Wednesday, February 22, 2017

El Ranchero Parte 5

ADVERTENCIA:
Relato Erotico Gay. Mayores de 18 años Solamente. Lenguaje y fotografías EXPLICITAS. Contenido dirigido a una Audiencia ADULTA Gay !!


Así fue como pasé la primera noche con Sergio, pero NO me acosté con él, solamente dormimos bajo el mismo techo, pero en camas separadas.
Sergio era un caballero y no me faltó nunca al respeto. Aunque con las ganas que yo traía de coger confieso que me hubiera gustado que lo hubiera hecho. Pero las cosas pasan por algo y cuando NO pasan también es por algo.

Al siguiente dia, el Domingo después de prepararle un rico desayuno, que era lo mínimo que podía hacer por él, después de todas las molestias que le estaba causando, Sergio me llevó a la hacienda a levantar la llanta de repuesto para mi carro.

Era un hermoso dia, soleado, radiante. Las tierras de la hacienda era un disfrute a los ojos de cualquiera. El aire puro que se respiraba era invaluable, un regalo de la naturaleza que no siempre se valora como se debe.


El sol hacia que todo brillara en su máximo esplendor. Aquí había nacido y aquí quería morir. No era el dueño legalmente, pero amaba estas tierras como si fueran mías.

Cuando llegamos a la Casa Grande, el pulso se me aceleró al ver  las camionetas de Don Enrique y la de Armando que estaban estacionadas en su lugar acostumbrado.
No sabia que ellos iban a regresar pronto. No tenia idea de que iban a regresar ayer o hoy. No tenían que avisarme, pero si que era una sorpresa.

Me bajé de la camioneta de Sergio y cuando iba camino a la puerta principal de la Casa Grande, escuché los trotes de caballos.
Eran Armando y Don Enrique que regresaban de algún recorrido por la hacienda. Las miradas de ambos clavadas en mi.


Sergio se bajó de su camioneta para saludarlos. Ellos correspondieron a su saludo con cordialidad, Don Enrique fue el primero en desmontar su caballo y saludarlo de mano. Armando trataba de actuar con normalidad, pero la vena saltada de su cuello lo delataba. Ni él mismo sospechaba lo mucho que yo había aprendido a conocerlo.
Don Enrique invitó a Sergio a pasar a la casa. Yo abrí la puerta rápidamente para que entraran, el primero en entrar fue Sergio.

--"Mi Potranca no pasó la noche en su corral, la busqué y no estaba." me dijo en voz bajita Don Enrique cuando pasó frente a mi antes de entrar a la Casa Grande.

Yo no respondí porque no me dio tiempo, se metió rápidamente a la casa, ademas Armando venia caminando hacia mi también.

--"Saliste desde ayer a buscar Macho y parece que tu amigo de la escuela estaba disponible. . ." me dijo Armando haciendo un esfuerzo por contener su rabia. "En un mes que estuve lejos fue suficiente para que me remplazaras. Eres rápido. . ."

Sus palabras eran como una daga que me desgarraba el alma, el desprecio en su mirada el veneno que hacia más profunda la herida.
No podia creer que Armando estuviera asumiendo que Sergio y yo habíamos pasado la noche juntos cogiendo.

--"No es. . ." traté de explicarle, pero no me dejó terminar de hablar.

--"No necesito explicaciones, tampoco es el lugar ni el momento." me dijo en voz baja, tratando de que Don Enrique y Sergio no escucharan nada; pero el tono de su voz era un cuchillo que calaba en la piel. Una herida que se hacia más y más profunda con cada una de sus palabras y acentuaba con su mirada oscura.

Armando entrø a la Casa Grande y yo me quede inmóvil por unos segundos, reaccioné cuando vi que Don Enrique y Sergio me miraban desde la sala, esperando a que yo también entrara.

--"Vinimos a levantar la llanta extra del carro de José. Anoche no pudo regresar porque estaba sin aire y yo estaba muy tomado para manejar." exclamó Sergio, algo que Don Enrique pareció entender como la razón de mi ausencia la noche anterior, sin embargo Armando actuaba como si lo que Sergio acababa de decir no fuera importante. Pero muy dentro de él estaba asumiendo que todo era una simple excusa para justificar que habíamos pasado la noche cogiendo.

--"Quieren que les preparé un café?" pregunté yo a los tres.

Don Enrique parecia estar satisfecho con la razón de mi ausencia, no estaba enojado ni molesto conmigo, su tono de voz y su mirada eran las de siempre. Todo bien, todo tranquilo.
Armando no me daba la cara y estaba haciendo su mejor esfuerzo por ignorarme. Con él nada estaba bien, ni nada estaba tranquilo. Pero debo reconocer que estaba haciendo una buena actuación para aparentar que nada pasaba.

--"Yo si te acepto el café, Muchacho." contestó Don Enrique mientras invitaba a Sergio y Armando a sentarse.

--"Yo también." respondió Sergio.

Solo faltaba la respuesta de Armando, quien al ver que los demás estábamos esperando que contestara, lo hizo con desdén.

--"Traeme uno a mi también. . ." respondió sin mirarme.

Yo salí rapidamente de la sala, no podía entender que Armando estuviera enojado por algo que no era verdad. Tenia que hablar con él y aclararle todo. Pero como él mismo lo haba dicho, no era ni el lugar ni el momento.
Llegué a la cocina y me sostuve de una de las sillas para no perder el balance, sentía que mi presión arterial estaba fuera de control
Era la primera vez que Armando se había marchado por un mes, era la primera vez que no lo había visto por tanto tiempo y fuera lo que fue que había entre nosotros no podía terminar así.
Respiré profundo y después de unos segundos recuperé un poco la calma. Me apresuré a preparar el café y regresé a la sala.
Don Enrique y Sergio me agradecieron el detalle. Armando ya no estaba, se había marchado a su recamara, sentí una frustración horrible y una impotencia aun más grande. Quise subir a su cuarto a llevarle su taza de café, pero era obvio que no quería verme ni hablar conmigo, era mejor esperar a que se le pasara un poco el enojo y el coraje. Darle un poco de tiempo para que pensara mejor las cosas.

Don Enrique y Sergio estuvieron hablando un rato de algunas cosas relacionadas con el ganado y luego regresamos a la cabaña a cambiarle la llanta a mi carro.

==========
==========

Armando no estaba en la Hacienda. Era de noche y habían pasado muchas horas desde que yo había vuelto de la cabaña de Sergio. La Casa Grande estaba en silencio. Don Enrique se había ido a dormir temprano, por lo poco que habíamos hablado parecía que él no se imaginaba nada malo entre Sergio y yo. Vuelvo y repito, con él todo estaba bien.
Me quedé dormido esperando a que llegara Armando. Desperté ya entrada la madrugada y me asomé por la ventana para ver si había regresado; mi corazón se aceleró cuando vi su camioneta estacionada en su lugar de costumbre.

No estaba bien lo que estaba haciendo, pero no podía esperar a hablar con él, me puse mi short y mi camisa. Me temblaba todo el cuerpo pero salí de mi cuarto sin hacer ruido y me dirigí al suyo. Al llegar me di cuenta de que la puerta no estaba cerrada, la abrí lentamente y lo vi acostado con su ropa puesta. Se veía hermosamente cachondo. Tragué saliva mientras lo desnudaba con la mirada. Conocía perfectamente cada rincón de su cuerpo, me había memorizado cada centímetro de los pies a la cabeza.


Tenia la verga dura y parada. Ricura.
PAPACITO de PAPACITOS!!!! El Macho que mås placer y que mejor me había tratado a mis 21 años. Me acerqué a la orilla de la cama. Armando estaba profundamente dormido, me incliné para darle un beso en la frente, su ropa olía a cigarro y a cerveza. Debía estar borracho y cansado. Le di otro beso pero esta vez en la boca, un beso leve para no despertarlo; se movió un poco, pero siguió dormido.
Me hubiera gustado despertarlo con una buena chupada de verga y pedirle que me la metiera, que me llevara al paraíso del placer a donde solamente él sabia llevarme; que me llenara el culo con su leche tibia y abundante. Yo no había tenido sexo con nadie desde que hicimos nuestro viaje. Y lo había extrañado cada día del mes que había estado lejos. Lo deseaba como a nadie. Lo necesitaba como a nadie.
Pero lo mejor era dejarlo descansar. Le volví a dar otro beso porque no podía dejar de verlo, porque su cuerpo era como un iman que me atraía sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo, porque la atracción que sentía por Armando me convertía en una marioneta que solo pensaba con el corazón y no con la cabeza.

--"Eres lo mas grande y mas bello que me ha pasado..." le susurré con voz bien bajita. Me puse de pie y me tuve que acomodar la enorme erecciøn, mi verga se había puesta dura de estar tan cerca de aquel  PAPACITO tan hermoso y tan sabroso.

Armando seguia profundamente dormido.  Nuestra platica pendiente tenia que esperar hasta mañana.

==========
==========

A la mañana siguiente, la camioneta de Don Enrique ya no estaba, pero la de Armando si. Tenia que hablar con él. Tenia que explicarle y hacerle entender que entre Sergio y yo no había pasado absolutamente nada. Que yo no había aprovechado su ausencia de un mes fuera de la hacienda para encontrarle sustituto. 
Era aun muy temprano, fui directamente a su cuarto, pero no lo encontré, el aroma de su perfume estaba impregnado en su habitación y me alborotó la verga; mi primer impulso fue tomar una de sus camisas que estaban sobre la cama e intoxicarme de su olor, de su esencia; pero no debía perder el tiempo, necesitaba hablar con él lo más pronto posible y aclarar las cosas. 

Salí a toda prisa de la Casa Grande y me fui a buscarlo a los corrales. . .
Me fui a buscarlo al campo. . .
Me fui a buscarlo a las bodegas. . .
No estaba en ninguna parte, fueron horas buscándolo y nada. No lo encontré en ningún lado.

Se acercaba la hora de preparar la comida y regresé a la cocina. Me moria por hablar con Armando, pero iba a tener que esperar a que regresara.
Preparé su platillo favorito, las enchiladas de pollo en salsa verde que tanto le gustaban. El primero en llegar a comer fue Don Enrique.

--"Buenas Tardes, Muchacho. Que rico huele, vengo con mucha hambre." exclamó él cuando entró al comedor y se sentó en su silla, al frente de la mesa, en su lugar como el Patrón de la Hacienda. 

--"Ya le sirvo para que disfrute la comida ahorita que esta recién preparada." le contesté yo.

Era un alivio que Don Enrique no estuviera enojado conmigo, que no hubiera asumido cosas equivocadas entre Sergio y yo como lo había hecho Armando.

--"Acabo de hablar con mi esposa y me dijo que quiere hablar contigo para pedirte un favor. Llámale cuando tengas tiempo." me pidió Don Enrique mientras le servia la comida que yo había preparado con especial esmero para Armando, pero conforme transcurrían los minutos más grande era mi decepción, parecía que no iba a venir a comer. 

--"Termino de limpiar la cocina y le llamo." le dije yo tratando de que mi frustración porque Armando no llegaba no se notara mucho. Al menos Don Enrique si disfrutó lo que yo había cocinado.

--"Gracias, Muchacho. La comida esta excelente como siempre. Nunca me cansaré de decírtelo."

--"Gracias, Patron." le agradecí yo.

