Tuesday, October 11, 2016

El Ranchero Parte 1

ADVERTENCIA:
Relato Erotico Gay. Mayores de 18 años Solamente. Lenguaje y fotografías EXPLICITAS. Contenido dirigido a una Audiencia ADULTA Gay!!


Antes que nada, Muchas Gracias por hacer un tiempo para leer mi relato. Voy a empezar por presentarme, me llamo José y tengo 20 años, soy huérfano desde los 12 años. Mi vida no ha sido fácil, pero aunque quedé huérfano siendo muy chico, tampoco me puedo quejar, porque no me ha faltado ni techo ni comida; todo eso Gracias a Don Enrique, el dueño de la hacienda donde trabajaban mis padres y donde vivo desde que ellos fallecieron. Gracias a él terminé la escuela primaria y la secundaria. Yo fui el que decidí no seguir estudiando, porque nunca he sido muy brillante para los estudios. Desde que terminé la Secundaria trabajo de tiempo completo en la hacienda.

Fisicamente no soy ni alto ni chaparro, una estatura media, ni flaco ni gordo, se podría decir que tengo todo decentemente distribuido, aquí les comparto unas fotos mias para que se den una idea de cómo soy.
Me gusto y acepto tal como soy, pero si tengo que elegir lo que más me gusta de mi cuerpo, les puedo decir que es mi trasero. Obviamente soy gay y como ya se habrán dado cuenta, sexualmente soy pasivo.

Soy algo afeminado, o quizá bastante... ja ja ja ja
Así soy y no me traumo ni me siento menos. Recuerdo que desde la primaria varios de mis compañeros de burlaban de mi por mi manera de ser, pero yo lejos de sentirme mal o dejarme humillar los enfrentaba.
Hasta la fecha, estoy consiente de que mucha gente habla y se burla de mi, la mayoría a mis espaldas obviamente, pero a mi me sigue valiendo un pito lo que la gente diga de mi.

Habiendo tenido la oportunidad de seguir mis estudios y hasta graduarme de una carrera, todo esto con el apoyo financiero de Don Enrique, fue mi decisión no hacerlo, lo que a mi de verdad me apasiona en la vida es cocinar, sí, leyeron bien, cocinar y desde muy chico empezé a trabajar en la cocina de la hacienda primero ayudando a mi madre y al faltar ella, a todas las demás cocineras, hasta que yo me quedé al mando de todo lo relacionado con las actividades domesticas de la hacienda. No hay persona que no haya probado un platillo preparado por mi que no le haya gustado, se puede decir que es "un don" que heredé de mi madre.

La hacienda en la que trabajo se llama Villa Del Real y está ubicada en uno de los estados del norte más prósperos de nuestro país. No estoy seguro de si la hacienda es la más grande y rica de nuestro estado, pero si puedo asegurar que está entre las 3 mas importantes.
La actividad productiva de la hacienda es la cría de ganado y la siembra de trigo.
Don Enrique ha hecho crecer la hacienda de una manera impresionante, el señor tiene una visión única para los negocios. Era un hombre de buen corazón pero era estricto, decidido, trabajador y muy disciplinado.
Todos los años en la época de cosecha, ocupaba a mucha gente que venia del sur del país a trabajar al norte, la mayoría hombres.
Era también la época más ocupada en la cocina porque había que preparar el desayuno, comida y cena para todos los empleados. Don Enrique les daba las tres comidas del día de forma gratuita; algo que casi nadie hace, pero es una tradición que él mantiene viva y que se inició desde sus antepasados.
Y es justo en esa época del año que inicia lo mas importante que les quiero compartir de mi relato.

Apesar del gran esfuerzo que implicaba hacer las grandes porciones de comida 3 veces al día, a mi no me importaba porque de verdad me gustaba lo que hacia. Y aunque mucha gente me criticaba por ser gay, la mayoría agradecía y le gustaba mi sazón para cocinar.

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La esposa de Don Enrique, cuyo nombre es Martha, pero yo de cariño le digo "Doña Martita" era buena onda conmigo, pero casi no pasaba tiempo en la casa de la hacienda, ella era mujer de la ciudad, de cuna de oro y vivía en la capital del estado junto a sus hijas, Sara y Samanta.
Sara ya se había casado hacia unos años y lo había hecho con un hombre muy pero muy guapo que se llama Armando, él venia a la hacienda más seguido que las propias hijas de Don Enrique.
Le gusta mucho montar a caballo y se lleva muy bien con su suegro, aparte de que le ayudaba mucho con la hacienda, creo que Don Enrique lo veía como el hijo que nunca tuvo y Armando se había sabido ganar ese respeto y esa preferencia.

Armando tenia un porte y una masculinidad que era imposible no voltear a verlo. Conmigo siempre se habia portado muy amable y educado, nunca me ha faltado al respeto. Y eso lo hacia más atractivo. Debía tener como unos 37 o 38 años, estaba en su mero punto. Que envidia me daba Sara, con semejante hombre  a su lado.

Las manos me sudaban cuando vi que Don Enrique y Armando se acercaban hacia la casa grande montando en sus caballos después de ir a recorrer los campos de cultivo. Eran 2 ejemplares masculinos en toda la extensión de la palabra. Uno maduro y sabroso y el otro más joven pero igual de sabroso,

Me imagino que para ahorita ustedes ya se pudieron dar cuenta de que los dos me gustan bastante, cada uno en su tipo y con su diferencia de edad, eran simplemente irresistibles. Daría lo que fuera por estar con uno de los dos... lo que fuera!!

--"Ya está la comida?" me preguntó Don Enrique mientras se bajaba de su caballo y uno de los empleados se lo llevaba a las caballerizas.

--"Si. Ya está." le contesté poniéndome una mano en la frente para cubrirme del sol que estaba en su máximo esplendor.

--"Yo también tengo mucha hambre." exclamó Armando cuando se había bajado de su caballo.

--"Ahorita voy a pedir que les sirvan." le dije yo y me di la media vuelta para dirigirme a la cocina.

--"Espera José..." era la voz de Don Enrique.

--"Si, dígame Señor." contesté yo dándome otra media vuelta para quedar frente a él.

