Thursday, October 27, 2016

El Ranchero Parte 2

ADVERTENCIA:
Relato Erotico Gay. Mayores de 18 años Solamente. Lenguaje y fotografías EXPLICITAS. Contenido dirigido a una Audiencia ADULTA Gay!!



2 DIAS DESPUES. . .

Era de noche, estaba cayendo una tormenta impresionante, desnudo parado enfrente de mi ventana observaba como los árboles se estremecían con el viento y las ráfagas de lluvia.
El patio se iba convirtiendo en pequeños riachuelos de agua.


Hacia mucho que no llovía de ésta manera. El ruido estruendoso de la tormenta me había despertado.
Era de madrugada. Todos dormían.
Mañana llegaban la esposa de Don Enrique y sus hijas.

El sonido de alguien tocando a la puerta de mi cuarto aceleró mi corazón.
Acaso era Armando que había recordado mi oferta??
O acaso era Don Enrique??
Yo estaba encuerado, siempre dormía sin ropa.
Yo estaba listo para recibir a cualquiera de los dos...

Caminé hasta la puerta y la abrí, la casa estaba oscura.
Mi verga que estaba poniéndose dura, se me terminó de parar cuando lo vi.
La silueta de su cuerpo que se iluminó con la luz de la tormenta me estremeció, QUE CHULADA DE MACHO!!!!
PAPACITO mil veces PAPACITO!!!!

Nos quedamos en silencio por unos segundos, él me recorrió de arriba a hacia abajo, mi desnudez pareció gustarle. Su sonrisa tímida pero pervertida me lo confirmó.
No habló, entró a mi cuarto, cerró la puerta y le puso llave. Solamente traía un bóxer puesto, se veía tan PAPACITO, tan MACHO, tan SABROSO. Era el mismo Semental de siempre y a la misma vez era otro, un contraste imposible pero real.
Observé embobado su espalda amplia y desnuda, su pecho firme y fuerte, su cara que me atraía como un imån, Un Macho De Machos. No había palabras suficientes para describirlo, no había piropos ni frases que definieran la esencia de macho que irradiaba con cada uno de sus movimientos.

--"Se le ofrece algo?" le pregunté yo, ansioso por escuchar su respuesta.

Armando no respondió, solo caminó lentamente hasta la ventana. Su mirada perdida en la lluvia. Yo no podía dejar de mirarlo, él nunca había venido a mi cuarto y mucho menos con tan poca ropa, casi desnudo. RICURA DE HOMBRE. LOCURA MIA.
Yo caminé hasta la ventana y me paré a un lado de él. Nos quedamos observando la noche vestida de tormenta. Yo lo miraba de reojo, debajo de su bóxer se le notaba que traía la verga semi erecta; la mia estaba bien dura y él lo sabia.

--"No debo estar aquí..." exclamó él dando una media vuelta, parecía que se iba a ir, que se había arrepentido y yo lo detuve agarrándolo de un brazo.

--"No se vaya..." le pedí con vehemencia y le solté el brazo casi enseguida, no debía pasarme de atrevido, él era el yerno del Patrón, yo solo un empleado. Armando caminó hacia la puerta, parecía que había optado por irse. "Mire como me pone... todo éste pre semen que me escurre es por Usted..." exclamé yo mientras con mi dedo limpiaba el liquido que estaba chorreando de mi verga.

Con mis palabras logré que Armando se detuviera antes de quitarle el candado a la puerta, yo seguía limpiando mi pre semen que escurría abundantemente, él no dejaba de mirarme, de seguir cada uno de mis movimientos; Armando estaba luchando una guerra consigo mismo, debatiendo si se regresaba a su cuarto o se quedaba en el mío. La luz de la tormenta delineaba nuestros cuerpos haciendo que el momento fuera mas ardiente y más excitante... dos cuerpos desnudos y ardiendo de ganas por coger, de entregarse al deseo de la carne. Pero había barreras sociales difíciles de romper.
A mi las barreras nunca me habían detenido, pero obviamente a Armando si. Yo lo entendía, pero me dolía desearlo tanto y no poder tenerlo aunque fuera una sola vez más.
Yo quería, corrección: YO NECESITABA volver a sentir su cuerpo encima del mío, que me hiciera suyo, que me diera una revolcada hasta que no pudiera moverme de tanta verga. Que me doliera todo el cuerpo la mañana siguiente y no olvidar nunca que había sido él el culpable de mi dolor y mi placer.

--"Mañana llega mi esposa y yo no debo estar aquí..." afirmó él con voz entrecortada. "Pero sin embargo me falta voluntad para volver a mi cuarto." y empezó a caminar de regreso hacia mi. Yo me mordí los labios admirando aquel hermoso Semental que se acercaba a mi, un cuerpo de MACHO PERFECTO con su espada de carne bien dura y afilada debajo de su bóxer.

--"A mi también me falta voluntad para pedirle que se vaya..." le aseguré yo.

Y estaba siendo totalmente sincero. Mañana iba a llegar Sara, su esposa y ella siempre me había tratado bien a secas, pero bien; nunca me había faltado al respeto ni se había burlado de mi, sin embargo yo no podía luchar contra ésta calentura que sentía por su esposo. Cómo podía yo negarme el placer de estar otra vez con un hombre como Armando??
Lo abrazé sin pedirle permiso, sin importarme si estaba bien o estaba mal; el calor de su cuerpo me sacudió completamente, Armando estaba temblando de deseo y de ganas, exactamente igual que yo; su respiración agitada y su verga erecta me lo decían.

--"Hagámoslo una vez más y será la última..." me dijo y yo lo abrasé con más fuerza. Era la ultima vez y tenia que aprovechar el momento. Coloqué mi cabeza sobre su pecho fuerte, firme e imponente. Me embriagué de su olor de hombre, aun olía a jabón, no tenia mucho de haberse bañado, el aroma de su desodorante olía a limpio, a masculinidad incuestionable  y no me pude contener, le besé su torso suavemente y luego bajé hasta sus tetillas; se estremeció con mis besos lentos.

--"Si Usted dice que ésta es la última vez, quiero que sea inolvidable..." exclamé yo y le lamí un pezon luego el otro, después se los mordí suavemente y después mas fuerte.

--"Aahhhh... me gusta lo que estas haciendo." exclamó él y metió los dedos de su mano derecha entre mi cabello para restregarme con firmeza contra su pecho; entendí eso como una señal de que quería que se los chupara más fuerte, que se los mordiera sin miedo y así lo hice. Mamé sus deliciosos pezones, los llené de lengüetazos y de lamidas combinadas con mordiscos. Sus jadeos, sus gemidos me volvían loco.
Total y completamente loco.

Armando me sujetaba la cabeza con su mano derecha mientras yo continuaba mis chupadas sobre su pecho y con su mano izquierda me empezó a acariciar mi trasero; lentamente pero con decisión hasta casi introducirme un dedo por el culo. En respuesta yo le mordí ambas tetillas, haciendo que casi aullara de placer y excitación.


--"Es Usted todo un hombre entre los hombres..." le dije levantando mi mirada para verlo a la cara, él me estaba mirando también y me sonrío complacido por el piropo que le acaba de dar.

--"Te voy a pedir algo, pero no se lo digas a nadie..." me dijo y acerco mi cara a la suya, el se inclinó un poco, porque era más alto que yo.  "Chupame el culo, un amigo me dijo que su esposa se lo hace y que se siente riquísimo..." me susurró al oído. "Quiero probar y ver qué se siente... Te gustaría hacérmelo? "me  preguntó en voz baja, hablándome despacio como si alguien lo pudiera escuchar.

--"Yo le hago lo que Usted quiera." le contesté rápidamente. Se me quiso parar el corazón solamente de imaginármelo en 4 sobre mi cama o con su trasero al aire para que yo le pasara mi lengua por su raja de macho. PAPITO COMPLETO. PAPACITO PERFECTO.

Armando me tomó por la cintura y me llevó hasta mi cama.

--"Nunca le vayas a decir nada a nadie, me meterías en serios problemas con mi esposa."

--"No se preocupe, yo nunca le voy a decir nada a nadie." le aseguré mientras observaba como él se empezaba a quitar su bóxer, lentamente... provocándome.
Su actitud provocadora estaba haciendo que me faltara el aire. Esta iba a ser nuestra segunda vez... y la ultima también.

Poco a poco su deliciosa verga iba quedando al descubierto, aun recordaba su inigualable sabor. Y jamas lo iba poder olvidar. Nada de Armando lo iba a poder olvidar. Nada.