==========
==========
Fue hasta el siguiente día que pude finalmente hablar con Armando. Lo encontré en las caballerizas de la hacienda. Estaba cambiando unas puertas. Se veía tan CACHONDO con la camisa desabrochada, su pantalón ajustado, sus botas de trabajo y su sombrero viejo. Hubiera querido tomarle una foto, era un monumento a la masculinidad, un PAPITO COMPLETO y REAL. 
Estaba de lado, yo llegué por el lado opuesto y no me vio.
Hacia mucho calor, antes de acercarme a él, serví un vaso de agua fría que siempre teníamos a la entrada de las caballerizas.


--"Hace mucho calor, tome un poco de agua." le ofrecí yo extendiendo mi mano con el vaso. Armando giró de media vuelta y me miró con sorpresa, estaba sudando y tuve que controlar mis ganas de pasarle una mano por la frente y por su pecho para limpiar su sudor.

Armando lo pensò por unos segundos antes de aceptar el vaso de agua fría.

--"Gracias..." agradeció él con voz ronca y ambos nos estremecimos cuando nuestras manos se rozaron cuando él tomo el vaso. Yo no dejaba de mirarlo, pero él no me miraba a los ojos. Esquivaba mi mirada.

Lo vi tomarse el agua fría de un solo trago, estaba sediento.  

--"Necesitamos hablar." le dije yo nervioso por su posible reacción de rechazo pero decidido a enfrentarlo.

--"Pasa algo en la Casa Grande?" preguntó él colocando el vaso vacío sobre un muro de la pared de las caballerizas.

--"No. Tenemos que hablar de nosotros." le contesté yo y por instinto me acerqué más a él.

--"No tenemos nada de que hablar." respondió y finalmente me miró fijamente a los ojos. "Y no te acerques mucho porque no tarda en llegar tu amigo de la escuela, mi suegro le pidió que vacunara varios caballos y se puede molestar de vernos así. Dale el respeto que no supiste darme a mi. . ." me dijo con voz de enfado y a la misma vez entrecortada. Me asusté al ver en sus ojos todo el resentimiento que me tenia.

--"Sergio y yo no somos nada, nunca me he acostado con él." le aseguré yo con urgencia y lo tomé por la camisa para acercarlo a mi, Armando se resistió pero yo lo empujé con más fuerza hacia mi. Quedamos frente a frente, me excité al sentir la fuerza de su cuerpo de Macho Perfecto, su cuerpo sudado que tanto me gustaba y que tanto placer me había dado.

--"José, te doblo la edad, no pretendas verme la cara de pendejo." me dijo tomando mi mano para que le soltara la camisa. "No te culpo por buscar a alguien libre y de tu misma edad. . ." exclamó dando unos pasos hacia atrás para poner distancia entre nosotros pero sin dejar de mirarme. "Estoy muy ocupado y no puedo perder más tiempo."

--"Sergio es solamente un amigo, nunca me ha dado ningún indicio de algo más, es un muchacho educado y nuestra relación es de amistad, por . . ."

Armando no dejo que terminara de hablar, porque me interrumpió bruscamente.

--"No quiero ser grosero contigo, pero tengo muchas cosas que hacer. Ocupate en otra cosa." me pidió señalándome la salida de las caballerizas. Su actitud fría e indiferente parecía algo ensayado, algo irreal, un escalofrío me recorrió la espalda.

Sentí que se me iban a salir las lagrimas del dolor y la frustración, pero no iba a hacer una escena enfrente de Armando y arriesgarme a que Don Enrique o Sergio llegaran y me vieran instalado en el papel del lloron despreciado. 

--"Siento mucho que lo que tuvimos se termine por un mal entendido." le dije yo controlando mi coraje y decepción. "Si Sergio y yo tuviéramos algo yo no tendría porque esconderlo, él es un hombre libre como lo soy yo. . ."

Me di la vuelta y sali de las caballerizas lo más rápido que pude. A lo lejos escuché el ruido de una camioneta que se acercaba, seguramente era Sergio o Don Enrique, no quise averiguar quién era, mis ojos estaban nublados de lagrimas. Armando me despreciaba y lo único que yo quería era que la tierra se abriera y me tragara.

==========
==========

Una Semana Después. . .

La vida de la ciudad no me gustaba, se los he dicho muchas veces antes, pero no lo pensé dos veces cuando le llamé a Doña Martita tal y como me había pedido Don Enrique que lo hiciera,  la razón por la que ella quería hablar conmigo era pedirme que viajara a la Capital del estado para que le ayudara con los preparativos de su fiesta del 40 Aniversario de bodas. Fue la excusa perfecta para alejarme de la hacienda por unos días y poner distancia entre Armando y yo, dejar que él reflexionara y pensara un poco mejor las cosas. No estaba seguro si era la mejor solución, pero fue lo único que se me ocurrió para dar tiempo a que las aguas se calmaran y tenia que se optimista de que todo entre Armando y yo iba a regresar a la normalidad.

Yo había visitado la casa de los Patrones en la capital solamente dos o tres veces. Era una casa enorme, muy bella por fuera y por dentro.


Mientras esperaba a que Doña Martita regresara del salón de belleza, yo me puse a ayudar a las 2 muchachas del servicio a limpiar la casa, no me podía quedar quieto sin hacer nada. Una de las áreas de la casa que me tocó limpiar era la gran sala. Había una fotografía grande en blanco y negro de Doña Martita y Don Enrique, su foto de casados, la foto del recuerdo. Que bonita pareja y que jóvenes estaban cuando se casaron. Una bella joven para un atractivo joven. No había duda alguna de que Don Enrique era un hombre muy atractivo desde su juventud, en mi opinión se había puesto mucho mejor con el paso de los años. Observé la foto por varios minutos, viendo cada detalle de aquella foto que era el símbolo de un matrimonio solido y que estaba cerca de celebrar sus 40 años de casados.

Otra foto que también se robó mi atención fue la de Armando y su esposa Sara. Era una fotografía un poco más pequeña pero igual de bella, era también la foto del recuerdo de su boda. Tragué saliva porque no recordaba verla visto antes, o quizá no le había puesto la atención que le estaba poniendo ahora; los novios con una sonrisa de oreja a oreja. Formaban una hermosa pareja, no me costaba ningún esfuerzo reconocerlo ni aceptarlo. Armando amaba a su esposa y eso no estaba en duda; sin pensarlo acaricié lentamente la foto, específicamente al novio; ese hombre que me había hecho vibrar bajo su cuerpo una y mil veces, ese hombre que me había dicho tantas cosas bellas y excitantes al oído. . . ese hombre ahora me despreciaba y ya no quería volver a estar conmigo. La realidad me volvió a golpear, la herida seguía abierta y ni estando lejos de la hacienda podía dejar de pensar en él. Ni en otro planeta podría dejar de pensar en él.

==========
==========

No entendia muy bien la razón por la cual Doña Martita había pensado en mi para que le ayudara a ella y a sus hijas con los preparativos de la fiesta, lo único en lo que yo podía ayudar era a seleccionar el menú de la cena, cocinar más que mi trabajo en la hacienda, era mi vida y mi pasatiempo favorito. No fue sorpresa que cuando llegamos a la oficina del Salon de eventos que se había rentado para la fiesta fuera yo el que les recomendara las mejores opciones; lo que si fue sorpresa es que me hayan pedido mi opinión para elegir las invitaciones, las flores y los arreglos del salón y la ceremonia religiosa.

--"Te gusta ésta idea para las invitaciones, José?" me preguntó Doña Martita mostrándome una bella invitacion que puso en mis manos para que la viera bien.

--"Esta hermosa, creo que de todas las que hemos visto es la más indicada, Doña Martita." le contesté yo.

Sara y su hermana se acercaron y ambas coincidieron en que era la invitación perfecta.

La siguiente elección fue el pastel, vimos varias opciones y fue la sexta idea la que elegimos Doña Martita, Sara y yo. La hija menor no le gustaba mucho, pero por mayoría de votos ganó la que me había gustado a mi.


--"Ahora vamos a escoger las flores para las mesas y para los arreglos florales del salón." exclamó Doña Martita cuando regresamos de comer. Aquí les he contado todo en forma breve y tratando de no aburrirlos con los preparativos que nos tomó varios días en encontrar y elegir todo.

--"La combinación de las flores queda toda en manos de José." pidió Sara. "Si alguien sabe de flores y tiene un don innato para eso, aparte de la cocina, eres tu José." me dijo mientras recorríamos el lugar lleno de muchísimas flores, había miles de ellas, para escoger y combinar.

--"Estoy de acuerdo." aseguró Doña Martita. "El jardín más bello que he visto es el de la hacienda y se lo debemos a José."

Me sentí un poco mal porque ellas me trataban como un miembro más de la familia y no como un empleado, ellas ni idea tenían de que yo me había acostado con Don Enrique y con Armando. Yo era de lo peor y ellas me trataban como si fuera de lo mejor.

Les agradecí su amabilidad y confianza. Me enfoqué en elegir las mejores flores para la decoración de la fiesta, éste no era momento para juzgarme a mi mismo, para hacerme un juicio después de todas las veces que me había revolcado con El Patrón y su yerno.

Después de un buen rato buscando y combinando, le mostré mis opciones elegidas a Doña Martita y sus hijas.
Tenían que ser colores que resaltaran la elegancia y sofisticación de la novia. 
Doña Martita y Don Enrique iban a reafirmar sus votos después de 40 años de feliz matrimonio. Ella iba a ser la protagonista de la noche, una mujer hermosa, fina y con clase por donde se le viera.

El novio, un hombre de campo pero que había encontrado en ella el complemento perfecto, un hombre que era inmensamente atractivo e infinitamente cachondo, yo mismo había caído a su encanto y aunque en este momento me sentía culpable por haberme metido con él, no me arrepentía porque nuestros encuentros de Potro con su Potranca me habían hecho vivir momentos inolvidables.  La elección de las flores también tenia que representar la esencia del Patrón.


Fueron 2 dias intensos pero habían valido la pena, Doña Martita y sus hijas estaban contentas con mi ayuda. Yo me sentía un poco más relajado, pero extrañaba la hacienda. . . y extrañaba a Armando. Lo extrañaba mucho.

También extrañaba a Don Enrique pero el único que me llamó para saludarme y preguntar cómo estaba fue Sergio. Me agradø su llamada, saber que alguien me extrañaba  y se preocupaba por saber como la estaba pasando.

==========
==========

Faltaba una semana para la fiesta cuando Sara fue por mi a la casa de sus padres para llevarme a la suya.

--"Hemos estado muy ocupados con todo los preparativos de la ceremonia y no hemos comprado la ropa para ti, José." exclamó Sara cuando me encontró en la cocina terminando de limpiar los platos.

--"Pero yo no necesito comprar nada, he traído un pantalón negro de salir y una camisa blanca, creo que con eso me veré bien para ayudar a los meseros a servir los aperitivos y la cena, porque. . ."

--"Nooo. . . Claro que NO." me interrumpió Sara. "Tu no vas a trabajar esa noche, tu vas a ser uno más de los invitados."

--"Pero es que yo. . ."

--"No esta en discusion, José. Y ahora ve a tu cuarto y arregla una maleta con ropa para 2 días, te voy a llevar a mi casa. Armando llega mañana y juntos van a ir a comprar los trajes. Armando tiene que comprar el suyo y le pedí que te llevara a ti para que también compres el tuyo."

Las palabras de Sara me sacudieron y por varios segundos no supe qué decir. No tenia contemplado re encontrarme con Armando de ésta manera y muchos menos en la casa que compartía con su esposa.
Pero Sara no me dejo que ni siquiera discutiera su decisión, ella estaba decidida a que fuera a pasar 2 días a su casa y así mismo fue.