--"Hablé con mi esposa, va a venir dentro de 2 semanas, ella y mis hijas. Para que les preparen las habitaciones y recibirlas como se merecen."

--"Si, no se preocupe, todo estará listo para su llegada." le aseguré yo y tuve que tragar saliva cuando Don Enrique pasó a un lado mío, su presencia era imposible de ser ignorada, su perfume mezclado con su esencia de hombre me alborotaron la verga y el culo.

--"Vamos a comer, porque tengo mucha hambre." exclamó Armando pasando a mi lado siguiendo a su suegro.
Mi verga que se había alborotado con Don Enrique, se terminó de poner semi erecta con Armando. Aquellos dos hombres me calentaban, se me hacia agua la boca, deseaba bajarles los pantalones, arrodillarme y mamarles la verga. Los dos eran tremendos hombres y deberían tener tremendas vergas. Que suerte tenia Doña Martita de tener un esposo como Don Enrique. De igual manera yo envidiaba la suerte de su hija Sara por tener un esposo como Armando. Me mordí los labios observando a semejantes Machazos por detrás... Que espaldas tan amplias y bien formadas tenían, unas nalgas abultadas y unas piernas que parecían de acero.
#PAPACITOS

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Desde el balcón de mi cuarto que estaba en el segundo piso de la casa grande, al final de la parte derecha de la misma, pude ver las camionetas que iban llenas con todos los empleados que se dirigían hacia el pueblo.
Era Domingo y era su único día libre, la jornada de cosecha no era larga pero si era intensa, se tenia que trabajar 6 días a la semana para obtener un buen resultado. Pero el Domingo era sagrado, nadie trabajaba.
La casa estaba en completo silencio, creo que yo era el único que había decidido no ir al pueblo, la camioneta de Don Enrique tampoco estaba, seguramente se había ido temprano con su yerno a visitar a algún familiar a alguno de los ranchos de los alrededores. Era otro día soleado y hacia mucha calor.

Salí de mi cuarto y efectivamente, la casa estaba sola. Fui al jardín a regar las plantas, cocinar era mi trabajo en la hacienda, pero cuidar las plantas era mi pasatiempo favorito.
Doña Martita siempre me llenaba de halagos cuando venia de visita y me decía que debería dedicarme a la jardinería, que en la ciudad había gente que tenia empresas que se dedicaban a diseñar jardines para las residencias de la gente rica, que ella misma tenia alguien que había diseñado y cuidado el de su casa, inclusive varias veces me había invitado a ir para que le diera ideas; pero yo era feliz aquí en el campo, la ciudad no representaba ningún atractivo para mi. Nunca acepté ninguna de sus invitaciones.
Pero ella y sus hijas iban a venir de visita en 2 semanas y yo quería que el jardín de la hacienda estuviera en excelentes condiciones.
Después de varias horas podando y regando las plantas, terminé bien sudado, necesitaba darme un buen baño. Me quité la camisa y me fui hasta las regaderas al aire libre que había en la hacienda y que estaban ubicadas cerca de donde estaban las casas donde se quedaban los empleados temporales que ayudaban con la cosecha. Me quité el pantalón, el bóxer y prendî la regadera, el agua fresca sobre mi cuerpo era un alivio para el inmenso calor que hacia.
Estas regaderas las usaban los empleados, pero cuando no había nadie, a mi me gustaba venir aquí, se sentía muy rico bañarse al aire libre.
De pronto se me vino una imagen a la mente de los trabajadores bañándose, muchos de ellos eran guapos, debería ser un espectáculo fascinante ver a tanto hombre desnudo, me empecé a calentar y la presión del agua sobre mi cuerpo, pero específicamente sobre mi verga, hizo que se me pusiera bien dura.
Me la empecé a jalar, el jabón ayudó para aumentar las sensaciones exquisitas de mi mano sobre mi verga, luego de varios minutos de estarme dando placer a mi mismo, el momento climax llegó cuando cerré mis ojos y mi mente se lleno de imágenes de Don Enrique y Armando, imaginando lo cachondo que debería ser sus cuerpos sin ropa, completamente desnudos, imaginando lo sabroso que debería ser darles una buena mamada de verga, no pasó mucho tiempo y me vine a chorros de leche; me temblaban las piernas del gran climax que había tenido. Apagué la regadera y me recargué contra la pared para recuperar la calma. De pronto se escuchó el ruido de alguien que se acercaba, me asomé por una rendija para ver de quién se trataba; el corazón se me quería salir por la boca cuando vi quién era.
Era Don Enrique. Busqué una toalla para secarme y fue cuando me di cuenta que no había ninguna. Por unos breves segundos no supe que hacer, me puse mi gorra, Don Enrique estaba cada vez más cerca, de pronto se hizo un silencio y una idea se formó en mi cabeza.
No me puse mi ropa, quería que Don Enrique me viera encuerado, nunca me había visto así y ésta era mi oportunidad, me calentó la idea de que me viera sin ropa, yo no tenia idea de qué iba a ganar con ésto, pero la idea me pareció perfectamente morbosa y excitante. El silencio se me hizo muy largo, seguía sin escuchar ningún ruido, se me hizo extraño y me volví a asomar por la rendija, ya no vi a nadie. Dónde estaba Don Enrique??
Caminé hasta la orilla de la pared de madera de las regaderas y fue cuando lo vi, se había quitado su ropa y estaba completamente desnudo, mi presión arterial se aceleró.
Don Enrique se sorprendió al verme, no esperaba encontrarse a nadie, quizá pensaba que estaba solo en la hacienda, así como yo también lo había asumido, el señor se veía divinamente sabroso, era un hombre mayor pero estaba cachondamente apetecible, por alguna razón se había dejado el sombrero puesto y eso lo hacia verse mas rico,  no habían pasado ni 5 minutos de que me la había jalado  y ya se me había vuelto a poner dura la verga otra vez. Don Enrique también andaba caliente porque también estaba con la verga dura y afilada.
Nos quedamos mirando el uno al otro sin saber qué hacer o decir.
Fueron varios segundos de mirarnos fijamente, yo estaba nervioso, quise agachar mi cabeza, pero la calentura fue más fuerte y no lo hice, le sostuve la mirada.
Don Enrique fue el primero en recorrerme de arriba a abajo. Nunca me había mirado así, mi verga se terminó de poner bien dura y mi presión arterial estaba a punto de estallar, tener aquel semental completamente encuerado frente a mi me enloquecía, me trastornaba, por primera vez lo podia ver sin ropa, totalmente desnudo.  QUE HOMBRE TAN SABROSO, me quede maravillado viendo su verga, QUE HERMOSA Y SABROSA se veía su verga.
Yo queria probarla, saborearla, mamarla.