Yo sentia que el corazón se me iba a salir por la boca, quería arrodillarme y arrancarle su bóxer de un estirón, tomar entre mis manos su hermosa verga y empezar a mamar.


Y cuando su hermosa verga quedo libre y rebosante, llena de vida yo no pude controlar un gemido de placer, se me hacia agua la boca.
Hermosa verga. Divina verga. Verga de Macho. Verga de Armando.

--"Cómo quieres que me ponga?" me preguntó tratando de sonar normal, de no sentirse avergonzado.

--"Acuéstese en la cama... y relájese, yo haré todo el trabajo..." le contesté yo emocionado.

Armando se acomodó en el centro de mi cama y me hizo una señal para que yo también hiciera lo mismo.
Antes de subirme, le abrí un poco sus piernas para hacer espacio y meterme entre ellas. Yo quería besarlo de pies a cabeza y eso fue exactamente lo que empecé a hacer; comencé con sus pies, luego sus piernas. Armando me miraba maravillado.

--"Nunca nadie me ha hecho eso que estas haciendo..." exclamó él con cierta timidez y asombro.

--"Espero que les guste..." le dije yo y seguí mi viaje por su cuerpo lentamente, un recorrido de suaves besos y algunos mordiscos, su piel firme y masculina me estaba desquiciando.

--"Claro que me gusta... no te detengas, continua..." me pidió y yo continué. Al llegar a su entrepierna, lo sentí estremecerse sin que lo pudiera evitar y sus sonidos de Macho en celo me llegaron al fondo de mi alma. "Aaaaahhhh... "

Su verga estaba erecta, bien erecta y exigiendo atención, y atención le di. Le besé la puntita primero, luego recorrí su tronco con mis labios y mi lengua hasta llegar a sus bolas; estaban llenas, bien llenas y yo quería toda esa leche para mi solito.
Se las olí primero, que rico le olían, olor de hombre, olor de macho. Le olfatee esa área entre su verga y su culo por varios segundos. Luego le lamí sus bolas duras, se las chupé, se las llené de lengüetazos y de besos. Fueron muchos lengüetazos y muchos besos. Armando se merecía eso y mucho mas.

--"Oooohhhh.... que rico se siente..." exclamó entre jadeos reprimidos y ahogados. Era un hombre luchando contra sus deseos más escondidos. Un hombre que nunca había estado con otro hombre y no le era fácil rendirse al placer que le daba uno; yo subí la intensidad de mis lamidas y chupadas para ayudarlo a vencer su lucha de rendirse al placer que yo le estaba dando. Pasaron varios segundos  antes de que finalmente lo hiciera y abriera sus piernas completamente, estaba rindiéndose, estaba entregándose al placer que yo le estaba dando, abriendo sus piernas para MI, para mi lengua y mi boca.
Lo ayudé a levantar sus piernas hasta que casi rozar su pecho con ellas, Armando se resistió un poco, seguramente se sentía vulnerable en esa posición; quizá hasta menos hombre.

--"Así va a disfrutar mejor lo que me pidió..." le aseguré yo dandole un beso en la punta de su verga, él respiró profundo, como dándose valor y se agarro ambas piernas con sus manos.

Mi pulso estaba acelerado y el de él también, en anticipación de lo que venia, me fui acercando con mis lengua al área mas privada de su cuerpo, a su exquisita raja de Semental. Volví a olfatear esa área, olía a hombre limpio, se había bañado y limpiado su agujero muy bien antes de venir a mi cuarto. Se me hizo un nudo en el estomago y solté pre semen al imaginármelo dándose un baño para venir a verme, para venir a pedirme que le chupara el culo.  Ya no podía esperar ni un segundo más, le di un leve roce con la punta de mi lengua a su hermoso agujero, aquel leve contacto lo hizo arquearse de placer, ésto era solo un ensayo, el principio de lo que yo le tenia preparado.

--"Aaaaahhh....."

Le besé ambas nalgas, prolongando la espera, haciendo que esperara a que mi boca y me lengua regresaran a su culo. Atormentándolo premeditadamente. Que ricas y firmes nalgas tenia, se las lamí varias veces y volví a su culo, pasando mi lengua suavemente, lentamente... olía delicioso y su sabor era aun más delicioso.

--"Que rico le huele..." exclamé yo fascinado y embriagado de su olor; Armando se estremeció sobre la cama al sentir mi lengua acariciando su culito y el roce de mi nariz olfateando.

--"Ooooohhh... José, nunca me habían hecho algo así..." su voz era ronca como siempre pero ahogada en el placer que yo le estaba dando. Sus gemidos y palabras eran el incentivo que yo necesitaba para seguir haciendo mi mejor trabajo.

Le empecé a comer el culo con muchas ganas, las ganas que me dominaban por aquel delicioso hambre que estaba acostado en mi cama con su culo al aire.
Lengüetazos tras lengüetazos,
lamidas tras lamidas,
besos tronados y mojados.
Yo tenia que hacer de éste momento algo inolvidable para Armando, para que él JAMAS olvidara que  yo había sido el primero en darle éste placer que lo tenia gimiendo y jadeando.  No sabia si lo iba a lograr, pero él había asegurando que era nuestra ultima vez y tenia que ser chingonamente inolvidable... para él, para mi... para los dos.

Con cada chupada que le daba a su culo, Armando se fue relajando cada vez más y más, aquel cuerpo imponente de Macho se arqueaba de placer ante mi lengua y mi boca. Cosita Rica. PAPACITO.

Subi de intensidad mi invasión sobre su agujero perfecto, su agujero de hombre. Fueron minutos de invasión oral, de saborearlo, de disfrutarlo.
Lo escuché aullar como las bestias en brama y desbocadas. Fue la sinfonía mas completa y perfecta, sus aullidos de macho se mezclaban con los ruidos de la tormenta que azotaba la noche, nuestra ultima noche.

--"Joseeee....." gritó mi nombre y mi nombre en su voz ronca alcanzo una magnitud que me sacudió el alma, nunca nadie había gritado mi nombre, nunca nadie se había sentido tan entregado a mi. Nunca nadie... solamente Armando.
Yo también grité su nombre en mi mente. En mi cuerpo, en mi verga.
ARMANDO con mayusculas. Armando con minúsculas.
PAPACITO Ajeno, PAPACITO Prohibido... pero en este momento era mío, solamente MIO.

Armando me tomó por la cabeza restregándola contra su raja de Macho. Yo hundí mi rostro en aquel delicioso trasero, devorando su rico agujero.

--"Ahora entiendo a mi amigo... por eso le gusta que su esposa le haga esto...!!!" murmuró entre suspiros entrecortados.  "Quiero venirme en tu boca...."

No estaba pidiéndome permiso, era una orden. Le di unas chupadas mas y me hice a un lado para que desdoblara sus piernas, de inmediato me acomodé entre ellas y él me metió su hermosa verga por la boca. Estaba bien dura, me la metió hasta el fondo, me calaba la garganta pero me aguanté, porque por Armando todo valía la pena, él me había venido a buscar, debió haber sido una decisión difícil pero había vencido sus prejuicios y sus miedos, lo menos que yo podía hacer era darle el placer mas grande que hasta ahora había conocido.
Me la clavaba incesantemente, sin tregua, yo estaba sediento, necesitaba su jugo blanco; le apreté sus bolas, estaban llenas.

--"Aaahhhh......" gritø mientras se venia adentro de mi boca. Yo necesitaba su jugo de macho y su jugo me dio. Sus chorros abundantes llenaron los canales de mi boca  y mi garganta,  era tanto jugo que hasta me chorreaba por los labios. Me tragué todo y succioné su verga con mi boca para asegurarme de exprimirlo bien, de que quedara vacío. Seco.

Armando temblaba de pies a cabeza, sus ojos cerrados, su cuerpo sudado. MACHO DE MACHOS.

--"Gracias..." me dijo cuando finalmente abrió sus ojos, yo ya estaba acariciándome mi verga que estaba bien dura y necesitaba alivio. Reclamaba atención.

Inesperadamente Armando tomó mi verga con sus manos. Algo que no esperaba, pero que obviamente me gustó.
Armando estaba nervioso, era evidente que andar tocando vergas de otros hombres no era parte de sus juegos sexuales, sin embargo sus caricias tímidas fueron suficientemente para hacerme vibrar, para hacer que me viniera a chorros sobre su pecho.