Yo nunca antes había visitado la casa de ellos. No la conocía. Era una casa muy grande y bella. Una casa moderna y perfecta para Armando y su esposa.


Parecia una casa sacada de las películas americanas, solo las había visto en el cine. Tenia una alberca que me gustó mucho. En si toda la casa era bella.

--"Sientete como en tu casa, José." me dijo Sara mientras me mostraba la recamara donde me iba a quedar.

--"Gracias, Sara." le agradecí yo honestamente.

--"Voy a salir, tengo que verme con unas amigas, voy a tardarme un poco pero cualquier cosa me puedes hablar al celular. Le di el día libre a la muchacha." me dijo antes de marcharse.

Por varios segundos me quedé sin moverme, estaba nervioso porque reencontrarme con Armando era inminente, iba a llegar mañana.
Seguiria enojado conmigo??
Habría pensado mejor las cosas??
Habría reflexionado y entendido que lo de Sergio y yo solamente había pasado en su mente??
Muchas preguntas. . . Ninguna respuesta.

==========
==========

Bajé a la alberca, el día estaba soleado y no había otra cosa que hacer. Sara dijo que se iba a tardar, así que me desnudé y me sumergí en el agua.
 El agua se sentía bien rico sobre mi piel desnuda. Nadé de lado a lado de la alberca, de vez en cuando me acercaba a la orilla para darle un trago al refresco que me había servido. 
Luego de nadar un rato me acomodé en una de las sillas que estaban al lado de la alberca y me cubrí con una toalla. Mientras veía la casa no pude evitar preguntarme cuantas veces Armando le había hecho el amor a su esposa, cuantas veces las paredes de esa casa habían sido testigo del amor y sexo de sus dueños; la verga se me fue poniendo dura, cerré mis ojos y le di rienda suelta a mi imaginación. Me sentí mal por estar pensando en eso, era enfermo torturarme pensando en las veces que Armando le había hecho el amor a su mujer, era obvio y lógico que se la hubiera cogido una y mil veces, era su esposa y esa casa era su nido de amor. Pero yo también había tenido a Armando desnudo encima de mi haciéndome muchas cosas ricas, llevándome por un camino de gozo y placer que jamas podría olvidar. Yo también lo había sentido estremecerse al mismo tiempo que yo cuando hablamos alcanzado el punto más alto del orgasmo en la oscuridad de mi cuarto o en el anonimato de nuestro viaje de escape solos. 
Cómo no pensar en eso???
Cómo no recordar todas esas veces que él y yo nos habíamos dejado llevar por las ganas del deseo, del morbo y la lujuria que solo se calmaban al desnudarnos y darnos placer mutuamente.

Cuando me di cuenta me estaba masturbando,  pero el ruido de un coche que entraba a la cochera me hizo detenerme, me puse mi short y mi camisa rápidamente; debía ser Sara que ya estaba de regreso.

Entré a la casa y vi que la puerta que conectaba la cocina con la cochera se abría y se me quiso salir el corazón por la boca cuando lo vi entrar, era él, era Armando, su sorpresa al verme era igual de grande que la mía al verlo. Sara había dicho que él regresaba hasta mañana. Pero estaba aquí, frente a mi, lo imponente de su presencia me hizo estremecerme.

--"Buenas Tardes." me dijo cuando se recupero de la sorpresa de verme. "Pensé que no había nadie en la casa, no vi el carro de mi esposa."

--"Ella salió con sus amigas, lo esperaba hasta mañana." contesté yo sin dejar de mirarlo. Se veía cansado, tenia unas ojeras marcadas que nunca le había visto antes. Pero aun con todas esas muestras de cansancio tan evidentes, seguía siendo un Macho De Machos. PAPASOTE de PAPASOTES.

--"Adelanté mi regreso." me dijo mirándome de arriba a abajo. La ropa que yo traía estaba mojada y me quedaba pegada al cuerpo. Nos quedamos en silencio por varios segundos. Armando no dejaba de mirarme ni yo tampoco a él. Yo sé que le gustaba lo que estaba viendo, que yo le seguía gustando como él me gustaba a mi. Su mirada sobre mi cuerpo me lo confirmaba.

--"Quiere que le prepare algo de comer o alguna bebida??" le ofrecí yo tratando de terminar con el silencio y la tensión que se había formado entre nosotros.

--"No. Gracias. Aqui eres un invitado de mi esposa, no un empleado, José." me contestó él con respeto y educación pero con seriedad. Su actitud era respetuosa pero poniendo distancia entre nosotros. Y esa distancia era precisamente la que yo no quería que existiera entre él y yo.

--"Gracias pero no me quita nada prepararle algo." le aseguré yo. "Quiere algo de comer, una bebida o las dos cosas?" le pregunté yo.

--"Te lo agradezco, pero no necesito nada. Voy a mi cuarto a descansar un rato." me dijo mientras se alejaba.

Lo vi perderse de vista y quise correr tras él pero no era correcto. Estábamos en la casa de su esposa, ella siempre se había portado bien conmigo, yo no debía faltarle al respeto. 
Lavé el vaso en el cual me había servido el refresco y subí a mi cuarto. Era una situación muy incomoda estar tan cerca de Armando y no poder hablar con él como yo quería.

==========
==========

Aunque Armando y Sara no querían que yo actuara como si fuera un empleado, yo sabia muy bien cual era mi lugar y esa primera noche en su casa les preparé la cena, detalle que ambos agradecieron invitándome a cenar en su mesa. 
De vez en cuando yo miraba a Armando de reojo, no podía evitarlo, a él también lo descubrí mirándome despistadamente. Aunque se veía cansado y ojeroso, seguía viéndose deliciosamente PAPACITO, se había bañado y la ropa de dormir que traía puesta lo hacia verse cachondamente provocativo.
Ellos se marcharon a su recamara al terminar la cena y yo me quedé a limpiar la cocina y a lavar los platos.
Sentí un vacío en la boca del estomago y por primera vez supe lo que era sentir celos, ésta noche Armando le iba a hacer el amor a su esposa, a la dueña de su corazón. A ella la amaba y a mi me despreciaba. Ella era su mujer por todas las leyes. Yo no era nadie.

Aquella iba a ser una noche muy larga para mi, no podía conciliar el sueño. Di muchas vueltas en la cama y no podía quedarme dormido, no podía borrarme las imágenes de Armando desnudo haciendo el amor con su esposa.

Salí de mi cuarto, no sabia a dónde, la casa estaba en completa oscuridad, solo la luz de la luna que entraba por las ventanas iluminaba un poco, caminé lentamente sin hacer ruido y bajé a la cocina a tomar agua. 
Através de la ventana me pareció ver a alguien sentado a la orilla de la alberca, me acerqué para ver mejor y era Armando. 
No se suponía que debería estar en la recamara con su esposa haciendo el amor??
No era posible que hubieran terminado así de rápido??
Salí de la casa sin hacer ruido y fui hasta donde estaba él. . .

--"Tampoco puede dormir?" le pregunté yo.

Armando levantó su mirada, la luz de la luna lo hacia verse más PAPACITO de lo que ya era.

--"No. . ." me contestó vagamente y le dio un trago a su cerveza, no me había dado cuenta de que estaba tomando. 
Tenia puesto solamente un short azul para dormir, el resto de su cuerpo estaba desnudo, no podía dejar de verlo y deleitarme con él. Yo conocía cada rincón de su cuerpo, lo había gozado y saboreado hasta memorizármelo completamente.

Me senté a su lado y para mi sorpresa él no se movió ni trató de poner distancia entre los dos; se quedó quieto sin decir nada.

--"La noche es magica, la noche siempre me ha gustado más que el día." le dije yo mirando el agua de la alberca donde se reflejaba la luz de la luna. "La noche no te juzga, la noche no te condena; siempre está ahí callada y siempre complice, siempre viva."

--"La noche fue la complice de nuestra primera vez en mi cuarto de la hacienda." exclamó él y le dio otro trago a su cerveza. "Nunca he olvidado aquella primera noche." me dijo mirándome a lo ojos. Tuve que hacer un esfuerzo enorme para contener mis ganas de abrazarlo. Su esposa estaba adentro de la casa dormida en su recamara.

--"Yo recuerdo perfectamente esa noche y también la noche de tormenta en mi cuarto." le dije yo temblando, estaba temblando por tenerlo tan cerca y no poder tocarlo.

--"Esa noche fue nuestra segunda vez." recordó él con voz entrecortada. "La noche me llevó a tu cuarto y a tu cama. . . nunca debió pasar . . ."

--"Pero pasó." aseveré yo inmediatamente. "Y nunca podré agradecerle todo lo bello que he vivido a su lado." le aseguré yo. Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración y el calor de su cuerpo. La verga se me alborotó, estaba caliente y la cercanía de Armando no ayudaba.

Se hizo un silencio, ninguno de los dos dijo nada. Armando siguió tomando hasta terminarse su cerveza y luego se puso de pie. Yo seguí sentado y levanté mi mirada para verlo, la oscuridad no me permitía ver su cara pero si su ereccion escondida debajo de sus shorts; él extendió su mano para que yo me pusiera de pie.

--"Vete a dormir, ya es tarde. Tengo a mi esposa que me espera dormida en mi recamara y tu tienes a tu novio en el pueblo. . . ninguno de ellos se merece una falta de respeto de nuestra parte." me dijo él mientras su ereccion rozaba la mía.

Yo no dije nada y sin importarme las consecuencias lo besé mientras le metía la mano por debajo del short para apretarle y acariciarle la verga, Armando jadeo de placer y por unos breves minutos correspondió a mi beso tomando me cuello y mi cabeza entre sus manos para intensificar el beso. Un beso feroz, ardiente y lleno de urgencia, había pasado tanto tiempo desde nuestra ultima vez que nuestros cuerpos ardían en una hoguera sin final.

--"Noooo. . ." exclamó él alejandome de su lado. "No voy a caer en tu juego otra vez. . . lo que hubo entre nosotros se terminó José. Lo que hubo entre nosotros no se volverá a repetir." me dijo respirando agitadamente, era obvio que estaba haciendo un gran esfuerzo para no ceder, para no dejarse llevar por sus emociones. Lo vi desaparecer de mi vista a toda prisa.

Tal y como se los había dicho antes, fue una noche muy larga. . .  imposible conciliar el sueño. Imposible.

==========
==========

Al siguiente día fuimos a comprar nuestros trajes, el plan original de Sara era que Armando y yo fuéramos a comprarlos junto, pero él la convenció para que nos acompañara con el pretexto de que ella tenia que darle el visto bueno a su elección. Pero yo sabia perfectamente que el verdadero motivo era que no quería estar a solas conmigo; la frustración fue inevitable porque yo había planeado hablar con él otra vez, por ultima vez cuando fuéramos solos a comprar los trajes. Pero NO importaba qué tipo de intento hiciera yo para acercarme a él y explicarle las cosas, Armando me seguía ignorando y tratando de todas las maneras posibles de hacer verídica la historia que se había inventado él mismo de una relación entre Sergio y yo..

Con su trato cordial pero frio enfrente de su esposa, yo entendí completamente el mensaje que Armando me estaba tratando de enviar, él no quería nada conmigo. La aventura se había terminado para él. Y lo que había sido un sueño divino para mi, también se había terminado. Era momento de despertar y no seguir soñando. 