--"No sabia que había alguien aquí..." exclamó Don Enrique a modo de disculpa.

--"Ya terminé de bañarme, pero no me fijé que no había toallas." le dije yo para explicar mi desnudez.

--"Voy a dejarte solo para que te vistas..." me dijo EL pero no se movía ni dejaba de mirarme. Su verga seguía erecta.

 Yo caminé lentamente hasta donde estaba mi ropa, podia sentir la fuerza de su mirada sobre mi cuerpo, yo sabia que me estaba observando.

--"Voy a ir a la Casa a traer toallas para que Usted tenga con que secarse cuando termine de bañarse..." exclamé yo mientras me ponía la ropa sobre mi cuerpo mojado, obviamente mi camisa y mi short se me pegaron al cuerpo que aun le escurría el agua. "Ahorita regreso." le dije con voz temblorosa.

Don Enrique no dejaba de mirarme, cuando yo me le quedé mirando fijamente, EL esquivó la mirada; creo que quizá en ese momento se dio cuenta de que estaba haciendo algo que nunca había hecho antes??
Mirar a un hombre desnudo??
Mirarme a mi??
Qué estaria pasando por su cabeza??
Su verga seguia dura y afilada y me sorprendió que no estuviera haciendo ningún esfuerzo por esconder su erecciøn.

--"No te preocupes, José. Solo me voy a dar un baño rápido para refrescarme, hace mucho calor, no corre nada de aire, creo que ponerme la ropa sobre mi cuerpo recién bañado me ayudará a combatir éste calor que está haciendo." me dijo Don Enrique pero ésta vez sin mirarme y quitándose su sombrero para meterse a la regadera.

Yo me quedé hipnotizado mirando como el agua de la regadera recorría su hermoso y masculino cuerpo, como desearía ser yo el que lo recorriera con mi lengua, con mi boca. Sacudí mi cabeza.

--"Pero se puede enfermar, mi mamá decía que no era bueno no secarse después de bañarse..." le dije antes de alejarme. Tenia que alejarme o iba a terminar corriendo a abrazarlo por detrás y regalármele como la más puta de las putas.

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Cuando llegué a la Casa Grande, seguía vacía y en silencio, nadie había regresado de el pueblo. Me quité mi ropa, me sequé rápido para no enfermarme y regresé a las regaderas con toallas limpias, para que Don Enrique se secara.
Pero EL ya no estaba, sentí una frustración enorme, no debí haber perdido tiempo secándome, debí haber regresado de inmediato. Que coraje sentía conmigo mismo!!
Pero qué esperaba lograr?? Provocar a Don Enrique para que me la clavara?? De verdad creía eso??
Que tonteria de mi parte.
Don Enrique era un hombre heterosexual, casado, con familia y no le gustaban los hombres.
Pero entonces por qué me había visto de la manera como lo había hecho??
Me quedaba muy claro que NUNCA me había visto antes así... sin embargo no me quedaba claro el significado de esa mirada.

Acomodé las toallas, las cuales iban a ser usadas por los trabajadores más tarde cuando regresaran del pueblo o mañana antes de irse a trabajar a los campos de cultivo.

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Lo noche se acercaba,
el sol estaba escondiéndose,
mis ganas de Macho se desbordaban,
necesitaba sentir el cuerpo de un hombre sobre el mío.

Desde mi cama donde me había pasado largo rato leyendo, podia ver la bella vista que escenificaba la puesta del sol, era una de las cosas que mas me gustaba de vivir en el campo. Ya era tarde y la casa seguía en silencio, aun no regresaba nadie. Yo andaba bien caliente, masturbarme no era suficiente, necesitaba un Macho.
Justo estaba pensando en dónde andarían Don Enrique y su yerno Armando cuando se escucharon ruidos en la planta baja de la casa, debía ser Don Enrique que finalmente estaba de regreso, habían pasado varias horas desde que lo había visto en las regaderas. Los Domingos yo no cocinaba, pero me pareció lo correcto bajar a preguntarle si quería cenar.
Ni siquiera me percaté de que andaba con una camisa bien ajustada y unos shorts cortos y entallados, esa no era una ropa apropiada para andar por la casa, pero cuando me di cuenta ya estaba a mitad de las escaleras.
Cuando llegué a la sala, no fue a Don Enrique a quien encontré, sino a su yerno Armando. Me estremecí de pies a cabeza cuando lo vi con sus pantalones vaqueros azules y su camisa desabrochada... PAPACITO RICO!!

Armando estaba hablando con alguien en su teléfono celular, él no me había visto ni oído bajar las escaleras, por lo que me quedé inmóvil, esperando a que terminara la llamada para preguntarle si quería cenar.

--"No seas malita, muñeca... tomate una foto encueradita y me la mandas, hace dos semanas que no nos vemos..."

Por la manera en la que hablaba, debía estar hablando con su esposa Sara.

--"Quiero ver esas chiches sabrosas que tienes... andale, no seas malita...complaceme..."

Sus palabras y su tono de voz me estaban excitando sin poderlo evitar. Y tampoco ayudaba que me había quedado bien caliente desde que había visto a Don Enrique desnudo en las regaderas. La voz de Armando era ronca y masculina, pero la forma de como le hacia la petición a su esposa aceleró mi respiración.

--"Qué te cuesta? No seas así, estoy aquí solo, te necesito chiquita..."

No cabía duda de que andaba bien tomado y bien caliente. Algo que no era una buena combinación cuando tu pareja no estaba cerca. Le estuvo diciendo cosas ricas a su esposa pero ni así la convenció de que le mandara una foto sin ropa, al contrario, ella lo mandó a bañarse y a dormir. Cuando terminó la llamada, se dio la vuelta y me vio parado al pie de las escaleras.
Me recorrió con la mirada de arriba hacia abajo. Yo nunca había andado por la casa con ropa tan provocativa, pero me gustó que me mirara como lo hizo.