--"Gracias..." ahora fui yo quien le agradeció a él.

--"Esto no ha terminado, dame un rato para descansar y luego te la meto por atrás..." exclamó Armando guiñando el ojo.

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Después de limpiarnos el sudor y el semen que yo había derramando sobre el pecho de Armando, nos recostamos en la cama a descansar, nos quedamos dormidos arrullados por el ruido de la lluvia, la intensidad de la tormenta había aminorado, pero seguía lloviendo fuerte.

No sé cuanto tiempo había transcurrido, pero desperté al escuchar la voz bajita de Armando hablándome al oído.

--"Ya se me parø la verga otra vez... quiero metértela por el culito..."

Yo abrí los ojos y lo vi arriba de mi, sentí su verga dura sobre la mía que también estaba erecta.

--"Yo quiero su verga destrozando mi culito..." le contesté lleno de morbo.

--"Te lo voy a reventar y no vas a poder caminar por varios días, Cabrón." me advirtió con una sonrisa pervertida.

--"Quiero ver si eso es posible..." lo reté yo mientras abría mis piernas para que él se acomodara.

Armando se levantó para acomodarse bien y luego se escupió su verga varias veces para lubricarla bien.
Yo me escapî mano derecha y me la pase por el culo para lubricármelo con mi propia saliva.

--"Muestrame tu culito y pideme que te la meta, pideme verga..."

Yo me abrî mås y eché mis piernas al aire para mostrarle mi agujero.

--"Mire mi culo...necesito que lo llene de su verga...  métamela toda... deme verga...." le pedí yo con vehemencia y dominado por el deseo y la calentura.

Armando me agarrø ambas piernas y me las echó mas atrás hasta casi tocar mi pecho, me doblaba a la mitad para asegurar acceso completo de su verga a mi culo, para que me entrara toda y hasta el fondo.

--"Aqui te va toda, Cabrón..."

Y se volvió a escupir su hermosa verga varias veces y cuando estaba bien mojada, bien lubricada me la empezó a meter.

No había pasado ni dos horas y ya estábamos otra vez como animales cogiendo, disfrutando del placer de la carne, gozando el morbo y la lujuria del momento; con cada centímetro de su verga que se iba introduciendo adentro de mi yo sentía tocar el cielo con mis manos, volvía a tenerlo adentro de mi y si la primera vez había sido increíble, ésta vez era las sensaciones que recorrían mi cuerpo eran aun mas intensas y placenteras. 
Era un espectáculo contemplar aquel Macho dominante abriéndome el culo con su verga, Armando estaba concentrado en mi cuerpo, haciéndome suyo, su atención centrada en mi. Yo me estremecí al sentir toda su verga adentro, bien adentro de mi.

--"Estas bien?... me preguntó y se detuvo.

--"Si, estoy bien y no se detenga..." le pedí yo acariciando su pecho velludo y fuerte.

--"Te gusta mi verga?"

--"Me encanta... deme duro y tupido..." le supliqué yo.

Armando se empezó a mover primero con mesura, lento luego con mas velocidad, con locura absoluta.

--"Aaaaahhh..." sus embestidas me hicieron jadear de gozo desmedido, era nuestra ultima vez y me estaba dando lo mejor de si, rompiendo mi culo a vergazos. RICURA SIN FINAL.

Mis gemidos y sus gemidos eran continuos y naturales; union genuina de dos cuerpos que se complementaban perfectamente, era una ironía de la vida, una jugada del destino; los dos nos disfrutábamos mutuamente pero antes de acabar la noche cada quien iba a seguir con su vida.

Armando se calentaba mas y mas con mis gemidos desesperados y con mis caricias por su pecho, por su torso, por sus piernas.

--"Asi te gusta, verdad Cabrón? Duro, bien duro y sin parar...."

--"Siiiii.... revienteme el culo... quiero recordar esta noche para siempre..."

Armando me doblaba el cuerpo a la mitad mientras me embutía toda su verga. Cada embestida mas dura que la anterior.

--"Vamos a cambiar de posición..." me dijo sacando su verga, yo quise protestar, pero Armando me acomodó de lado sobre la cama con rapidez y se puso atrás de mi; me la metió otra vez, de una sola metida, yo aullé de calentura y placer. 

Con la nueva posición yo me empecé a mover mas libremente y por unos segundos me moví sobre su verga cogiéndome yo solo, él me daba de nalgadas, disfrutando el movimiento de mi cuerpo.

--"Que rico te mueves..." me dijo en voz baja y levantó mi brazo izquierdo para chuparme la axila, haciendo que yo me sacudiera, QUE RICO se sentía, nunca me lo habían hecho.

La cogida que Armando me estaba dando no me la había imaginado ni en la mejor de mis masturbadas en la soledad de mi cuarto, donde me la había jalado pensando en él, en lo formidable que debería ser coger con tremendo macho. 
Ahora cuando me masturbara pensando en él, lo iba a hacer recordando las dos veces que me había reventado el culo.

--"No creo aguantar mucho mas... tu culito se siente muy rico, me voy a venir pronto..." me susurró él al oído y sus bombardeos se hicieron mas intensos.

--"Siiii, así.... párteme el culo en dos.... duro, bien duro...." le pedí yo casi gritando.

Armando me levantó de la cama y me acomodó en posición de perrito y me la volvió a ensartar... toda.
Hasta el fondo. 
Me siguió dando verga, mientras me abrazaba por detrás y yo sentí un recorrido electrizante por todo mi cuerpo cuando su pecho me aprisionaba la espalda.

--"Nunca he tenido mi verga adentro de un culito así de rico como el tuyo..." me murmuró al oído derecho y luego me lo mordisqueó.

Yo no podia articular palabra de tanto placer, Armando me estaba taladrando el culo de una manera impresionante, dejándome saber que así cogen los  verdaderos Machos a sus hembras.
Nuestros pulsos estaban muy por arriba de lo permitido, una presión a punto de estallar.

--"Quiero que nunca olvides las 2 cogidas que te di. . . nunca nadie te volverá a dar verga de ésta manera. . . nunca."

El climax se acercaba, yo sentí su cuerpo estremecerse, me empecé a jalar mi verga mientras Armando me destrozaba el culo con la suya.
Nuestras respiraciones agitadas fueron el principio de los espasmos de placer que recorrieron nuestros cuerpos cuando los dos nos empezamos a chorrear, Armando en mi culo y yo sobre la cama.

--"Papacitooooo..." grité yo trastornado de placer y por primera vez lo llamé PAPACITO en voz alta. 

Armando me abrazó más fuerte mientras se chorreaba adentro de mi.

--"Siento tu leche caliente llenando mi culo... dámela toda Papacito..."

Nos quedamos inmóviles por varios segundos, Armando me empezó a sacar su verga y yo presioné los músculos de mi culo para sacarle hasta la ultima gota de leche.

--"Te esta escurriendo... tienes el culo lleno de mi leche. . ." exclamó él maravillado. 


Yo me pasé mi mano derecha por mi raja de macho para llenarme los dedos con su flechita y luego me los chupé, para probar por ultima vez su leche.
Este era nuestro ultima encuentro. Nuestra ultima vez. Así lo había decidido Armando.

--"Nunca voy a olvidar ni la primera noche que estuve con Usted, ni mucho menos ésta... nuestra última vez...." exclamé yo dándome una vuelta para quedar frente a frente. "Gracias por hacer realidad uno de mis 2 sueños..." le agradecí yo mirándolo fijamente.

--"Cuál es tu otro sueño?" quiso saber Armando y me sorprendió su interés.

--"Conocer la tierra donde nacieron mis padres..." le contesté yo.

En realidad eran 3 sueños, pero el tercero no se lo podía contar, porque se trataba de su suegro, de Don Enrique, de que Don Enrique me cogiera. Ya le había mamado la verga y me moría porque me la metiera por atrás.

La lluvia volvió a subir de intensidad. Armando caminó hasta la ventana, yo lo seguí con la mirada, deleitándome con su caminado de Macho, de Hombre Seguro de si mismo.
Después de disfrutar de aquella hermosa vista, que se hacia mas hermosa bajo la luz de la noche tormentosa, caminé lentamente hacia él, me detuve a un lado suyo, Armando me abrazó por detrás y yo restregué mi cuerpo en el suyo,  recargué mi cabeza en su pecho, segundos después Armando entrelazó sus manos con las mías y me las apretó.
Nos quedamos en silencio escuchando el himno melodioso de la lluvia, observando la naturaleza hacer despliegue de su fuerza.
La noche. . . la lluvia. . . testigos y cómplices de nuestra ultima vez.

