los platillos favoritos de Doña Martita y sus hijas había sido un éxito, ellas habían quedado encantadas con mi sazón.

--"Nadie sabe cocinar como lo haces Tu." aseguró Doña Martita al terminar la cena. "Solamente tu Mamá y de ella heredaste su destreza para la cocina."

Mañana se regresaban a la ciudad y ellas se merecían que yo me esmerara en atenderlas. También había preparado los platillos favoritos de Don Enrique y Armando; ellos también se merecían que los atendiera bien, por las "razones" que Ustedes ya conocen... je je je
Ambos me habían agradecido el detalle de manera normal pero sin mirarme a los ojos; lo cual yo entendía perfectamente, porque yo tampoco me atrevía a mirarlos fijamente delante de sus esposas.

Mientras las muchachas de la limpieza me ayudaban a limpiar el comedor, vi a las dos parejas  retirarse a sus respectivas recamaras. No podía dejar de mirar a Don Enrique y Armando, QUE SABROSOS se veían con sus pantalones cortos y sus camisas sin manga, recién bañados...listos para irse a dormir.
Excepto que yo estaba seguro que no iban a dormir mucho, porque seguramente tenían que hacer el amor con sus esposas, ellas se iban mañana y no las iban a ver en varias semanas.
Sacudi mi cabeza, no debía estar pensando en esas cosas. Lo que pasara ésta noche en esas dos habitaciones era normal y lógico. Sin embargo sentí un vacío en la boca de mi estomago. Salí rápidamente del comedor y regresé a la cocina, mi lugar favorito de la hacienda.


Y no me fui a mi cuarto hasta que quedó todo limpio y en orden. Exageré limpiando, pero necesitaba despejar mi mente, no podía dejar de pensar lo que estaba pasando en la recamara de Don Enrique, tampoco podía dejar de pensar lo que estaba pasando en la recamara de Armando.
Fue una larga noche, porque no me podía quedar dormido, después de bañarme me la jalé 2 veces, una recordando la ultima vez que Armando y yo habíamos cogido y la otra recordando la primera y única vez que Don Enrique me había cogido en el cuarto de hotel. Cerca de la madrugada pude conciliar el sueño.

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2 MESES DESPUES. . .

Las largas jornadas de trabajo habían terminado, la época de cosecha había sido exitosa y fructífera. Don Enrique estaba muy contento y para celebrarlo hoy se estaba llevando acabo la acostumbrada fiesta que ponía fin a la temporada laboral más importante de todo el año.

La musica de Mariachi animaba la gran cena que yo había preparado con la ayuda de las muchachas. Había mucha cerveza y mucho vino.
Yo observaba todo desde una de las ventanas de la Casa Grande. Durante los siguientes días todos los trabajadores temporales iban a regresar a sus pueblos, con sus familias.
Mañana Armando iba a regresar a la Ciudad con su esposa, eso me tenia muy triste, porque aunque nunca habíamos vuelto a coger, yo me reconfortaba mirándolo todos los días; él había cumplido su palabra y no me había vuelto a buscar. Don Enrique tampoco había propiciado ningún encuentro entre nosotros.

Esta noche yo andaba caliente, necesitaba mamar verga y que me la metieran, mi cuerpo me lo pedía, lo necesitaba. Ya había aprendido a manejar, mañana tenia que ir al pueblo a buscar algo de diversión.; aunque quería ir ahora, no podía, tenia que estar al pendiente de que todo saliera bien en la fiesta.

Era ya muy entrada la madrugada cuando la fiesta terminó, estaba tan ocupado que no me di cuenta cuando Armando se había retirado a su cuarto.

--"Gracias por todo, José. Una gran fiesta como siempre." me dijo Don Enrique antes de irse a su cuarto.

--"De nada, Patron." exclamé yo sinceramente.

No había nadie, todos se habían ido a descansar; estábamos EL y yo solamente.

--"Si quieres ir a mi cuarto después de que te bañes, voy a dejar la puerta sin llave..." me dijo en voz baja y me dio una nalgada. "Ando con ganas de montarme una yegua..."