--"Holaa... José..." me saludó mientras se acercaba a mi y por su forma de caminar me di cuenta de que estaba medio borracho. Yo nunca lo había visto así antes. Pero se veía tan cachondo, tan hombre, tan Papacito.

--"Hola." le contesté yo medio nervioso. "Quiere que le prepare algo de cenar?" le pregunté.

Armando reflejó una sonrisa media picara y media cachonda en su rostro, una combinación de un galán, de un hombre seguro de si mismo, dueño del momento y se acercó a mi.

--"Dónde está mi suegro?" me preguntó y pude sentir el olor de la cerveza en su aliento, algo que no sé como explicar, pero me calentó percibir ese aroma de macho con alcohol. Papaíto, mil veces Papacito.

--"No lo he visto en todo el día, pensé que andaba con Usted..." mentí yo.

--"Yo me fui solo a dar la vuelta al pueblo..." me contestó acercándose más a mi. "No quiero cenar pero si quiero que me subas unas cervezas a mi cuarto." me pidió y sin que yo lo imaginara me dio una nalgada. "Apurate, Cabrón!!"

Me quedé sorprendido sin saber que decir, me sorprendió esa actitud de Armando, él se fue a su cuarto y yo a la cocina a buscarle sus cervezas; el corazón me palpitaba a millón por segundo.
Su nalgada me había erizado la piel, yo estaba consciente de que me había mirado detalladamente el cuerpo, sobretodo mis nalgas y mis piernas.
Subi a su cuarto lo mas rápido que pude, al llegar toqué a la puerta, estaba temblando, el apretón de nalgas que me había dado me había gustado y me había gustado mucho.
Estaba emocionado. Y estaba caliente.
 Muy caliente y alborotado.

--"Pasale..." exclamó Armando desde el baño de su recamara.

Yo entré con las cervezas y las puse sobre uno de los muebles que estaban al lado de la cama.

--"Aqui le dejo sus cervezas." le dije yo. "Si necesita algo mas, me dice."

Armando salió del baño, sin camisa y con el pantalón desabrochado. Tragué saliva dos veces.
UN PAPITO TOTAL.

--"Como ya te diste cuenta ando bien tomado, me podrías ayudar a quitarme las botas?"

Que rico pecho tenia, firme, plano y velludo, sus brazos fuertes y duros.
Armando se sentø a la orilla de la cama y yo me acomodé en el suelo para quitarle sus botas, primero la de su pierna derecha y después la izquierda, tuve que hacer un gran esfuerzo para no quedarme viendo su cuerpo que estaba mitad sin ropa, pero sin embargo mis esfuerzos de actuar "normal" no pasaron desapercibidos para él.

--"Por qué esquivas mi mirada?" me preguntó cuando le había quitado la ultima bota.

--"Yo...??"

--"Si, TU..." me contestó poniéndose de pie y sin más se empezó a desabrochar el pantalón.


Yo no podia dejar de verlo, de seguir cada uno de sus movimientos. Que envidia sentí de su esposa que podia tener un macho tan hermoso como él a la hora que ella quisiera. Pero aun  con semejante Machote, ella se había negado a enviarle las fotos que él le había pedido. Yo no podia creer que alguien le pudiera negar algo a un hombre como éste semental que yo tenia enfrente de mi.


Armando se desabrochó completamente su pantalón dejando al descubierto su enorme, suculenta y gruesa verga.
Una verga deliciosamente apetecible y que estaba semi erecta. Levanté mi mirada para verlo fijamente a los ojos y lo que él me dijo me dejó mudo...

--"Te he sorprendido mirándome muchas veces."

Yo agaché mi mirada sin saber qué decir, había sido descubierto.

Armando se acercó a mi y con su mano derecha tomó la mía para llevarcela hasta su verga.

--"Ando bien caliente y yo sé que a ti te gustan los hombres, te dicen José Mujer..."

Por unos segundos yo me quedé inmóvil y frío. Yo había escuchado a varia gente llamarme así, pero Armando nunca me había faltado al respeto. Yo retiré su mano de la mía y aunque me moría de ganas por estar con él, no supe qué hacer. Me sentí insultado. Armando se dio cuenta inmediatamente de mi reacción.

--"Yo no te quiero ofender, nunca lo he hecho." me dijo y volvió a tomar mi mano con la suya. "Pero mira como ando..." y me hizo que le diera un agarrón a su verga que ya estaba bien dura. Que rica sensación tener su verga tibia y erecta en mi mano. "Estamos solos, no hay nadie en la casa..."  me susurró al oído.

Y con la otra mano que tenia libre me tomó por la cintura para acercarme contra él.

--"Tienes un buen trasero, y ese shorts que traes puesto hacen que tus nalgas se la paren a cualquiera..." y me mordió la oreja.

Esta era la oportunidad perfecta para coger con el yerno de Don Enrique. Esta era la ocasión que no debía desaprovechar.  Desde que lo había conocido me había gustado, era un semental perfecto y yo me moría por estar con él.
Me tenia restregado contra su cuerpo y ya no podia seguir negándome a semejante placer. Seria estupido de mi parte negarme. Nadie en mi lugar lo haría.

--"Me gusta desde que lo conocí, desde aquella primera vez que Sara lo trajo a conocer la hacienda..." le confesé y él me dio un apretón de nalgas. Le había gustado mi respuesta.

--"Cuando estaba en la preparatoria me dejé chupar la verga por un primo de mi mejor amigo, es una de las mejores mamadas de verga que me han dado..." me confesó él. "Quiero que me la mames y me saques toda la leche que traigo guardada desde hace varios días." y me dio una nalgada. " Me la quieres chupar?"

--"Si quiero." le contesté al instante. Escuchar su respiración agitada me ponía más caliente de lo que ya estaba; el calor de su cuerpo me volvía loco.

--"Quítate la camisa..." me pidió y yo obedecí en el acto.

--"Acuéstate en la cama..." exclamé yo, y sin perder tiempo, Armando hizo lo que le pedí.