==========
==========

Un taxi me llevó de regreso a la casa de mis Patrones. Sara iba a llevarme de regreso, pero yo decidí que era mejor que se quedara con su esposo. Armando me había dejado bien claro con su actitud que le molestaba mi presencia y nunca me iba a perdonar. Era doloroso aceptarlo pero era la verdad.

Me puse a revisar los preparativos para la fiesta, los cuales iban en orden y todo estaba quedando perfecto, todo a la altura para celebrar el aniversario de bodas de Don Enrique y Doña Martita.

En la casa solamente estábamos las muchachas de servicio y yo.  Doña Martita había salido desde temprano con sus dos hijas, a comprar los últimos accesorios de su vestido. Don Enrique también había salido temprano, pero no supe a donde había ido.

Tenia que mantenerme ocupado para no aburrirme ni torturarme pensando en Armando; así que me puse a ayudarle a las muchachas a limpiar la casa, ésta vez me tocó ayudar con las recamaras.
Cuando entré a la recamara de los Patrones escuché ruido en el baño, era el ruido de la regadera, era Don Enrique que se estaba bañando.
La vista era maravillosa, estaba de espalda con el cuerpo mojado y lleno de jabón, me calenté inmediatamente, hacia mucho tiempo que no me daban verga, que no tenia sexo y aquel macho que estaba a solo pasos de mi no era cualquier Macho, era un Semental. 

Y yo sabia lo que era estar con él.  Era un Potro y yo había sido su Potranca.
Don Enrique se percató de mi presencia y al dar la vuelta vi que también él andaba caliente, tenia su verga bien dura y parada.

--"Mira quien está aqui. . . Mi Potranca. . ."exclamó Don Enrique pervertidamente mientras jugueteaba con su delicioso trozo de carne.

No me importo nada, ni que estaba en la casa de Doña Martita ni que debía guarda respeto por ella. nada me detuvo, El Patrón estaba desnudo enfrente de mi y me estaba ofreciendo su trozo de carne. Yo estaba hambriento de verga y no iba a dejar pasar esta oportunidad.

--"Mi esposa va estar ausente por un buen rato, ponle llave a la puerta de la recamara por si acaso." me dijo Don Enrique. "Y regresas a atender a tu Potro. . ." me pidió sonriéndome con morbo y calentura.

Yo obedecí en el acto, rápidamente le puse llave a la puerta de la recamara y regresé al baño; traía la verga bien dura y el culo ardiendo. 
Armando me despreciaba, Don Enrique por el contrario no había asumido nada entre Sergio y Yo. Don Enrique seguía siendo el mismo de siempre conmigo. Un buen Patrón y sobretodo un gran Potro.

--"Quitese la ropa, la quiero toda encuerada aquí adentro de la regadera conmigo, mi Potranca chula."

Me quité la ropa lo mås rápido que pude y me meti a la regadera con mi Potro. El agua tibia me recorrió el cuerpo mientras Don Enrique me enjabonaba, sus manos duras y rasposas eran una caricia fascinante sobre mi piel mojada y desnuda.

--"Extrañé mucho a mi Potranca. . ." me susurró al oído y luego me abrazó, yo correspondí a su abrazo, necesitaba sentirme protegido, querido y deseado. Armando me negaba eso y Don Enrique me lo daba libremente. 

--"Tengo ganas de chuparle la verga, Patrón. . . tengo muchas ganas de mamar su reata." le dije yo sintiéndome seguro y libre en sus brazos. Sin miedos. Sin culpas.

--"Aquí está la verga de tu Potro para que te quites todas esas ganas que traes." me dijo y me dio una vuelta con un dominio y rapidez que cuando me di cuenta ya estaba de rodillas frente a EL. "Empieza a chupar. . ." era una orden que yo obedecí contento de la vida.

--"Aaaah... eso cométela toda...."

Su verga estaba dura y babeando pre semen, me lo comí todo, sus gemidos de placer me calentaban sin que yo lo pudiera explicar ni mucho menos controlar, eran como un comando de ordenes que yo seguía sin que me las tuviera que dictar, nos cuerpos se conectaban innatamente. Totalmente.

--"Demuéstrame cuanto te gusta mi verga...aaaahhhh... Siiiii, que rico que la chupas. . ."

Se la estuve lamiendo, chupando y mamando como si se me fuera a ir la vida, como si jamas volvería a tener una verga para mi solito. Fueron segundos que se convirtieron en minutos de gemidos suyos y míos; a mi me escurría la saliva por ambos lados de la boca, no podía dejar de mamar.
Varios minutos después, Don Enrique me tomó de los hombros para levantarme, nuestras caras quedaron frente a frente.

--"Eres una de las mejores Potrancas que he tenido. . ." exclamó EL mientras con sus dos manos me limpiaba la saliva que me escurría por la boca. "Y te voy a convertir en mi mejor yegua." me dijo dándome unas buenas nalgadas. "Vamos a terminar de bañarnos y luego te la voy a meter toda, tengo ganas de meter mi verga en el agujero de mi Potranca. . ."

Si acaso quedaba algo de cordura en mi que me hiciera recapacitar, la perdí completamente al escuchar sus palabras sucias y calientes.

Nos terminamos de bañar y nos secamos mutuamente, una mordida por aquí y una lamida por allá.

--"Creo que seria mejor que fuéramos al cuarto donde me estoy quedando." le dije yo mientras le acariciaba su verga. "No vaya a ser que regrese su esposa antes de tiempo.

--"Me parece buena idea." me contestó él dándome una nalgada. "Espérame en tu cuarto, ahorita llego." me dijo.

Yo me puse la ropa rapidamente y me fui a mi cuarto.  Me desnudé y me acomodé en la cama a esperarlo. Si Armando ya no me deseaba, si su desprecio por mi era mås grande que el placer que sentia a mi lado, un macho como Don Enrique me iba a dar el consuelo que yo necesitaba.


Breves minutos después Don Enrique entró al cuarto y le puso candado a la puerta, yo lo esperaba temblando de anticipación en medio de la cama.
Don Enrique se desnudó y caminó hasta el lado derecho de la cama contemplando mi cuerpo que yo le ofrecía sin pudor ni recato. Me pasé una mano por mi culo para provocarlo más; Don Enrique emitió un sonido gutural, como de fiera en brama.
Luego se acomodó en medio de la cama y me mordió levemente las dos nalgas.

--"Mmmmmmm. . . como me gusta mi Potranca, la hembra más rica del corral. . ."

--"Quiero que me la meta, quiero a mi Potro bien adentro de mi. . ." le pedí.

Don Enrique me colocó de espaldas a la cama y se subió arriba de mi, nunca me cansaré de decirlo, de repetirlo pero era intensamente cachondo sentir su cuerpo imponente encima del mío.

--"Mi Potranca ya es toda una yegua. . . sabe muy bien como seducir a su Potro y hacerlo que le de lo que ella pida. . ." me susurró al oído y luego me lo mordió y lamió.

--"No hay mejor manera de pasar de ser una Potranca a toda una yegua que de la mano de un Potro experto y maduro como Usted. . .  Quiero ser la mejor yegua del corral. . ." le contesté yo abrazando su cuello con mis brazos y su cintura con mis piernas.


A Don Enrique también pareció gustarle. Y lo abrasé con mas fuerza. Vuelvo y repito: Era infinitamente placentero sentir el peso de su cuerpo sobre el mío, sentir su verga dura sobre la mía; él me abrasó con fuerza también, como si se me fuera a ir y no me fuera a ver más.

--"Quiero meterte la verga, quiero ese agujero rico apretando mi verga. . ." y me dio un beso en el cuello y en mi torso del lado derecho. "Me gusta como hueles, me gusta tu piel joven y suave. . .me la pones bien dura." y me dio otro beso en el cuello pero ésta vez del lado izquierdo, lo que hizo que se me erizara la piel.

--"Yo quiero su verga bien adentro de mi. . . llenando mi agujero." le pedí yo y le di un beso en la frente mientras EL me seguía besando el cuello.

--"Mi Potranca anda bien caliente y hay que darle lo que pide. . ." me susurró al oído y luego me lo lamió. Gemí de placer. Gemí de lujuria.

--"Ya no aguanto más, lo necesito adentro de mi. . . destroce el culo de su Potranca. . ." le supliqué yo.

--"Chupame la verga un ratito para que me la lubriques bien y metértela. . ."

Acto seguido yo empecé a chuparle la verga con hambre y desesperación. Don Enrique jadeaba de placer y yo me tragué todo su trozo de carne sin vacilar.

--"Aaaaaaahhhh. . . Ayyy que ricoooo. . ."

Me llené la boca con su verga, ricura total. Sabrosura completa. Se la seguí mamando mientras con una mano le acariciaba el pecho y le apretaba sus tetillas. Pasaron los minutos y seguí mi ataque sobre su verga con mi lengua y mi boca, haciendo que a Don Enrique se le pusiera bien dura su verga y sus bolas parecían que estaban a punto de explotar, pero yo quería que explotara adentro de mi culo, no en mi boca y él entendió perfectamente el lenguaje de mi cuerpo y la expresión de mi rostro porque me tomo de los hombros y después de la cintura para acomodarme debajo de él; había llegado el momento de que me la metiera toda, de que enterrara su trozo de carne duro y delicioso en mi agujero.

Nos fundimos en un solo cuerpo, gemí de placer al sentir como me iba enterrando su verga, como se iba abriendo paso en mi culo. Don Enrique era un amante experto y lentamente me la fue metiendo hasta que yo me acostumbré a la invasión y el dolor dio paso al más grande placer. Nos empezamos a mover en una danza de cuerpo contra cuerpo, danza de deseo y pasión, primitiva como el tiempo y necesaria como el aire.
Sus gemidos. Mis gemidos. Nuestros gemidos. Eso era lo único que se escuchaba en el silencio que arropaba nuestra entrega, nuestra gran cogida.

--"No pareeee. . . oh no. . . más duro. . . deme más duroooo. . ." le pedí yo mientras Don Enrique me hacia gemir y suspirar de placer y lujuria.

Nuestros cuerpos sometidos a un ritmo de verga adueñada de mi culo.
De mi culo entregado a su verga.
No nos importo que allá afuera había un mundo que nos pudiera juzgar, solo importaba este momento de deseo compartido y de gozo sin final.
Don Enrique me miraba con ojos llenos de morbo y lujuria, era infinitamente cachondo que lo vieran a uno así, él estaba disfrutando de mi como yo estaba disfrutando de mi.
Sus embestidas se hicieron mas fuertes y más tupidas. Luego de un rato de tocar el cielo con cada una de sus metidas y sacadas le pedí que me dejara cabalgar su reata.

--"Quiero cabalgar la reata de mi Potro." le pedí. Don Enrique acepto y nos pusimos en posición, yo me le sube arriba y me ensarté su verga, de un solo, toda y hasta el fondo, el placer de llenar mi culo con su verga grande y venuda fue como tocar el cielo. Me empecé a mover hacia arriba y hacia abajo sobre su verga dura y el torbellino de placer era imposible de describir. . . Y entendí que no había que describir o comprender nada, solo sentir. Se trataba de sentir y de vivir.

Llegó ese momento en que uno sabe que esta cerca de algo grande, de ese instante de placer irrepetible, Don Enrique empezó a moverse, a metérmela con fuerza y me agarro de la espalda jalándome hacia él, me mordió mis tetillas con su boca y sus dientes, una tortura deliciosa; luego me las chupo y mordió otra vez, lanzándome al precipicio de la locura sin final. Aullé como perra en brama, tenia la verga de mi Patrón bien enterrada, partiendo mi culo en dos. Me empecé a jalar mi verga al mismo tiempo que él aceleraba sus vergazos en mi culo. Y no pasaron muchos segundos cuando sentí que Don Enrique me llenaba el culo con su jugo de macho, jugo tibio y abundante, yo exploté a chorros sobre su pecho mientras los dos jadeábamos de placer, mucho placer.
Me dejé caer sobre él mientras nuestras respiraciones agitadas y fuera de control regresaban a la normalidad.