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El Sol brillaba en todo su esplendor, solo la tierra mojada con charcos de agua era el recordatorio de la gran tormenta que había caído la noche anterior; el cielo estaba limpio y claro.
Yo había amanecido muy contento y como no estarlo después de la gran noche que había pasado en mi cama al lado de Armando.

--"Andas con una sonrisa de oreja a oreja." remarcó una de la muchachas que me ayudaba en la cocina.

Solo sonreí en respuesta, no tenia que darle explicaciones a nadie. Me enfoqué en preparar el desayuno para todos los trabajadores y la comida especial para recibir a Doña Martita y a sus hijas.
Don Enrique y Armando se habían ido a ver el ganado muy temprano y ni siquiera habían desayunado; tenían que estar de regreso a la hora de la comida para recibir a sus esposas. Los dos estaban emocionados por volver a verlas.

Mientras esperaba a que la comida saliera del horno, me puse a preparar el comedor principal, que la mesa estuviera inmaculada como le gustaba a Doña Martita.
Este lugar no se usaba todos los días, solamente cuando la Señora de la Casa estaba de visita; ella y Don Enrique habían decorado ésta área de la casa hacia mucho tiempo, tenia el toque de ellos dos, la mesa no era muy grande, para el dinero que tenían todo podía ser un poco mas lujoso, pero a Don Enrique le gustaba lo sencillo. A ella no tanto.
Yo había escuchado decir que la casa de la ciudad si era muy lujosa y elegante, que tenia  todo el toque de Doña Martita, pero que aquí en la hacienda ella había permitido que se decorara mas al gusto de su esposo.
Luego de que el comedor quedó listo, subí a las recamaras de Don Enrique y de Armando, traté de no distraerme pensando en la vez que Armando me había cogido en su cama y cuando se la había mamado a Don Enrique en la suya.
Hoy en la noche Armando iba a dormir con su esposa, le haría el amor hasta el amanecer. Hoy en la noche Don Enrique también haría lo mismo con la suya.
Fui a la recamara de la Señorita Samanta para asegurarme que las muchachas de la limpieza la hubieran dejado lista y arreglada. Cuando todo estaba en perfecto orden, bajé a la cocina; mientras bajaba las escaleras alcancé a escuchar las voces de Don Enrique y Armando que estaban en la sala.

--"Quieren algo de tomar mientras llega Doña Martita y sus hijas?" les pregunté yo tratando de sonar lo más normal posible. No podía distraerme mirando los cuerpos hermosos de aquellos dos sementales.

--"Yo quiero un vaso de agua fría." contestó Don Enrique con la misma seriedad de siempre.

--"Yo no, Gracias." contestó Armando sin mirarme, era obvio que estaba tratando de no verme.

Yo caminé hasta la cocina y podía sentir la mirada de uno de ellos clavada en mi trasero, pero no podía voltear para averiguar QUIEN era.
Regresé con el vaso de agua fría para Don Enrique lo más rápido que pude y al entrar a la sala Armando me recorrió con la mirada aprovechando que su suegro estaba distraído haciendo unas cuentas. Nuestras miradas se cruzaron brevemente y él esquivó la mirada haciendo como que buscaba algo en su celular.

Yo le di el vaso de agua a Don Enrique y sentí una sacudida electrizante cuando sus dedos rozaron mi mano.

--"Mañana quiero que vayas conmigo al pueblo." me dijo Don Enrique antes de darle un trago al vaso de agua. "Nos vamos a ir temprano porque tenemos mucho que hacer."

Me dieron ganas de preguntar por qué quería que yo fuera, pero no lo consideré prudente y solo asentí con la cabeza. Don Enrique era el patrón, yo el empleado.
Cuando me di la vuelta para regresar a la cocina no pude evitar ver a Armando y lo sorprendí mirándome, se veía tan CHULO, chingonamente HOMBRE con su ropa de vaquero y su sombrero; ésta vez fui yo quien esquivó su mirada porque sino iba a terminar corriendo a abrazarlo, a besarlo, a arrancarle la camisa y el pantalón; salí de la sala rápidamente mientras imágenes de lo que habíamos hecho él y yo anoche me llenaban la mente y me sacudían el cuerpo.

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Las campanadas del reloj central de la Casa Grande marcaban las 4 de la tarde. Era un reloj muy grande y muy antiguo, sus campanadas se escuchaban por toda la casa; a pesar de ser una reliquia funcionaba como si fuera nuevo.
Doña Martita y sus hijas ya habían llegado y después de comer se habían retirado a sus cuartos a descansar. Yo me encontraba limpiando los muebles que estaban en la terraza de la planta alta de la casa, preparando todo para que cuando Doña Martita saliera a tomar el té, encontrara todo limpio como a ella le gustaba.
Ella decía que ésta era el área de la casa que más le gustaba porque desde aquí se apreciaba una vista panorámica fascinante de la hacienda y sus alrededores.
Estaba a punto de terminar de limpiar cuando escuché las carcajadas de una mujer, provenían del patio, me asomé con discreción y eran las carcajadas de Sara, la esposa de Armando, estaba con él y se preparaban para salir en su camioneta.
Me sudaron las manos cuando lo vi a él. QUE MACHO MAS CACHONDO. Por donde se le viera era perfecto. Se había cambiado de ropa, ahora traía puesto un pantalón más ajustado y una camisa negra. Del lado derecho se veía bien PAPACITO.
Del lado izquierdo se veía bien PAPACITO, por donde lo miraras era un un Semental,
Me volvían loco sus tremendas nalgas y sus piernas que parecían de acero.

Anoche yo me había dado gusto besando, lamiendo, chupando y acariciando ese cuerpo perfecto de semejante Macho.
PAPACITO, mil veces PAPACITO.

Sentí algo feo en la boca del estomago, ya nunca lo volvería a tener en mi cama temblando de deseo y de placer como lo tuve hacia menos de 24 horas. Tenia sus gemidos de Macho calenturiento grabados en mi, sus caricias se habían quedado tatuadas en mi piel.
Lo vi abrazar a su esposa y darle un beso, luego le abrió la puerta para que se subiera a la camioneta; en cuestión de minutos desaparecieron de mi vista. Que suerte tenia Sara y que mala suerte tenia yo.

--"Gracias por la comida, José..." la voz de Doña Martita me regresó a la realidad. La Señora acababa de entrar a la sala de la terraza y yo ni me había dado cuenta. "Todo excelente como siempre."

--"De nada, Doña Martita." le contesté yo sinceramente. La observé mientras ella caminaba por la terraza, no sé si estaba revisando que todo estuviera limpio o si simplemente estaba admirando la belleza del lugar. Era una mujer mayor pero no anciana, muy guapa y elegante, se veía muy bella con  su vestido blanco y su mascada de color rosa al cuello, un maquillaje leve y discreto, una Señora de la clase alta que contrastaba enormemente con Don Enrique. Los dos juntos se veían muy bien, pero por separado jamás nadie los hubiera imaginado como una pareja. Tenían muchos años de casados. Y cómo no ser feliz con un hombre como Don Enrique a su lado; a su edad seguía siendo un Semental y las fotos que yo había visto de cuando era joven había sido un PAPITO en toda la extension de la palabra.

--"Admiro tu entrega y disciplina, José. Tienes todo en perfecto orden, ésta casa funciona Gracias a Tî." exclamó ella al terminar su recorrido por la terraza. "Podrías traer el té con 3 tazas, mi esposo y mi hija Samanta tomaran el té conmigo."

--"Si Doña Martita, ahorita regreso." le dije yo y bajé a la cocina.

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Era de noche, a mi me gustaba la noche.
Y por la noche me gustaba mirar desde mi ventana como la oscuridad cubría de un color misterioso cada rincón de la hacienda.
La noche también me gustaba porque sentía que el sol me cuidaba a través de la luz de la luna.
Para mi el sol era mi Papá que me cuidaba desde el cielo y lo hacia todo el día
y la luna era mi Mamá que me cuidaba desde el cielo y lo hacia toda la noche.