Con movimientos temblorosos tomé su hermosa verga entre mis manos, que rico trozo de carne tenia y estaba dura, bien dura.
Era grande,
era gruesa como me gustaban a mi.
DELICIA MONUMENTAL.

Era maravilloso escuchar los gemidos de aquel Macho por toda la habitación mientras yo le llenaba su verga de lamidas y lengüetazos. No me cansaré de decirlo: Que ricura de verga tenia y me estaba dejando que se la chupara!!!!

--Te gusta mi reata, Cabrón?" me preguntó mientras con su mano izquierda me jalaba la cabeza hacia abajo para que me metiera toda su verga en mi boca.

--"Gustarme es poco... me encanta." le contesté y me la volví a meter por la boca. Succionando, disfrutando, mamando, lamiendo y chupando.

--"Me está babeando la reata un chingo, hace mucho que no me pasaba es y es por esa manera tan exquisita de como me la estas mamando, Cabrón..."

--"Es que tiene una verga bien sabrosa..." le contesté y me le fui encima otra vez para devorar su pre semen, no debía ni quería desperdiciar aquel preciado liquido; eran los jugos mas ricos que yo había probado, jugo de macho, jugo de semental.

--"Aaahhhh... Que rico chupas, Cabrón... sigue así no pares... Oooooh.... si, así..." sus gemidos eran un estimulo para continuar comiéndome su verga. Armando jadeaba de placer y de calentura.

--"Que rico sabor de verga tiene..." exclamé yo sin poder creer lo que estaba pasando. Mis palabras le gustaban, así como a mi me gustaban las que él me decía. "Que envidia le tengo a Sara de ser la dueña de esta verga tan rica que Usted tiene..."

--"Por ahorita es solo tuya..." me dijo él arqueándose de placer sobre la cama. "Toda tuya...Ooohhh siiii... que rico chupas la verga, sácame toda la leche...." y de un movimiento natural me la ensartó toda y hasta el fondo por la boca, invadiendo mi garganta, pero no se detuvo hasta que me la tragué toda. "Cométela toda, Cabrón!!"

Y me empezó a coger por la boca, invadiendo una y otra vez mi garganta, yo me la tragaba toda.

--"Come verga hasta que llenes, Cabrón... si, así mero...Uufff que rico siento..."

No recuerdo cuantos minutos estuve comiéndome aquel delicioso trozo de carne, pero mi hambre por un Macho no se iba a llenar con solo mamar verga, yo quería ese trozo de carne llenando mi culo, pero no sabia cómo hacerle para que Armando me la metiera. Seguí de rodillas chupando y chupando. No podia dejar de mamar aquella verga que era mía por un rato. Me quité mi shorts sin dejar de atender aquel regalo delicioso que era lo que significaba para mi el momento que estaba viviendo al lado de Armando.

--"No pares, sigue comiéndote mi verga, Cabrón..." me ordenó cuando hice una breve pausa para recuperar fuerzas y tomar un poco de aire. Sus ruidos de placer me estremecían y me tenían con la calentura desbordada por todo mi cuerpo, con una mano le acariciaba su pecho firme y velludo, con la otra recorría lentamente sus piernas, haciendo que se le erizara la piel, haciendo que se volviera loco de placer, estaba cerca de alcanzar el climax, de venirse. Tenia las bolas llenas de leche. Yo quería toda esa leche para calmar un poco mi sed y mis ganas de estar con un macho.

--"Quiero toda su lechita... deme hasta la ultima gota, Papito." le pedí yo. Sin ningún pudor ni recato, comportándome como la más puta de todas la putas.

--"Ya estoy cerca, si sigues así no voy a tardar mucho en venirme..." me dijo acelerando sus metidas y sacadas sobre mi boca y mi garganta. "Tienes una manera de chupar que deberías darle unas clases a mi mujer." me dijo

Y en cuestión de 1 o 2 minutos Armando se vino adentro de mi boca, un abundante y tibio liquido salado pero delicioso fue el premio, el trofeo que yo recibía de tremendo machote que era Armando. Me bebí toda su leche. Ricura de leche.
Ricura de Macho.
Su cuerpo se estremeció de pies a cabeza.
Se hizo un silencio.
Su respiración agitada hacia eco con la mía.

El silencio continuaba. Armando no decía nada, ni tampoco se movía, yo tampoco sabia que decir; pero si supe que hacer, me dejé llevar por mis instintos y le di un beso a su verga, haciendo que él se estremeciera.
Finalmente él se movió y se sentó a la orilla de la cama. Se me quedó viendo fijamente a los ojos.

--"Te encueraste mientras me la mamabas... sé que estas bien caliente, tienes la verga dura." me dijo abriendo sus piernas y tomándome por el cuello me metió entre ellas. "Yo no mamo verga..." exclamó en voz baja pero sin dejar de mirarme.

--"Yo no quiero que me la mame, yo lo que quiero es que me la meta por atrás..." le dije sosteniéndole la mirada. Sus ojos brillaban. Vi el morbo, la lujuria y la perversion en su rostro.

--"Nunca se la he metido a ningún hombre, pero te he visto con tus pantalones apretados y tienes buen trasero... y con ese short que traías puesto mostrabas todo el culo, Cabrón..."

--"Mi culo quiere su verga..." le aseguré yo poniéndome de pie. Armando no dejaba de mirarme. Me di la vuelta para que me viera el trasero ahora completamente desnudo; él me dio varias nalgadas.

--"Ahora entiendo porque te dicen José Mujer... por atrás tienes mejor cintura y nalgas abultadas que ya quisieran muchas mujeres." y me volvió a nalguear. "Se me esta poniendo dura otra vez." me dijo y me tomó por la cintura para acercarme a él. Me sorprendió y me estremecí cuando su bigote rozó mis nalgas. "Tu piel joven y tersa es delicada y suave."

--"Pero mi cuerpo aguanta verga mejor que una mujer... haga conmigo lo que quiera para que vea que si aguanto..." le dije restregándole mi trasero en su cara, Armando me mordió ambas nalgas y yo casi aullé como aúllan las perras cuando andan en brama.

--"De ésto no puedes hablar con NADIE. Me meterías en serios problemas." me advirtió.

--"A mi no me conviene perder mi trabajo, nunca diré nada." le contesté mientras él me mordía otra vez las dos nalgas.