--"Ya no me cabe duda, mi Potranca es toda una yegua y puede conquistar a cualquier Potro." exclamó Don Enrique mientras me abrazaba.

==========
==========

El Gran dia finalmente llegó.

El arduo trabajo de todas estas semanas había superado todas las expectativas. Realmente la agencia que habían contratado Doña Martita y sus hijas había realizado un gran trabajo. Yo simplemente había ayudado un poco con algunos detalles de la decoración del salón; mi colaboración más importante había sido en el menú de la fiesta. Doña Martita había pedido que fuera estrictamente comida regional autentica y así mismo se hizo.

--"Gracias, José." me agradeció ella antes de salir de su casa rumbo a la ceremonia religiosa. Se veía hermosa, radiante y feliz. Ya les había hablado de ella, de la gran clase y porte que tenia; pero hoy faltaban las palabras adecuadas para describirla. Una Dama. Una Señora. "Nunca podré agradecerte todo lo que haces por nosotros en la hacienda y ahora esta gran ayuda."

--"Ni lo diga, Doña Martita. Lo hago con todo mi cariño y agradecimiento; porque soy yo el que nunca tendrá con qué pagarles todo lo hicieron por mi desde que me quedé huérfano." exclamé yo con voz entrecortada. Porque de verdad iba a estar en deuda con esa familia toda mi vida.

--"No no vamos a poner tristes ahora. Yo sé que te hacen falta tus padres, pero desde el cielo siempre te van a cuidar." me dijo ella dándome un inesperado abrazo. "Ya la limusina nos está esperando, es hora de irnos."

Me sorprendió saber que yo también iba a irme con ellos en la lujosa limusina. Don Enrique, sus dos hijas y Armando ya estaban esperándonos. La situación era incomoda porque Armando me seguía tratando como si nunca hubiera pasado algo entre nosotros. Pero ésta vez no iba a lastimarme con su desprecio. Hoy era un evento especial para Don Enrique y Doña Martita, ellos me habían dado todo desde que mis Padres habían muerto, nada iba a empañar esta celebración. Ni siquiera Armando.

==========
==========

Llegamos al imponente Salon donde se iba a llevar acabo la ceremonia religiosa de renovación de votos y posteriormente la cena y el baile. Era un hermoso edificio colonial del siglo IV.


Un lugar bello por donde se le viera. Por fuera y por dentro. Un lugar digno para una ceremonia como la que se iba a llevar acabo.



La Ceremonia de renovación de votos fue maravillosa, oficiada por el Sacerdote de la iglesia a la que la familia pertenecía, acudía y ayudaba desde que se habían casado hacia 40 años.


Durante la ceremonia descubrí a Armando mirándome dos veces, aunque él trató de actuar como si no fuera a mi al que estaba observando, pero uno sabe muy bien cuando la mirada de alguien esta clavada en ti.
Inevitablemente eso me dio un rayo de esperanza de que lo nuestro se pudiera solucionar, de que al menos me diera la oportunidad de explicarle las cosas, de que me pudiera defender. Voy a sonar repetitivo, porque lo he mencionado muchas veces a lo largo de éste relato, pero Armando se veía tan guapo, TAN PAPACITO enfundado en su tuxido negro, parecía que iba a romper la tela con la fuerza de su cuerpo, la magnitud de sus músculos, la energía de su hombría.
PAPITO DELICIOSO Y HERMOSO.
MIL VECES DELICIOSO.
DOS MIL VECES HERMOSO.

Un Semental que tenia dueña y estaba a su lado, de su brazo, una hermosa mujer que era un recordatorio inequívoco de que lo nuestro no tuvo, no tenia ni tendría futuro.
Regresé a la realidad cuando la ceremonia  religiosa había terminado y era momento de irnos al otro salón, dentro del mismo majestuoso edificio, donde se iba a realizar la cena y luego el baile.


Cada uno de los invitados fue tomando asiento, cuando quedaban muy pocos invitados por sentarse, vi llegar a los Padres de Sergio y detrás de ellos entró Sergio del brazo de una hermosa joven. Seguramente si alguien hubiera grabado el momento, yo hubiera salido con la boca abierta de la sorpresa que me llevé al ver a Sergio acompañado de una mujer. Debía ser su novia.

Sergio nunca me había hecho ninguna propuesta, nunca me había dado entrada, yo en mi mente calenturienta había pensado en una posibilidad de que se diera algo entre nosotros. Había confundido su amabilidad y sus buenas intenciones de amistad con algo que ahora quedaba muy claro que nunca le había cruzado por su cabeza.
Para mi propio asombro no me causó ningún esfuerzo reconocer mi equivocación, por el contrario me dio gusto verlo disfrutar de la noche con su novia, era una muchacha muy hermosa y a kilómetros de distancia se notaba que había una fuerte atracción entre ellos.
Durante la cena, Sergio y novia vinieron hasta mi mesa, como el caballero que era, él me presentó a su novia.

--"Danny, él es José, mi amigo de la Secundaria." dijo Sergio.

Su novia estrechó mi mano como si me conociera desde hacia mucho tiempo.

--"Encantada de conocerte, José." exclamó ella y me dio un abrazo.

A lo lejos vi que Armando observaba la escena sin perder detalle. Quizá ahora podría creer que entre Sergio y yo no había nada. Luego de una breve charla, Sergio y su novia regresaron a la mesa con sus padres.

Armando seguia observándonos, aunque cuando yo me le quedé viendo, se hizo como el que estaba viendo para otro lado.

Despues de la cena vino el vals de Don Enrique y Doña Martita, el cual al terminar  dio inicio al baile.
La pista de se empezó a llenar de parejas, con lagrimas contenidas vi a Armando llevar tomada de la mano a su esposa Sara, eran una bella pareja. Eran el uno para el otro. Sus cuerpos en perfecta sincronía mientras bailaban. Parecían los novios, Se estaban robando todas las miradas.

También vi a Don Enrique con una mano en la cintura de Doña Martita bailar animadamente. Felices. Contentos. 40 años juntos y los que faltaban.
Sergio hizo lo mismo con su novia, que hermosa era ella. Era lo menos que un hombre como él se merecía. Bailando en perfecta armonía.
Un escalofrío me recorrió la espalda, la realización del momento me golpeó fuertemente. . . Yo no tenia espacio en la vida de ninguno de ellos tres.
Había muchas parejas en la pista pero yo no podía dejar de ver a las tres antes mencionadas. Eran tres hermosas parejas.
Reafirmé con todo el dolor de mi corazón que no había un lugar para mi ni con Armando, ni con Sergio ni con Don Enrique.

Me fui rápidamente al baño de los hombres a esconderme y a tratar de controlar mis ganas de llorar. Todo mundo estaba ocupado y ni cuenta se dieron de lo que me estaba pasando. No recuerdo exactamente cuantos minutos pasé escondido, pero cuando finalmente recobré la compostura, regresé a la fiesta y vi a Don Enrique y a Doña Martita con el micrófono en la mano y todos los invitados sentados en sus respectivas mesas, Don Enrique se disponía a hablar.
Quizá iba a dar un discurso de agradecimiento. Yo también me senté en mi mesa para escucharlo.

--"Antes que nada, mi esposa y yo queremos agradecer el honor de su presencia en esta noche tan especial para nosotros." agradeció Don Enrique con su voz ronca y masculina. "También quiero hacer un anuncio, después de muchos años de mi vida dedicados a la Hacienda, ha llegado el momento de retirarme y ceder mi espacio al que considero como un hijo, a mi yerno Armando."

Los aplausos no se hicieron esperar, de verdad era una sorpresa, pero el más sorprendido de todos fui yo.
Armando iba a ser el casi nuevo dueño de la hacienda. Armando me despreciaba en este momento. Seguramente lo primero que iba a hacer era despedirme. Giré un poco para verlo y fue en el justo momento en que él y su esposa se estaban besando.
Sentí que el piso empezaba a temblar. Sentí que me dejaban caer muchos cubos de hielo en la espalda y en el pecho.
No me había sentido así de solo y desprotegido desde que había perdido a mis padres. Solo, muy solo. Más solo que un perro callejero.

==========
==========

La casa estaba en completa oscuridad, todos habíamos regresado cansados de la fiesta, pero el cansancio no aminoraba la alegría de la celebración. La tormenta que se había iniciado al salir del salón azotaba la ciudad con intensidad. 


Me levanté de la cama para asomarme por la ventana, la noche estaba iluminada por la luz de la tormenta, despliegue de la naturaleza que me estremeció. La noche mágica. La noche estaba más viva que nunca.

Era una ironia de la vida, porque así debía ser el huracán de emociones que me oprimían el pecho, no podía dejar de pensar en el anuncio que había hecho Don Enrique en la fiesta. . . Armando era ahora el encargado absoluto de las riendas de la hacienda. En cualquier otra circunstancia yo me hubiera puesto feliz, pero como estaban las cosas entre él y yo, mi futuro era incierto.
Respiré profundo y seguí contemplando la escena de luces, viento y lluvia a través de la ventana.

Yo tenia que ser más fuerte que mi miedo y más valiente que mi cobardía. No podía llenarme de preocupaciones infundadas, no debía asumir cosas que aun no pasaban; me estaba comportando como Armando lo hacia conmigo, su enojo y desprecio eran basados en asumir cosas que no eran reales.

Nadie me estaba echando de la hacienda, Armando no me estaba pidiendo que me fuera, no me estaba despidiendo. Quizá lo mas drástico que iba a suceder era que me iba a tratar como un empleado más de la hacienda y yo iba a tener que aprender a vivir con su desprecio y ser tratado como empleado y más nada.
Al final de cuentas, eso era exactamente lo que yo era. Un empleado más. El cocinero de la hacienda.
Aquella conclusión me dolió más de lo que hubiera imaginado. Un empleado y más nada. Regresé a mi cama y me cubrí hasta la cabeza, me solté llorando como si fuera un niño, lloré y lloré, el ruido de la tormenta hacia eco de mi sufrir. 
Había perdido Armando y era como si me arrancaran la vida, como si me condenaran a morir.
Lloré hasta que el sueño me venció y me quedé dormido abrazado a mi almohada.

==========
==========

Me levanté temprano al día siguiente, todos seguían dormidos, estaban desvelados por la gran noche; pero eso me dio tiempo para prepararles un buen desayuno.


Ya conocía la cocina a la perfección, ya tenia varios días en esta casa, pero la fiesta ya había pasado y se acercaba el momento de regresar a la hacienda. Me daba curiosidad saber cómo y cuánto iban a cambiar las cosas con Armando al frente de todo.
Era mejor no preocuparme por eso ahora, me enfoqué en preparar el desayuno para mis Patrones; estaba tan concentrado que no me di cuenta cuando Don Enrique entró a la cocina.

--"Buenos Dias !! Que rico huele. Pero no debería sorprenderme, si tenemos al mejor chef del mundo en casa." exclamó él mientras se acercaba para ver qué había cocinado.

--"'Quiere que le sirva su desayuno, Patrón?"

--"Vamos a esperar a que baje mi esposa, mientras necesito hablar contigo, Muchacho." me dijo con su voz seria y ronca.