No me dio tiempo de contestar porque desapareció de mi vista, a mi se me puso dura la verga y se me acelero el corazón, desde temprano yo andaba caliente y con ganas de coger; para mi buena suerte no iba a tener que esperar hasta mañana que fuera al pueblo, porque en unos minutos me iba a quitar las ganas con Don Enrique.

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Terminé de hacer todos los pendientes y me fui a mi cuarto a darme un baño, tenia que estar limpio y fresco para irme a meter a la cama de Don Enrique, se me hacían eternos los minutos.
Salí de bañarme y no podía creer lo que estaba viendo. . .

Estaba ahi, parado a un lado de mi cama, casi desnudo, solamente traía unos calzoncillos blancos que enmarcaban sus bien formadas y firmes nalgas.

--"No debo estar aqui... pero aquí estoy." me dijo recorriendo mi cuerpo con una mirada fija y penetrante, yo estaba envuelto en mi toalla.

Armando estaba tomado, se había emborrachado en la fiesta. Se veía cachondo, era un PAPACITO y nadie lo podía negar. Mi presión arterial debía estar a mil. Yo no supe que decir, no dije nada.

--"Lo que pasó, no debió pasar. . . no puedo dejar de pensar en lo que hicimos. . ." me dijo acercándose lentamente hacia mi. Y fue cuando me di cuenta que traía un sobre en su mano derecha.

--"Lo que pasó entre nosotros es lo mejor que me ha pasado. . ." le aseguré yo. "Y tampoco puedo dejar de pensar en Usted."

--"No entiendo lo que me esta pasando, pero algo mas fuerte que yo me ha traído de vuelta a este cuarto. . . de vuelta a ti." exclamó con voz ronca cuando estuvo frente a mi, a centímetros de mi. Yo podía percibir el aroma de su aliento, de alcohol. La verga se me alborotó.

Armando tomó mi mano derecha y me puso el sobre que traía en la suya.

--"Qué es esto?" pregunté yo intrigado.

--"Abrelo. . ."

Con manos temblorosas abri el sobre, eran 2 boletos de avión, uno a mi nombre y otro a su nombre.
Yo lo miré a los ojos confundido, sin entender nada.

--"No entiendo nada." exclamé yo.

--"Dentro de una semana es tu cumpleaños. . ." me dijo mientras se quitaba su bóxer, en segundos quedó completamente desnudo. "Y quiero hacer realidad tu segundo sueño. . ."

Yo queria correr a abrazarlo, pero permanecí inmóvil por la sorpresa y por la emoción. Nunca antes mi cumpleaños había sido importante para alguien. Armando había averiguado mi fecha de cumpleaños y ahora me hacia un regalo inesperado.

--"Quiero llevarte a conocer la tierra donde nacieron y crecieron tus padres. . ." me dijo mientras me mostraba su hermoso cuerpo. "No me merezco ni siquiera una abrazo, Cabrón??"

Yo me quité la toalla y la aventé al suelo. Lo abrazé con fuerza.

--"Uno y mil más..." le contesté yo con un nudo en la garganta.

Armando era mucho más alto que yo, con facilidad me me levantó para cargarme y yo me le acomodé sin perder tiempo, lo abrasé por el cuello con mis brazos y su cintura con mis piernas.

--"Esto es una locura. . .y voy a ser el loco mås loco." me susurró al oído.

--"Yo quiero enloquecer con Usted. . ." le dije yo abrazándolo con más fuerza.

Armando me cargó en sus brazos hasta el otro lado de mi cama.

--"Quiero que me hagas lo que me hiciste la ultima noche que estuvimos juntos. . ." me pidió al oído mientras nos dejamos caer en mi cama.

Don Enrique me esperaba en su cuarto, pero no iba a poder ir a verlo, algo tendría que inventarle después, ahorita lo más importante era el MACHO DE MACHOS que tenia arriba de mi.

--"Le voy a comer el culo toda la noche. . ." le contesté yo lleno de morbo y de deseo.

--"Toda la noche no, pero un buen rato si. . . porque luego te voy a dar verga hasta el amanecer por ese rico agujero que tienes, Cabrón. . ."

C O N T i N U A R A