Era fascinante ver la majestuosidad de la luna en medio de las nubes, el cielo oscuro era el complemento ideal. Me podía pasar horas mirando ésta vista inigualable de la naturaleza. Pero hoy estaba cansado.
Había sido un dia largo y no había dormido casi nada la noche anterior, pero había valido la pena. Por Armando cualquier cosa valía la pena. Jamás iba a olvidar las 2 veces que me había cogido, las 2 veces que había conocido el placer más grande que puede alcanzar un ser humano.
Durante la cena no lo había visto ni a él ni a Sara, no sé a donde habían ido pero aun no regresaban. También durante la cena Don Enrique me había confirmado la hora en la que íbamos a salir para el pueblo. Después de un merecido baño y de observar un rato la noche me metí en mi cama a descansar.
Abrasé la almohada que Armando había usado ayer, aun tenia su olor, su esencia, me dormí abrazado a ella toda la noche. Era como estar abrazado a él, soñar no cuesta nada.

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Don Enrique ya me estaba esperando afuera de la casa en la mañana, todo estaba en silencio, era aun muy temprano.

--"Buenos Dias, José." me saludó mientras me ayudaba a ponerle llave a la puerta principal de la Casa Grande.

--"Buenos Dias!! Disculpe si estoy atrasado." exclamé yo nervioso de tenerlo tan cerca; el señor tenia un magnetismo que lo hacia imponente. Era de estatura alta y cuerpo fornido, imposible de ignorar.

--"Es buena hora." me aseguró él. "Estamos en buen tiempo."

Caminamos juntos hasta su camioneta, yo disimuladamente busqué la de Armando para ver si había regresado; y si, estaba estacionada al lado del carro lujoso e importado de su esposa Sara. Yo no los había escuchado llegar, el cansancio me había vencido.

--"No me vas a preguntar a qué vamos al pueblo?" me preguntó Don Enrique cuando nos subíamos a su camioneta.

--"Queria preguntarle eso desde ayer pero no me atreví, yo soy su empleado y..." Don Enrique no me dejó terminar porque me interrumpió.

--"José, tu eres más que un empleado. Si trabajas en la hacienda es porque así lo decidiste tu mismo." me recordó EL con la firmeza que lo caracterizaba. "Tus padres fueron una parte importante de mi familia, por ellos yo estaba dispuesto a pagarte una carrera universitaria."

--"Lo sé y se lo agradezco. Pero el campo y la hacienda son todo para mi." le aseguré con completa sinceridad. "Aquí nací y crecí, no podría vivir en otra parte."

--"Nunca vuelvas a decir que eres solo un empleado." me pidió él y arrancó su camioneta. "Hazme la pregunta."

--"A qué vamos al pueblo?" pregunté yo intrigado y lleno de curiosidad.

Don Enrique me miró de reojo conteniendo una sonrisa, Don Enrique era muy serio, pero aun así era muy atractivo, pero cuando sonreía era completamente irresistible.

--"Vamos a comprarte un carro." exclamó y volteo a ver mi reacción.

Y mi reacción fue de asombro e incredulidad. Un carro para mi?? Pero yo no sabia manejar, para qué necesitaba un carro??

--"No entiendo..." exclamé yo asombrado.

--"Te he estado observando por mucho tiempo y me he dado cuenta que nunca sales a ninguna parte. Eres muy joven y no es normal que siempre estés encerrado en la hacienda." me dijo e inesperadamente me dio una palmada en el hombro izquierdo. "Llegué a la conclusión de que no vas al pueblo los Domingos con los demás trabajadores porque algunos se burlan de ti y te dicen José Mujer."

Yo me puse tenso y EL se dio cuenta.

--"No quiero que te sientas avergonzado ni ofendido. Yo te acepto y te respeto como eres. Quiero que lo tengas muy claro." y me extendió su mano derecha en señal de apoyo, yo no supe qué hace por unos segundos, pero reaccioné de inmediato y la estreché con la mía.

--"No se preocupe Don Enrique, no me ofende ni me avergüenzo tampoco." respondí yo con seguridad. Don Enrique me estrechó la mano con fuerza. Me sentí bien, me sentí apoyado y por absurdo que parezca, también protegido.

--"Con el carro vas a poder ir al pueblo solo y cuando tu quieras."

--"Pero yo no sé manejar."

--"Armando o yo mismo te podemos enseñar." me prometió EL y mi corazón palpitaba aceleradamente al imaginarme a cualquiera de los dos enseñándome a manejar. "No será un carro del año, pero casi nuevo y a tu gusto." me dijo guiñando un ojo.

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Era muy tarde cuando regresábamos a la hacienda, habíamos pasado todo el día viendo carros, en el pueblo de nosotros no encontramos lo que buscábamos, tuvimos que ir a otro que estaba mas retirado, después de buscar y buscar, finalmente y encontramos uno que nos gustara a los dos. Porque de acuerdo a Don Enrique yo iba a elegirlo, pero yo no sabia nada de coches, así que su opinión y conocimiento era importante y decisiva para mi elección.

A lo lejos se miraba un enorme fuego y el trafico sobre la carretera se iba deteniendo y haciéndose muy lento. Algunos vehículos hasta se estaban dando la vuelta para regresarse.

--"Parece que hay un accidente muy grande." exclamó Don Enrique.

El ruido de ambulancias y camiones de bomberos se escuchaban cada vez más cerca, Don Enrique hizo su camioneta a un lado para que pasaran.
Estuvimos detenidos esperando a que el trafico avanzara, pero llegamos a un punto en que se detuvo completamente.
Cada vez eran más los vehículos que se estaban regresando, Don Enrique le hizo una señal a un carro de policía para averiguar que estaba pasando.
Las noticias no eran buenas, un trailer de 18 ruedas que transportaba petróleo se había volcado e incendiado, la carretera iba a estar cerrada por tiempo indefinido, mínimo toda la noche.
La via alterna para regresar a la hacienda era un camino de 4 horas.

--"No vamos a poder regresar a casa, estoy cansado, está oscureciendo y no me gusta manejar de noche." aseveró Don Enrique. "Voy a llamar a la casa para avisar." y tomó su teléfono celular para llamar.

Yo me preguntaba en dónde íbamos a pasar la noche. Mi pregunta quedó respondida cuando EL le contestaron su llamada en la hacienda.

--"No te preocupes mujer, nosotros estamos bien, simplemente no hay manera de cruzar el área del accidente y no voy a manejar tantas horas de noche. Al amanecer si no se ha despejado la carretera entonces haremos el viaje por la vía alterna." le informó Don Enrique a su esposa. "Nos quedaremos a dormir en uno de los hoteles que están a la salida del pueblo."

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Estábamos muy lejos de la hacienda, pero no estábamos lejos del segundo pueblo al que habíamos ido a buscar el carro; encontrar un hotel no fue difícil.


Don Enrique rentó un cuarto con 2 camas dobles. Ya habíamos cenado, así que lo único que quedaba por hacer era ver un rato la TV y dormir.

Don Enrique estuvo haciendo unas llamadas a sus trabajadores y yo no podía dejar de mirarlo despistadamente, para su edad se mantenía estupendamente, ya quisieran muchos llegar a su edad y verse así de bien.
Me mordí los labios cuando lo vi por detrás, recordé la vez que le había chupado la verga en su cuarto. Inevitablemente me empecé a calentar. Quería volver a mamarcela, pero no sabia como dar el primer paso.
Se me vino una idea a la mente.
Me metí a bañar mientras Don Enrique seguía hablando por teléfono. El agua recorriendo mi cuerpo desnudo me calmó un poco las ganas de macho que traía. Del otro lado de la pared estaba un Macho maduro que me aceleraba la presión, me sentí mal por desearlo, porque Doña Martita no se merecía esto que yo sentía por su esposo.

Terminé de bañarme, antes de salir del cuarto de baño me envolví en una toalla de la cintura para abajo; cuando abrí la puerta no se escuchaba el ruido de la TV, estaba apagada y el cuarto estaba oscuro. Dónde estaba Don Enrique??
Giré a la derecha y lo vi, se había quitado su camisa y me estaba sonriendo.
PAPITO. RICURA. DELICIA.

--"Ahora me toca bañarme a mi..." me dijo mientras recorría mi cuerpo semidesnudo con la mirada. Yo me hice a un lado para que pasara, EL pasó a mi lado y me susurró al oído: "Terminaste de bañarte muy rápido." y se metió a bañar.

Yo me quedé inmóvil por unos segundos, electrizado con su cercanía y con sus palabras. Mi primer impulso fue ir tras de EL y bañarnos juntos, pero mejor opté por quitarme la toalla, la aventé sobre una silla, prendî una de las lamparas que estaban en los buros y me metí a la cama a esperarlo, boca abajo, para que cuando saliera del cuarto de baño lo primero que viera fuera mi trasero.
La espera se me hizo eterna, pero Don Enrique no demoró en salir, lo miré de reojo y estaba completamente encuerado y con la verga semi erecta.
PAPACITO metemela toda, pensé yo.