--"Si, claro; dígame." contesté yo mientras sacaba los vasos de cristal para el jugo de manzana que tanto le gustaba a Doña Martita.

--"Vamos a la biblioteca, será una platica breve." me dijo él y yo palidecí. Una platica que no se podía llevar acabo en la cocina?? Tenia que ser en la biblioteca!!?? 
Tan serio era el asunto que Don Enrique quería tratar conmigo??
Acaso iba a pedirme que buscara otro trabajo??
Quizá Armando ya estaba haciendo cambios en la hacienda y no me quería como parte del equipo de servicio?? 
Pero qué excusa le había dado a Don Enrique que fuera valida y creíble para despedirme??
Por qué no había tenido él los nervios de decírmelo en mi cara??

Don Enrique salió de la cocina y yo me quedé inmóvil, la presión arterial estaba fuera de control. 

--"Qué Pasa, Muchacho? Por qué no vienes a la biblioteca?" regresó él a buscarme cuando vio que no  iba atrás de él.

--"Ya voy, Patron; es que estaba apagando la estufa." mentí yo tratando de esconder mi miedo y mi pánico.

Seguí a Don Enrique hasta la biblioteca que estaba al cruzar la gran sala.


--"Toma asiento, Muchacho." me pidió él mientras cerraba la puerta.

--"Así estoy bien." le contesté yo.

--"Sientate por favor." me insistió él.

Me iba a despedir y quería que me sentara. No se necesitaba tanta formalidad para echarme a la calle, pensé yo mientras tomaba asiento ante su insistencia.
Don Enrique también tomó asiento después de mi.

--"Hace mucho tiempo, cuando tu estabas recién nacido, yo pasé por una época muy difícil económicamente hablando, una época que de solo acordarme hace que se me ponga la piel de gallina." aseveró él respirando profundamente. "Una época en la que pensé que iba a perder la hacienda y todo lo que tenia. Perdí muchos empleados, amigos y hasta cierta gente que se llamaba mi familia. . ."

Los ojos casi se le humedecieron a Don Enrique, hizo una pausa antes de continuar.

--"Me las vi negras y muy duras. Solo tres personas estuvieron conmigo y no abandonaron el barco que se hundía." recordó él mirándome fijamente. "Esas tres personas fueron mi esposa, tu papá y tu mamá. . . ellos se quedaron conmigo a pelear una guerra que parecía perdida, una condena a la ruina que parecía irremediable."

Asî recordaba a mis Padres, fieles y leales a Don Enrique. Nunca como en éste momento me sentía tan orgulloso de ellos.

--"Fue un tiempo largo de sequía y de muchas dificultades..." continuó Don Enrique.  "No había dinero para casi nada, mucho menos pagarle sueldo a alguien. Tus Padres nunca se fueron, estuvieron a mi lado conformado con techo y comida. . . hasta que finalmente el camino se volvió a abrir y poco a poco fui saliendo nuevamente adelante. Mi esposa y tus padres siempre a mi lado, en las buenas pero sobretodo en las malas y vaya que fueron épocas muy malas."

Don Enrique se puso de pie y del cajón de un escritorio sacó un sobre blanco.

--"Desde la ruina, obtuve la primera ganancia y pude volver a pagarles un sueldo a tus padres y pude contratar nuevamente trabajadores. Yo quise compartir con ellos algo de lo que la hacienda iba produciendo, pero ellos nunca aceptaron; pero cuando murieron yo abrí un fideicomiso a tu nombre." me dijo entregándome el sobre. "Aquí esta el dinero que yo les debía a tus padres, aunque con nada podré pagarles todo lo que hicieron por mi y la hacienda; pero esto era de ellos y te pertenece a ti."

Yo me quedé pasmado y atónito al escuchar las palabras de Don Enrique.

--"Tomalo. . ." me dijo Don Enrique al ver que yo lo miraba y no articulaba palabra. " Es tuyo, está a tu nombre y puedes hacer con ese dinero lo que tu quieras y cuando tu quieras." 

Don Enrique puso el sobre en mis manos temblorosas, si, estaba temblando porque era un gesto de un valor infinito lo que él había hecho, un hombre que nunca había olvidado el apoyo recibido de dos de sus más humildes y fieles empleados: Mis Padres que Dios tenia en su gloria eterna.

==========
==========

 SEMANAS DESPUES. . .

Se acercaba la temporada de iniciar los preparativos para la siembra de la nueva cosecha. Se acercaban días de arduo trabajo y de jornadas interminables de sol a sol.

Ayer, Armando había llegado para tomar por completo el control de la hacienda. Había llegado cerca de la madrugada, desde una de las ventanas de mi cuarto vi su camioneta estacionarse y mi primer impulso había sido ir a recibirlo, pero la voz de mi sexto sentido me había hecho reaccionar, era mejor esperar a otro momento; ademas venia hablando por su celular, seguramente era una llamada con su esposa Sara.
Respiré profundo. . . Yo no debía olvidar que él había dejado muy claro, aquella noche en la alberca de su casa que no quería nada conmigo.
La noche magica cubría con su manto las tierras de la hacienda y un brillo oscuro se filtraba por las ventanas de la Casa Grande.
Di muchas vueltas en la cama, no podía dejar de pensar en Armando, desnudo en su cuarto y solo. Lo extrañaba más allá de lo permisible, más allá de lo posible. Yo conocía perfectamente el trayecto hasta su recamara, tuve que contener mis inmensas ganas de ir a buscarlo. Tuve que luchar contra mi mismo para no ir a rogarle, a suplicarle que me dejara estar con él otra vez.

Me quedé dormido ya avanzada la madrugada, estaba agotado; al siguiente día cuando desperté el sol ya había salido. Me levanté rápidamente a darme un baño y salí casi corriendo de mi cuarto directo a la cocina, las muchachas me informaron que Armando había salido muy temprano en su caballo, muy mal comienzo de mi parte en el primer día con el nuevo Patrón. "No amaneció de buen humor" comentó una de ellas mientras preparaba el café.

Hacia tiempo que no andaba de buen humor, al menos conmigo, pensé yo.

Concentrarme en mis labores cotidianas en la hacienda parecía ser una misión imposible. Mi cabeza era un remolino de ideas, pensamientos y sentimientos. Y Ustedes ya saben quien era el que me traía vuelto loco. . .si, adivinaron: ARMANDO.

==========
==========

Pasaron varios dias continuos en que Armando salía temprano de la Casa Grande, mucho antes de que yo despertara y regresaba ya entrada la noche; por el olor y estado de su ropa que yo lavaba era evidente que estaba trabajando mucho, pero también me di cuenta que estaba tomando mucho. Eso no era típico de él, y me preocupaba.
Otra cosa que me tenia intrigado era que las muy pocas veces que nos habíamos visto en la Casa Grande, siempre estaba hablando en el celular con alguien. Era raro porque Sara casi nunca le hablaba.

Una noche decidí esperarlo en su cuarto, era un atrevimiento de mi parte, pero tenia que hablar con él.

--"Qué haces aqui?" me dijo cuando entró a su recamara y me vio parado en la ventana.

--"No podemos seguir así. . ." contesté yo acercándome a él. "Por qué no esta desayunando, ni comiendo ni cenando aquí?" le pregunté externado mi sincera preocupación. "Es por mi? Mi presencia le molesta tanto que prefiere irse temprano y regresar noche para no verme?"

Armando pasó saliva y se quitó su sombrero. No dijo nada. Se quedó callado.

--"Hasta el más delincuente de los delincuentes merece una segunda oportunidad." continué yo al ver que él no hablaba. "Sergio y yo nunca tuvimos mas que una simple amistad, él tiene novia y Usted ya los vio en la fiesta de los Patrones. . ."

--"Que tu amigo de la escuela tenga novia, no quiere decir que me voy a tragar el cuento de que nunca se a acostado contigo. Yo estoy casado y eso no fue impedimento para que me dejara llevar por la calentura y me metiera contigo. . ."  exclamó con voz fría e indiferente. "Después de todo entiendo a Sergio, tienes un buen culito y hay que disfrutarlo si te dejas. . . y ya sabemos que si te dejas." 

Sus palabras me sacudieron de pies a cabeza, Armando estaba llegando demasiado lejos con su desprecio y ahora hasta me estaba ofendiendo, pero más lejos estaba llegando yo al rebajarme a este nivel por obtener su perdón que era obvio no me iba a dar. 
Una segunda oportunidad que no iba a obtener.

--"Nunca me acosté con Sergio, he tratado de que lo entienda pero Usted ya me juzgo y condenø sin ninguna prueba." le dije yo y me acerqué a él, Armando se puso tenso pero no se movió. "Sergio nunca me propuso nada, nunca me tocó pero si Usted no me quiere creer yo ya no puedo hacer nada."

Armando estaba tenso, era más que evidente que mi cercanía lo excitaba, de la misma manera que la de él a mi. Y eso me dio valor para abrazarlo sin pensar en nada mas. Debía odiarlo por las palabras hirientes que me había dicho, pero no podía luchar contra lo que sentía por él.

LO AMABA.

Aquel descubrimiento me sacudió aun más, LO AMABA con toda mi alma. Lo abrasé con fuerza y me impregné de su esencia masculina que tanto me gustaba. Armando se estremeció al contacto de mi cuerpo con el suyo.

Me había enamorado de él, lo que había empezado como algo pasajero, una calentura de momento se había transformado en amor. Por primera vez me había enamorado. 

ARMANDO era mi primer amor. . .

Me temblaba todo el cuerpo. Se hizo un silencio de varios minutos, Armando suspiro profundo. 

--"Ya tengo a alguien más . . ." me dijo él mientras me alejaba de su lado, terminando el abrazo al que él nunca había correspondido. Me quedé inmóvil mientras lo miraba a los ojos sin poder creer en lo que decía.

Me quedé pasmado. . . paralizado.

--"A su esposa??" pregunté yo confundido con sus palabras.

--"Mi esposa tiene un lugar que nadie le puede quitar. Pero el que tu tenias en mi vida ya lo ocupa otro. . ."

--"No. . . No es verdad. . ." exclamé yo incrédulo, sin darme cuenta que estaba casi llorando y haciendo el ridiculo de mi vida.

--"Es verdad. Vas a tener que aceptarlo así como yo acepté que me cambiaras por tu amigo de la escuela." me dijo mientras me miraba fijamente y la frialdad de su mirada me hizo entender que lo había perdido para siempre. Ahora entendía porque últimamente se la pasaba hablando por el celular. Ahora entendía porque siempre se iba temprano y llegaba tarde.

Hice un esfuerzo para recobrar mi compostura, me limpie rápidamente las lagrimas, ERA SUFICIENTE de hacer el papel más patético de mi vida. Me estaba desangrando por dentro, pero NO ME IBA A HUMILLAR más.

--"No sé preocupe, nunca más lo voy a volver a molestar. Si se va temprano y regresa tarde, si come o no. Si se emborracha demasiado o no, será decisión suya. De ahora en adelante nuestro trato será de empleado a Jefe. Disculpe mi irreverencia al hacerle cuestionamientos que no me corresponden." le dije con voz entrecortada y tratando de que mi dolor no fuera evidente.

El telefono celular de Armando timbró, seguramente era su esposa, o mejor aun, era "el otro" con el que me había reemplazado.

--"Cierra la puerta con llave cuando salgas, Por favor." me pidió él dándome la espalda, sin mirarme a los ojos ésta vez. Creí escuchar un poco de dolor en sus palabras, pero seguramente lo estaba imaginando. Si eso era, lo estaba imaginando. Su celular no dejaba de sonar.