--"Eres bien pinche putito, pero tienes el culo para conseguirte la verga que quieras."

--"La unica verga que quiero es la suya."

Armando me abrazó por atras y me aventa sobre la cama y de un movimiento audaz quedó arriba de mi, su aliento a cerveza me calentaba, me derretía.

--"Verga quieres y verga te voy a dar, Cabrón."

Armando me lubricó mi agujero con su saliva y la mia, dedeando, abriendo camino, yo estaba bien caliente y no fue ningún problema tenerme listo para metérmela. Me hizo aullar de placer con su manera de prepararme el culo.

--"Me he cojido a varias putas por el culo y tu vas a ser el primer hombre al que se la meta..." me dijo mientras jugueteaba con su verga que estaba dura otra vez. Ricura. Sabrosura.

--"Mi culo le va a gustar más, porque yo si le voy a aguantar que me la ensarte toda."

--"Se te abre y se te cierra, tu culito ya esta listo para que se la meta."

--"Si... ya no me haga esperar..." le pedí yo casi en una suplica.

Armando me escupió el culo varias veces y lentamente me la fue metiendo, al principio me dolió, porque era una verga grande, pero él fue paciente y poco a poco me la metió.

--"Que rico se siente... Uff estas bien estrecho, Cabrón..."

Nuestros cuerpos se fueron complementando de una manera sorprendente, su fuerza contrastaba con la mía, su dominio sobre mi era perfecto y yo adoraba someterme ante un Macho como Armando.
Me dejé hacer todo lo que el quería hacerme, me movía a su total voluntad. Me la metía y me la sacaba con perfecta sincronía.
Yo estaba en el cielo. Porque así tenia que ser el cielo.
Dos cuerpos satisfaciendo uno al otro.


Parecía un sueño, pero no lo era.
Estaba en la cama con Armando, el yerno de Don Enrique.
Me estaba destrozando el culo, me estaba cogiendo como nunca yo lo hubiera podido llegar a imaginar.

Era obvio que en su casa la esposa no le deba el sexo frecuente y apasionado que necesitaba. Eso me quedaba claro. Porque estaba taladrando mi culo sin tregua alguna, sin cansarse, sin pausa, sin vacilación.
Me tenia abrazado mientras me embestía a vergazos y con cada una de sus embestidas me abrazaba más fuerte y me susurraba groserías que me calentaban bastante.

--"Eres como las perritas callejeras, que van provocando a los perros dejando sus orines en donde pueden, hasta llevarlos a un rincón para que se las claven, así eres tu al andar casi encuerado por toda la casa provocando, porque esa ropa que traías puesta era para provocar a mi suegro y a mi... a mi no me vas a engañar"

Sus palabras sucias me excitaban demasiado.

--"Su suegro es un hombre muy interesante y cualquiera como yo daría lo que fuera por estar con él." le contesté mientras me seguía dando verga como un desquiciado, haciendo que la cama rechinara con cada clavada que me daba.

--"Pero mi suegro ya esta viejo y no le gustan los hombres... a mi tampoco pero un culito es un culito y después de unas cervezas todos se vale..." me dijo y me la metió mas hondo y mas fuerte.

--"Don Enrique está mayor pero se ve que es un tigre en la cama..." le dije con voz ronca de placer, hacia tanto que no me la metían así de duro y de fuerte.

--"Yo soy más macho que mi suegro y mañana cuando no puedas caminar de la destrozada de culo de hoy, lo vas a comprobar..." y me agarro del cabello mientras continuaba sus embestidas fuertes y feroces, decidido a dejarme bien claro que él era más macho y mejor amante que su suegro.

--"Asiiii... dame mas duro, papito.... Ooooh siiii..." grité yo sucumbiendo ante aquel Semental que me estaba atacando el culo sin piedad. Era el ataque más delicioso del universo.

--"Yo se que nos traías ganas a mi Suegro y a mi... te sorprendí infinidad de veces mirándonos, sobretodo la entrepierna." y me dio una leve bofetada, como castigo por andar mirando los paquetes de su suegro y el suyo.

--"A los dos se les veían tremendos paquetes debajo del pantalón... se me hacia agua la boca nomas de verlos."

--"Y el culo se te abria imaginando que te lo íbamos a reventar a vergazos...."

Armando continuó bombeando, sacando y metiendo su verga haciendo que yo gritara de placer y de lujuria.
Nuestros cuerpos estaban empapados de sudor de tanto movimiento, de la manera bestial con que estábamos cogiendo.
Un volcan en erupción imposible de apagar.

--"Quieres mi leche en tu agujero?"

--"Si, demela toda, vacíe su carga de leche adentro de mi culo..." le contesté apretando su verga con los músculos de mi culo, haciendo que él lanzara gemidos de gozo y placer. "Quiero hasta la ultima gota, Papacito..."

--"Eres bien goloso, Cabrón..." me dijo acelerando sus metidas y sacadas de verga, asegurándose de que con cada embestida mi cuerpo se estremeciera y yo tocara el cielo y las estrellas. Armando era un Macho en toda la extension de la palabra y sabia coger, moverse como tigre en sus dominios, marcando territorio y yo quería que me marcara con sus mecos, que me llenara de leche el culo hasta que se vaciara completamente adentro de mi.

--"Si... asi deme mas duro, mas duro y no pare hasta que me llene el culo con su leche... quiero toda su carga blanca..."

--"Te la voy a dar toda, Cabrón...tu culo apretadito y chiquito está sediento y lo voy a llenar con mi leche..." exclamó Armando subiendo aun mas de intensidad sus clavadas de verga.

--"Oh si, Papito... sigue así dándome duro y sin parar...." le pedí yo trastornado de deseo y calentura. "Más duro, más durooooo... siiii asíiiii...."

--"Eres un pinche putito que se vuelve loco con una verga adentro de su agujero..." me susurró al oído  y luego me mordisqueó la oreja. "Estoy a punto de venirme."

Yo me empecé a jalar mi verga, Armando aumentó la fiereza de sus embestidas. Los dos estábamos a punto de chorrearnos, de explotar.
Nuestros gemidos y jadeos hacían unísono con los rechinados de la cama.