Se estaba deleitando con mi trasero, me estaba mirando de la misma manera que me había visto por primera vez desnudo en las regaderas de la hacienda. Caminó lentamente hasta mi cama. Yo estaba temblando, ahogado en la sensación de morbo y lujuria, esa sensación de lo prohibido, de saber que estas a unos centímetros de distancia de un hombre desnudo que esta caliente por ti y tu por él. La tensión sexual al máximo y la calentura comiéndonos por dentro.

--"Tienes unas nalgas hermosas, José..." exclamó EL parado a la orilla de la cama, su voz masculina y ronca. "No he podido dejar de pensar en la vez que te vi desnudo por primera vez en las regaderas."  me confesó y yo me moría porque me tocara, porque me acariciara mi trasero. "Me he sentido culpable por pensar en ti de ésta manera y cuando me la mamaste en mi cuarto aquella noche solamente sirvió para confirmarme a mi mismo que soy un sucio y un depravado..."

--"Ni es sucio ni es depravado..." lo interrumpí yo, las manos me sudaban y el corazón se me iba a salir por la boca. "Yo le ofrezco mi cuerpo porque es mi decisión, Usted no me obliga a nada que yo no quiera hacer..." le dije yo con la respiración entrecortada.

Don Enrique pasó una de sus manos por encima de mis nalgas, una caricia lenta, suave y provocadora; hizo que se me erizara la piel. Su mano era grande, fuerte y rasposa, mano de hombre de campo, de hombre entregado a su trabajo. Tragué saliva y mi cuerpo ardía.

--"Tienes una piel suave, joven y magnética..." exclamó EL con la respiración también entrecortada; también estaba ardiendo de ganas como lo estaba yo. Y la caricia lenta, suave y provocadora fue subiendo de intensidad para convertirse en una caricia firme, decidida y posesiva.

Yo necesitaba más,  necesitaba aquel cuerpo de hombre maduro y cachondo a un lado del mío, arriba del mío, adentro del mío. Levanté mi mirada para verlo a la cara, PAPACITO LINDO, su rostro reflejaba la misma calentura que yo, la lujuria en cada una de sus expresiones. Nos miramos fijamente, se metió un dedo en la boca, lo sacó con abundante saliva y me lo metió en el culo.


--"Ya conocí el placer que da tu boca, ahora quiero conocer el placer que da tu culito..."

Sus palabras me estaban desquiciando y su dedo adentro de mi me electrizaba con un dominio perfecto.

--"Yo quiero que Usted conozca ese placer, porque yo me muero por conocer el que da su verga también..."

Mis palabras lo estaban desquiciando; sentí los vellos de su brazo y su mano sobre mis piernas y mis nalgas, me estremecí de pies a cabeza y Don Enrique aprovechó para meterme otro dedo, aumentando al doble mi sensación de placer.

--"Quiero comerte un rato el culito... Puedo??" me preguntó con esa caballerosidad que lo caracterizaba.
PAPITO. MACHO.

--"No me tiene que pedir permiso..." le contesté yo levantando mi trasero. "Es todo suyo, Patrón..." exclamé yo totalmente extasiado y eso que aun no me metía la verga. Esto era solo el principio.

Don Enrique me sacó lentamente sus dos dedos, luego me dio un apretón en ambas nalgas.

--"El Patron tiene hambre de culo y se las va a quitar ahorita mismo..." murmuró mientras se inclinaba para empezar a comerme mi raja de hombre; su bigote tocó mi trasero antes que sus labios, y yo gemí como las fieras en celo. Y cuando sus labios y su lengua comenzaron a lamer una nalga primero y luego la otra tuve que agarrar una almohada para morderla y no gritar, porque no me podía arriesgar a que me oyeran los del cuarto de enseguida. Me estuvo torturando por varios segundos antes de lamerme el culo y cuando finalmente lo hizo el efecto fue avasallador, su lengua tibia me lengüeteaba mi raja mientras sus manos me masajeaban las nalgas y los testiculos.

--"Mmmmm....." gemidos y mas gemidos, los suyos y los míos en una mezcla de sincronia intensa, no ensayada ni pensada; mezcla de almas poseídas por el deseo, el morbo, la locura de la carne.

Yo seguia acostado boca abajo sobre la cama y EL a la orilla, moví mis manos para acariciarle sus piernas velludas y fuertes, lo hice sacudirse con mis caricias; lo que también hizo que aumentara sus lamidas sobre mi culo convirtiéndose en chupadas ruidosas, el Patrón estaba hambriento y estaba saciando sus ganas conmigo.

--"Quiero que me la meta... quiero que mi culo se llene de su verga, Patrón..." le pedí yo con desesperación mientras tomaba su verga dura y hermosa con mi mano derecha.

--"Te la voy a meter, pero déjame comerte el culito por un rato más..." exclamó EL limpiándose la saliva que le escurría por la barbilla, estaba disfrutando de su banquete a manos llenas y su banquete era Yo... Yo que estaba conociendo caminos del placer que nunca nadie me había enseñado antes. Levanté otra vez mi trasero y Don Enrique aprovecho para meter una mano por debajo de mi cuerpo y apretarme la verga.

--"Oooooh...." yo ahogué mi grito mordiendo la almohada, que ricura sentir su mano en mi verga mientras seguía comiendo mi culo a mordidas y chupadas, su barba me raspaba las nalgas pero era un placer indescriptible, un placer que yo no quería que se terminara. Mi raja de hombre humedecida por su saliva.

--"Creo que ya estas listo para que te la meta, ha llegado el momento de que mi verga conozca el placer de tu culo..."

--"Y de que mi culo conozca el placer de su verga..." exclamé yo como perra en brama. Don Enrique me pasó su lengua por toda mi raja de hombre antes de acercarme su verga a mi cara, yo la seguia sujetando con mi mano, como si se me fuera a ir. "Chupamela un ratito y luego te la meto..." me pidió y yo inmediatamente me le fui encima para devorar aquel hermoso trozo de carne que babeaba pre semen a doquier.

--"Se la voy a chupar hasta dejarla bien lubricada para que me la meta, Patrón..." susurré yo y seguí chupando, lamiendo, saboreando su deliciosa verga; haciendo que Don Enrique se sacudiera de infinito placer.

--"Aaaaahhhh.... si, así que rico sigue no pares...." me pedía mientras me metía su dedo lleno de saliva por mi culo.  "Tu culito esta más que listo para recibirme..."

Le segui mamando la verga por unos minutos más mientras EL me seguía deseando, asegurándose de que mi agujero estuviera abierto y lubricado para recibirlo.
Yo ya no podia esperar más, me estaba muriendo por sentir su verga adentro de mi culo, estaba temblando de emoción, por primera vez Don Enrique me la iba a clavar, parecía un sueño pero era una realidad.

--"Metamela... ya no puedo esperar más, Patrón..." le supliqué yo.

--"Yo tampoco puedo esperar más..." me aseguró EL antes de meterse en la cama, yo me moví un poco para hacerle espacio.

--"Quiero que te montes arriba de mi verga, que me cabalgues la reata..." me susurró al oído mientras me acariciaba el trasero y la espalda. "soy tu Potro... montate arriba de mi..."

--"Usted es Mi Potro y yo su yegua..." exclamé yo trastornado de morbo y calentura.

Don Enrique me acariciaba todo el cuerpo, luego se acomodó en el centro de la cama agarrándose su verga, mostrándomela para que viera bien lo que estaba a punto de comerme por el culo; se echó saliva en su mano derecha y se la frotó sobre su grueso trozo de carne, la saliva escurría por todas parte, su verga esta lista y mi culo también.
Yo me acomodé para subirme arriba de EL, para cabalgarlo, para montar aquel Macho que se moría por penetrarme.

--"Ooooohhhh......" casi grité cuando me entró la cabeza de su verga, Don Enrique era un caballero y gran amante, me la fue metiendo despacio mientras me acariciaba la cintura, las nalgas y el pecho, sus manos fuertes y duras sobre mi piel desnuda me ayudaron a relajarme y me fui comiendo poco a poco su gruesa y hermosa verga.