Salí rapidamente de aquella habitación. Con la vista nublada por el llanto, a lo lejos me pareció que dentro de su recamara Armando había lanzado algo al suelo porque el ruido de cristales rompiéndose se dejó escuchar. No me detuve a investigar qué pasaba. Armando me acababa de dar la estocada final, la herida estaba más abierta que nunca; él me había acusado de encontrarle sustituto, me había acusado de la rapidez con la que supuestamente lo había hecho. . . QUE VALOR y QUE HUEVOS para acusarme a mi y sin embargo él SI había encontrado alguien más y si de rapidez estábamos hablando, él me había superado. 

 Llegué a mi cuarto y me encerré a llorar,  yo me había acostado con Don Enrique pero yo era soltero y podía hacer con mi cuerpo lo que se me diera la gana. Lo de Don Enrique había sido una experiencia sexual inmensamente gratificante y de mucho placer, pero yo asumí que después del viaje  con Armando, algo más serio había comenzado entre nosotros. No me acosté con nadie más esperándolo a él. Y regresó para mal interpretar las cosas y convertir mi vida en una pesadilla.
Me había sentido culpable por haberme acostado con Don Enrique el día antes de la fiesta, aunque Armando me había dejado bien claro que ya no había nada entre él y yo, después del momento de placer que el mismo cuerpo te pide, yo me había sentido culpable. 

Respiré profundo y me limpié las lagrimas. Era SUFICIENTE. Armando no me había prometido nada, no habíamos formalizado nada. Y aunque me doliera lo tenia que admitir y aceptar.
Algunas veces se gana y otras se pierde. Yo había perdido.  Y de la manera más grande que se podía perder.

Tenia que seguir con mi vida. . . como aparentemente él estaba continuando con la suya, donde ya no había un espacio para mi.

==========
==========

2 Semanas Después. . .


La decisión estaba tomada. No podía seguir en la hacienda, subí la ultima maleta a mi carro, no podía llevarme muchas cosas porque mi carro era pequeño y tampoco sabia con seguridad a donde me iba a ir. La nostalgia me invadió cuando dejé las llaves de la Casa Grande sobre el escritorio en el despacho de Armando.
Era de noche, la noche me daba valor, la noche me hacia sentir fuerte. 
La casa estaba casi en completa oscuridad, subí las escaleras tratando de no hacer ruido. Armando estaba en su cuarto, había llegado muy tarde y parecía que estaba borracho. Nuestro trato había sido minino desde que me había confesado que ya tenia a alguien más en mi lugar. No sé si estaba bien o mal lo que estaba por hacer, pero entré a su cuarto, la luz de la luna iluminaba la habitación, Armando estaba en su cama completamente desnudo y profundamente dormido. Me acerqué a la orilla de la cama y me incliné para embriagarme de su olor, de su aroma por ultima vez. 

--"Intenté de todas las maneras posibles hacerte entender que Sergio y yo nunca tuvimos nada sexual, pero nunca creíste en mis palabras." le dije en voz bajita, no sabia si me estaba escuchando o no, pero yo tenia que despedirme de él aunque fuera de ésta manera. "Y sabes por qué insistí??" continué yo hablando como si Armando me pudiera escuchar. "Insistí porque eres el primer hombre que me hizo conocer el amor. . .  no sé cuándo pasó, pero me enamoré.... Te amo Armando!!!!!!" le confesé y sin poderme controlar le di un beso en los labios. 
Armando se movió levemente pero no despertó.

Le volvî a dar otro beso, pero ésta vez en la frente. Lo amaba, lo amaba con todo mi corazón. 

--"Te Amo, Armando. . .Te Amo con todas mis fuerzas!!" le susurré aunque no me escuchaba, estaba bien borracho y profundamente dormido. "Y no sé si algún día encontraré a alguien que me haga sentir esto que siento por ti.  Que Dios cuide tu camino siempre por ser el gran ser humano que eres. Que seas muy feliz con esa persona que dices que ahora tienes. Gracias por todo."

Armando se movió y me pareció que abrió los ojos, pero no me quedé para averiguar, salí rápidamente de su cuarto conteniendo las ganas de llorar. Me había prometido a mi mismo que ya no iba a llorar y lo iba a cumplir. No me detuve hasta salir de la Casa Grande y llegar a mi carro.

Aquí se terminaba mi historia en la Hacienda Villa Del Real. Con todo el dolor de mi alma tenia que empezar una nueva vida en otro lugar y con otra gente. 

"Ya tengo a alguien más. . ." sus palabras resonaban en mi cabeza y no las podía borrar de mi mente.

Encendí el motor del carro para irme. No podia seguir en éste lugar.  Aquí había nacido y aquí me quería morir, pero la vida da muchas vueltas y no podía seguir ni un solo minuto aquí.

==========
==========

Unos golpes en la parte trasera de mi carro al momento de ponerlo en marcha me hizo frenar. Vi por el espejo retrovisor y me quedé asombrado al ver a Armando sin camisa y descalzo.

--"No te vayas. . ." gritaba mientras golpeaba mi carro para que no me fuera. Lo vi dar la vuelta apresuradamente hasta el lado donde estaba yo y hacerme señas para que bajara la ventana. "No te vayas. . ." me volvió a pedir abriendo la puerta del carro con desesperación para que yo bajara.

--"Yo no puedo seguir aquí y pretender que nunca pasó nada entre nosotros." le contesté mientras apagaba el motor del carro antes de bajar.

Estábamos a solo uno paso de distancia. 

--"Escuché todo lo que me dijiste mientras te despedías de mi. . . No quiero discutir más, no quiero dudar más. . . porque éste sentimiento que siento por ti es más fuerte que todo. Te di mi cuerpo y fue como darte entrada a mi mente, no puedo dejar de pensar en ti, pero sobretodo llegaste hasta un lugar que nunca imaginé podrías llegar. . . ." exclamó en voz baja y puso mi mano derecha en su pecho, yo sentía los latidos de su corazón y me excitó su piel desnuda..

--"Pero Usted me dijo que ya había encontrado a "otro". . ." le recordé yo.

--"Una mentira estupida que inventé para hacer que desistieras de mi. . . he vivido una pesadilla de aceptación, de pelear por no admitir lo que siento por ti. . . " me confesó mientras me miraba con vehemencia. Yo me estremecí de pies a cabeza. "Al principio fueron los celos los que me hicieron acusarte de que te estabas acostando con tu amigo, y fue tanto mi coraje y mi rabia que me sorprendí yo mismo de la fuerza de lo que estaba sintiendo por ti. . . me asusté tanto que seguí aferrándome a que me habías encontrado remplazo para tratar de odiarte y ya no sentir nada por ti. . ."

Nos abrazamos con fuerza y ese era su perdón, esta era nuestra reconciliación. 

--"Repite lo que me dijiste allá arriba en mi cuarto. . ." me pidió.

--"Que nunca voy a encontrar otro hombre como Usted. . ."

--"No eso no, la parte final de lo primero que me dijiste mientras me hacia el dormido. . ."

--"Que lo amo, eso??"

--"Si, eso. . . repítelo de nuevo, por favor."

--"Lo amo, lo amo contadas mis fuerzas...." 

Y no me dejó terminar porque me tomó de nuevo entre sus brazos y me besø en la boca con fuerza y yo correspondí de igual manera. Un beso que nos estaba robando el aliento. 

--"Nunca más vuelvas a intentar alejarte de mi. . . NUNCA." me pidió en un susurro  y luego me cargo en sus brazos para llevarme de regreso a la casa grande.

--"Nos van a ver. . ." le dije yo.

--"A esta hora las muchachas de servicio están dormidas. Nadie te va a salvar de que te lleve a mi cuarto." exclamó él y lo abrasé del cuello mientras me llevaba en sus brazos hasta su recamara. Era ya muy noche y nadie nos podía ver, los cuartos donde dormía la gente de servicio estaban hasta el otro lado de la casa, había una distancia considerable y Armando lo sabia por eso parecía no importarle el riesgo de que nos vieran.

Cuando llegamos a su recamara, me colocó sobre su cama y nos volvimos a besar mientras él me iba desnudando.

--"Estrañaba estar así contigo, extrañaba tu piel suave, extrañaba tu cuerpo estremecerse cada vez que lo toco. . . Trabajar de sol a sol era mi única terapia para no extrañarte y cuando eso no fue suficiente creí que me iba a volver loco. . ." me confesó mientras me quitaba la ultima prenda de ropa.

--"Yo lo extrañé de igual o peor manera. . . Usted me llevó al cielo y luego al infierno. . ." le reclamé mientras Armando se acariciaba su verga erecta debajo de su pantalón, estaba igual de caliente y excitado que yo.


--"Te necesito tanto Cabrón  que no lo puedes ni imaginar. . ." me dijo mientras se quitaba el pantalón.

Yo no podia dejar de mirarlo, se me hacia agua la boca. Era un hermoso ejemplar masculino. 
Necesitaba su verga. Me hacia falta su verga. Me urgía su verga.
Y Armando lo sabia y estaba gozando el momento, provocándome y haciéndome esperar para darme lo que yo me moría por tener.
Finalmente se dejó caer sobre mi y sentí toda la fuerza de su hermoso, masculino, fuerte y cachondo cuerpo sobre el mío, su aliento y su calor trastornando cada sentido de mi ser. 

Los dos nos estábamos consumiendo en nuestra agonía que había durado demasiado tiempo. Era momento de curar las heridas. Era momento de borrón y cuenta nueva. 

--"Te lo he dicho antes y te lo vuelo a repetir, me vuelves loco y contigo vuelvo a sentirme adolescente, pero quiero ser el mas loco de los locos. . ." me susurró apoderándose de mis labios en un beso lento que fue cobrando fuerza hasta volverse posesivo y dominante. "Quiero estar contigo pero no se cómo. No tengo nada justo que ofrecerte. . . solo una relación a escondidas y no es justo para ti. Eso me deja sin nada que darte."

--"Lo tiene todo."

--"Tu vida apenas empieza, te falta mucho por vivir mientras que mi vida ya esta. . ."

--"Su vida esta llena de experiencia..." lo interrumpí yo. "Y eso es lo que lo hace interesante para mi, lo necesito, lo necesito mucho, por favor no me aleje nunca más de su lado. Nunca vuelva a condenarme al castigo de su ausencia" le pedí.

Armando pasó saliva varias veces, entrelazamos nuestras manos y haciendo un gran esfuerzo me dijo las palabras mas hermosas que un hombre me había dicho en toda mi vida. . .

--"Te amo José. . . nunca imaginé que le iba a decir esto a un hombre, pero TE AMO con mi mente, con mi cuerpo y con mi alma."

Aquella confesión me aceleró el corazón y casi me saca las lagrimas de la emoción. Armando me amaba. Armando correspondía a mi sentimientos de la misma manera que yo.
Le llené de besos la cara, el cuello, el pecho y fui bajando en mi recorrido hasta el centro de su estomago, de ahí hacia abajo lo empecé a lamer y a dar leves mordidas, haciendo que gimiera de placer y se retorciera sobre la cama.

--"Amo su cuerpo que para mi es perfecto. . . le dije cuando llegué a su verga dura y erecta, la tomé entre mis manos y le di un beso en su cabecita que chorreaba pre semen.