--"Aqui te va toda mi leche, pero esta vez por el culo, te lo voy a llenar hasta que te escurra, Cabrón...."

Y juntos explotamos en una abundancia de semen, de leche preciada.
Que experiencia indescriptible era venirse al tiempo que te taladraban el culo, era lo máximo y yo lo estaba viviendo con un hombre de ensueño.

--"Ooohhh siiii.... que ricoooo chorrearme adentro de ti...." exclamó Armando restregándome contra su cuerpo con una fuerza brutal.

Mi semen llenó su pecho y era como un pegamento que unía nuestros cuerpos de manera sublime.

--"Si llega a necesitar una boca o un culo donde chorrearse, no dude en buscarme..." le ofrecí yo guiñando el ojo.  "Siempre dejo la puerta de mi cuarto sin llave..."

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1 SEMANA DESPUES...

Después de aquella buena revolcada que me había dado Armando, todo siguió como antes entre nosotros, él era el yerno del dueño y yo el empleado.
Yo no podia quitarme de mi mente cada momento vivido a su lado aquella noche de Domingo, noche de borrachera para él y de una deliciosa cogida para mi.
No sé si él recordaba la oferta que le había hecho yo aquella noche:

"Si llega a necesitar una boca o un culo donde chorrearse, no dude en buscarme..." 
 "Siempre dejo la puerta de mi cuarto sin llave..."

Quizá no la recordaba porque no había venido a mi cuarto a buscarme o quizá era muy pronto para repetir la experiencia conmigo. Quizá había sido locura de una noche solamente. Pero yo no podia dejar de pensar en él.
Tampoco podia borrar de mi mente la imagen de Don Enrique desnudo en las regaderas. De cierta manera había saciado mis ganas de estar con su yerno, pero no se me había dado la oportunidad con Don Enrique y cada vez que lo veía era más difícil disimular mi atracción por él. Porque aunque Armando me gustaba, Don Enrique me trastornaba, me desquiciaba y hacia que mi sangre me hirviera de deseo, un deseo que jamas antes había sentido.

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Era una tarde del Jueves, cuando yo estaba terminado de limpiar la recamara de Don Enrique para la próxima visita de su esposa y sus hijas, cuando lo vi entrar, era muy temprano para que EL estuviera de regreso en la casa.

--"Pasó algo?" le pregunté yo. Estaba pálido y sudando.

--"Traigo fiebre. Hace días me corté una pierna con un alambre de una cerca y pensé que era algo sin importancia, pero aparentemente se me infectó, fui a ver al Doctor y me dio unos antibióticos para curarme." me contestó EL y me acerqué para ayudarlo a que se recostara en su cama.

--"Esta ardiendo en fiebre." exclamé yo cuando le pasé una mano por su frente, como lo hacia mi mamá cuando yo me enfermaba.

--"Tengo mucha calor..." me dijo desabrochándose la camisa. "Voy a estar bien, me tomé dos pastillas cuando llegué; el doctor me dijo que se me va pasar en un rato."

Don Enrique estaba enfermo pero yo no pude evitar deleitarme con su pecho descubierto.

--"Necesita algo?" le pregunté yo.

Era un hombre fuerte y muy independiente, no le gustaba que nadie le ayudara, no le gustaba depender de nadie.

--"Una jarra de agua con mucho hielo..." me pidió y yo salí rápido de su recamara para ir a la cocina a buscar lo que me pedía.

Cuando regresé, Don Enrique estaba recostado sobre su cama, completamente desnudo y se había quedado dormido.
Me le quedé viendo por varios segundos, que guapo era y que cachondo se veía desnudo sobre su cama, estaba sudando, tenia la temperatura corporal bien alta;
por estar de morboso y lujurioso no me había fijado que tenia la parte de su pierna derecha, arriba de la rodilla vendada.
Cuándo se había herido??

Dejé la jarra de agua con hielo en uno de los buros al lado de la cama. Lo seguí observando, era un hombre entre los hombres. Se veía tan vulnerable, ardiendo de fiebre, pero a la misma vez su imponente masculinidad le brotaba por cada parte de su cuerpo.

Fui al cuarto de baño de su recamara y remojé una toalla con agua fría y se la puse en la frente, para ayudarlo a que le bajara la temperatura.

Algo estaba mal conmigo porque no podia dejar de mirarlo, de recorrer su cuerpo desnudo de arriba a abajo, mi verga estaba alborotandose.
Era la hora de preparar la cena. Contra mi voluntad bajé a la cocina. Yo quería quedarme a cuidar a Don Enrique, pero EL estaba dormido, se había tomado su pastilla, yo le había puesto la toalla con agua fría, solo quedaba esperar a que la medicina y el remedio dieran resultado.

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Cuando volví al cuarto de Don Enrique, todo estaba en completa oscuridad. Encendí una de la lamparas que estaba a cada lado de la cama.
Don Enrique seguía profundamente dormido, pero la temperatura parecía haber regresado a la normalidad.
Y no podia dejar de mirarle la verga, estaba semi erecta. Que Cosa tan rica!!

Le retiré la toalla de su frente.
Tuve que hacer un esfuerzo enorme para no inclinarme a darle un beso en los labios, esos labios de Macho tan provocativos que tenia.
Era de noche y todo estaba en silencio. Le puse llave a la puerta.
Apagué la lampara.
Me subi a la cama. Esta noche yo me iba a quedar a cuidar a mi patron, EL no me lo había pedido, pero a mi me nacía hacerlo.
La luz de la luna se filtraba por las 2 enormes ventanas de la habitación. A lo lejos se escuchaba el aullido de los coyotes.
Cerca de mi estaba Don Enrique completamente desnudo, era fascinante ver como la luz de la luna iluminaba su cuerpo de semental, su verga erecta hizo que se me hiciera agua la boca.
Me estaba muriendo por chuparcela. Cerré mis manos en dos puños para tratar de controlarme. Don Enrique seguía dormido pero con la verga bien parada.
Era una misión imposible quedarme dormido con semejante tentación a mi lado.

--"Te la quieres poner en la boca?"

Pensé que lo estaba soñando, pero Don Enrique se había despertado; yo estaba tan ocupado viéndole la verga que no me había dado cuenta de que me había descubierto.

--"Yo...." me quedé mudo unos segundos sin saber que contestar.