--"Si... así poquito a poquito, despacito cométela toda...." me susurraba con su voz ronca de Macho. Mi culo se fue adaptando, acostumbrando aquella invasión. Don Enrique me empezó a chupar los dedos de mi mano izquierda haciendo que yo me incendiara por dentro, haciendo que yo me empezara a mover sobre su verga ardiendo de hambre, de ganas de verga insaciables.

--"Aaaayyy. . . tengo toda su verga adentro de mi, Patrón. . ." exclamé yo extasiado mientras iba subiendo de intensidad mi cabalgata sobre la verga del hombre maduro más Macho que yo conocía.

--"Que rico te mueves. . .  que rico te la comes toda, José. . ." susurró Don Enrique agarrándome de la cintura con firmeza, yo tenia su verga bien ensartada y los dedos de mis pies curveados del placer que estaba sintiendo. "Sigue así, cabalgando la verga de tu Potro..." me dijo y luego me dio varias nalgadas.

--"Asi, siiiiii... deme más nalgadas, Patrón...!!" le pedí yo con voz entrecortada. Don Enrique me siguió nalgueando, yo no podía dejar de mirarlo, sus gestos de placer y de gozo me hacían moverme con mucha mas entrega y deseo. "Deme más fuerte. . . quiero que me deje las nalgas rojas. . ."

--"Mi yegua anda desbocada, necesita que la ponga en su lugar. . ." exclamó EL mientras me daba nalgadas mas duras y fuertes.

--"Así mero Patrón. . ." grité yo sin importarme si había gente en los cuartos de a lado, yo no podía callar éste inmenso gozo que estaba sintiendo; seguí montando al Potro maduro más sabroso que había en todos los alrededores.

Pasaron segundos, muchos segundos; pasaron minutos muchos minutos de su verga bien adentro de mi culo, de respiraciones entrecortadas y de cuerpos calientes y sudados; de rechinados de cama, de morbo desmedido y de calentura descontrolada.

--"Mi yegua ya hizo mucho trabajo, ahora le toca a su Potro hacer lo que falta..." susurró Don Enrique  tomándome de la cintura y preparándose para cambiar de posición. "No quiero que éste momento se acabe nunca..." me dijo y de un movimiento cuidado y preciso sin sacarme la verga me colocó sobre la cama, yo quedé abajo y EL arriba. QUE SENSACION MARAVILLOSA sentí con ese cambio de posición, me sentí indefenso contra la fuerza de aquel hombre, pero a la misma vez protegido y cuidado.

Ni el mejor de mis sueños, ni en la mejor de las masturbadas me había imaginado que así de intensa seria mi primera vez con Don Enrique. . .

--"No me la saque nunca, Patrón. . .!!" y aquel MACHOTE fuerte y sabroso me la metió toda cuando me tuvo abajo de EL, sometido, rendido.

--"Que rico tienes el culo, José. . ." exclamó Don Enrique mientras acomodaba mis piernas sobre sus hombros; el sudor le escurría por su cara, se lo limpió con su mano derecha y yo sin perder tiempo se la agarré para llevármela a la boca y chuparla, chupar y lamer su sudor, luego le soplé aire para secarla, hasta limpiarla. Don Enrique se sacudió de placer.

--"Desde aquella vez que te vi el trasero en las regaderas, una idea pervertida se me metió en la cabeza y me atormentaba. . ." me confesó mientras seguía con sus embestidas deliciosas. "Desde ésta noche ya no me va atormentar mas, porque es un placer que vale la pena vivir aunque sea una vez..."

--"Cuando Usted quiera volver a vivirlo, yo estaré siempre dispuesto..."

Don Enrique se empezó a mover con más fuerza, con locura.

--"Que rico que estas, Cabrón..." susurró y con su mano derecha me empezó a acariciar mi verga, yo me sacudí completamente.

--"Deme bien duro. . . que sus bolas reboten en mi raja, Patron. . ." aullé como aullar las lobas en la majada cuando las arrincona su lobo.

--"Muerdeme la verga con tu culito, aprieta y afloja. . ." me pidió mientras me complacía dándome mas duro, sus bolas rebotaban en mi trasero.
DELICIA COMPLETA.
DELICIA TOTAL.

Yo le empecé a morder, a apretar su verga con los músculos de mi culo. Nuestros cuerpos estaban unidos, compenetrados. Yo me retorcí sobre la cama y Don Enrique me la ensartó hasta el fondo, volví aullar; me agarré mis nalgas para abrirme mejor, para asegurarme que me la metiera toda, completamente toda.

--"Así, Patrón. . . durooooo. . . bien durooooooo, reviente mi agujero. . ." le pedí yo fuera de control.

Don Enrique seguia sus bombardeos sin ninguna clemencia, su vitalidad me tenia maravillosamente sorprendido. Sabia coger como los verdaderos Sementales; mis piernas y pies descansaban sobre sus hombros y se me erizó la piel de todo el cuerpo cuando me empezó a chupar los dedos de los pies.

--"Estoy cerca de venirme. . . no creo aguantar mucho mas, tu culo se siente demasiado sabroso para aguantar mas. . ." exclamó EL cuando terminó de chuparme los pies, pero sin bajar la intensidad de sus bombardeos anales.

--"Quiero toda su leche. . . quiero que se explote adentro de mi culo. . ." le supliqué yo con vehemencia.

--"Estas seguro?"

--"Si. . . quiero toda la leche de mi Potro. . . demela toda que su yegua esta lista y necesitada. . ."

Fueron unos minutos de prolongados e intensos bombardeos, de sensaciones recorriendo nuestros cuerpos en torbellinos de placer, de gozo, de felicidad. . . y llegó ese instante fugaz por el cual todos hacemos lo que sea por vivirlo, por experimentarlo una y otra vez, el instante donde ya no hay regreso. . . Don Enrique ejecutó varios bombardeos finales al mismo tiempo que con su mano derecha me jalaba la verga.

--"Aaaaaaaahh........  Aqui le va toda mi leche a mi yegua sabrosa, su Potro la va a llenar como a ella le gusta..... Ooooooooh...... "

Los 2 explotamos al mismo tiempo, EL adentro de mi culo y yo en mi pecho. Gritamos y gemimos de placer, alcanzando el alivio que nuestra calentura necesitaba.
Nuestras respiraciones aceleradas, nuestras miradas fijas una en el otro; contentos, satisfechos. El bullicio de la gente que caminaba por el pasillo del hotel se escuchaba a lo lejos.
Don Enrique me fue sacando su verga lentamente, sentí un vacío pero cuando EL se acostó a mi lado y me abrazó por atrás me volví a sentir completo.

--"Gracias..." me susurro al oído. "Tenemos que bañarnos otra vez. Pero ésta vez juntos. . ."

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DIAS DESPUES. . .

La cena con los platillos favoritos de Doña Martita y sus hijas había sido un éxito, ellas habían quedado encantadas con mi sazón.

--"Nadie sabe cocinar como lo haces Tu." aseguró Doña Martita al terminar la cena. "Solamente tu Mamá y de ella heredaste su destreza para la cocina."

Mañana se regresaban a la ciudad y ellas se merecían que yo me esmerara en atenderlas. También había preparado los platillos favoritos de Don Enrique y Armando; ellos también se merecían que los atendiera bien, por las "razones" que Ustedes ya conocen... je je je
Ambos me habían agradecido el detalle de manera normal pero sin mirarme a los ojos; lo cual yo entendía perfectamente, porque yo tampoco me atrevía a mirarlos fijamente delante de sus esposas.

Mientras las muchachas de la limpieza me ayudaban a limpiar el comedor, vi a las dos parejas  retirarse a sus respectivas recamaras. No podía dejar de mirar a Don Enrique y Armando, QUE SABROSOS se veían con sus pantalones cortos y sus camisas sin manga, recién bañados...listos para irse a dormir.
Excepto que yo estaba seguro que no iban a dormir mucho, porque seguramente tenían que hacer el amor con sus esposas, ellas se iban mañana y no las iban a ver en varias semanas.
Sacudi mi cabeza, no debía estar pensando en esas cosas. Lo que pasara ésta noche en esas dos habitaciones era normal y lógico. Sin embargo sentí un vacío en la boca de mi estomago. Salí rápidamente del comedor y regresé a la cocina, mi lugar favorito de la hacienda.


Y no me fui a mi cuarto hasta que quedó todo limpio y en orden. Exageré limpiando, pero necesitaba despejar mi mente, no podía dejar de pensar lo que estaba pasando en la recamara de Don Enrique, tampoco podía dejar de pensar lo que estaba pasando en la recamara de Armando.
Fue una larga noche, porque no me podía quedar dormido, después de bañarme me la jalé 2 veces, una recordando la ultima vez que Armando y yo habíamos cogido y la otra recordando la primera y única vez que Don Enrique me había cogido en el cuarto de hotel. Cerca de la madrugada pude conciliar el sueño.