--"Aaaaaahhh. . .contra mi propia voluntad no dejaba de soñar tanto con este momento de sentir tu boca lamiendo mi cuerpo, con esas ganas que solo tu me has demostrado." me dijo mientras tomaba mi cabeza empujando hacia abajo para que empezara a chuparcela y a chuparcela empecé.

Sus gemidos guturales me calentaban demasiado. Me fui comiendo su verga hasta devorarla por completo, Armando me empezó a coger por la boca, atragantándome con su estupendo y delicioso trozo de carne, había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que me había dado a probar de la verga mas sabrosa que yo había chupado en toda mi vida. La tenia toda metida hasta la garganta y estaba sintiendo los huevos de Armando golpear en mi barbilla y eso me super calentó aun más. Así estuvimos por varios minutos, era un regocijo de placer escuchar sus jadeos y ver el placer que él estaba sintiendo.

--"Quiero comerme tu culito antes de metértela. . ." exclamó Armando luego de varios minutos de estarme cogiendo por la boca; él nunca me había hecho eso y por supuesto que quería que me comiera mi agujero.

--"Ponte en 4 patas y ofréceme tu culo. . . pídeme que te lo coma con mi boca y con mi lengua."

Yo obedecí inmediatamente y me acomodé en 4 patas sobre la cama. Armando me dio varias nalgadas antes de inclinarse para empezar a comerse mi culo.

--"Que rico huele. . ." murmuro cuando su barba raspaba mi trasero, yo me estremecí de morbo y de placer. "Mmmmm. . . te huele riquísimo tu culito, Cabrón."

--"Es todo suyo. . ." 

Armando me lo estuvo olfateando por varios segundos más y luego me dio una mordida en cada nalga.

--"Te lo voy a comer por primera vez y esto es para marcar mi territorio con mi boca, con mi lengua y luego con mi verga. . ." y cuando me besø ambas nalgas yo aullé como fiera en brama. Su barba raspando me ponía a mil, que digo mil, a tres mil por hora. "El pasado se queda atrás, Cabrón, pero de ahora en adelante eres mío, solamente mío." y cuando sentí su lengua empezar a recorrer mi raja de macho tuve que morder las sabanas de la cama para no gritar.

Estaba alcanzando el cielo con cada lengüetada que me daba, jamas me habían comido el culo, Armando era el primero y lo estaba haciendo con una maestría que me hacia perder los estribos de la realidad y sumergirme en las olas de un torrencial de placer animal y desconocido.

--"Ooooohhhh. . ." no podia articular palabra, solo emitir sonidos y gemir.

--"Te gusta que te coma el culito??"

--"Siii. . ." alcancé a responder, Armando subio de intensidad sus lengüetazos y luego me escupió varias veces el culo, para lubricarlo, para alistarlo para su verga.

--"Ya estas listo, bien dilatado para recibirme y quiero metértela ya, no aguanto más."

Yo me agarré las nalgas y me abri mås para que me la metiera, yo también me moría por sentirlo adentro de mi, que me rompiera el culo a vergazos, que me lo llenara con la magnificencia de su trozo de carne que lo hacia el MACHO mas SABROSO y HERMOSO que la vida me había regalado.

--"Deme toda su verga, aquí esta mi culo listo para Usted . . . solo para Usted Mi Papacito Rico." exclamé mientras Armando se lubricaba su verga con su propia saliva.

--"Aqui te va toda. . ."

Y dandole una ultima escupida a mi culo me empezó a meter su verga dura, grande y perfecta. Un empujón. . . una entrada magistral digna de un Semental como lo era Armando. Un empujón que me hizo ver las estrellas.
Armando me dio unos breves segundos para que me acostumbrara al tronco que me había enterrado, que me estaba destrozando el culo.

--"Uufff. . . que chingon se siente estar adentro de ti. . . no tienes idea alguna de cuanto extrañé todo esto que me das. . ." exclamó Armando y se empezó a mover adentro de mi.


Yo cerré los ojos mientras él me taladraba el agujero como poseído por una fuerza de locura y depravación.

--"Assiiiiii. . . deme más durooooo. . ." le pedí y más duro me dio.

--"Ningun otro Cabrón va a poder volver a darte verga, NINGUN OTRO, ESTAMOS CLAROS??"

--"Nadie más que Usted. . . soy todo suyo. . . " exclamé yo en un gemido.

--"Repitelo en voz alta. . ."

--"NADIE MAS QUE USTED. . .  SOY TODO SUYO. . ." repetí en voz alta como me lo pedía.

Armando se empezó a mover con mas fuerza, para dejarme bien claro QUE EL ERA MI MACHO y que MI CULO Y MI CUERPO era solamente suyo.


De un movimiento inesperado pero intenso y apropiado, Armando me puso de espalda al colchón sin sacarme la verga y subio de intensidad sus clavadas que cada vez eran mas tupidas.

--"Te gusta que te rompa el culo hasta dejártelo bien abierto, te gusta que te lo deje bien preñado, verdad?"

--"Siiii. . . quiero que se vacíe adentro de mi, quiero que me escurra su leche, porque esa leche que trae acumulada en sus huevos es solamente para mi. . ."

--"Eres un goloso, un pinche y egoísta goloso. . . pero de vez en cuando la vas a tener que compartir con mi esposa, no hay de otra. . ."

--"Pero solo con ella. . . y le apuesto a que ella no se deja cojer por atrás. . ." le dije retándolo y en forma de juego.

--"Para eso te tengo a ti. . . tu me has entregado todo sin reservas y por eso me traes loco, Cabrón"

--"Préñeme el culo. . . quiero todo su jugo. . ."

Armando tomó mi verga con una mano y me la empezó a jalar, su cuerpo se comenzó a convulsionar y el mío también, estábamos alcanzando el climax de nuestra entrega, de nuestra guerra de cuerpo contra cuerpo, el sello de nuestra reconciliación.
Su abundante y preciada leche me dejo el culo bien llenito, bien preñado tal y como se lo había pedido.

--"AAaaaaaaahhhhhh. . . Te amo Joseeeeeee. . ." gritó mi nombre cuando el orgasmo lo convulsiono de pies a cabeza.

==========
==========

El sol entraba por la ventana, era Sábado y no teníamos que levantarnos temprano. Había pasado un mes desde nuestra reconciliación, Armando dormía plácidamente a mi lado, en mi cuarto.
Estaba desnudo bajo mis sabanas y su rostro lucia recuperado, las ojeras comenzaban a desaparecer, no me pude contener y le di un beso en la frente y otro en la boca; él abrió los ojos y se estirø sobre la cama con una sonrisa de oreja a oreja.

--"Buenos Dias, dormilón." le dije yo y el me agarro del cuello para acercarme hacia él y darme un beso largo y apasionado.

--"Amanecer y verte es lo mejor que me puede pasar." me dijo mientras nos abrazábamos y yo colocaba mi cabeza en su pecho. 

Todas las noches dormíamos juntos. Aveces en su recamara y otras en la mía, pero todas las noches juntos.
Todos los días desayunaba, comía y cenaba en la hacienda. Una sola vez había viajado a la ciudad a ver a su esposa y solo habían sido tres días. Armando pasaba más tiempo conmigo, las cosas se había acomodado para que así fuera así que no me costaba ningún sacrificio "compartirlo" con ella.

--"Te amo." le dije mientras él me besaba el cuello, los dos habíamos amanecido con unas erecciones enormes.
Ereccion completa, ereccion potente.

Era momento de nuestro encuentro sexual de las mañanas.


--"Yo también Te amo y aunque tengamos que vivir nuestro amor a escondidas, te prometo que te voy a dar lo mejor de mi."

--"Me has dado lo mejor de ti desde siempre." le aseguré yo. Y ya le tuteaba porque así me lo había pedido él.

--"Crei que mi vida no iba a tener sentido cuando me hiciste creer que habías encontrado a otro. . . te veía hablar por el celular y algo me decía que no era con tu esposa."

Armando estirø su mano derecha para tomar el celular que estaba en el buró.

--"Era mi hermana con la que hablaba. . ." me reveló mostrándome la pantalla de su celular donde aparecía la lista de todas las llamadas que le había hecho a su hermana y ella a él. "Ya no sabia qué hacer conmigo mismo y se lo tenia que decir a alguien, ella fue la única que se dio cuenta que algo me pasaba, y le confesé el infierno que estaba pasando. . . ella fue mi soporte cuando me debatía en mi guerra interna por admitir mi amor por ti. . ."

Lo abrasé con fuerza, con agradecimiento, pero sobretodo con amor. LO AMABA como nunca lo hubiera imaginado ni soñado.

--"Algún dia quisiera darle las gracias. . ." exclamé yo, era algo imposible, pero mi agradecimiento era sincero.

--"Mi hermana y su esposo te quieren conocer. . . y pronto vamos a ir a verlos." me informó capturando mis labios con su boca. "Ella me dijo que no me perdiera a mi mismo, que me aceptara tal cual soy. Y aquí estoy, este soy yo."

--"Y eres lo mejor que me ha pasado. . ."

Y seguimos haciendo el amor, SI, el amor porque hacia tiempo que entre nosotros había dejado de ser sexo solamente, el amor nos había sorprendido a los dos y nos había atrapado en sus redes; y no hay mejor cosa que hacer el sexo con la persona de la que estas enamorado y eres correspondido.


==========
==========

Una nueva vida había iniciado para Armando y para mi. 
Los trabajadores temporales iban a llegar en 2 días,  todo estaba a punto de iniciar para la siembra, cuidado y recolecta de la cosecha. Otro año que debía rendir buenos frutos, esta vez a la cabeza de Armando, quien había aprendido muy bien el negocio gracias al mejor maestro que había sido Don Enrique, quien desde que se había retirado se había dedicado a descansar y a viajar con su esposa Doña Martita.

Se hicieron algunos cambios y remodelaciones en las casas de los trabajadores, incluidas las regaderas al aire libre que usaban ellos. Armando había decidido agregar mas regaderas porque iba a contratar más gente para acelerar el proceso de siembra, riego, cuidado y cosecha.
Yo no había tenido oportunidad de bañarme al aire libre desde que se había instalado las nuevas regaderas, así que un día Domingo que todo el personal de la hacienda se iba al pueblo, Armando y yo fuimos a estrenarlas. Y obviamente teníamos que clavar como lo hacíamos en cada oportunidad que teníamos.

Si. Armando había sido el primero y Armando tenia que ser el elegido. 
Si. Me había enamorado de Armando y él de mi. Un amor escondido pero que nos satisfacía a los dos.
Por cuanto tiempo?? Cual futuro nos esperaba??


Esa misma pregunta nos la habíamos hecho él y yo. Y ambos coincidíamos en que el pasado no contaba porque se había ido y el futuro no debía preocuparnos porque aun no llegaba. Lo único que teníamos era el presente y ese era hoy.

Armando había sido el principio de mi felicidad y el destino había decidido que fuera mi final; con cada embestida que me daba, con cada clavada de su verga era una declaración de que mi culo le pertenecía; él era MI UNICO DUEñO. Solamente él. Armando y nadie más. Nunca creí que yo llegara a conocer el amor, a enamorarme con el cuerpo y con el alma, a darle mi corazón a alguien que había entrado en mi vida y no me había pedido permiso.

Aprende a dejar ir a quien no tiene intenciones de quedarse, a no esperar a quien no va a regresar y dar una oportunidad a quien la merece.

La noche se hizo presente y la luna brillaba majestuosa bañando nuestros cuerpos desnudos bajo la regadera. 
La noche había sido nuestra complice desde el principio y lo seguiría siendo mientras Armando y yo estuviéramos juntos.


F i n