--"Pensé que lo había imaginado cuando los dos estábamos desnudos en las regaderas, pero ahora que te encuentro en mi cama... que te metiste a mi cama mientras yo dormía, me queda claro lo que buscas..." me dijo Don Enrique en voz baja y frotándose la verga. "Acércate" me ordenó.

Yo me movî sobre la cama de manera provocativa, acercando mi cuerpo al suyo.

--"Yo sé lo que tu haces por ahi a escondidas..." me dijo y abriendo mis piernas con su cuerpo grande y fuerte para subirse arriba de mi. "Quieres mi verga en tu boca?" me volvió a preguntar.

--"Si..." era la única respuesta que yo le podia dar.

--"No se lo puedes decir a NADIE." me pidió y se movió sobre la cama con cuidado pero con rapidez  a pesar de que traía una pierna lastimada, era obvio que estaba mejorando, que la medicina había surtido su efecto. "Chupamela".  exclamó cuando se había acomodado enfrente de mi, con su verga erecta. Una verga que pedía atención y yo se la iba a dar.

--"Es la verga que mas he soñado con probar..." le confesé yo.

--"Pruébala entonces.... Pontela en la boca..."
Y en la boca me la puse, agarré sus huevos con mis manos para acariciarlos y la punta de su verga con mis labios y mi lengua.
Don Enrique hizo unos sonidos que indicaban placer; y eso que solamente le estaba chupando la cabezita de su verga. El corazón me quería explotar de la emoción.

--"Aaahhhh....." gemidos de hombre caliente, de Macho en celo.

Se la empecé a mamar lentamente, con suavidad mientras le acariciaba los huevos logrando que se estremeciera. La luz de la luna iluminaba la escena, nadie en la hacienda podia imaginar lo que estaba sucediendo en el cuarto de el patron.

--"Me gusta como me la estas chupando... Cométela toda.... hace mucho que nadie me la chupa..."

Los pelos de los huevos de Don Enrique me hacían cosquillas en mi cara, pero esa sensación erotica  me puso más caliente. Aumenté el ritmo de mis lengüetazos, los dos estábamos ardiendo de fiebre, pero una fiebre del deseo que nace del morbo, de la necesidad de ser tocado, atendido.
Mi mamada sobre aquella hermosa verga fue subiendo de velocidad haciendo que Don Enrique se fuera consumiendo de ganas y de calentura.
Abandonandose al placer mas grande y antiguo del universo.
Ese placer se lo estaba dando yo con mi boca, con mis labios. Aquel Macho Sabroso estaba rendido ante mi.
Pasaron varios minutos donde me di gusto saboreando, disfrutando y devorando la verga de mi Patron; EL estaba tan caliente y necesitaba encontrar un alivio que me tomó por el cuello y la cabeza para acelerar mis movimientos orales y en cuestión de segundos me estaba cogiendo por la boca con decision y urgencia.

--"Quisiera que éste momento durara bastante... que rico se siente tener mi verga adentro de tu boca..." exclamó Don Enrique, yo sabia que no iba a tardar en venirse.

La verga de Don Enrique estaba toda, completamente toda adentro de mi boca y mi garganta, mi saliva me escurría por la comisura de mis labios hasta resbalar por mi barbilla y mi cuello.
Yo no podia hablar porque tenia la boca llena, llena de verga, pero quería decirle muchas cosas, decirle que el momento no podia dura mucho tiempo, pero sin embrago SI podíamos repetir muchos momentos así.

Don Enrique empezó a moverse dentro de mi boca con mas fuerza y en cuestión de segundos leche calientita caía sobre mi lengua y mi boca.
Era tanto semen que Don Enrique me llenó la cara, pero yo no iba a desperdiciar ni una gota de su leche, con los dedos me la metí a la boca para tragármela toda.

--"Lo que acaba de pasar aquí no se lo puedes decir a nadie..." me ordenó en voz baja.

Yo no respondi porque tenia la boca llena de leche.

--"Ya me siento mejor... me voy a dar un baño." me dijo mientras se alejaba de la cama. "Puedes irte a tu cuarto a descansar."

Yo salté de la cama y antes de caminar hasta la puerta, me acerqué a EL.

--"Si llega a necesitar una boca o un culo donde chorrearse, no dude en buscarme..." le ofrecí susurandole al oído.  "Siempre dejo la puerta de mi cuarto sin llave..."

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2 DIAS DESPUES....

Era de noche, estaba cayendo una tormenta impresionante, desnudo parado enfrente de mi ventana observaba como los árboles se estremecían con el viento y las ráfagas de lluvia.

Hacia mucho que no llovía de ésta manera. El ruido estruendoso de la tormenta me había despertado.
Era de madrugada. Todos dormían.
Mañana llegaban la esposa de Don Enrique y sus hijas.

El ruido de alguien tocando a la puerta de mi cuarto aceleró mi corazón.
Acaso era Armando que había recordado mi oferta??
O acaso era Don Enrique??
Yo estaba encuerado, siempre dormía sin ropa...
Yo estaba listo para recibir a cualquiera de los dos...


C O N T I N U A R A??????

24 comments:

  1. Y cuando sale la segunda prte del Rachero

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  2. maravilloso relato. envidio al José, pero admiro más a los patrones jejejeje dichosos ellos

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  3. Yo tambien quisiera conocer a jose me gusto tu foto tambien me gustaria agarrarlo como lo hizo armando

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  4. Me gustaria saber si jose tiene face y de donde es.

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  5. Pero que delicia de relato!!!ya quiero leer la continuacion de la historia😍😚

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  6. Tus relatos siempre me ponen full y me proyecto

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  7. Quiero el otro ������

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  8. amo tus relatos me gustaria conocerte se puede? je

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  9. Bastante eroticos y deberad se le para la verga leyendo estod relatos

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  10. Fabulasa la primera parte q cacohondo me dejas

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  11. Segunda vez q lo leo y m calente igual a la primera vez

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  12. Que rico relato me gustaría tener unas cogidas así

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  13. Muy interesante y cachonda historia

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  14. Wow todos deseamos unos machos varoniles así!!!

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  15. 🐽🍆💦🙈🍆🍆🍆😈😈🍑🍑

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