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2 MESES DESPUES. . .

Las largas jornadas de trabajo habían terminado, la época de cosecha había sido exitosa y fructífera. Don Enrique estaba muy contento y para celebrarlo hoy se estaba llevando acabo la acostumbrada fiesta que ponía fin a la temporada laboral más importante de todo el año.

La musica de Mariachi animaba la gran cena que yo había preparado con la ayuda de las muchachas. Había mucha cerveza y mucho vino.
Yo observaba todo desde una de las ventanas de la Casa Grande. Durante los siguientes días todos los trabajadores temporales iban a regresar a sus pueblos, con sus familias.
Mañana Armando iba a regresar a la Ciudad con su esposa, eso me tenia muy triste, porque aunque nunca habíamos vuelto a coger, yo me reconfortaba mirándolo todos los días; él había cumplido su palabra y no me había vuelto a buscar. Don Enrique tampoco había propiciado ningún encuentro entre nosotros.

Esta noche yo andaba caliente, necesitaba mamar verga y que me la metieran, mi cuerpo me lo pedía, lo necesitaba. Ya había aprendido a manejar, mañana tenia que ir al pueblo a buscar algo de diversión.; aunque quería ir ahora, no podía, tenia que estar al pendiente de que todo saliera bien en la fiesta.

Era ya muy entrada la madrugada cuando la fiesta terminó, estaba tan ocupado que no me di cuenta cuando Armando se había retirado a su cuarto.

--"Gracias por todo, José. Una gran fiesta como siempre." me dijo Don Enrique antes de irse a su cuarto.

--"De nada, Patron." exclamé yo sinceramente.

No había nadie, todos se habían ido a descansar; estábamos EL y yo solamente.

--"Si quieres ir a mi cuarto después de que te bañes, voy a dejar la puerta sin llave..." me dijo en voz baja y me dio una nalgada. "Ando con ganas de montarme una yegua..."

No me dio tiempo de contestar porque desapareció de mi vista, a mi se me puso dura la verga y se me acelero el corazón, desde temprano yo andaba caliente y con ganas de coger; para mi buena suerte no iba a tener que esperar hasta mañana que fuera al pueblo, porque en unos minutos me iba a quitar las ganas con Don Enrique.

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Terminé de hacer todos los pendientes y me fui a mi cuarto a darme un baño, tenia que estar limpio y fresco para irme a meter a la cama de Don Enrique, se me hacían eternos los minutos.
Salí de bañarme y no podía creer lo que estaba viendo. . .

Estaba ahi, parado a un lado de mi cama, casi desnudo, solamente traía unos calzoncillos blancos que enmarcaban sus bien formadas y firmes nalgas.

--"No debo estar aqui... pero aquí estoy." me dijo recorriendo mi cuerpo con una mirada fija y penetrante, yo estaba envuelto en mi toalla.

Armando estaba tomado, se había emborrachado en la fiesta. Se veía cachondo, era un PAPACITO y nadie lo podía negar. Mi presión arterial debía estar a mil. Yo no supe que decir, no dije nada.

--"Lo que pasó, no debió pasar. . . no puedo dejar de pensar en lo que hicimos. . ." me dijo acercándose lentamente hacia mi. Y fue cuando me di cuenta que traía un sobre en su mano derecha.

--"Lo que pasó entre nosotros es lo mejor que me ha pasado. . ." le aseguré yo. "Y tampoco puedo dejar de pensar en Usted."

--"No entiendo lo que me esta pasando, pero algo mas fuerte que yo me ha traído de vuelta a este cuarto. . . de vuelta a ti." exclamó con voz ronca cuando estuvo frente a mi, a centímetros de mi. Yo podía percibir el aroma de su aliento, de alcohol. La verga se me alborotó.

Armando tomó mi mano derecha y me puso el sobre que traía en la suya.

--"Qué es esto?" pregunté yo intrigado.

--"Abrelo. . ."

Con manos temblorosas abri el sobre, eran 2 boletos de avión, uno a mi nombre y otro a su nombre.
Yo lo miré a los ojos confundido, sin entender nada.

--"No entiendo nada." exclamé yo.

--"Dentro de una semana es tu cumpleaños. . ." me dijo mientras se quitaba su bóxer, en segundos quedó completamente desnudo. "Y quiero hacer realidad tu segundo sueño. . ."

Yo queria correr a abrazarlo, pero permanecí inmóvil por la sorpresa y por la emoción. Nunca antes mi cumpleaños había sido importante para alguien. Armando había averiguado mi fecha de cumpleaños y ahora me hacia un regalo inesperado.

--"Quiero llevarte a conocer la tierra donde nacieron y crecieron tus padres. . ." me dijo mientras me mostraba su hermoso cuerpo. "No me merezco ni siquiera una abrazo, Cabrón??"

Yo me quité la toalla y la aventé al suelo. Lo abrazé con fuerza.

--"Uno y mil más..." le contesté yo con un nudo en la garganta.

Armando era mucho más alto que yo, con facilidad me me levantó para cargarme y yo me le acomodé sin perder tiempo, lo abrasé por el cuello con mis brazos y su cintura con mis piernas.

--"Esto es una locura. . .y voy a ser el loco mås loco." me susurró al oído.

--"Yo quiero enloquecer con Usted. . ." le dije yo abrazándolo con más fuerza.

Armando me cargó en sus brazos hasta el otro lado de mi cama.

--"Quiero que me hagas lo que me hiciste la ultima noche que estuvimos juntos. . ." me pidió al oído mientras nos dejamos caer en mi cama.

Don Enrique me esperaba en su cuarto, pero no iba a poder ir a verlo, algo tendría que inventarle después, ahorita lo más importante era el MACHO DE MACHOS que tenia arriba de mi.

--"Le voy a comer el culo toda la noche. . ." le contesté yo lleno de morbo y de deseo.

--"Toda la noche no, pero un buen rato si. . . porque luego te voy a dar verga hasta el amanecer por ese rico agujero que tienes, Cabrón. . ."

C O N T i N U A R A










19 comments:

  1. Que buena historia, como siempre. Me gustaria que hicieras una segunda parte. Quiero saber que pasa con Don Enrique jajaja

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  2. El relato más caliente que leí hasta ahora me la jale varias veces mientras la leia��,me gustaría leer una tercera parte de él ranchero para saber que paso del patrón sabroso ����

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  3. Estuvo bueno todavia sale una tercera parte

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  4. Ufff deliciosa historia que envidia le tengo a jose yo también quisiera estar con dos hombres como esos

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  5. Armando fue el ganon, pero don Enrique debería haber una despedida para él!

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  6. Me encantó! Me identifico mucho con José. (También tengo el gusto por los machos maduros)

    Espero tu próxima historia

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  7. Dios. Es lo más exitante que e leído sin duda alguna,y balla que tus istorias son exitantes pero esta. Me deja sin aliento. Espero la continuación con ancias

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  8. Neta k envidia yo también quiero dos machos así!!

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  9. woowww que relato, super caliente me encanto, esta historia le hace falta una tercera parte. Muchas felicidades

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  10. Todos deseamos una tercera parte please.!! Anda sí.!!

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  11. Ojala y se quede con armando la verdad me gusto ese relato estuvo uff muy caliente sigue así con tus relatos eróticos y calientes

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  12. La verdad es que si todos esperamos una tercera parte, he leído todos tus relatos y me encantan pero este, wow. Esperamos pronto la continuación y si no por lo menos una historia igual o mas caliente que está.

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  13. De verdad que si!! una tercera parte igual de erotica no vendria nada mal, porque el final de Don Enrique es como incierto y despues del regalazo del carro no creo que se lo merezca!! Excelentes historias Saludos!!!

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  14. Según yo soy alguien visual que necesita imágenes para estimularse....pero este relato rebasó por mucho mi cachonderia.... Pues en medio de la lectura baje mi mano y estaba totalmente erecto mi pene....vaya talento para relatar!!

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  15. Que buen relato y me deja totalmente erecto el pene

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  16. SIN, PALABRAS ESPECTACULAR LO MEJOR

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  17. Wow recién estoy leyendo esta historias dios que ricas experiencia me la he jalado con esta segunda anecdota 4 veces

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